24ও
Tiempo después de que los Seo dejaron el castillo, decidieron establecerse en un pequeño local que encontraron disponible en el pueblo. La señora Seo pudo pagarlo con lo ahorrado durante todos sus años trabajando para la realeza, pero en algún momento, ese dinero iba a terminarse.
A medida que Changbin fue creciendo, la señora Seo siempre trató de darle lo mejor con lo que tenía, y con los ingresos casi terminándose, fue que surgió la idea de la panadería. Al principio fue difícil, enseñarle a su hijo fue caótico, pero después de un tiempo logró que aprendiera lo necesario. Poco a poco el negocio se hizo conocido dentro del pueblo, manteniéndose así entre los humanos para no levantar sospechas. Muchas criaturas habían sido expulsadas a la fuerza del pueblo, y aunque era peligroso quedarse ahí, la señora Seo no se sentía capaz de irse al bosque con su hijo siendo solo un niño y sin un lugar en el cual quedarse. La panadería sería la fachada perfecta.
Al cumplir los dieciocho años, Changbin empezó a hacerse cargo del negocio porque su madre pasaba más tiempo afuera, en el bosque. Nunca le gustó la idea de que su madre saliera sola y que además, no lo dejara ir tampoco. Era curioso, quería saber lo que había afuera de los límites del pueblo, conocer a más como él, pero siempre ella le recordaba el peligro que podría haber. De todas formas, empezó a escaparse sin que ella se diera cuenta.
Desde ahí, su vida se fue en picada.
Sabía que las criaturas mágicas estaban prohibidas en el pueblo de Windhall, por lo cual, era demasiado cuidadoso con lo que hacía, trataba de no llamar la atención cuando se escapaba al bosque y se transformaba en lobo. Muchas veces su madre le advirtió que hacerlo era peligroso y que además, podrían castigarlo por eso. Pero al ver la luna tan brillante y el clima tan cálido, no pudo evitar salir y disfrutarlo; dejó salir a su lobo y corrió libremente entre los árboles del bosque hasta acercarse al castillo sin darse cuenta de que algunos soldados y cazadores estaban por ahí. Al identificarlos, corrió en dirección opuesta, tratando de perderlos y regresar, pero al parecer, supieron seguir muy bien su rastro hasta que lograron acorralarlo.
Estaba asustado, demasiado asustado porque no quería ser atrapado. Definitivamente, su madre iba a estar destrozada. Estuvo a punto de convertirse en su forma humana para rogarles que lo dejaran ir y convencerlos de que no volvería a estar tan cerca del castillo, pero de repente, su madre apareció, también en su forma de lobo. Él sabía que había llegado a ayudarlo, así que sin dudas huyó mientras ella los distraía, siendo más rápido esta vez hasta que por fin llegó a su hogar sin ser atrapado.
Con el cansancio en todo su cuerpo, volvió a su forma humana, dejándose caer en el suelo sin fuerzas o energías, todavía con mucho miedo. Esa noche esperó a su madre despierto, no fue capaz de dormir sabiendo que ella seguía afuera.
Pero luego de esa noche, no la volvió a ver.
Noche tras noche, Changbin salía a buscarla con la esperanza de encontrarla, recorriendo cada vez más territorio que no conocía del bosque, conociendo así a Félix por un tiempo y luego a Seungmin. El tiempo pasó hasta que cumplió veinte años, las esperanzas de encontrarla viva se habían esfumado, no le quedó de otra más que suponer lo peor.
Con veintidós años ya era perteneciente a uno de los grupos de traficantes más conocido del bosque, utilizando la panadería de su madre en una guarida en la cual acoger a sus compañeros y guardar toda su mercancía gracias a su fácil acceso hacia ambos lados de Windhall, obteniendo así un sustento extra de su negocio inicial.
Todo estuvo yendo bien, con veinticuatro años hacia muy bien su trabajo, y a pesar de que su local estaba ahora más concurrido por las criaturas mágicas que lo usaban como acceso para el pueblo, supo mantenerse con la guardia baja y sin problemas.
Hasta ese día.
La mañana estuvo tranquila hasta que por la tarde, un grupo de soldados con el rostro casi cubierto totalmente apareció frente al mostrador.
