22ও
Jisung corrió sin parar hasta llegar a la panadería de Seo Changbin, entró al local y se dirigió directamente hacia la puerta que dirigía al sótano. Hizo lo posible por no ser descubierto por las personas, pero a decir verdad, su ropa lo delataba completamente y era inevitable que algunos vieran con extrañeza al príncipe de Windhall correr así por el pueblo.
Pero a Jisung no le importaba eso ahora, sus obligaciones como príncipe no eran importantes.
Tocó varias veces la puerta del sótano escondido bajo la panadería de Changbin hasta que fue atendido por alguien a quién no veía desde hace un tiempo.
—Oh, que agradable sorpresa—Seungmin le sonrió.
—Dime que viste a Minho pasar por aquí—sonó desesperado y ver la tranquilidad de Seungmin lo ponía nervioso.
—¿Entonces ya se dio cuenta?—fingió estar sorprendido—Fue más rápido de lo que creí, ¡no han pasado ni dos horas!
—No estoy para esto, realmente necesito saber si Minho pasó por aquí.
—No pasó por aquí—respondió directamente, haciéndose a un lado para dejarlo pasar—Al menos no hace poco.
—De seguro pasó por los límites...—se dijo a sí mismo antes de empezar a caminar hacia el otro lado.
—Sabes, Changbin dijo que no me metiera en sus asuntos—empezó a hablar, causando que Jisung se detuviera para darse la vuelta y verlo—¿Recuerdas que te dije que había alguna manera de romper la maldición de Minho?—Jisung asintió en silencio—Eras tú, Jisung.
—No entiendo...—dijo en voz baja, preocupándose cada vez más.
—La maldición de Minho está relacionada con sus sentimientos, su tristeza y amargura lo condenó a estar encerrado dentro de la mansión sin oportunidad de salir hasta que apareciste tú.
Jisung sabía por donde estaba yendo todo eso. El hecho que a Minho el sol ya no le hiciera daño y que ya no se transformara era debido a que sus sentimientos estaban controlándose, era porque había encontrado en él la calma.
—Sé que sabes a qué me refiero... Esto que le hiciste pudo haber derrumbado todo, ¿estás consciente de eso ahora?—Seungmin se cruzó de brazos, viendo como su expresión cada vez se tornaba más herida—Minho deseó por mucho tiempo encontrar una manera de dejar de ser el monstruo del que todos hablan y temen, pero ahora no podrá dejar de serlo.
—Yo no quise...—un nudo se formó en su garganta, siéndole difícil seguir hablando.
—Pero lo hiciste.
Jisung agachó la mirada, avergonzado por sus acciones. Seungmin tenía razón, era totalmente su culpa, si Minho volvía a ser alguien rencoroso y lleno de tristeza sería completamente su culpa, y para ser honesto consigo mismo, no sabía cómo lidiar con ese hecho.
—Iré a buscarlo—susurró—Tengo que explicarle...
Seungmin se encogió de hombros y se dio la vuelta, no tenía nada más que decirle. No tenía la intención de hacerlo sentir mal, pero pensar en cómo estaría Minho simplemente lo llenó de tristeza, especialmente por todo lo que le pasó desde pequeño, algo de lo que Jisung también estaba consciente.
Jisung por fin salió al bosque y corrió en dirección a la mansión, teniendo el fuerte presentimiento de que podría encontrarlo ahí. No le importó mucho ser silencioso, tampoco le importó lastimarse con algunas ramas en el camino, su único objetivo era llegar hasta Minho, no quería que todo su esfuerzo se cayera por culpa de sus mentiras.
Esperaba que no fuera demasiado tarde para arreglarlo.
