11ও
Jisung despertó muy temprano en la mañana, no tenía idea de qué hora podría ser, pero afuera el sol ya había salido, por lo que decidió que era hora de irse. Le habría gustado poder quedarse un poco más de tiempo y esperar a que Minho despertara, pero ya mucho tiempo había estado fuera del castillo, no quería ser descubierto porque estaría en graves problemas y muy posiblemente, no lo dejarían salir de nuevo.
Con rapidez arregló la cama y enjuagó su rostro en el baño para sentirse un poco más despierto. Bajó las escaleras en silencio y salió desde la puerta principal, prometiendo silenciosamente regresar lo más pronto posible.
Su camino hacia el pueblo fue tranquilo, y a pesar de que escuchó algunas cosas dentro del bosque, llegó sin ningún problema. Con agilidad logró escabullirse dentro del castillo, esquivando a los guardias en los pasillos, pero de repente, vio a varios de ellos correr hacia la salida trasera, justo de donde él venía; curioso, empezó a caminar tras ellos hasta que alguien lo detuvo.
—¡Hey!
—¿Qué se supone que haces?—Hyunjin sostuvo su muñeca con fuerza para que no siguiera caminando, esta vez llevándolo hacia el otro lado.
—¿Qué es lo que pasa? Todos salieron corriendo.
—Tú solo sígueme—ordenó. Jisung no dijo nada más, obedeciendo.
Hyunjin corrió a lo largo del pasillo hasta que Jisung lo detuvo de repente, señalando a donde debía entrar. Ambos se hicieron paso dentro de la habitación y cerraron la puerta con seguro. Jisung no entendía nada de lo que estaba pasando, pero no parecía ser bueno.
—Escuché que intrusos entraron al castillo—explicó Hyunjin cortamente, respondiendo su pregunta.
—¿Intrusos?
Hyunjin asintió, tomando asiento en la orilla de la cama que había dentro; juntó ambas manos en su regazo y no despegó la mirada del menor.
—Por lo tanto, no podemos salir hasta que nos digan que es seguro hacerlo.
Jisung iba a hablar, pero varios toques en la puerta lo interrumpieron. Hyunjin se puso de pie inmediatamente y puso a Jisung tras él, inseguro sobre si responder o no.
—¡Príncipe Jisung!—gritaron al otro lado de la puerta—¿Está ahí? ¡Si es así, por favor no salga!
Hyunjin asintió hacia el menor, dándole a entender que podía responder porque muy posiblemente era un guardia y no un intruso.
—¡Aquí estoy!—respondió, acercándose a la puerta.
—Estaremos aquí afuera, le avisaremos cuando sea seguro salir.
Fuertes pasos en el pasillo todavía eran audibles, hasta que de un momento a otro, todo se volvió silencioso.
—¿Cómo sabían que estabas aquí?
—Es mi habitación—respondió Jisung tras un sonoro suspiro.
Hyunjin sonrió ampliamente hacia él, moviendo las cejas con picardía, a lo que Jisung respondió con un marcado ceño fruncido, rodando los ojos.
—Hablaremos de esto después—volvió a tomar asiento, ahora con semblante serio—Nadie sabe qué quieren esos intrusos… ¿Alguna vez tus padres dijeron algo sobre eso? Es muy raro que entren así a un castillo.
—Ellos nunca me dicen nada—se cruzó de brazos—Pero sé que han estado asustados porque algo así pasara.
—De todas formas, no creo que logren mucho, es decir, es un castillo—guardó silencio, pensativo—Aunque esto ya había pasado aquí en Windhall, recuerdo haber escuchado algo como eso.
—De seguro fue hace mucho tiempo, no recuerdo nada sobre algún ataque.
Hyunjin negó.
—Fue hace algunos años, estoy casi seguro.
Jisung no recordaba nada de eso dentro de sus años siendo príncipe, pero pudo haber alguna posibilidad de que haya ocurrido en esa parte de su niñez en la que no recordaba nada.
—No sé mucho al respecto, pero de seguro hay algún escrito sobre eso—siguió hablando.
—Si eso es verdad, es la segunda vez que quieren atacarnos, ¿cierto?
—Lo cual es muy raro, es decir, atacar el castillo es una decisión arriesgada para cualquiera a menos que tengan buenos recursos y soldados para hacerlo—explicó—O, tal vez no son humanos.
Jisung prestó atención a sus palabras, ahora viéndolo.
—¿Supones que las criaturas mágicas están tras esto?
—¿Y por qué no? Tienen razones para estar enojados con los reyes, no me sorprendería si quieren atacarlos.