Normalmente, los soldados no iban por el pueblo en grupos tan grandes, ni siquiera pasaban por su local. Y fue eso lo que lo puso alerta, casi a la defensiva.
-Bienvenidos, ¿les puedo ayudar en algo?-Changbin saludó, escuchándose lo más tranquilo que pudo.
Tenía un muy mal presentimiento.
-Buscamos a Seo Changbin-dijo el que iba al frente, viéndolo con seriedad.
-Soy yo-respondió, también con expresión seria.
Hasta ese punto, sabía que no era nada bueno por lo que lo estaban buscando.
-Tenemos órdenes del rey para revisar este local. Además, al ser una criatura mágica, queda detenido a la espera de que el rey realice una decisión por no atender a las prohibiciones que establece la ley en cuanto a su naturaleza-el soldado se acercó a Changbin, decidido a retenerlo.
Changbin sintió su cuerpo tensarse completamente, por primera vez después de mucho tiempo, tuvo miedo. Su primera reacción fue retroceder, mientras los soldados no estaban lo suficientemente cerca, corrió hacia la puerta trasera que dirigía al sótano y cerró con seguro, esperando que eso los detuviera algunos segundos en lo que le avisaba a sus compañeros que debían irse de inmediato.
Bajó las escaleras sin mirar atrás cuando escuchó fuertes golpes, deduciendo que estaban tratando de tirar la puerta hasta que llegó al sótano.
-¡Los soldados están aquí!-gritó-¡Debemos irnos ya!
Su grupo de amigos reaccionaron de inmediato, sobresaltándose al escuchar algunas explosiones y pisadas que iban acercándose con rapidez.
-Mierda, están aquí-Yeonjun corrió con los demás hacia el vivero subterráneo en donde tenían la mercancía, cerca de la puerta que daba hacia el bosque-¡Dejen todo y vámonos! ¡No podemos detenernos ahora!
Seungmin abrió los ojos en sorpresa y cubrió su cabeza con sus manos de manera automática al escuchar las explosiones tan cerca, su corazón latía con fuerza contra su pecho sin poder reaccionar mientras el caos pasaba a su alrededor. Vio a todos correr con desesperación, pero no veía a Changbin por ningún lado.
Sintió ganas de llorar.
-Seungmin, vamos, no te quedes ahí-Changbin tomó su mano y lo hizo avanzar rápido hacia la salida, casi arrastrándolo porque no podía seguir muy bien su paso.
Con mucho miedo, Seungmin corrió y vio como a lo lejos, algunos de los amigos de Changbin corrían en direcciones distintas para no se atrapados con facilidad.
Los soldados siguieron destruyendo el lugar, incluyendo las armas y todos los productos de venta ilegal que había ahí abajo. Grande fue su sorpresa al encontrar un acceso directo hacia el bosque desde ahí.
-¡Vayan tras ellos!-ordenó el que iba al frente-Usen armas si es necesario, matarlos será mucho más convenientes que llevarlos como prisioneros.
Los soldados asintieron y corrieron tras las criaturas mágicas que estaban huyendo. Mientras tanto él inspeccionaba el lugar con más detenimiento, encontrándose con que en efecto, Seo Changbin estaba metido en cosas ilegales, traficando armas y artefactos prohibidos, además de confirmar que era una guarida y acceso para criaturas mágicas.
Algo que era totalmente prohibido dentro del pueblo.
-Señor, ¿qué hacemos con todo lo que hay aquí adentro?-preguntó uno de los soldados.
-Destruyan todo este lugar y cierren esta entrada como puedan-ordenó con dureza-Ninguna de esas cosas volverá a pasar hacia el pueblo.
El soldado asintió y cuando todos salieron hacia el bosque, una serie de explosiones resonó con fuerza, dejando el lugar entre una montaña de escombros imposibles de mover, cerrando de una vez por todas el único acceso que había desde el bosque hacia el pueblo.
