16ও
Minho estaba ansioso, ansioso por descubrir la verdad detrás de la tragedia de sus padres. Quiso convencerse de que nada de eso iba a alterarlo, sin embargo, estaba consciente de que tal vez, sería más de lo que pudiera manejar.
Aún así, quería saberlo.
Durante la noche, cuando la mayoría de personas en Windhall dormían, Jisung consideró que sería el mejor momento para escabullirse hacia uno de los límites del pueblo en busca del hechicero que le prometió a Minho. Por un momento pensó en que quizás no era una buena idea, podía notar el dolor de Minho en cuanto a esos sucesos, no quería que recordarlos lo hiciera sentir peor, pero no podía ignorar su insistencia en ello.
—Quédate aquí, no salgas. Si ves algo solo enciérrate en tu habitación y escóndete—pidió Minho, viendo a Félix quien se mantuvo a sintiendo a sus indicaciones—No creo que vengan, pero por si acaso, ten mucho cuidado.
—Ustedes también—asintió, un poco nervioso por quedarse solo. Ya antes había estado solo en la mansión, pero, así como estaban las cosas ahora, no podía estar del todo tranquilo—Esperaré a que regresen.
—Pero si te da mucho sueño solo ve a dormir, sé que no puedes estar mucho tiempo despierto.
—¡Trataré de estarlo!
Jisung rió cortamente ante su entusiasmo, rogando en su interior que todo saliera bien y que Félix no estuviera en problemas, sabía que Minho no iba a soportar que algo malo le sucediera.
—Nos vemos luego entonces—Minho le sonrió cortamente antes de darse la vuelta y salir de la mansión, siendo seguido por Jisung después de despedirse también.
Félix los vio alejarse hasta que salieron del jardín, sintiéndose un poco ansioso, pero trataría de mantenerse tranquilo sin pensar en lo peor, ya sabía qué hacer en caso de notar algún peligro, así que estaría listo.
Por otro lado, Jisung y Minho caminaron dentro de un cómodo silencio, siendo sigilosos y alertas en caso de ver algún soldado. Jisung no sabía exactamente hacia donde ir, tenía una vaga idea de cómo llegar gracias a las indicaciones de Changbin quien le había ayudado con un poco de información, pero más allá de eso, no estaba seguro hacia donde tenía que dirigirse.
—Estamos cerca del territorio de las brujas y hechiceros—mencionó Minho, notando su alrededor con un ambiente diferente—De todas las criaturas, ellos son los que más cerca están del pueblo.
Jisung sintió aliviado al escucharlo porque eso significaba que estaba yendo por el camino correcto.
—De seguro no la están pasando muy bien con el tema de los soldados—suspiró Jisung.
—Seguro que no—estuvo de acuerdo, caminando a su lado—Aún así, creo que saben esconderse muy bien, son seres muy poderosos e inteligentes.
Caminaron unos minutos antes de toparse con una pequeña casa justo en el límite con el pueblo. Todo parecía estar en silencio y sin presencia de soldados, por lo que ambos caminaron en su dirección. Según recordaba, Changbin le aseguró que no iba a perderse, que tan pronto lo viera, sabría que era el lugar correcto, y es por eso que, Jisung no se detuvo a dudar sobre si era o no esa casa, algo dentro de él lo empujaba a seguir.
—Es extraño, ¿no crees?—preguntó Minho, frunciendo un poco el ceño al ver el desolado lugar—Es la única casa en el territorio, ¿en dónde están los demás?
—También creo que es un poco extraño, pero estoy seguro de que es aquí.
Minho asintió, confiando en él. La fachada de la casa era realmente bonita, las paredes de piedras adornadas por diferentes hileras de plantas y flores le daban un toque natural y rústico al igual que el pequeño sendero de flores que los guiaba hacia la entrada. Podía notar que al interior había luces encendidas, dándole a entender que había alguien adentro.
Jisung se detuvo frente a la puerta de madera y tocó tres veces, esperando pacientemente a obtener una respuesta. Segundos después, unos pasos al interior se escucharon, acercándose.
—¿Quién eres y cómo sabes que estoy aquí?
—Quiero hablar con Seungmin—Jisung respondió, esperando a que eso fuera suficiente para que lo dejara entrar.
Silencio, todo se mantuvo en silencio, escuchándose únicamente el sonido del río cercano juntándose con los ruidos de la noche.
La puerta se abrió después de un rato, pero nadie se asomó.
