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14ও

—Todavía debemos hacer unos arreglos, pero tan pronto, Hyunjin se case, entonces pondremos en marcha lo planeado con el bosque de Windhall—dijo con seguridad la reina de Ravenham, viendo a los presentes a sentir de acuerdo con lo que estaba diciendo—Dentro de poco no quedarán rastros de ese lugar, todo eso será parte de Ravenham y las ganancias también, Windhall ya no será el pueblo más grande, si no que lo seremos nosotros.

—Su Majestad—intervino uno de ellos, el jefe de obra que llevaría a cabo la tala de árboles dentro del bosque. La reina le dio la palabra—Me temo que los reyes de Windhall no están del todo conscientes de que se llevará a cabo la deforestación de su bosque y temo que tengamos consecuencias por eso, no quisiera llevar a mis hombres para que los tomen como prisioneros por invasión de tierras.

—Cuando mi hijo se case, solo será cuestión de tiempo para que cedan ese territorio a cambio de lo que ellos están pidiendo—explicó esta vez el rey—Su objetivo es obtener nuestro ejercito en su reino y estoy seguro de que están lo suficientemente desesperados para acceder.

—Si lo que dicen es cierto, entonces no tendremos muchos inconvenientes para llevar la maquinaria necesaria—asintió, pareciéndole un buen plan.

—Teniendo todo esto en claro, pueden retirarse—señaló la reina Hwang, permitiendo que abrieran las puertas del salón de reuniones para que el personal importante del castillo saliera a retomar sus labores.

Los reyes Hwang habían planeado desde hace años apoderarse del inmenso bosque de Windhall, soñaban con establecer un comercio que sea directamente para Ravenham a base de la explotación de sus tierras, incluso habían tomado en cuenta a las criaturas mágicas que habitaban ahí, tomándolos como empleados. Tal vez estaban abusando un poco, muchos de ellos quedarían sin hogar, aún así, no estaba en sus planes una reubicación para ellos.

Las criaturas mágicas debían decidir si trabajaban con ellos, o se iban.

El bosque de Windhall pertenecía a los reyes, por lo que las criaturas mágicas no tenían ningún territorio propio por el cual pelear, no les quedaba más que irse o adaptarse a los cambios.

—Espero que Hyunjin no haya dicho nada al respecto—habló el rey cuando estuvo solo con su esposa—De ser así, los Han estarán esperando que lleguemos con nuestras máquinas.

—Hyunjin no sabe casi nada al respecto, no creo que diga algo—respondió tranquila la reina, soltando un suspiro—Nuestro principal objetivo ahora es que los Han no se nieguen. No es necesario tomar el bosque entero de una sola vez, podemos hacerlo poco a poco hasta que no quede nada más de ese territorio para Windhall.

El rey asintió, dándole la razón.

Un poco más, solo faltaban unos arreglos más y la boda se llevaría a cabo, y junto a eso, el bosque de Windhall pasaría a ser parte de Ravenham.

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Changbin junto a sus compañeros accedieron a utilizar su negocio como un paso subterráneo para las criaturas mágicas del bosque que lo necesitaran, siendo lo más cuidadosos y precavidos posibles para no levantar sospechas, incluso sus compañeros actuaron como vigilantes de la zona, advirtiendo cada movimiento de los soldados del castillo.

Por el momento, Minho tomó la responsabilidad de hacer las compras a pesar del temor que le dio la primera vez tener que ir al pueblo, pero por la noche se sentía más confiado debido a que a pesar de que habían más personas, casi no le prestaban atención porque todos estaban concentrado en lo suyo. Prefería enfrentar eso a dejar que Félix se acercara, dentro de la mansión estaría más seguro.

Jisung había estado al tanto, siendo Changbin su informante secreto, nadie en el castillo debía saber que estaba contactándose nuevamente con él, de seguro alguien podría reconocerlo y decirle a sus padres, eso lo le causaría problemas a Changbin.

Todo había estado marchando en orden, Chan fue dado de alta dos semanas después del incidente, en cambio, Jeongin, sanó más rápido por su herida que fue en un lugar menos riesgoso, siendo él el que se mantuvo a cargo de lo que Chan necesitara mientras estuviera en cama y fuera de la enfermería del castillo, en cierta parte sintiéndose culpable por el ataque aunque nada tenía que ver con éste mismo.

—Ya estás mejor, puedes dejar de comportarte como alguien enfermo—Jeongin se cruzó de brazos, viéndolo desde un lado de la cama—Los médicos dijeron que ya podías empezar con tus actividades de siempre.