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Hace un par de días, Jeongin había llegado a la mansión. Minho había sido amable con ellos, ayudándolos e incluso dándoles una habitación en donde quedarse, pero después de esa noche en la que Seungmin los ayudó y curaron las heridas de Chan, no volvió a verlo. Félix le comentó que ahora, Minho estaba pasando por un mal momento y que por lo tanto, se la pasaba encerrado y sin intenciones de entablar alguna conversación con alguien.
Jeongin no sabía a detalle sobre la situación entre Minho y Jisung, sin embargo, debido a su comportamiento, supuso que había sido algo realmente malo. Cuando se encontró con Jisung no tuvo tiempo para preguntarle, pero si que pudo notarlo cansado y con menos peso que antes.
Estaba siendo difícil para todos, estaba seguro de eso.
-Jeongin...
Jeongin elevó la mirada rápidamente hacia la cama, viendo a Chan removerse con cierta dificultad, pero con más facilidad que el día anterior; su recuperación estaba siendo más rápida de lo que creyó.
-¿Por qué estás tan lejos?-preguntó con el ceño fruncido, sentándose sobre la cama-Si vamos a compartir habitación, tienes que estar aquí, a mi lado.
Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Jeongin antes de acercarse a la orilla de la cama.
-Estás lastimado, ¿puedes solo descansar sin hablar tanto?-habló en voz baja, apenas tomando su mano.
-No puedo hacer eso-negó, viendo sus heridas vendadas-Igual, me siento mejor ahora.
Jeongin agachó la mirada y soltó un fuerte suspiro.
-Van a matarte si sigues dejando que te lastimen así-empezó a hablar sin mirarlo-Estas dos veces ha sido muy peligroso... No quiero que mueras por mi culpa.
-Eso no va a pasar-rio por lo bajo-He vivido por mucho tiempo y seguiré viviendo mucho más, no vas a librarte de mi. Así que quita esa cara y relájate-se acomodó mejor sobre la cama, siseando por el leve dolor en su cuerpo-Solo quédate a mi lado.
Jeongin se rindió, Chan nunca lo escuchaba cuando se trataba de un tema serio, en cambio, le pedía simplemente quedarse con él, aunque fuera en silencio. A veces no comprendía porqué se comportaba así, tampoco comprendía porqué eso removía sentimientos en él a pesar de que no eran nada más que solo amigos con derecho, porque ese era el título que se dieron desde el principio. Sin embargo, después de convivir tanto tiempo juntos, tuvo que suponer que en algún momento sus sentimientos escalaran a otro nivel.
Tenía miedo de esos sentimientos ahora que estaban presentes.
Se mantuvieron en silencio durante un rato hasta que escucharon alboroto fuera de la habitación. Jeongin se bajó de la cama y se asomó al pasillo. En las escaleras logró ver a Félix subiendo rápidamente, de seguro en busca de Minho.
-¿Qué es lo que pasa?-preguntó hacia el pelinaranja, deteniéndolo.
-Changbin... Todos están allá abajo-balbuceó, siguiendo con su camino sin decir más.
Estaba claro que no entendió lo que estaba pasando, por lo que decidió entrar a la habitación nuevamente para avisarle a Chan.
Por otro lado, Félix llegó a la habitación en donde Minho estaba, tocó desesperadamente la puerta hasta que Minho la abrió.
Minho lo vio con el ceño fruncido al notarlo tan afligido.
-Minho... Debes bajar, Changbin está allá abajo con todos los demás.
-¿Qué hacen aquí?
-No sé muy bien, pero es importante, dijeron algo sobre los soldados.
Minho salió de inmediato y se dirigió con pasos rápidos hacia el salón principal de la mansión siendo seguido por Félix quién se sentía al borde del colapso. Odiaba escuchar cosas sobre los soldados, recordándole una vez más que no estaban seguros y que jamás volverían a estarlo.
Al llegar en donde todos estaban reunidos, lo primero que Minho notó fue a Seungmin sentado en el sofá totalmente ido y nervioso. Changbin notó su presencia y se puso de pie rápidamente, era la primera vez que entraba al hogar de Minho.
-Perdón por venir así, sé que no permites que otros entren-se disculpó cuando estuvo cerca-Pero no sabíamos hacia donde ir.
-¿Qué pasó? ¿Por qué están todos aquí? -vio a los demás, notándolos igual de nerviosos.
