18ও
Cuando Minho despertó al siguiente día, una sonrisa se formó en su rostro junto a un leve enrojecimiento en sus mejillas cuando sus ojos se enfocaron en su acompañante. Jisung parecía dormir profundamente todavía a su lado, demasiado tranquilo y sin señales de querer despertar. Debido a la luz del exterior, Minho supuso que todavía era muy temprano, por lo que con mucho cuidado quitó las sábanas que lo cubrían y tomó la ropa tirada en el suelo para ponérsela, siendo lo más sigiloso que pudo para dejarlo descansar.
—¿Eres de los que se van sin decir nada?
La voz ronca de Jisung recién despierto lo hizo girarse hacia él con cierta timidez.
—Quería hacer el desayuno mientras dormías—explicó cortamente, obteniendo una sonrisa de su parte.
—Es un alivio, creí que solo estabas evitándome—tomó asiento sobre el colchón, dejando que la sábana que lo cubría se deslizara un poco, descubriendo un poco de su torso.
Automáticamente, Minho se dio la vuelta para no verlo, sintiendo otra vez sus mejillas calentarse.
—Voy a... Voy a salir para que puedas vestirte—le habría gustado escucharse menos avergonzado, pero simplemente no podía solo ignorarlo.
—Ahora no quieres verme—murmuró divertido—Está bien, dejaré que te vayas solo porque muero de hambre—accedió, siendo comprensivo sin hablar más del tema, entendía que Minho se sintiera de esa manera, incluso él estaba un poco apenado, solo que no quería demostrarlo.
Minho simplemente asintió y salió de su habitación, soltando un suspiro cuando pudo respirar con tranquilidad. El vago pensamiento de lo que había pasado hace unas horas lo hizo sentir extraño, más no fue un sentimiento desagradable, muy al contrario, el sentimiento era fuerte y latente, como si tuviera emoción retenida dentro de sí mismo y no pudiera sacarla completamente.
Nunca se había sentido así antes.
Un poco más tranquilo bajó las escaleras, siendo todo muy silencioso, pero al acercarse a la cocina pudo escuchar la risa de Félix. Caminó hacia ahí, encontrándose con el menor en medio de la preparación del desayuno mientras Hyunjin estaba a su lado, ayudándole.
—¡Buenos días!—Félix saludó al darse cuenta de la presencia de Minho—Hyunjin se quedó a dormir, lamento no haberte dicho antes, pero me dio sueño y me quedé dormido—sonrió apenado.
—Está bien—asintió, saludando a Hyunjin vagamente—Discúlpame a mi por haberte dejado tanto tiempo solo.
—¡No te preocupes por eso!—negó rápidamente—¿Cómo les fue?
—Creo que bien—dudó un poco, recordando todo lo que había visto en sus recuerdos, otra vez sintiendo esa pequeña punzada en su pecho—No es muy importante.
Trató de no darle importancia a su experiencia, en otro momento hablaría con Félix, por ahora, con Hyunjin ahí no quería decir nada.
—¿Y Jisung?—preguntó el más alto, atento a Minho.
—Vendrá en otro momento—apartó la mirada, acercándose al lavabo a lavar los trastes ya utilizados en un intento de no delatarse así mismo.
—¿Durmió contigo? No estaba en su habitación—preguntó, viéndolo ponerse nervioso.
—¿Cómo sabes eso? ¿Por qué entras a su habitación?—lo miró, entrecerrando los ojos hacia él.
—Es mi amigo—se encogió de hombros, haciéndose a un lado—Quería saber si estaba bien.
Minho iba a responder algo más, sin embargo, no podía molestarse, él hizo lo mismo con Félix anoche y también lo hacía de vez en cuando, por lo que no tenía nada porqué reclamar, al fin y al cabo, eran amigos también y por su propio bienestar, decidió pensar en que Hyunjin solo estaba siendo atento con Jisung porque eran cercanos, nada más.