—No es cierto, todavía me duele—se negó el mayor, tocando superficialmente el lugar en donde fue apuñalado.

Jeongin rodó los ojos, dándose la vuelta para salir de ahí, pero su paso fue interrumpido cuando Chan tomó su muñeca y lo hizo girarse de nuevo hacia él, ejerció un poco de fuerza y en cuestión de segundos, ya estaba sobre él, sonriéndole.

—¿No se supone que te duele?—dijo Jeongin sin dejar de mirarlo, manteniéndose quieto bajo su cuerpo.

—Me duele tu rechazo—hizo un puchero, fingiendo estar herido por sus palabras—Me cuidaste estos días, ¿todavía me sigues odiando? Si me odiaras, no lo habrías hecho, así que creo que te gusto.

Jeongin apartó la mirada, empujándolo levemente para escapar, pero nuevamente, Chan no se lo permitió.

—Ya déjame tranquilo. Cuidé de ti, si, pero ya estás bien, no necesitas nada más.

—Tengo hambre, ¿tú no?—preguntó, viéndolo fruncir el ceño.

—Eres increíble—murmuró sarcástico, esta vez empujándolo con más fuerza para salir—Aceptar a esa estupidez nos metió en problemas, ¿es que acaso no te importa?

—Claro que me importa—se levantó de la cama y lo siguió—Casi muero.

—¿Entonces qué más quieres?

—Podemos cazar dentro del castillo—sugirió, rodeando su cintura con su brazo, acercándolo—No vamos a matar a nadie, ya te lo dije—susurró muy cerca de su rostro, acariciando su mejilla con los nudillos—Eso nos hará sentir mejor, vamos a sanar más rápido si nos alimentamos adecuadamente.

—No lo sé—dudó—Van a descubrirnos, y si lo hacen, me echarán al bosque.

—No si somos cuidadosos.

Chan sonrió ampliamente al ya no verlo negarse completamente, parecía que estaba pensándolo. Segundos después, lo vio asentir.

—Solo una vez y se acabó, ¿me entiendes?

—Como tú digas, lindo—aceptó, dejando un casto beso sobre sus labios de manera juguetona y provocadora.

Jeongin volvió a fruncir el ceño, pero no se apartó, cediendo nuevamente a su evidente coqueteo y atrevimiento. Estaba equivocándose otra vez, pero no había vuelta atrás, desde que Chan apareció, las ansias por probar la sangre humana aumentaron en niveles que creyó que no volvería a sentir, y luego del festival, pudo confirmar que no podía negarse a su naturaleza de vampiro, aceptando también lo necesaria que era la sangre para sus sistema.

Era un vampiro después de todo, ya no podía ignorar su verdadero ser, ya no podía fingir ser un ser humano cuando verdaderamente, no lo era.

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La cena en el castillo se mantuvo en silencio al igual que siempre, los reyes comían sin dirigirse la mirada mientras que Jisung y Hyunjin comían sin decir una palabra. Para Hyunjin fue un tanto extraño estar en una mesa con personas que no parecían estar interesadas en por lo menos mantener una conversación superficial, en su castillo, Hyunjin por lo menos cruzaba palabras con sus padres y su hermana, causando que ese momento no sea del todo incómodo y silencioso.

Jisung estaba acostumbrado, no necesitaba hablar con sus padres de todas formas, no había nada que quisiera decirles a parte de alegar en contra de sus absurdas leyes, pero no sería escuchado, así que lo mejor era mantenerse en silencio, apresurándose para terminar e irse a su habitación.

Cuando estuvo a punto de levantarse, dos guardias irrumpieron en el comedor, luciendo atemorizados, caminando directamente hacia los reyes. Hicieron una reverencia antes de empezar a hablar.

—Lamentamos interrumpir en la cena, pero cinco de nuestros soldados han sido encontrados muertos cerca del bosque—explicó cortamente y sin rodeos, notando la cara inexpresiva del rey.

—¿Cómo murieron?—preguntó con tono calmado sin dejar de verlo.

—Es como si una bestia los hubiera asesinado—sintió un escalofrío recorrer su cuerpo con la imagen de sus compañeros aún demasiado viva en su cabeza—Supimos identificarlos por el uniforme, de otra manera, están irreconocibles.

Hyunjin vio de reojo a Jisung quien parecía estar claramente asustado y sorprendido por lo que estaba sucediendo, pero se mantuvo en silencio, hablaría con él después.