-Los soldados del castillo encontraron el acceso secreto y lo destruyeron-agachó la mirada y luego la dirigió hacia Seungmin con cierta tristeza al verlo tan asustado-Estaban armados y usaron explosivos. Fueron por mí directamente.
-¿Están todos bien?-suavizó su expresión, luciendo un poco preocupado ahora.
-No-Changbin negó con la cabeza-Algunos de mis amigos no lograron alcanzarnos... Mingi, Asahi, creo que los atraparon-mordió su labio inferior, manteniéndose fuerte ante el pensamiento de que algo malo les haya pasado-No pudimos mantenernos juntos mientras huíamos... De alguna manera se dieron cuenta de que soy un hombre lobo y de que escondíamos toda nuestra mercancía en el sótano.
-¿Pero cómo? Hemos utilizado ese lugar por meses y no hubo problemas. Has estado ahí por años.
-De seguro fue el idiota del príncipe Hwang-comentó con dureza Yeonjun, recordando sus roces con Hyunjin. No confiaba en lo absoluto en él-No le agradamos porque somos criminales.
-No creo que Hyunjin haya hecho eso-comentó Félix con timidez.
-¿Tú qué sabes? -Yeonjun soltó, frunciendo el ceño.
Félix no pudo decir nada más, no entraría en discusión por defenderlo. Tal vez le mintió y jugó con él, pero algo muy dentro de él no creía que fuera capaz de algo así, menos si muchas vidas estaban involucradas.
-¿Qué tal si fue Jisung?-sugirió con sospecha San, obteniendo la atención de todos.
-No-negó de inmediato Changbin-Todos aquí sabemos que Jisung fue el primero en ayudar cuando tuvo la oportunidad de hacerlo y nunca se opuso a nuestro negocio a pesar de que sabía que hacíamos-recordó. No cualquiera habría arriesgado su vida metiéndose en su escondite sabiendo que se involucraba con criaturas peligrosas-Les aseguro que no fue él-se negaba a siquiera considerarlo.
-Yo que tú no confiaría demasiado-agregó Minho casi en voz baja.
-Como sea-interrumpió Heeseung-¿Qué si fue uno de ellos? No podemos hacer nada, mientras tengan a los soldados de su lado, estamos en desventaja.
-Yo creo que deberíamos empezar a defendernos...-Seungmin habló por fin-Minho es el heredero legítimo de Windhall, podemos hacer que tome el poder otra vez.
-Seungmin-Minho lo detuvo, haciéndole entender que no siguiera hablando.
-No me voy a callar, Minho-negó, poniéndose de pie para mirarlo de frente-Estamos hartos y desesperados, ¿no crees que es hora de que por una vez las cosas estén a nuestro favor? No hacen más que matarnos para mantenernos afuera del pueblo.
-No entiendo-Changbin se acercó-¿El heredero de Windhall?
Minho suspiró, cerrando sus manos en puño ante la mención de su verdadero título. Odiaba dar explicaciones, más si eso involucraba su pasado.
Todos se mantuvieron en silencio a la espera de una respuesta lógica a lo que Seungmin estaba diciendo, hasta el sonido de los portones de metales llamó su atención.
-Son soldados-avisó Félix con voz temblorosa, alejándose de las ventanas-Son varios, Min, más que la última vez-un nudo se formó en su garganta.
Minho vio a su alrededor, pensando en las posibilidades que tenían de ganar, reduciéndolas a ninguna. No es que fuera pesimista, pero considerando que Félix era un hada de jardín y que tenían a un vampiro lastimado, las oportunidades de defenderse con éxito de todos esos soldados eran casi nulas.
Todos se mantuvieron en silencio, escuchando atentamente los sonidos del exterior, todos alertas a cualquier tipo de ataque.
-¡Las ventanas!-gritó Minho cuando escuchó el primer golpe.
Félix cayó al suelo debido al impacto del explosivo, cubriendo su cabeza del montón de vidrios cayendo sobre ellos. Más explosivos sonaron alrededor de toda la mansión, dejando huecos en las paredes lo suficientemente grandes para darles acceso al interior.
Minho ayudó a Félix a ponerse de pie, haciéndolo reaccionar.