Quería contradecirlo, pero debía aceptar que tenía razón. En otra ocasión tuvo la oportunidad de plantearle esa posibilidad a sus padres, pero nunca quisieron escucharlo a pesar de que meterse en problemas con las criaturas mágicas era algo realmente arriesgado. Ellos podían tener todos los soldados que quisieran, pero las criaturas mágicas tenían poderes y fuerza, ellos siendo humanos con armas no podían compararse con eso a menos que encontraran la manera de enfrentarse ante lo sobrenatural.
—Debo hablar con ellos—dijo, caminando de un lado otro con ciertas ansias—Si tomamos en cuenta esa posibilidad es importante hacerles entender que no es necesario seguir con esta ley estúpida anti seres mágicos.
—Puedo acompañarte si quieres, tal vez quieran escucharme a mi también.
Jisung asintió, agradeciendo la ayuda del príncipe Hwang porque si no querían escucharlo, tal vez, Hyunjin sería de ayuda.
Una guerra entre humanos y criaturas mágicas; sonaba realmente mal.
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Jeongin estuvo evitando a Jisung desde lo del Festival, todavía se sentía demasiado apenado por lo que había pasado. El hecho de que lo haya visto en su estado salvaje fue vergonzoso y decepcionante, sin embargo, eso no lo detuvo de escapar hacia el bosque en busca de alimentarse junto a Chan.
Era consciente de que estaba cometiendo un error, un error que podría costarle su estancia en el castillo, principalmente porque estaban a plena luz del día, pero ya no podía ignorar su propio instinto, menos si Chan estaba todo el tiempo a su alrededor, llenándolo de tentaciones.
—Si vas a empezar de nuevo con esto, debes de controlar tus ansias—empezó a hablar Chan, caminando a su lado—Si te pasas más de lo que deberías, podrías matar alguien.
—No quiero eso—negó varias veces, aterrado con la idea de regresar a ese pasado tan oscuro del que con mucha dificultad logró salir.
—Y es por eso que yo te ayudaré—le sonrió ampliamente, emocionado con la idea de ver a Jeongin de esa manera.
Decididos a ir en busca de algo de comer, atravesaron sigilosamente el bosque, escabulléndose entre los árboles hasta llegar a las orillas del bosque que dividía con el pueblo. En esa área era común ver a algunas personas, en especial los que se dedicaban al trabajo al aire libre. Con suerte encontrarían a alguien.
A lo lejos, Chan logró identificar a un chico joven, le hizo señas a Jeongin para que echara un vistazo y tras analizarlo, asintió.
Estaban en medio de una cacería, Jeongin tenía mucho tiempo de no hacerlo y temía echarlo a perder, fácilmente podría ser delatado y solo sería cuestión de tiempo para ser echado de Windhall por su comportamiento.
No podía dejar de pensar en ello.
—¿No irás?—Chan interrumpió.
—Olvidé cómo hacerlo—confesó.
—Solo debes ir y convencerlo de que entre al bosque—se encogió de hombros—Después de eso todo es más fácil.
Parecía ser fácil, para Chan era más sencillo, pero Jeongin no podía verlo como tal. Tras unos momentos pensándolo, tomó el valor de empezar a caminar hacia el joven, pero algo llamó su atención.
Como si los hubieran visto desde antes, el chico los miró fijamente a ambos. Sorprendido, Chan no apartó la mirada, simplemente se quedó mirándolo. Por otro lado, Jeongin retrocedió unos pasos, podía asegurar que no había nada bueno en esa mirada. Además, ¿cómo logró verlos desde ahí?
—Creo que debemos irnos—murmuró el menor, sintiéndose un poco más aliviado cuando aquel chico se dio la vuelta y caminó hacia la pequeña cabaña en donde seguramente vivía.
—¿Te asustaste?—rió, acercándose un poco más hacia la división del pueblo y el bosque—Es solo un humano.
—¿Cómo sabía que estábamos aquí?—lo siguió, caminando a su lado.
—No pienses demasiado en ello—trató de tranquilizarlo.
Dudoso, Jeongin siguió su camino junto al mayor. Todo parecía demasiado calmado, demasiado silencioso para ser una mañana en Windhall; detuvo sus pasos cuando vio al mismo chico salir, pero esta vez llevaba algo en sus manos mientras se acercaba a paso rápido.
—Espera—Jeongin detuvo a Chan, y solo fue cuestión de segundos para darse cuenta de lo que estaba pasando—¡Vámonos!