Cuando llegó a la mansión encontró el portón abierto, entró al jardín delantero a paso rápido, buscando alguna señal de que Minho pasó por ahí, y pudo confirmarlo al ver algunas flores destruidas casi en la entrada de la mansión, recordando que era parte del ramo de flores que Minho llevaba en sus manos. Su corazón dolió fuertemente, causando que algunas lágrimas se deslizaran por sus mejillas. Se agachó y tomó entre sus manos la rosa azul, tocó sus pétalos y sintió tristeza, tristeza porque Minho le hizo eso a algo que cuidaba con su vida.
Tomó los pétalos que pudo y los guardó en uno de sus bolsillos, pensando en guardarlos como el recuerdo de algo especial a pesar de que todo había salido mal.
Momentos después, se dirigió a la puerta principal de la mansión con lentitud, temiendo a lo que podría suceder. Tan pronto entró, sintió el frío del lugar, logrando causarle escalofríos, todas las luces estaban apagadas sin rastros de Minho, pero un fuerte golpe lo hizo sobresaltarse, llamando su atención. El sonido provenía de arriba, así que sin detenerse a pensarlo demasiado, subió las escaleras hasta la habitación de Minho, sin embargo, él no estaba ahí.
Frunció el ceño, preguntándose en donde más podría estar, concluyendo en que tal vez, podría estar en la habitación que una vez le mostró y le dijo que era su favorita.
Caminó a través del pasillo hasta que llegó, la puerta estaba entreabierta y se asomó, pero no vio nada más que oscuridad.
—Minho...—llamó cuando entró a la habitación, sintiéndose temblar a sí mismo.
No obtuvo respuesta, pero siguió caminando al interior, dándose cuenta de que todo estaba hecho un desastre, los muebles estaban rotos y habían muchas cosas tiradas descuidadamente en el suelo, incluyendo la máscara que Minho siempre usaba. Caminó hasta acercarse al balcón, por fin logrando ver algo desde la oscuridad, suponiendo que era él.
—Minho—volvió a llamar—Sé que eres tú... Por favor, hablemos.
Minho sintió un escalofrío recorrer su cuerpo entero al escuchar su voz, más no se movió, se mantuvo en su lugar sin reaccionar de ninguna manera. Su rostro seguía húmedo por las lágrimas y su garganta dolía de tanto gritar. En ese momento su voz simplemente no salía.
Jisung se acercó lo suficiente, debatiéndose sobre qué tan cerca podía estar. Podía admitir para sí mismo que temía de la inevitable reacción de Minho, sin embargo, no quería huir, no se sentía en peligro tampoco.
Aún así, no sabía qué hacer.
—¿Por qué no dijiste nada?—Minho preguntó después de un largo silencio, manteniéndose en la misma posición sin mirarlo.
No quería verlo.
Un fuerte escalofrío recorrió el cuerpo de Jisung al escuchar su voz, sonando tan diferente y profunda, apenas dándose cuenta de que Minho no estaba en su forma humana. Trató de no sonar asustado, por lo que carraspeó antes de responder:
—Al principio no creí que fuera necesario decirte quién era y-
—¿No lo creíste necesario?—interrumpió y rió a secas, cerrando sus manos en puño—Después de decirte todo sobre mí y de mi familia, ¿no lo creíste necesario tampoco?—se dio la vuelta, viéndolo al fin.
Jisung dio un paso hacia atrás de manera inconsciente al encontrarse con sus ojos totalmente negros y vacíos, su cuerpo siendo iluminado únicamente por la luz de la luna que entraba por el balcón, notando apenas su piel llena de venas y sus garras afiladas.
Ver su rostro descubierto sin su forma humana era extraño.
Siempre le dijo que no le temía, pero ahora era diferente, podía sentir lo enojado y triste que estaba por su culpa.
—Si te decía, ibas a odiarme—la voz de Jisung se quebró, sintiéndose al borde de las lágrimas—No pensé que todo llegaría tan lejos.
Minho volvió a reír sin una pizca de gracia, totalmente sorprendido y dolido.