-Vayan todos al tercer piso, a la última habitación-ordenó, empujando a Félix para que subiera las escaleras-Ve por Jeongin y Chan, llévalos también.
Con lágrimas acumuladas en sus ojos, Félix asintió, haciéndole señas a los demás para que lo siguieran hacia donde Minho había indicado.
Mientras tanto, Minho se quedó en el primer piso de la mansión, atento.
-Nos encontramos de nuevo.
Minho identificó al soldado, fue uno de los que hace tiempo había perseguido a Félix hasta ahí, acusándolo de haber asesinado a otros soldados; creyó haberlo hecho entender que no debía regresar, ¿por qué estaba ahí otra vez?
-No saben lo que acaban de hacer-su voz había cambiado completamente, sonando profunda y aterradora.
El soldado apenas dio un paso hacia atrás, recordando como se había transformado en una bestia la última vez que se vieron.
-Hace mucho debimos destruir este lugar.
-No voy a dejar que lo hagan, este es mi hogar-levantó el mentón, sintiendo su sangre hervir en furia.
El soldado sonrió con burla, apuntándolo con una de sus armas.
-¿Qué relación tienes con el príncipe Jisung y por qué ha estado viniendo a aquí?
La mención de Jisung lo hizo tensarse, ¿de eso se trataba, entonces?
-El príncipe Jisung no tiene nada que ver conmigo-aseguró.
-El rey está preocupado, ordenó eliminar cualquier obstáculo, y eso te incluye a ti, a Changbin e incluso, a Jisung.
Ciertamente eso no debió importarle, pero no podía evitar alarmarse porque eso significaba que Jisung también estaba en peligro.
Sin dar una respuesta, Minho se acercó en un rápido movimiento y empujó con fuerza al soldado, logrando que soltara el arma. Ante esa acción, más soldados se acercaron, listos a dispararle en el momento justo, pero al momento que presionaron el gatillo y las balas salieron en su dirección, estas rebotaron de inmediato yendo en dirección a los soldados, causando que todos cayeran de golpe. Minho miró a su alrededor hasta que su oscura mirada se encontró con Seungmin, acercándose con un semblante serio.
-Estas bajo un hechizo protector-le hizo saber en voz baja-Así que apresúrate a acabar con ellos, sabes que debes hacerlo.
Minho asintió y Seungmin corrió a la habitación más cercana, necesitaba estar a solas para poder llevar a cabo su hechizo y que funcionara por un rato, el suficiente para darle tiempo de sacarlos a todos.
-Váyanse ahora-ordenó, clavando sus afiladas garras en la piel del hombre.
-Si vas a matarme, hazlo-respondió con dificultad, sosteniéndole la mirada-Voy a morir por el rey si es necesario, le fallé una vez y no pasará de nuevo.
Otra explosión retumbó en la mansión, destruyendo la parte trasera. Minho soltó al soldado sin cuidado alguno al darse cuenta de que todo el lugar estaba cayéndose poco a poco.
Por un momento se quedó en blanco, dejando de lado su parte humana para darle paso a su lado más inhumano y salvaje, dejándose llevar por todo su enojo y rencor.
-Está bien, si eso quieres-susurró hacia el soldado, dándole una sonrisa antes de clavar profundamente sus garras en su garganta por completo, viéndolo morir lentamente mientras se ahogaba en su propia sangre.
Más soldados aparecieron, rodeándolo, viendo con temor como su líder yacía muerto en el suelo hasta que uno de ellos empezó a disparar en su dirección sin importar que las balas no estaban dañándolo. Minho sonrió, acercándose a ellos con la intención de atacarlos.
-Nos vamos-uno de ellos retrocedió, respirando con dificultad, sirviendo de distracción para los demás soldados que lograron subir las escaleras, dándoles tiempo-No nos mates-fingió estar asustado, animando a sus demás compañeros para que imitaran sus acciones.
Minho siguió acercándose hasta que dos cuerpos sin vida cayeron por las escaleras, obteniendo la mirada de todos en esa dirección.