¿Eso era sentir celos? Era otro sentimiento extraño.
Un rato después, Jisung apareció vestido y con el cabello húmedo, deduciendo que había tomado una ducha antes de bajar. Saludó a Félix y Hyunjin, manteniendo una corta, pero entretenida conversación con ellos mientras Minho estaba en silencio sin dejar de verlo, completamente inmerso, admirándolo.
Jisung era precioso.
El desayuno se mantuvo agradable, con los cuatro en la mesa, Minho ya no sentía que fuera demasiado grande, ahora todo se sentía un poco más acogedor con más personas ahí, la mansión ya no se sentía tan solitaria.
—Lo más justo es que Jisung se haga cargo de los platos—dijo Hyunjin al terminar su desayuno, haciéndolos a un lado.
—Puedo hacerlo yo—se ofreció Minho, levantándose de su silla con la intención de que no lo hiciera Jisung.
Jisung suspiró e imitó las acciones de Minho, recogiendo los platos sucios.
—Vamos, lo haremos juntos.
Minho asintió lentamente y ambos se alejaron del comedor en dirección a la cocina con todos los platos sucios.
—No debes hacerlo tú—habló Minho—No tienes que hacerle caso a Hyunjin, no me molesta hacerlo—se detuvo frente al lavo, acomodando los platos para empezar a lavarlos.
—A mi tampoco me molesta hacerlo—le sonrió, notando sus intenciones. Se acercó a sus espaldas y rodeó su cuerpo con sus brazos, apoyando su mejilla sobre su espalda.
Minho sintió su estómago cosquillear ante su cercanía, a gusto con la calidez del abrazo. Después de unos segundos, se dio la vuelta hasta estar frente a él, dejó un corto beso en su frente descubierta y le sonrió ampliamente, sintiéndose perdido en sus sentimientos por él. Con su dedo delineó lentamente desde su frente, pasando por su nariz hasta llegar a su mejilla con sumo cuidado, siendo delicado con su toque. Jisung cerró los ojos y se dejó llevar por el suave cosquilleo en su rostro sin dejar de rodear a Minho con sus brazos.
No eran necesarias las palabras, Jisung podía sentir lo que había entre los dos, ese sentimiento tan fuerte e inevitable. Su pecho dolió un poco, pero logró distraerse gracias al toque inesperado de los labios de Minho sobre los suyos. Suspiró de inmediato, abriendo un poco la boca para que sus labios se acoplaran con más comodidad. Minho cerró sus manos alrededor de su cintura sin dejar de besarlo, acercándolo a su cuerpo.
Jisung sonrió en medio del beso.
—Ahora si me besas—le dijo cuando rompió el beso.
—¿No quieres que lo haga?—hizo un puchero. Jisung no tardó en besarlo.
Ambos estaban en su mundo, perdidos en ellos mismos sin fijarse en su alrededor, y es que Minho estaba experimentando tantas cosas nuevas que no sabía como manejarlas y agradecía que Jisung fuera paciente y le regalara tanta confianza para poder ser él mismo sin tener que esconderse.
Cuando fue suficiente, la risa de ambos resonó en la cocina, volviendo cada uno a sus actividades en silencio.
Jisung podía notar que había más confianza en Minho a pesar de que la mayoría del tiempo se avergonzaba de sus acciones, pero también comprendía que era un proceso lento para alguien como él que nunca estuvo expuesto al mundo o a convivir con alguien más que no fuera Félix. Quería verlo mejorar, y el solo pensamiento le generaba mucha felicidad, sin embargo, no podía ignorar el problema en el que estaba metido junto a sus padres.
Si Minho terminaba odiándolo, estaría en todo su derecho de hacerlo.
Cuando por fin terminaron, decidieron ir con sus amigos al salón principal, pero no estaban ahí. Por un momento creyeron que habían salido o estaban en otro lugar de la mansión, hasta que escucharon voces en el jardín delantero. Minho se acercó a las ventanas a cerciorarse de que estaban ahí y que no eran los soldados otra vez, pero su preocupación se hizo presente al darse cuenta de que había alguien más hablando con Félix quien parecía estar al borde del llanto.