—No sé qué me duele más—agachó la cabeza, otra vez, las lágrimas cayendo en sus mejillas—De verdad creí que era importante—murmuró, su pecho doliendo con fuerza ante ese hecho—Yo solo... Yo solo quería dejar de sentirme tan miserable. Fui un idiota al creer que alguien como yo podría tener esa suerte.
—Por favor...
—¿Qué más hay que explicar?—cerró de nuevo ambas manos en un puño, la impotencia recorriéndolo—Eres el hijo de los asesinos de mis padres... Eres el príncipe de Windhall y vas a casarte con Hyunjin, ¿eso no era lo suficientemente importante? ¿qué más debía ser para decírmelo?
—No quería perderte—confesó Jisung, agachando la mirada sin dejar de llorar—Sabía que te perdería si te decía quién era.
—El que termina perdiendo todo siempre soy yo—apartó la mirada, regresando poco a poco a su forma humana, bajando lo guardia—Perdí a mis padres, perdí mi hogar, pusieron una maldición en mi que no me deja ser normal y ahora... Ahora ni siquiera puedo tenerte a ti.
Decirle en voz alta fue aún más doloroso. Ya no quería sentir dolor, tampoco quería sentir enojo o rencor, estaba harto de todos esos sentimientos, estaba harto de que su felicidad fuera efímera. Tal vez nunca debió permitirse ser feliz.
—Cuando te conocí yo ya sabía que debía casarme con Hyunjin—Jisung habló, tratando de acercarse, pero Minho simplemente retrocedió, alejándose—No creí que fueras a gustarme tanto. Después, cuando me enteré de lo que hicieron mis padres, sentí mucha culpa y con más razón quise ocultarlo... Por favor, entiéndeme.
Minho se quedó en silencio, otra vez sintiendo la mezcla de sentimientos acaparándolo; ¿qué se supone que debía entender? No podía pensar en nada más que en el dolor dentro de su pecho, el nudo en su garganta que no le permitía hablar correctamente, ¿quién lo entendía a él entonces? Tenía el corazón roto, Jisung iba a casarse y aún así permitió que se enamorara, Jisung sabía sobre su pasado y aún así le ocultó quien era, ¿a dónde se suponía que iban? Él siempre sería el monstruo que tendría oculto en el bosque para no asustar a nadie, Jisung nunca dejaría el castillo para quedarse con él porque sería el rey de Windhall.
Se regañó a sí mismo por ser tan estúpido, incluso hablaron sobre cómo se sentía por haber perdido su lugar como príncipe de Windhall sin saber que estaba frente al nuevo heredero.
Su cuerpo empezó a cambiar de nuevo, su respiración se volvió pesada y se obligó a sí mismo a dejar de llorar.
Jisung no lo volvería ver llorar, Jisung no lo vería débil otra vez.
—Vete—pidió con voz dura y profunda—Vete y no regreses.
—No me pidas eso—negó con la cabeza, buscando algo más que decir que sirviera para calmar la situación, pero no tenía nada más, sus razones no eran suficientes para aliviar el dolor de Minho, no eran suficientes para convencerlo—Quiero quedarme contigo.
Eso logró enfurecerlo, estaba cansado de las mentiras.
—¡Vete de aquí!—gritó esta vez, sobresaltando al pelinegro—¡Ya no eres bienvenido!
Debido a su propio enojo, rompió una de las ventanas de la habitación con su mano, esparciendo todos los pedazos por el suelo, asustando mucho más a Jisung quién sollozó del miedo y se apartó.
Era la primera vez que Minho se mostraba así de violento directamente con él.
—¡Estás haciéndote daño!—exclamó Jisung al ver la mano de Minho con rasguños y con sangre—Por favor, detente—suplicó.
—¡Eso no te importa!—respondió de la misma manera. Se acercó a él y su expresión se tornó completamente seria, ya no había tristeza, ahora se veía vacío, sin emociones—No te acerques más a mi hogar. Ni tú, ni Hyunjin volverán a acercarse a esta mansión, ni a mi jardín y tampoco a Félix, es lo único que me queda y no vas a arruinarlo también.