-Estos idiotas estaban rondando los pasillos del segundo piso-apareció Jeongin, limpiando la sangre de sus labios sin apartar la mirada del grupo de soldados frente a Minho-No podía dejarlos pasar, lo siento-sonrió con sarcasmo, parándose a un lado de Minho.
-¿Jeongin?-uno de ellos lo reconoció, sorprendido por encontrarlo ahí, luciendo como un vampiro peligroso-Tú no debes estar aquí... Eres amigo del príncipe.
Aprovechando la distracción, un soldado disparó hacia él, pero este fue más rápido y esquivó la bala, tomándolo por detrás para clavar sus colmillos en su cuello, alimentándose de su sangre. Más disparos sonaron a su alrededor, pero ninguno logró lastimarlo lo suficiente para hacerlo apartarse. Se movió con agilidad y rapidez sin soltar al soldado y terminó de drenar su sangre por completo, dejándolo caer sin vida.
Al ver que su armamento no lograba hacerles daño, los soldados se dieron la vuelta y huyeron sin más opciones, dejando caer algunos explosivos para distraer los antes de alejarse completamente.
Minho se quedó quieto en su lugar, viendo que su mansión ahora estaba destruida junto a su jardín lleno de escombros. Sus manos temblaron y su respiración se agitó. Con preocupación subió las escaleras hasta llegar al tercer piso, dirigiéndose con desesperación hacia la habitación del fondo, con brusquedad abrió la puerta, casi arrancándola.
-¡Félix!-llamó, encontrándolo en un rincón con los ojos cerrados, cubriendo sus oídos y con Changbin a su lado.
Cuando lo vio a salvo, pudo respirar con tranquilidad. Sin poder mantenerse más tiempo en pie, cayó al suelo de inmediato, viendo sus propias manos volver a la normalidad y al sentir su cuerpo débil, empezó a llorar con fuerza, sacando el cúmulo de emociones que estaban estancadas en su pecho.
-Maté a alguien-susurró sin dejar de ver sus manos-Lo maté... Su cuerpo está sin vida allá abajo.
Soy un asesino, soy un asesino, soy un asesino... Se repetía una y otra vez sin dejar de llorar. La sensación de haber matado a alguien era realmente devastadora, más no se arrepentía, y era eso lo que más le asustaba.
Sintió la mano de Félix en su hombro, dándole un suave apretón para demostrarle apoyo, sacándolo de sus pensamientos.
-Gracias-se acercó Heeseung, agachándose frente a él, rompiendo el silencio-Gracias por ayudarnos a pesar de que no tenías la obligación de hacerlo.
-Te ayudaremos a pelear contra los reyes si eso deseas-se ofreció Changbin-Si realmente eres el heredero, vamos a ayudarte.
Minho elevó la mirada hacia los presentes. Podía notar la valentía y la esperanza en ellos, como si esa fuera su última oportunidad para obtener de regreso todo lo que les arrebataron. No iba a negar que la presión era realmente abrumadora, tener que estar al frente y defender a los demás era más de lo que podía manejar, sin embargo, como príncipe, era algo que debía hacer por su pueblo, porque las criaturas mágicas eran parte de ello.
Cerró los ojos con fuerza, alejó todo el miedo, limpió las lágrimas de su rostro y se llenó de fuerzas para ponerse de pie.
-Voy a recuperar mi reino-dijo con la voz quebrada-No vamos a pasar por esto de nuevo, no seguiremos perdiendo a más dels nuestros.
Sería difícil, enfrentarse al reino significaba enfrentarse a Jisung también. No estaba seguro de cómo manejaría sus sentimientos, su traición dolía demasiado en su corazón y su amor por él seguía presente a pesar de todo, sin embargo, eso no significaba que quisiera tenerlo en su vida, de una u otra manera eliminaría por completo lo que sentía por él.
Los Han no iban a quitarle nada más, estaba decidido a pelear.
☾ ⋆*・゚:⋆*・゚: 𝘣𝘭𝘶𝘦 𝘳𝘰𝘴𝘦𝘴 : ⋆*・゚: .⋆
Holi~ ya sé, me tardé, pero mi celular se arruinó y tuve que repararlo, además de que me llené de muchas tareas😭 espero que les guste, gracias por seguir aquí apoyando :3
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