Tenía el presentimiento de que algo había sucedido.
Los dos salieron rápidamente hasta estar lo suficientemente cerca. La chica retrocedió un poco por inercia al ver a Minho acercándose, pero Félix tomó su muñeca y le pidió que se quedara, que nada malo iba a sucederle.
Minho no siguió avanzando al verla levemente asustada, por lo que se detuvo a unos metros con la intención de que no huyera.
—¿Qué pasó?—fue lo primero que Minho preguntó.
La chica, un poco temerosa se atrevió a verlo. Nunca lo había visto tan de cerca, había escuchado sobre él en muchas ocasiones por medio de Félix y otras criaturas del bosque, ambas versiones eran diferentes, pero jamás tuvo el valor de acercarse. Por como lo veía, parecía estar tranquilo, aun así, en su interior tenía miedo.
—Félix, ¿qué pasa?—volvió a preguntar.
Félix empezó a llorar sin sentirse muy capaz de hablar; Hyunjin a su lado se acercó y lo rodeó con sus brazos, dejando que llorara en silencio.
—Es sobre Sunoo y Minjeong...—la chica obtuvo la atención de Minho y Jisung cuando empezó a hablar—Los soldados... Los soldados los asesinaron en el territorio de las hadas—su voz se quebró por un momento. Respiró hondo y exhaló—Llegaron y crearon un caos, todos tuvimos que irnos, pero ellos no lo lograron.
Jisung estaba perplejo, sin palabras. Una cosa era tener a los soldados en los límites y otra muy diferente era atacarlos en sus zonas. Es como si quisieran adueñarse completamente del bosque así como lo hicieron del pueblo.
Hyunjin le dio un rápido vistazo a Jisung sin soltar a Félix, percibiendo en él la preocupación también de todo lo que estaba sucediendo porque ya no sólo era que las criaturas mágicas estuvieran en el pueblo de Windhall, ahora estaban buscando acabar con ellos sin razón alguna.
Eso era lo que creían, porque los reyes tenían muy claras sus intenciones.
—Escuché que dijeron algo sobre que los soldados irían tras los hombres lobos y las sirenas del río... Todos están asustados—siguió hablando la chica—Nadie sabe hacia donde ir.
—Vamos adentro, Félix necesita tranquilizarse—dijo Minho después de un corto y tenso silencio, caminando hacia la entrada de la mansión—Tú también puedes venir si quieres—le indicó a la chica quien con un poco de duda asintió.
Jisung y Hyunjin se quedaron atrás de los demás, dejando que pasaran ellos primero para tener un poco de privacidad.
—Regresaré al castillo—le dijo en voz baja cuando estuvieron los demás un poco alejados—Esto debe parar.
—¿Qué harás? No van a escucharte y lo sabes.
Estaba desesperado, Jisung necesitaba decir algo, necesitaba tomar las riendas por lo menos una vez en cuanto a los estragos en el bosque. Hyunjin tenía razón, sus padres nunca lo escucharon y nunca lo harían, a menos que llegaran a un acuerdo. Y por más que odiara hablar al respecto, ahora tenía algo con qué acorralarlos.
—Creo que sé cómo negociar con ellos.
—¿Qué clase de relación tienes con tus padres para tener que negociar?—preguntó sorprendido.
—Estamos lo suficientemente jodidos como para decir que tengo en mente algo con lo que los puedo amenazar si no ceden—sonaba un poco mal, estaba consciente de ello, sin embargo, las soluciones a las buenas no parecían funcionar.
—Te acompaño.
Jisung asintió y se adentró a la mansión, llegó al salón principal y Félix parecía estar inmerso en sus propios pensamientos con la chica a su lado mientras que Minho estaba parado a un lado sin dejar de verlos, también un poco pensativo.