La forma en la que Minho le habló le causó escalofríos, su voz sonaba demasiado imponente y su aspecto era de nuevo el de un monstruo. Jisung no pudo seguir insistiendo, eso solo empeoraría las cosas porque Minho no estaba en condiciones de seguir hablándolo, pero, ¿iba a lograr algo de todas formas? Lo dudaba, se había equivocado, lo había lastimado de la peor forma y obtener su rechazo era suficiente castigo.
¿Ahora cómo podría arreglarlo?
Sin tener nada más que hacer, Jisung se dio la vuelta y caminó hasta salir de la habitación. Tan pronto estuvo afuera, las puertas se cerraron con fuerza tras él, escuchándose apenas los sollozos de Minho al otro lado.
Por otra parte, Minho se deslizó hasta sentarse en el suelo a un lado de todos los muebles rotos, importándole muy poco el desastre en el que estaba. En ese momento sólo quería llorar hasta poder sacar todo sin ningún tipo de interrupción, en ese momento sólo quería desaparecer.
Otra vez, su mundo se volvió negro.
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Cuando Félix vio a Minho correr, no pudo seguirle el paso e ir tras él. En ese momento todo parecía ser demasiado confuso, como si no pudiera asimilar realmente lo que acababa de pasar.
En busca de huir del montón de personas, Félix se hizo paso entre éstas sin prestarles demasiada atención, simplemente pasando a un lado y sin un rumbo fijo, hasta que después de un rato, logró salir de ahí, sintiéndose menos sofocado. Solo necesitaba sentarse un momento y tomar aire para relajarse aunque sea un poco.
—¡Félix!
Siguió caminando sin detenerse, sabía que si se volteaba empezaría a llorar vergonzosamente. Se sentía realmente estúpido.
—Félix, espera.
Un agarre alrededor de su muñeca lo hizo detenerse de golpe, recién dándose cuenta de que seguía dentro del castillo en uno de los pasillos. Se dio la vuelta, por fin enfrentando a la persona que estuvo llamándolo, ahora sintiéndose indefenso y avergonzado bajo su mirada.
—¿Qué quieres?—batalló internamente para que su voz no sonora quebrada, pero falló rápidamente.
—Yo... —Hyunjin no sabía cómo decirlo, nunca tuvo que dar explicaciones de sus actos o cuando se equivocaba, pero frente a Félix no podía simplemente pasarlo por alto, era la primera vez que lamentaba lastimar a alguien—Lo siento, Félix.
—¿Por qué te disculpas?—sonrió falsamente, apartando el nudo que se había formado en su garganta al mismo tiempo que se soltaba de su agarre—Creo que... Creo que no teníamos nada importante, ¿cierto?—dolió, darlo por hecho dolió.
—¿Tú crees eso?—Hyunjin estaba sorprendido, mas no le creía.
—Es decir... Supongo que no me debes nada—murmuró, apartando la mirada con cierta pena. ¿Cómo pudo ser tan idiota?—Solo estoy un poco sorprendido, esto de que Jisung y tú estén juntos y sean príncipes simplemente... Simplemente es increíble.
—Jisung y yo no estamos juntos—negó de inmediato, no dejaría que pensara que estuvo jugando con él de esa manera a pesar de que al principio esas fueron sus intenciones—Estamos obligados a casarnos, eso es todo.
—Aún así—Félix no pudo contener más las lágrimas, dejando escapar un suave sollozo—Aún así dejaste que sucedieran cosas entre nosotros sin decírmelo, así que supongo que tus intenciones no era quedarte conmigo.
—Perdóname, Félix—Hyunjin puso una expresión herida en su rostro, buscando desesperadamente su mirada, sin embargo, Félix estaba evitándolo—Dejé que las cosas se fueran demasiado lejos contigo y no supe como detenerlo.