—Esas malditas criaturas—murmuró la reina—¡A eso me refiero, ellos quieren empezar una maldita guerra!

—¡Eso no es cierto!—interrumpió Jisung, levantándose de su silla—¿Qué tal si solo estaban defendiéndose? Les dije que meter soldados al bosque no era una buena idea.

—No sabemos qué pasó exactamente—siguió hablando el soldado—Pero no podemos ignorar lo que hicieron, no sabemos quiénes son los culpables, pero está claro que las criaturas mágicas están enojadas.

La desesperación llenó por completo a Jisung, haciéndolo sentir demasiado agobiado por como estaban sobrellevando el caso, porque para sus padres, las criaturas mágicas eran criminales, como si no fueron ellos los primeros en estar en contra de que se quedaran en el pueblo.

Sin decir una palabra al respecto, Jisung salió del comedor a paso rápido y con una sensación de amargura llenando su pecho, enojado, impotente por no poder hacer algo al respecto más que escuchar todas las estupideces que la gente del castillo decía. Deseaba poder hacer más, deseaba poder tener una solución, pero mientras no le pongan atención, cualquier intento sería en vano.

Cerró de un portazo la puerta de su habitación, tomando asiento en la orilla de la cama mientras escondía su rostro entre sus manos, pensando en qué más podría hacer, preguntándose también qué había pasado con esos soldados, era la primera vez que escuchaba sobre algo así.

—¿Qué crees que haya pasado?

Jisung se sobresaltó levemente, a punto de regañar a la persona que había entrado a su habitación sin avisar, pero simplemente negó con la cabeza al darse cuenta que era Hyunjin.

—No lo sé—respondió a secas, soltando un sonoro suspiro.

—No quiero darlo por hecho, pero, ¿y si fue Minho?

—No—negó rotundamente, no podía siquiera sugerirlo—Minho no haría algo así.

—¿Estás seguro?—cuestionó, parándose frente a él—Puede que no haya sido un ataque intencional, tal vez estaba defendiéndose.

Por unos segundos, Jisung pensó en esa posibilidad, pero aún así, la descartó, no quería pensar en Minho cometiendo esos atroces actos en contra de los soldados. Simplemente no quería.

—Estoy seguro—respondió sin dudar—Todavía no sabemos qué sucedió, es algo que van a investigar y mientras no hayan pruebas de nada, Minho es totalmente inocente, ¿entendido?

Hyunjin dio un paso hacia atrás y guardó silencio, dándose cuenta de que de ninguna manera, Jisung iba a aceptar que Minho podría ser peligroso en algún momento. No lo conocía, incluso creía que era demasiado amable en comparación a lo que había escuchado, sin embargo, también tenía muy presente que por Félix y él mismo, haría cualquier cosa para cuidarse, y dentro de eso estaba asesinar.

—Entendido—respondió, negándose a sí mismo a seguir preguntando al respecto.

—Puedes irte, hablaremos en otro momento.

En silencio, Hyunjin salió de la habitación, cerrando la puerta lentamente tras él. Tal vez, Jisung no quería considerar las posibilidades existentes, pero él no ignoraría la muerte violenta de cinco solados, Minho le agradaba, pero no podía confiar en que no era capaz de hacer algo como eso. No quería dar por hecho nada, pero en algún momento la verdad saldría a la luz y eso le preocupaba porque más allá de lo que estaba pasando, los indicios de un nuevo conflicto estaban presentes y por como actuaban los reyes, sabía que tenían planeado algo más grande en contra de las criaturas mágicas.

No estaba listo para lo que se avecinaba, nadie lo estaba.

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Durante las pocas veces en las que se acercó al pueblo, Minho tuvo la esperanza de encontrarse con Jisung al menos en una ocasión; desde la última vez que estuvieron juntos y se besaron, ninguno había dicho nada al respecto debido que al siguiente día, Jisung se fue muy temprano y no había vuelto a la mansión.

Ya fue casi un mes de eso, Minho sabía que Jisung no debía estar todo el tiempo en su mansión, comprendía que tal vez, podría llegar a ser un poco aburrido, sin embargo, Minho trataba de mantener todo en orden en caso de que regresara, siempre estaba a la espera de que apareciera de nuevo por su jardín delantero.

Durante ese tiempo, Minho intentó varias veces exponerse a la luz del día con la esperanza de tener un mejor control de los efectos en él, y exitosamente, con los días logró que el daño fuera cada vez menos, teniendo como única motivación a Jisung en su cabeza,  pensaba en su voz, en su forma de abrazarlo, en la manera en la que se preocupaba por él y en la sensación de besarlo. Todavía no sabía cómo funcionaba exactamente, pero el hecho de descubrir que sus sentimientos por Jisung causaban que su dolor disminuyera era ciertamente impactante y extraño, no sabía que algo así podría influir en su maldición.