—¿Es seguro entrar?
—Si—asintió Jisung, empujando la puerta con seguridad—Debemos entrar, tú solo quédate conmigo.
Minho obedeció, quedándose a su lado, lo más cerca posible mientras entraban a esa casa que parecía ser pequeña, sin embargo, sus ojos se abrieron en sorpresa al encontrarse con que el interior de la casa no tenía nada que ver con su exterior.
Jisung también estaba sorprendido, lo de afuera no era más que una simple fachada para no llamar la atención, porque por dentro, la casa era realmente grande, con muchos cuadros antiguos y alfombras finas en el piso. Caminó hacia el pasillo que tenía enfrente sin detenerse mucho con Minho tras él.
Al fondo del pasillo, una puerta estaba abierta. Jisung supuso que debía ir ahí debido a que era la única parte iluminada, pareciendo una invitación.
Cuando estuvieron cerca, Jisung se debatió sobre si debía entrar, se sentía un poco perdido ahí dentro sin nadie que le dijera hacia donde tenía que ir, pero para su suerte, alguien adentro de la habitación le habló:
—Pueden pasar, no se queden ahí.
Jisung fue el primero en entrar, dándole un vistazo a la habitación con detenimiento.
—Ignora el desorden, esta habitación es de trabajo.
—No hay problema—respondió Jisung, deteniendo su mirada en la persona que estaba de espaldas a ellos.
—Sé exactamente quienes son ustedes—se dio la vuelta, sonriendo de lado mientras los miraba. Jisung se tensó, revelar de esa manera quien era no estaba en sus planes, por lo que rogaba que no dijera nada al respecto—¿Cómo sabían que estaba aquí? ¿Cómo saben mi nombre?
—Nos conocimos hace mucho—respondió Jisung, jugueteando nerviosamente con sus dedos—Cuando éramos niños. Tu mamá era la hechicera más poderosa de Windhall.
—Te recuerdo—asintió, limitándose a no hablar más sobre cómo se conocieron dentro del castillo, revelar la identidad del príncipe Han parecía ser prohibido por el momento—Y si, mi mamá era la hechicera más poderosa hasta que se volvió loca—rió, sentándose en la orilla de la mesa en donde tenía todas sus cosas de manera desordenada—¿Crees que eso me pase alguna vez? Espero que no, no quiero que me digan loco.
—¿Qué pasó con ella?
—Se fue, se perdió, desapareció, quién sabe qué le pasó—se encogió de hombros con desinterés—Solo sé que me dejó su maldito don... La odio por eso. Ser un vampiro habría sido más emocionante.
Jisung frunció el ceño, un poco desconcertado por la actitud de Seungmin, él lo recordaba como alguien amoroso y que adoraba a su mamá, pero claro, eso fue hace muchos años atrás, cuando eran unos niños, ahora estaba seguro de que todo había cambiado con él.
—En fin, no están aquí para que les hable sobre mi vida, ¿por qué me buscan y como dieron conmigo?
—Changbin me dijo como llegar, hablé con él sobre algo que necesito de ti y dijo que sabía en dónde estarías.
—Ah, Changbin, ¿todavía sabe mi dirección?—suspiró, esbozando una sonrisa—Demasiado guapo y bueno con todos, su único defecto es ser parte de ese grupo de criminales que tanto defiende—negó con la cabeza con decepción—Cree que es intocable porque es un hombre lobo, pero no es más que un tonto perro apestoso haciéndose el fuerte—volvió a suspirar—Me encanta.
Otra vez, Minho y Jisung no sabían qué decirle, Seungmin parecía ser alguien realmente interesante, demasiado seguro y hablador, no lucía como alguien serio o enojado. Al menos eso creyeron que sería.
—Entonces...
—Estoy hablando de cosas que no me preguntaron, lo sé—se levantó, caminando hacia Minho hasta quedar cerca de él.
Minho se sintió intimidado y apartó la mirada, Seungmin estaba más cerca de lo que le gustaría, analizándolo con total descaro, no le gustaba que invadieran su espacio de esa manera, menos sin su consentimiento.
—¿Qué pasa?—preguntó un poco desconcertado, dando un paso hacia atrás para alejarse.
—La maldición que tienes es muy poderosa—aseguró, alejándose para tomar asiento nuevamente sobre su mesa—Que mal castigo te dieron. De seguro fue mi mamá.