—No importa ahora si estamos en el pueblo o no, siempre estarán tras nosotros—dijo Félix en voz baja con la vista en el suelo—¿Por qué lo hacen?
—Son unos idiotas—murmuró Minho, cruzándose de brazos—Hay muchas cosas por las que deben pagar, estoy harto.
—Estoy de acuerdo—asintió la chica, pasando un brazo alrededor de los hombros de Félix en señal de apoyo—El territorio de las hadas parece un desierto ahora, no hay nadie ahí. Nunca les hicimos nada, incluso accedimos a vivir en este bosque sin crear problemas cuando nos echaron.
—Por ahora lo mejor es que no salgan—suspiró Minho—Por lo menos aquí no vendrán en un tiempo.
—¿Y después de eso? —Félix levantó la vista hacia su amigo, todavía con los ojos cristalinos—¿Dónde más estaremos? Los demás reinos están demasiado lejos y dudo mucho que quiera aceptar a tantas criaturas mágicas.
—No te preocupes—habló Hyunjin, agachándose frente a él. Sostuvo su rostro con ambas manos y limpió las lágrimas con sus pulgares—Buscaremos la manera de ayudar con los humanos del pueblo—mintió y su interior dolió al ver la esperanza en sus ojos—No es mucho, pero algo podemos hacer desde ese lado, ¿está bien?
Félix asintió con una corta sonrisa que duró solo unos segundos.
—Hyunjin y yo no podemos quedarnos—Jisung le dijo a Minho cuando se paró a su lado, dejando a los otros en sus cosas—Pero vendremos pronto con alguna noticia.
—Está bien—asintió Minho sin dudar, tomando sus manos con suavidad sin ser demasiado obvio para los demás—Tampoco quiero que te arriesgues en el bosque... Lo mejor es que evitemos cualquier peligro. Si es posible, yo iré a visitarte, ¿puedo hacerlo?
—Eso sería arriesgarte también.
—Sé defenderme de los soldados, no creo que sea demasiado problema intentarlo... Claro, si eso está bien para ti.
Sin tener otra excusa para negarse, Jisung asintió. No sería pronto, eso estaba claro, todo seguía siendo muy reciente como para dejar la mansión y a Félix solo, por lo que tenía un poco de tiempo para encontrar un lugar en el cual poder recibirlo que no sea el castillo.
Jisung le dio un corto beso en los labios cuando todos estuvieron distraídos y lo abrazó con fuerza, despidiéndose de esa manera sin saber cuando volverían a verse, solo esperaba no tardar tanto.
Prometió que no dejaría pasar demasiado tiempo.
—Vamos, Hyunjin—llamó Jisung, obteniendo su atención y la de Félix, deduciendo que Hyunjin ya le había dicho que tenía que irse.
Hyunjin asintió, despidiéndose con un fugaz beso en su mejilla, haciéndolo sonrojar por el atrevimiento de hacerlo frente a sus demás amigos.
—Minho, ¿Eunha puede quedarse hoy?—preguntó el pelinaranja.
—No, no...—se negó rápidamente ella, levantándose de su asiento—No es necesario, yo-
—Si puede quedarse—respondió con tranquilidad Minho, interrumpiéndola—Ella puede decidir si hacerlo o no... Hay muchas habitaciones aquí sin usar.
—Gracias—sonrió débilmente Félix, tomando la mano de la mayor para que volviera a sentarse a su lado—Minho y Eunha estarán conmigo, pueden irse.
Jisung y Hyunjin asintieron con tristeza y salieron de la mansión luego de unos segundos, teniendo muy en cuenta que no sería fácil y de que estaban cometiendo un gran error.
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Jisung entró a paso rápido hacia el castillo sin importar si era visto por los guardias o no, por ahora eso era algo que lo tenía sin cuidado. Lo primero que hizo fue buscar a Jeongin, tenía que hablar con él para advertirle lo que estaba pasando, que incluso él estaba en peligro a pesar de ser un empleado del castillo. Caminó a través de los pasillos, perdiendo de vista a Hyunjin y se detuvo frente a la habitación de su mejor amigo.