Esa mañana, más seguro que antes, Minho salió con muchos ánimos hacia su jardín, sintiendo su piel arder solo un poco bajo la luz del sol sin llegar a lastimarlo, mentalizándose que eso pronto desaparecería. Con una sonrisa se detuvo frente a su rosal, feliz por poder apreciarlo bajo el brillante sol por primera vez. Se agachó frente a estas y tocó de manera delicada sus pétalos antes de regarlas, viendo con detenimiento como las gotas de agua caían cuidadosamente sobre éstas, haciéndolas ver más coloridas.

Esa sensación lo llenaba de satisfacción.

Después de un rato, con una sonrisa en su rostro entró a la mansión, notando que en su piel no habían señales de quemaduras, no había dolor y lo único que sentía era felicidad por haber regado sus propias flores. Emocionado, subió las escaleras con la intención de decirle a Félix, quería que lo acompañara al jardín; estando frente a su puerta, tocó varias veces, esperando a que le respondiera, pero luego de unos segundos sin obtener respuesta, volvió a tocar, pareciéndole extraño que otra vez, estuviera dormido a esas horas.

—Félix—llamó cerca de la puerta—¿Sigues durmiendo? Ya es tarde.

No obtuvo respuesta.

—Voy a entrar—avisó, preocupado por no escucharlo al otro lado.

Con lentitud abrió la puerta, apenas asomándose para no invadir su habitación, pero frunció el ceño al encontrarlo sentado frente a la ventana, totalmente concentrado en ver hacia el exterior. Se acercó sigilosamente y tocó su hombro, obteniendo su mirada por fin.

—¿Pasó algo, Minho?

—Hace rato estoy tocando la puerta, ¿estás bien?—preguntó en voz baja, apenas notando el estado físico en el que se encontraba.

—Creo… No lo sé—se encogió de hombros, regresando la mirada hacia la ventana—Últimamente no me he sentido muy bien.

—¿Puedo saber por qué?—a estas alturas, se encontraba preocupado. Se acercó más, posicionándose a su lado.

Había notado que desde hace unas semanas, Félix estaba más silencioso de lo normal, comía muy poco y pasaba la mayoría del tiempo en su habitación. En su interior, se sintió horriblemente egoísta, él había estado demasiado inmerso en lo que le estaba sucediendo en cuanto a sus sentimientos por Jisung sin prestar demasiada atención a su amigo.

—¿Cómo te sentiste cuando tus padres murieron?—preguntó, rompiendo el silencio en el que se encontraban.

Minho tardó unos segundos en responder, Félix sabía que ese tema era un poco delicado, por lo cuál, sacarlo de repente lo tomó por sorpresa. Sin embargo, no se molestó.

—Me sentí solo—respondió, recordando ese amargo sentimiento de soledad cuando era apenas un niño—Lloré mucho porque ya no estarían conmigo nunca más.

Félix asintió, en silencio.

—Ellos te amaban, ¿cierto?

—Si—asintió con seguridad, no tenía dudas de ello—¿Qué es lo que pasó, Félix? ¿Por qué me preguntas sobre eso?

Otra vez, el silencio reinó por un momento. Félix vio directamente a Minho, sintiendo sus ojos cristalizarse.

—Mis padres están muertos—soltó sin darle vueltas al asunto, las lágrimas mojando sus mejillas—Me lo dijeron cuando fui al territorio de las hadas… Realmente no quise saber qué les pasó, simplemente ya no están—se encogió de hombros, limpiándose con el dorso de la mano.

—Félix…—Minho no sabía qué decir, normalmente, Félix era ese lado feliz y amable que él no tenía, por lo que verlo tan triste le generaba un feo dolor en el pecho.

—Ellos nunca me buscaron—siguió hablando, desviando la mirada—Siguieron su vida como si yo no hubiera existido nunca… ¿Cómo debo sentirme ahora?—cuestionó, confundido—No sé si estoy triste o enojado, yo esperaba verlos y que me explicaran por qué dejaron que me fuera cuando tenía dieciséis.

Minho podía entender que Félix estaba confundido con sus emociones, entendía la tristeza de haber sido abandonado y el enojo de que no les importó cómo estaba, por lo cual, sobrellevarlo no sería fácil.