—¿Sabes cómo quitársela?—Jisung preguntó con evidente esperanza de recibir una respuesta positiva, pero todo se fue abajo cuando lo vio negar con la cabeza.
—No por ahora. ¿Por eso vinieron? Porque si es así, lamento informarles que no sé hacerlo, me llevaría un tiempo averiguarlo, es una maldición un tanto complicada, hay muchas emociones involucradas ahí.
—Dices que no por ahora, pero eso significa que puede romperse, ¿no es así?
—Claro—asintió, dirigiéndose hacia el montón de libros que tenía apilados en una esquina—Toda maldición tiene su imperfecto, una debilidad. Ni siquiera mi mamá pudo haber hecho algo tan exacto, de eso estoy seguro—hojeó uno de sus libros, leyendo muy por encima cada página—Aquí está—murmuró, señalando lo que había encontrado.
Minho y Jisung se acercaron a leer el título, pero se sintieron aún más confundidos al ver un montón de garabatos que no parecían tener sentido para ellos.
—No entiendo nada de lo que dice—dijo Minho, mirando a Jisung quien se miraba igual de confundido que él.
—¡Cierto! Que tonto—rió Seungmin, cerrando el libro para luego tirarlo sin cuidado hacia alguna parte de la habitación—Está en otro idioma que no entienden. Pero no se preocupen, lo leeré y les diré que encuentro, ¿eso les sirve?
Jisung asintió, no tenía más opciones que confiar en lo que Seungmin le decía, por ahora, era su única posibilidad.
—Bueno, pueden irse si eso es todo—Seungmin los empujó levemente hacia la puerta, sacándolos—No le digan a nadie que hablaron conmigo, quiero mantenerme lo mas alejado de las personas, lo sabré si lo hacen—los señaló amenazante con una expresión seria. Era la primera vez que lo veían tan serio durante ese corto tiempo—Pero si es a Changbin, díganle que sigo viviendo aquí, que no me he ido—y se dio la vuelta, regresando al mismo lugar sin esperar una respuesta, dando por terminada la conversación.
—¡Espera!—Jisung lo detuvo—No es eso por lo que vinimos.
Seungmin sonrió sin mirarlo. Lo sabía, desde que llegaron a tocar su puerta supo que sus intenciones no era las de saber sobre la maldición. A veces se sorprendía a sí mismo con todo lo que podía sentir de los demás, no sabía si era algo bueno o algo abrumante.
—¿Entonces qué quieren?—fingió no saber, viéndolos de nuevo—Esta casa está protegida con magia, nadie puede verla a no ser que necesiten verdaderamente y de corazón mi ayuda, eso aleja a los curiosos.
—De verdad necesito que lo ayudes—pidió, tomando la mano de Minho con fuerza.
—¿Con qué más necesitas que te ayude si ya te dije lo que sé sobre él? A no ser que haya algo que no hayas dicho ya.
Jisung ladeó la cabeza, pensativo, atento a la manera en la que Seungmin dijo el comentario, como si estuviera dando a entender que Minho tenía algo que esconder. No tenía porqué extrañarse, Minho escondía muchas cosas así como él lo hacía, pero, ¿qué tan oscuro podía ser lo que ocultaba?
—No es sobre la maldición—empezó a hablar el mayor antes de que dijera algo más, sintiéndose nervioso bajo su atenta mirada—Sé que esta maldición no puede romperse fácilmente, lo supe desde que entendí las consecuencias de tenerla... Lo que yo deseo saber es sobre lo que pasó el día que perdí a mis padres.
—¿Por qué es importante? Sabes lo suficiente, lo que recuerdas es lo que pasó.
—No—negó con la cabeza, apretando su agarre en la mano de Jisung en busca de apoyo—Hay cosas que no recuerdo... Quiero saber quiénes los asesinaron.
—¿Vas a vengarte?
Minho agachó la mirada unos segundos, buscando en sí mismo una respuesta honesta.
—No—aseguró a pesar de que, en su interior, estaba dudando al respecto.
Seungmin sabía que estaba mintiendo, sin embargo, también podía sentir su deseo por saber la respuesta.
—Entonces, Lee Minho, ¿realmente quieres saber lo que pasó ese día?
Lee Minho, hace mucho no escuchaba su apellido.
Asintió.
—Puedo ayudarlos, pero todo tiene un precio—los miró a ambos con seriedad.