Tocó varias veces y no obtuvo respuesta, aún así, esperó pacientemente.
—Jeongin ya no está aquí, príncipe Jisung.
—¿De qué hablas?—se giró hacia el guardia que habló a sus espaldas—¿En donde está, entonces?
El hombre suspiró cortamente antes de seguir hablando.
—Los reyes lo echaron al bosque junto al guardia Bang. Ellos están tras los ataques a los empleados dentro del castillo.
Jisung se tensó, le pidió muchísimas veces a Jeongin que fuera cuidadoso o que detuviera su momento de caza mientras las cosas siguieran así de delicadas. Lo desconocía totalmente, ¿en qué momento se convirtió en alguien tan violento? Cazar humanos estaba prohibido, se trataba de la vida de alguien más.
Estaba desconcertado y sumamente decepcionado de su mejor amigo.
Sin decir nada, se dio la vuelta y caminó hacia su habitación, sintiendo su pecho doler y un nudo en su garganta por las incontrolables ganas de llorar por no saber cómo manejar todo lo que estaba pasando a su alrededor, sin embargo, que los hayan echado era mucho mejor a que los hayan asesinado.
De todas formas no estaban libres de ese destino dentro del bosque.
—Chan no está—Hyunjin entró a la habitación del pelinegro sin tocar primero—Chan no está por ningún lado.
—Lo sacaron con Jeongin—respondió directamente Jisung sin mirarlo, cerrando los ojos con fuerza—¡Le pedí que fuera cuidadoso!—exclamó, caminando de un lado a otro con desesperación—¡Estuvo bien durante todo este tiempo y ahora lo echaron también!
Revolvió su cabello con frustración, dejándose caer sobre la orilla de su cama, escondiendo el rostro entre sus manos mientras intentaba tranquilizarse, solo debía pensar en soluciones.
—Por lo menos los dejaron vivir.
—Morirán de todas formas, están en el bosque, Hyunjin, si no tienen cuidado podrían ser atrapados y-
—Lo sé—interrumpió, acercándose hasta sentarse a su lado—Por ahora nuestra única opción es tu plan con tus padres.
Incluso salir a buscarlos sonaba como una pésima idea tomando en cuenta lo grande que era el bosque y lo peligroso que se había vuelto, realmente deseaba que Jeongin fuera lo suficientemente inteligente para tener cuidado y ser sigiloso a la hora de moverse dentro del bosque; estuvo viviendo por años dentro del castillo, no sabía qué tanto conocimiento tenía de lo salvaje que podría ser afuera.
—Busquemos a mis papás entonces—dijo después de un fuerte suspiro, poniéndose de pie.
No se tomó el tiempo siquiera de cambiar su vestimenta antes de buscarlos, en una situación así, lo que menos le importaba era como se veía o como lo vieran los demás, enfrentar a los reyes era el mayor de sus problemas por el momento.
Con Hyunjin a su lado, caminaron directamente hacia el salón de reuniones que es en donde estaban según los guardias. Su corazón latía muy rápido y en su cabeza se repetía una y otra vez lo que les diría sin dejar pasar por alto ningún detalle, necesitaba sonar lo suficientemente seguro para que no lograran persuadirlo.
—¿Jisung?—la reina elevó la mirada al escuchar la entrada del príncipe, notando inevitablemente la ropa que llevaba puesta, haciendo un gesto de desagarado.
Aunque los guardias les dijeron que no podía entrar, estaba claro que Jisung no iba a obedecer, no les importaba lo que estuvieran haciendo, iban a escucharlo, quisieran o no.
—Vete de aquí, por favor, estamos en medio de algo importante—dijo con voz tranquila el rey, elevando la mirada también hacia su hijo.