—Puedes estar enojado, siéntete como quieras—animó Minho—Cuando perdí a mis padres tampoco supe cómo sentirme, la sensación fue muy extraña así que simplemente dejé que todo fluyera.

—No quiero llorar por ellos—con brusquedad, volvió a limpiar sus mejillas—No debo hacerlo, no quiero sentirme solo ni triste por su culpa.

Minho asintió, de acuerdo con cómo se sentía al respecto, no iba a contradecirlo en absolutamente nada porque según fluyeran sus sentimientos, iria sintiéndose mejor con el paso de los días y tal vez así, podría aclarar lo que realmente sentía por ellos.

—No vas a sentirte solo porque me tienes a mi, tienes a Jisung cuando viene a visitarnos y aunque no me agrade del todo, tienes a Hyunjin también, parece que le importas.

Tras un par de sollozos, Félix asintió, tratando de calmarse y de aceptar el consuelo del único amigo que ahora tenía.

—Gracias—le sonrió débilmente, respirando profundamente para alejar las ganas de llorar—Tú estuviste solo cuando perdiste a tu familia, pero yo te tengo a ti y creo que eso es más que suficiente.

Minho le sonrió, conmovido porque por mucho tiempo creyó que simplemente causaba terror y saber que Félix se sentía así en cuanto a su compañía, lo hacía sentir útil e importante.

—Ven, quiero mostrarte algo—pidió.

Félix asintió y caminó tras él en silencio, notando el entusiasmo en su actuar. Caminaron hasta la entrada principal de la mansión y no pudo evitar extrañarse debido a que sabía lo que sucedería si Minho salía. ¿Por qué estaba yendo hacia el jardín delantero?

—No salgas—negó con la cabeza, jalándolo hacia el interior de la mansión cuando lo vio atravesar el umbral de la puerta.

—Puedo hacerlo—se soltó de su agarre y caminó al exterior, exponiéndose.

Asustado, Félix cerró los ojos, negándose a ver el daño que Minho se causaría por exponerse tanto, pero después de un tiempo sin escuchar quejas, los abrió, encontrándose con el mayor sonriendo desde su lugar.

—¿No te duele?—preguntó, impresionado.

—Solo un poco, pero no me lastima—respondió, haciéndole señas para que saliera también. Félix caminó hacia él—No me pasa nada, ¿lo ves?—le mostró sus manos, viéndose totalmente normales.

—¿Pero cómo…?

—Es por Jisung—dijo, un poco avergonzado—Pensar en él hace que me sienta mejor.

—Esto es… Increíble—sonrió ampliamente—¿Es porque te gusta él? ¿Es eso?

—Eso creo—asintió, avergonzado de escucharse a sí mismo decirlo—Mis sentimientos por él ayudan a que la maldición no haga efecto.

Demasiado feliz por su amigo, Félix le dio un rápido abrazo.

—Ahora podremos cuidar el jardín juntos.

Minho asintió, emocionado con la idea.

Félix se apartó y camino a través de todo el jardín, mostrándole a Minho cada una de las flores y explicándole cómo debía cuidar cada una. Minho no iba a decirle que ya lo sabía, no era primera vez que Félix se tomaba el tiempo de decirle cómo tratarlas, pero, puesto que se encontraba emocionado, simplemente fue tras él, asintiendo a cada cosa que decía, deduciendo que era porque por primera vez, ambos podían estar juntos afuera durante el día.

—Pero no te preocupes, Minho, podemos plantar más flores si tú quieres—el mencionado asintió—Puedo conseguir más con las hadas, creo que nos hacen falta algunos girasoles, ¿no lo crees?

—Absolutamente—asintió, dándose cuenta de que Félix, otra vez, tenía ese brillo y tal vez podía ser momentáneo, pero prefería que así fuera a verlo triste todo el día.

Durante un rato estuvieron recorriendo el jardín, deteniéndose en cada una de las flores y plantas que ahí tenían, hasta que el sonido del portón de hierro de la entrada sonó, avisándoles que alguien había entrado.

Ambos se pusieron alertas, pero todas sus defensas bajaron cuando Minho, se encontró con la sonrisa de Jisung, caminando hacia ellos. Su estómago se contrajo y su corazón empezó a latir más rápido, su nerviosismo se hizo presente y sus mejillas se calentaron con solo pensar en la última vez que se vieron. Por fin estaba ahí de nuevo, no dudó en que volvería.

A Minho le gustaba Jisung, era un hecho que ya no podía negar

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Ojalá les guste<3

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