—Claro, pide lo que quieras—dijo Jisung, estaba claro que accedería a lo que fuera con tal de obtener ayuda para Minho—Te daré lo que necesites.
Seungmin estrechó los ojos hacia ellos, y luego de unos segundos, una enorme sonrisa apareció en sus labios, lleno de emoción.
—Quiero una cita con Changbin—pidió, juntando sus manos—Quiero que me lleve de paseo por Windhall y que vayamos a comer.
Jisung sintió su preocupación bajar considerablemente ante su petición, luciendo un poco confundido.
—Espera, ¿el costo es una cita con Changbin? ¿Seguro?
—¡Completamente! Si me acerco va a huir de mí, así que dejaré que ustedes lo convenzan y arreglen todo para mi cita.
Minho y Jisung se vieron entre si y luego asistieron. Por un momento, Jisung realmente creyó que Seungmin pediría algo mucho más grande por el favor que le estaba haciendo a Minho. Seungmin era muy impredecible.
Después de que ambos aceptaran, Seungmin no dijo nada más y le hizo señas para que entraran a otra de las habitaciones. Esta se veía mucho mejor que la anterior, todo parecía estar en orden y la luz era menos brillante, dándole un toque más acogedor y menos pesado.
—Siéntate ahí—señaló la silla en el medio. Minho obedeció—Y tú, Jisung, siéntate a su lado, pero en el suelo.
Cuando estuvieron acomodados, Seungmin se mantuvo de pie frente a él, viéndolo con cierta pena. No sabía exactamente lo que Minho quería recordar, pero tener que llevarlo a esos recuerdos le parecía duro. Nunca conoció a los antiguos reyes de Windhall, pero sabía su historia y el final que tuvo; también sabía de Minho, lo supo gracias a su madre hace años atrás antes de que se fuera, más no conocía a profundidad lo que ese día pasó en el castillo porque después esos acontecimientos, fueron echados al bosque por los nuevos reyes sin serles permitido regresar.
Ni siquiera él sabía lo que Minho estaba a punto de ver.
—Solo será un momento, vas a ser solo un espectador de tus recuerdos así que no podrás interactuar con nada ni nadie, no es un viaje en el tiempo—indicó, poniéndose de cuclillas frente a él—Toma la mano de Jisung, algo me dice que vas a necesitar apoyo.
Jisung entrelazó sus dedos con los de Minho sin dudarlo, sintiéndose tan nervioso que no se dio cuenta en qué momento había lastimado su labio inferior de tanto morderlo. Una parte de él estaba extremadamente temerosa, pero otra parte se sentía curiosa. ¿Cómo iba a actuar Minho después de eso? Solo esperaba que estuviera bien.
Minho inhaló profundamente y exhaló, cerró los ojos a petición de Seungmin y rebuscó en su cabeza los eventos de ese día, manteniéndose fuerte sin saber cuánto tiempo podría sentirse de esa manera.
Todo su alrededor oscureció totalmente de repente cuando abrió los ojos, como si estuviera perdido en la nada. Caminó sin dirección alguna entre la bruma hasta ver un pequeño destello demasiado lejos, como una pequeña estrella que estaba llamándolo. Con decisión corrió hacia la luz, viéndola cada vez más lejana sin oportunidad de alcanzarla, sin embargo, no se rindió, siguió corriendo hasta que después de un rato se cansó y cayó al suelo, creyendo que no podría lograrlo. ¿Por qué estaba haciendo eso? ¿Qué hacía ahí? Con mucho esfuerzo volvió a ponerse de pie, y sin darse cuenta, en un solo parpadeo ya estaba en otro lugar que conocía muy bien.
Estaba en el castillo, viéndose a sí mismo con diez años jugando en el jardín entre las flores de su mamá.
Ahora lo recordaba, ese fue el día en el que todo ocurrió.
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Hyunjin suspiró aburrido mientras se recostaba en la cama, pasó sus brazos atrás de su cabeza y decidió descansar un poco, pero su paz fue interrumpida cuando entraron sin permiso a su habitación. Iba a decir algo, pero volvió a su posición cuando se dio cuenta de que era Chan.
—Entonces, ¿cómo te fue?
—Normal—se encogió de hombros, dejando que su guardia se sentara a su lado sobre la cama.
—¿Te acostaste con ella?
—Eso no importa—respondió indiferente, dándole la espalda.
—Entonces no lo hiciste—concluyó, riendo por lo bajo—¿Puedo saber por qué? Desde que estamos aquí no has tenido nada con nadie.