—Detengan ahora mismo los ataques dentro del bosque—demandó con voz dura, firme ante su peteción—Matarlos sin razón no está bien.
Los reyes le sostuvieron la mirada unos segundos antes de volver a lo que estaban, hablando en voz baja entre ellos, ignorándolo completamente, como si no estuviera ahí. Al rey le parecía absurdo que le estuviera pidiendo algo como eso, Jisung no comprendía lo que estaba sucediendo, no comprendía el riesgo en el que estaban y lo que estaba pasando dentro del castillo.
—Hablo en serio—Jisung volvió a hablar, interrumpiendo una vez más a sus padres—No les estoy pidiendo nada más que eso. Es más, nunca les pido nada—ahora su voz se escuchó desesperada, no quería llegar tan lejos, pero como siempre, sus padres dejaban de lado lo que él quería, ignorando sus deseos.
—Es por nuestro bien, Jisung—dijo la reina con voz suave, tratando de no llevar tan lejos la discusión que sabía que se aproximaba—Las criaturas mágicas quieren atacarnos, ¡son malos!
—¿No van a detenerlo, entonces?—preguntó, viéndolos a ambos con enojo.
—No—respondió de inmediato el rey—Ya puedes irte si eso era todo.
Los ojos de Jisung se llenaron de lágrimas, hizo ambas manos en puño y se acercó un poco más a la mesa en donde ellos estaban junto a algunos guardias. No sabía de qué estaban hablando, pero estaba casi seguro que era sobre las criaturas mágicas del bosque.
Tomó aire y exhaló. Su vida como príncipe terminó desde que descubrió la verdad, su vida como la conocía ya no estaba porque en realidad, todo fue una mentira inventada por sus padres.
Ellos no eran reyes y él tampoco un príncipe.
—Sé lo que le hicieron a los Lee—soltó sin rodeos y con voz clara, asegurándose de que lo escucharan.
Los reyes se miraron entre sí con cierta duda y miraron a los demás, tratando de guardar la calma para no delatarlos.
—Pueden irse, hablaremos de esto después—dijo el rey, pidiéndole a los presentes que abandonaran el salón para estar a solas con su hijo, el tema era completamente delicado y no iba a arriesgarse a que empezaran las dudas—Hyunjin, tú también puedes irte.
Hyunjin miró a Jisung y éste negó, dándole a entender que se quedara con él.
—Hablemos esto a solas, hijo—su madre se levantó y caminó hacia él. Intentó tomar sus manos, pero las apartó rápidamente sin dejar que lo tocara.
Los guardias salieron en silencio con expresiones confusas en sus rostros, pareciéndoles sospechosa la reacción de los reyes ante la mención de los Lee.
—Detengan los ataques en el bosque y déjenlos en paz, es lo único que estoy pidiendo—insistió cuando estuvieron solos.
—Hyunjin, vete—repitió el rey sin dejar de verlo. Pero Jisung tomó su mano y volvió a negar, pidiéndole una vez más que se quedara.
Eran sus padres contra él, necesitaba algo de apoyo para no sentirse tan vulnerable ante ellos que eran tan imponentes. Eran asesinos después de todo, y aunque eso significaba que Hyunjin se enterara de la verdad, no le importaba en lo absoluto.
—No sigas pidiendo que se vaya porque no dejaré que lo haga.
El rey suspiró sonoramente y sonó sus sienes.
—Este no es momento para hablar sobre eso. Además, cualquier cosa que hayas escuchado, es una mentira.
—¡No es mentira y lo sabes!—exclamó enojado, sintiendo que las lágrimas saldrían en cualquier momento—¡La única mentira aquí es que este maldito castillo nos pertenece!
—¿De qué hablas?—Hyunjin preguntó a su lado en voz baja.
Jisung guardó silencio, esperando una respuesta por parte de sus padres. La reina a diferencia de su esposo, estaba preocupada, el miedo a que todo se le fuera arrebatado era más grande que su orgullo, por lo que se acercó a su hijo y agachó la mirada con total súplica.