—Ibas a dejarme de todas formas—darse cuenta de esa realidad dolía mucho en su pecho. Nunca había sentido un dolor igual.
Hyunjin tomó sus manos con la esperanza de que Félix no se negara, y sintió un poco de alivio cuando éste elevó su mirada hacia él. Sus ojos llorosos y su nariz levemente roja simplemente rompieron su corazón, el momento al que tanto le estuvo huyendo por fin había llegado y ahora no sabía cómo enfrentarlo debido a su propia cobardía.
—Me gustas, Félix, sé que lo sabes—confesó. Entrelazó sus dedos con los del menor y creyó que podría obtener una respuesta positiva ante su confesión, pero Félix seguía viéndose igual de triste—Para mi no es fácil decirlo, pero sé que sabes que no todo fue mentira.
Félix guardó silencio un momento, no supo como reaccionar, nada de lo que dijera ahora podría hacerlo sentir mejor.
—Ahora solo me importa Minho—ignoró sus palabras, apartándose hasta romper todo tipo de contacto—Tú y yo no tenemos nada más de qué hablar, creo que fue suficiente—limpió sus propias lágrimas y respiró hondo—Gracias por acercarte a mí—sonrió en medio de las lágrimas y se alejó sin despedirse.
Hyunjin no fue tras él, no pudo hacerlo, no cuando no tenía nada mejor que decir, no cuando no podía prometerle algo mejor. Lo vio desaparecer al doblar al final del pasillo y no pudo contenerse más.
Por primera vez estaba llorando por alguien.
Ahora podía ver el daño que había causado, no sólo a Félix, sino a todas las personas con las que se involucró en algún momento de su vida. Estaba enojado consigo mismo, ¿cómo pudo perderlo con una estupidez así? Se suponía que Félix sería uno más en su lista de conquistas, uno más con quien se acostaría y no volvería a ver, pero después de conocerlo simplemente no pudo detenerse a sí mismo de buscarlo, ni siquiera fue necesario tener sexo con él para querer pasar las noches a su lado; sus besos, su voz, todo él fue suficiente para cautivarlo.
Pero ahora, ¿cómo le explicaba todo lo que estaba sintiendo?
No tenía más oportunidad para hacerlo, Félix ya no estaba.
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Cuando Félix pasó por el acceso secreto de Changbin trató de ignorar completamente los comentarios de Seungmin, entendía que se sintiera celoso, sin embargo, no era razón para comentar su situación ni para meterse, no cuando su objetivo era hacerlo sentir mal.
"—Te lo dije, Hyunjin seguramente estaba con Jisung, y así fue, ¿no es así?"
En ese momento no dijo nada al respecto porque a decir verdad, no fue mentira. Eso lo hizo pensar en que él lo sabía, y si lo sabía él, entonces Changbin también, aunque eso era lógico, Jisung y Changbin eran grandes amigos, además, Changbin vivía en el pueblo, él incluso sabía que ambos eran príncipes.
Se sintió como un completo idiota, muchos de seguro se burlaron o sintieron lástima gracias a las mentiras de Jisung y Hyunjin.
Después de escuchar los regaños de Changbin hacia Seungmin, caminó hasta la puerta que iba directamente hacia el bosque, su mente distrayéndose ahora con Minho. ¿Cómo estaba Minho ahora? De seguro muy triste, otra vez triste.
Caminó a paso rápido hasta la mansión en medio del silencio, pero sus alarmas se encendieron al escuchar algunos pasos muy cerca. Con mucho temor corrió hasta uno de los troncos más grandes a las afueras de la mansión sin hacer ningún ruido; se asomó levemente y alcanzó ver a alguien pasar los portones, rápidamente reconociendo a Jisung.
Alcanzó escucharlo sollozar mientras salía, más no le importó, Jisung no era más su amigo, no quería verlo tampoco.