—No he tenido tiempo, ya sabes.
—Tienes demasiado tiempo—contradijo, cruzándose de brazos—¿Es por Félix?
—¿Por qué sería por él?—frunció el ceño, todavía sin verlo.
—No lo sé, hasta ahora, solo has estado con él.
—Solo nos hemos besado algunas veces—dijo sin ser específico, Chan no necesitaba saber qué tanto había hecho con él.
—Increíble, has sido paciente—se burló. Durante el tiempo que llevaba conociéndolo, logró darse cuenta de muchas cosas sobre el príncipe Hwang y una de ellas era que no podía estar solo con una persona por tanto tiempo, menos si no iban más allá de unos cuantos besos.
—Deja de molestar.
Hyunjin no iba a sobre pensarlo, pero tal vez, Chan tenía razón, no entendía por qué no había tenido ningún encuentro con nadie a parte de Félix. Incluso esa tarde consiguió quedar con una chica dentro del castillo, pero después de besarla, simplemente no quiso seguir; no entendía la razón, la chica era linda y llamaba su atención, pero ha decir verdad, no podía dejar de pensar en que Félix se sentía mejor.
No recordaba ya cuántas veces se había encontrado secretamente con Félix afuera de la mansión sin que Minho o Jisung se dieran cuenta, en el bosque, pero podía asegurar que en cada ocasión, la urgencia de poder sentirlo mucho más que unos besos y vagos toqueteos era latente porque todo él le parecía fascinante, sin embargo, se detenía a sí mismo de decirle algo al respecto, podía notar cierta inocencia y timidez en él aunque sabía que de inocente no tenía nada, simplemente era un hada tímida que temía avanzar.
No lo culpaba, en cierta manera, le parecía muy tierna su actitud, además de que pasar tiempo con él haciendo otras cosas o solo hablando le resultaba entretenido y cálido.
Félix lograba causar eso en él.
Chan suspiró sonoramente y se levantó de la cama, dirigiéndose hacia la puerta para dejarlo solo.
—Estaré por ahí con Jeongin, así que no hagas nada que requiera de mi ayuda porque estaré un poco ocupado.
—¿Tú me dices eso a mí?—rió sorprendido—Estás aquí para servirme.
—No te pasará nada, de verdad—aseguró, abriendo la puerta.
—Vete, ya qué—suspiró, sentándose sobre la cama—No sé en qué andas metido con ese chico, pero desde ya te digo que si te descubren y te echan o quieren matarte, no podré defenderte—señaló, ahora con un semblante más serio—Aquí no es Ravenham y debemos seguir las reglas de aquí. ¿Entendido? Sabes las consecuencias que tienen las criaturas mágicas ahora.
—Bajo mi propio riesgo te diré que entiendo—asintió, también con expresión seria—Nos vemos.
Hyunjin negó con la cabeza al verlo salir, en Ravenham, Chan solía ser más cuidadoso y se dejaba llevar menos por sus instintos, no entendía entonces porqué, ahora estaba actuando como si fuera un niño pequeño que quería meterse en problemas. Si los reyes se daban cuenta podrían incluso matarlo y aunque se opusiera, ellos estaban conscientes bajo qué condiciones lo dejaron pasar a su reino.
Después de un rato, Hyunjin se decidió por buscar a Félix, en el exterior estaba todo oscuro así que eso le daba la seguridad de que estaría en la mansión. Normalmente cuando se veía con él, quedaban en encontrarse en un lugar en específico, pero la última vez que se vieron, no dijeron nada, así que su visita sería de sorpresa, esperando a que Minho no se moleste por su presencia.
Sacó de su armario la ropa menos llamativa y la que siempre utilizaba cuando salía al pueblo, cubrió su rostro y con mucho sigilo salió hacia el pueblo en dirección al negocio de Changbin para poder entrar al bosque sin ser visto.
Caminó a través del pueblo sin ser reconocido con éxito, entró al local y después de hablar un poco con Changbin, logró llegar hacia el bosque. Se mantuvo alerta mientras caminaba entre los árboles, que un soldado lo encontrara sería desastroso porque, cómo explicaría que estaba en el bosque?
Siguió caminando con cuidado de no encontrarse a nadie hasta que después de un largo tiempo, logró llegar a la mansión, felicitándose a sí mismo por haber recordado muy bien el camino sin perderse. Atravesó el portón de hierro, empujándolo un poco para hacerse paso hacia el jardín delantero con las bisagras resonando entre sí.