—No sigas, hijo, hablemos con tranquilidad de lo que en realidad pasó... Te aseguro que hay una explicación detrás de todo.
Quiso reír, reír porque parecía una muy mala broma de mal gusto, una burla. ¿Qué explicación aceptable habría tras la manera en la que asesinó a la mamá de Minho? Recordar la sonrisa de su madre mientras lo hacía solo lo hacía sentir enfermo.
—No puedes ni verme a los ojos, mamá, y tú sabes porqué.
—Estás exagerando todo—el rey se levantó de su asiento, luciendo más preocupado de lo que le gustaría demostrar—¿Por qué inventas algo como eso? ¿A dónde quieres llegar?—bufó.
El rey Han no pensó que ese momento llegaría pronto, no pensó en una excusa o en algo que pudiera hacer para negar esa parte de su historia, así que en ese momento se sintió indefenso al no tener el control de la situación. Quería persuadirlo, pero su hijo siempre fue alguien curioso y listo, por eso mantuvieron los hechos de ese día en total secreto dentro del castillo, y aunque muchas personas en el pueblo también sabían sobre la historia de como los Han tomaron el poder, no creyó que alguien fuera a decirle, empezando con que se suponía que Jisung no debía ir al pueblo sin vigilancia y por su propia cuenta.
Estaba prohibido en Windhall hablar sobre los Lee, los habitantes más antiguos sabían que habían consecuencias por eso.
—Parecen unos idiotas negándolo—rió, sorprendido por el descaro. No iba a respetarlos nunca más, no iba a dejarse intimidar por ellos tampoco, estaba listo para dejar todo con tal de que los ataques se detuvieran y que así, poco a poco, las criaturas mágicas recuperaran su lugar en el pueblo—Estoy tratando de ser amable con ustedes.
El rey cerró sus manos en puño ante el tono tan irrespetuoso y amenazante de su propio hijo, él no era nadie para acorralarlo de esa manera. Le dio un fuerte golpe a la mesa con furia antes de acercarse a él con valentía sin dejar de sostenerle la mirada, tratando de intimidarlo.
Jisung apenas se movió, agarrando con fuerza la mano de Hyunjin a su lado para no retroceder; la imagen de su padre enojado siempre lograba asustarlo.
—Soy el rey de Windhall—dijo con voz dura—Tú eres el príncipe y vas a mantener el apellido de los Han en este pueblo. Olvídate de los Lee, no van a regresar—sonrió de lado, sintiéndose un poco más seguro ahora al verlo flaquear.
—Ustedes no son los reyes y tampoco yo soy el príncipe—contradijo, sintiendo su respiración pesada—Van a detener los ataques en el bosque o toda esta farsa va a caer.
—Vas a perder todo, Jisung, ¿estás dispuesto a dejar la corona y vivir como un maldito rebelde?—estrechó los ojos mientras se llenaba de más rencor al solo recordar lo mal que vivían y lo difícil que había sido cuidar de su hijo desde que nació en esas condiciones.
—Si—respondió, otra vez apretando su agarre en Hyunjin—Estoy dispuesto con tal de hacer algo en contra de sus delitos. ¿Creyeron que cedería solo por el poder?—rió incrédulo—No soy como ustedes y jamás lo seré.
Mentira, soy igual de mentiroso que ellos.
El rey dio unos pasos hacia atrás sin dejar de verlo.
—Está bien—asintió, accediendo a su petición sin discutir demasiado, necesitaba que la tensión bajara—No más soldados en el bosque. Pero no dejaré que pasen el límite, la orden de matarlos si eso sucede todavía está en pie—se cruzó de brazos, negándose a darle todo lo que quería.
Iba a detener los ataques por un momento sólo para tranquilizarlo, cuando Jisung se casara con Hyunjin, se convertiría en un príncipe legítimo, y de esa manera, podría asegurar la corona y luego los soldados acabarían con todas esas criaturas mágicas que fueran capaz de hacerles daño.