Estuvo a punto de salir de su escondite cuando escucho otros pasos tras el pelinegro y luego de unos segundos pudo reconocer a un soldado del castillo. Evitó moverse lo más que pudo, no quería ser visto por ninguno de los dos, pero, ¿qué hacía un soldado del castillo tan cerca de la mansión y yendo tras Jisung?
Se quedó quieto un rato hasta que no escuchó nada más. Con sigilo salió de su escondite y con mucho cuidado caminó por el jardín delantero, topándose con el ramo de flores cerca de la entrada, se agachó hasta recoger todos los pétalos, sintiéndose demasiado triste por lo que esas pobres flores sufrieron después de lo que pasó; las hizo a un lado y las amontonó sobre la tierra, esperando que de esa manera no volvieran a ser pisoteadas. Al terminar se acercó a la puerta de entrada, todo estaba muy silencioso y oscuro hasta que fuertes golpes y gruñidos llamaron su atención.
Corrió escaleras arriba, siguiendo el sonido hasta que logró llegar hasta la habitación que Minho había arreglado para Jisung. Pasó el umbral de la puerta y supo que nada estaba bien cuando se encontró con Minho destruyendo todo lo que había dentro. Lo observó por un rato en total silencio, evitando interrumpirlo hasta que Minho se cansó y se sentó a un lado de la cama, encogiendo sus piernas hacia su pecho sin dejar de llorar.
Félix se acercó lentamente para no asustarlo, pero Minho sintió su presencia.
—Quiero estar solo—pidió en voz baja sin despegar la mirada de sus manos pálidas y llenas de rasguños.
—No creo que eso sea lo mejor ahora—ignoró su petición, sentándose a su lado.
Minho no se opuso, solo se mantuvo en silencio por un rato hasta que poco a poco regresó a su forma humana totalmente. Se sentía mentalmente y físicamente cansado, había roto casi todo con la intención de sentirse mejor, pero sólo logró agotarse, además, transformarse tantas veces por tanto tiempo también era desgastante.
—Sus padres mataron a los míos cuando tenía diez años—empezó a hablar Minho. Félix lo vio, demasiado sorprendido con esa revelación—Jisung lo sabía y no me dijo nada—abrazó sus piernas con fuerza, buscando sentirse consolado de esa manera.
—Eso... No sabía nada de eso.
—Tampoco dijo que se casaría con Hyunjin—limpió bruscamente una lágrima que mojó su mejilla—Dejé que entrara a mi hogar, dejé que supiera mi pasado, dejé que supiera mis inseguridades, dejé que durmiera conmigo y viera mi rostro... Lo dejé hacer muchas cosas y él iba a irse. ¿Sigue siendo esto parte de mi castigo?—preguntó en voz baja.
—Nada es tu culpa, Minho—habló Félix—No fue tu culpa cuando eras un niño y no es tu culpa ahora tampoco... Confiamos en las personas incorrectas, ese fue nuestro error.
—Desde que lo conocí temí que se alejara... Yo no quería que se alejara, Félix, yo no quería.
—Lo sé—asintió—Tu sonrisa nunca fue tan genuina como cuando estabas con él.
—¿Qué hago ahora? No me gusta sentirme así.
—Tampoco sé qué hacer, Minho, lo siento.
Ambas situaciones eran diferentes, pero al mismo tiempo muy dolorosas. Que Minho mejorara tomaría tiempo, incluso temía que esta vez, las cosas nunca cambiaran. Ese era uno de sus miedos.
Minho no dijo nada más, se mantuvo viendo hacia el frente hasta que con los minutos logró cerrar los ojos, quedándose por fin dormido.
Esperaba soñar con algo bueno, algo que lo hiciera sentir mejor porque en su realidad ya no tenía motivos por los cuales volver a sonreír.
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Holi, iba a actualizar ayer, pero estoy llena de tareas y estoy en semana de parciales :'(. Espero que les guste :3
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