Cuando estuvo adentro, volvió a cerrar las puertas, dejándolas como estaban. Podía decir que se sentía un poco más aliviado ahí dentro, tenía entendido que los soldados no llegaban hasta ese punto dentro del bosque.
Se detuvo frente a la puerta de la mansión, olvidando por completo que su rostro seguía cubierto para no ser reconocido. Tocó varias veces y no obtuvo respuesta, lo cual le pareció extraño puesto que vio las luces encendidas en el interior. Siguió tocando sin obtener respuesta, negándose a creer que no había nadie adentro; frunció el ceño y se atrevió a abrir la puerta, asomándose apenas para darse cuenta de que todo en el primer piso estaba a oscuras.
Luego de unos segundos, entró, cerrando la puerta tras él de inmediato, dio unos cuántos pasos y de repente, un fuerte dolor se hizo presente en la parte trasera de su cabeza, haciéndolo tambalearse y caer de rodillas al suelo.
Alguien lo había golpeado.
Se quejó en voz alta, y antes de poder decir algo más, otro golpe se le fue proporcionado, esta vez haciéndolo caer sobre su estómago.
—¿Eres un soldado, cierto?—habló Félix, viendo al hombre jadear adolorido frente a él sin dejar de apuntarlo con el pedazo de madera con el que lo había golpeado—Vete o vuelvo a golpearte—amenazó, sintiéndose valiente.
—¿Qué?
—¡Solo responde! ¿Qué haces aquí? ¿Pensaste que no podía defenderme?
—Soy yo... Hyunjin—respondió casi en voz baja, quitando lo que cubría su rostro sin poder levantarse todavía—No me sigas golpeando.
—Ay, no—Félix tiró el pedazo de madera a un lado y se agachó hacia él, demasiado asustado—Perdón, es que tenías la cara cubierta y no te reconocí—habló rápidamente, ayudándolo a levantarse con mucho esfuerzo.
—Eres fuerte—rió apenas, quejándose del dolor otra vez.
—De verdad, lo siento—se sintió avergonzado, ayudándolo recostarse sobre el sofá de la sala principal—Traeré algo para calmar el dolor, solo espera.
Félix se dio la vuelta, pero Hyunjin alcanzó su mano, tomándola para detenerlo.
—Ya se me va a pasar—dijo con tono tranquilo, atrayéndolo hacia él—¿Puedes solo quedarte aquí?
Félix asintió en silencio y se sentó sobre el suelo sin soltarse de su agarre. Hyunjin cerró los ojos por un momento, tratando de ignorar el dolor de los golpes con tal de no preocuparlo y de mantenerlo cerca.
—No dijiste que vendrías—habló después de un rato Félix, rompiendo el silencio—La última vez que nos vimos no dijiste nada.
—Quería sorprenderte.
—Y te sorprendí yo—ambos rieron por lo bajo.
—¿Por qué lo hiciste? ¿En dónde está Minho?
—Salió con Jisung hace ratos, Minho dijo que si escuchaba algo raro que me escondiera y cuando escuché el portón y te vi me dio miedo, venías todo cubierto.
—Lamento asustarte, solo vine a verte.
Félix sintió sus mejillas calentarse y apartó la mirada, evitando hacer contacto con la de él, se sentía incapaz de hacerlo. Su estómago se contrajo emocionado ante eso.
—Ven aquí—pidió Hyunjin, sentándose sobre el sofá, señalando el espacio junto a él.
En silencio, Félix se puso de pie y se sentó a su lado sin mirarlo. Cuando estaba con Hyunjin, dos partes de él salían a flote sin darse cuenta; una de ellas era esa parte tímida y llena de ilusión que se emocionaba por cualquier gesto o cumplido que le dijera, y luego estaba esa otra parte que lo empujaba a dejarse llevar por sus deseos, pensando en cosas que no debería con tan solo ver a Hyunjin, haciéndolo actuar como alguien atrevido que quería más que solo besos. Ambas partes se peleaban entre sí por ver cuál predominaba.
Hyunjin sonrió para sí mismo al sentirlo nervioso, posicionándose casi sobre él a modo de hacer que se recostara sobre el sofá. Félix no tuvo más opción que mirarlo, acomodándose sobre los cojines del sofá con Hyunjin sobre él, viéndolo con una sonrisa triunfante en sus labios.