—Eso no es-
—Su Majestad—interrumpió alguien dentro del salón.
Todos pusieron su vista en el guardia que entró sin previo aviso.
—¿Por qué entras sin avisar? Estamos en medio de una reunión importante y ningún guardia tiene que estar aquí—regañó el rey.
—Lo lamento, Su Majestad—hizo una reverencia—Es importante.
—Habla entonces—dijo la reina, haciéndole señas para que siguiera—¿Qué es tan importante que tienes que interrumpir así?
—Los reyes Hwang están afuera.
Los Han se tensaron, ¿qué se supone que hacían ahí en un momento tan malo?
Hyunjin lucía igual de confundido, según el tiempo que le habían dicho, todavía no debían estar ahí, todavía tenía algunos días para que llegaran a hacer los arreglos de la boda.
—Haz que pasen al salón principal—pidió el rey.
El guardia asintió y tras una reverencia salió en busca de los Hwang.
—Piensa mejor las cosas, hijo, hay demasiado en juego para que tomes esa posición. Eres un Han, deberías estar de nuestro lado... No has vivido lo suficiente como para defender a las criaturas mágicas, no tienes ni idea de lo que son capaces de hacer—le dijo su papá, pasando a su lado junto a su esposa sin decir nada más y sin dejarlo responder.
Cuando ambos reyes salieron, Jisung soltó un sonoro suspiro y flaqueó, causando que callera sin cuidado al suelo. Hyunjin se agachó a su lado, poniendo su manos sobre su hombro para darle algo de apoyo, entendiendo lo intenso que tuvo que haber sido enfrentarse así al rey.
Suaves sollozos salieron del menor, escondiendo su rostro entre sus manos.
—Tranquilo, Jisung, los soldados ya no estarán dentro del bosque... Eso es un inicio, ¿no? Pueden conservar sus tierras.
—Los odio—susurró, recordando lo que vio en el pasado de Minho, recordando la poca piedad que tuvieron con los padres de un niño de apenas diez años—Los odio demasiado.
Hyunjin no comprendía absolutamente nada de lo que Jisung estaba hablando, teniendo un vago presentimiento de que se trataba de lo que alguna vez Chan le mencionó sobre la toma de poder de los Han. Sin embargo, casi no sabía al respecto, muy poco se habló de algo que cambió por completo la historia de Windhall.
—Quizás necesites descansar un poco, estás muy pálido.
—No—negó varias veces con la cabeza—Lo que necesito es que todo esto se aclare... Incluso debemos detener la boda, Hyunjin, no podemos casarnos.
—Sabes que eso es imposible, hay demasiadas de cosas de por medio, lo que nosotros querramos no vale nada ahora. ¿Cómo vamos a detenerlo?—su voz se apagó al escucharse decirlo en voz alta, lo cual le parecía preocupante porque Félix y él no eran nada, no debía ser importante.
Pero en su interior importaba más de lo que imaginaba.
Jisung no sabía cómo explicar todo, únicamente podía sentir la desesperación por hacer algo al respecto, aún así, sabía de sobra que Hyunjin tenía razón, no había manera de romper un matrimonio arreglado, mucho menos cuando ambos reinos habían puesto tanto en el medio para que se llevara a cabo.
Debía esperar un poco y ver que su padre cumpliera su parte del trato, luego de eso volvería a hablarlo con él para eliminar completamente la presencia de los soldados en el bosque. Por ahora, aceptar lo que le había ofrecido era lo mejor que podía hacer, presionar más sería riesgoso.
Eventualmente, los reyes de Windhall iban a caer, y junto a ellos caería él también aunque eso era lo de menos.
Minho merecía tener todo otra vez, aunque eso significara perderlo a él también.
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Hola~ después de una semana de vacaciones de la universidad he regresado. Espero poder actualizar más seguido, ojalá que les guste🥺
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