—¿Ya no te duele el golpe?—preguntó en voz baja, estirando su mano hasta alcanzar su cabello, acariciando su cabeza con suavidad.
—No mucho—negó, acercándose un poco más sin dejar de sostenerle la mirada, a gusto con las caricias.
—Que bueno—dijo apenas, sintiendo un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando la mano de Hyunjin acarició su pierna descubierta por sus pantalones cortos.
Félix jadeó cuando sintió los labios de Hyunjin sobre su cuello, dejando cortos y dulces besos, besando el inicio de sus tatuajes con delicadeza.
—Tus tatuajes me encantan, ¿sabías?—susurró cuando se apartó de su cuello, rozando sus labios.
—Si—respondió, viendo como sonreía nuevamente—Lo has dicho antes.
Hyunjin ladeó un poco la cabeza, sonriendo divertido.
—Lo diré cada vez que los vea—delineó con su dedo un poco de su cuello y hombros con cierta sensualidad.
Félix rodeó con sus piernas la cintura de Hyunjin, acercándolo un poco más. Hyunjin se acomodó mejor entre sus piernas, besando sus labios con lentitud, saboreándolos en el proceso. Un suave jadeo se escapó de los labios de Félix, momento que Hyunjin aprovechó para que su lengua hiciera presencia, profundizando el beso.
Las manos de Félix se cerraron en la camisa del mayor, haciendo un puño mientras sus lenguas se juntaban ocasionalmente, acercándolo lo más que pudiera, como si no fuera suficiente.
Un rato después, Hyunjin se apartó en busca de aire, dejando un último beso sobre la mejilla del pelinaranja antes de mirarlo, sonriendo por lo sonrojado que ahora estaba y por sus labios hinchados por el beso, notando sus pequeños ojos brillar mientras lo veía, casi con adoración.
Se veía lindo.
—Ya es tarde—Hyunjin apartó los cabellos que cubrían la frente de Félix, recogiéndolos tras su oreja—Y por lo que sé, duermes temprano.
—Le dije a Minho que los esperaría—quiso alargar un poco más el tiempo y ver qué tan lejos llegaba esta vez, no quería detenerlo.
—Déjalos, de seguro vendrán más tarde de lo que puedas soportar.
Tras un leve suspiro, Félix asintió, levantándose del sofá siendo ayudado por Hyunjin. Apagaron todas las luces y se dirigieron escaleras arriba sin soltar sus manos, metiéndose en la habitación del menor.
—Vamos a dormir juntos—anunció el castaño, poniéndose cómodo sobre la cama.
No era primera vez que Hyunjin se quedaba a pasar la noche, sin embargo, Félix sentía que en esta ocasión era diferente, no sabía exactamente por qué, pero podía sentirlo.
Sin decir nada más, Félix se acomodó a su lado tras pagar las luces de la habitación, cubriéndose a ambos con las sábanas para no sufrir por el frío de la noche. Hyunjin se acercó al menor y lo atrajo a su cuerpo de manera repentina, abrazándolo con cuidado de no sofocarlo para que estuviera cómodo. Ciertamente, Félix sintió su corazón latir con fuerza, la cercanía y la intimidad del abrazo lo había puesto nervioso, más no pensó en alejarse. Hyunjin sabía que estaba arriesgándose con sus acciones, preguntándose a sí mismo qué hacía ahí abrazándolo cuando fácilmente pudo haberlo persuadido para tener sexo ahora que estaban completamente solos dentro de la mansión, algo tan fácil como decirle cumplidos y hacerlo sentir especial para que cayera sin esfuerzos ante él, sabía que tenía ese poder, pero no, simplemente su cabeza no estaba pensando con claridad y las ganas de sentirlo entre sus brazos fue mucho más fuerte.
¿Qué le estaba pasando?
Minutos después, sintió su respiración más pesada y lenta, dándose cuenta de que finalmente, Félix se había dormido. Sonrió para sí mismo por lo gracioso que le resultaba que al ser un hada, sus horarios de sueño eran más exactos y no podía pasar demasiado tiempo despierto durante la noche, sin dudas era una raza interesante.
Suspiró sonoramente y se acomodó mejor, acercando su rostro al cuello de Félix hasta encontrar la posición correcta para dormir a pesar de que no era su horario habitual.
Cerró los ojos y luego de un rato intentándolo, logró quedarse dormido.
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Seungmin hechicero😍 ojalá les guste<3
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