Al ser vampiros, sus habilidades en cuanto a fuerza y agilidad eran distintas, podían moverse mucho más rápido que un humano, sin embargo, eso no fue de ayuda en ese momento en el que todo pasó de un segundo a otro.
—¡Jeongin!—gritó, pero éste no se movió.
Un fuerte quejido salió de su garganta al mismo tiempo que caía con fuerza al suelo, quiso levantarse, pero hace mucho no sentía un dolor tan fuerte. Normalmente cuando se hacía daño, no era importante, su cuerpo sabana casi al instante y el dolor era apenas perceptible, pero en esta ocasión, sentía que su cuerpo entero quemaba, dejándolo inmóvil.
Chan rápidamente tomó lugar a un lado de Jeongin, notando la herida profunda en su abdomen. Una mueca se formó en su rostro al darse cuenta de que era una flecha hecha de madera.
¿Cómo lo sabía?
—Tranquilo, voy a sacarte eso—dijo preocupado. Puso ambas manos sobre lo que sobresalía de la flecha, pero al hacer contacto, sus manos quemaron, causando que las quitara rápidamente—¡Mierda!—se quejó, notando que sus heridas no estaban sanando.
El chico que antes estaba a lo lejos, por fin llegó hasta el par sin dejar de sonreír. Tras él, aparecieron dos chicos más, todos armados.
—Entonces… ¿Qué hacen los vampiros del castillo aquí?—habló el primero, jugueteando con una estaca entre sus manos.
—¿Ustedes quiénes son?—Chan se puso de pie frente a él sin mostrar temor—¿Cazadores?
—No, nada de eso—negó otro de ellos—Los cazadores de vampiros son muy inútiles—rió.
—Déjame presentarnos—puso sus armas en el suelo y señaló a los otros dos para que hicieran lo mismo—Mi nombre Junkyu, y ellos son mis compañeros Jaehyuk y Hyunsuk. Somos cambia formas.
—¿Por qué hacen esto? No nos metemos con ninguna criatura mágica.
—Sabíamos que estarían por aquí, no lo tomen personal, pero necesitamos entrar al castillo y ustedes son nuestra entrada segura—dijo Jaehyuk, recogiendo sus armas de nuevo—Alguien nos dijo que dos personas importantes del castillo estarían afuera, específicamente los vampiros, así que vinimos preparados.
—No sé qué pretenden, pero no será fácil—Chan no podía dejar que entraran, aunque pelear con ellos tampoco era una buena opción considerando que ellos estaba armados.
—Claro que será fácil—sonrió ampliamente.
En un ágil movimiento, Junkyu intentó clavarle la estaca, pero Chan logró moverse rápido, sin embargo, Hyunsuk, quién estaba a un lado, aprovechó ese momento para hacer su movida, logrando herirlo con una de sus flechas a un costado. Eso fue suficiente para que Chan perdiera estabilidad, dándole paso a que volvieran a atacarlo, clavando esta vez una estaca en su pecho.
Los tres chicos sonrieron, y los miraron en el suelo, ambos quejándose.
—Podría matarlos en este momento—dijo Junkyu, pero no estoy buscando eso ahora, tal vez en otra oportunidad.
Después de eso, dos de ellos tomaron sus formas. Chan no podía pensar en nada más en ese momento más que salvarse, pero no sabía cómo hacerlo, no tenía la fuerza suficiente.
Cuando los cambia formas se fueron, Jeongin intentó moverse de nuevo, haciendo el mayor esfuerzo para lograrlo. Como pudo se sentó, recostándose en el tronco de un árbol, vio la flecha en su abdomen, respiró profundamente y puso ambas manos sobre ésta, sintiendo sus manos arder ante el toque.
—Duele mucho—se quejó.
Vio sus manos y su miedo incrementó al notar que no estaban sanando. Volvió a respirar profundamente, mentalizándose que sería doloroso, de nuevo, puso ambas manos sobre la madera y con toda la fuerza que tenía, sacó la flecha de su abdomen, soltando un fuerte grito de dolor.
Cuando la flecha estuvo fuera de su cuerpo, sintió el alivió llenar su cuerpo a pesar de que todavía estaba adolorido. Como pudo llegó hasta Chan, su herida estaba mucho peor y a diferencia de él, Chan no podía moverse ni siquiera un poco.
—Voy a quitarte eso, perdóname si te duele demasiado.
Jeongin quitó su camisa y envolvió sus manos, esperando que con eso no volviera a lastimarse con la madera. Puso ambas manos en lo que sobresalía del pecho de Chan, cerró los ojos con fuerza y sin dudarlo demasiado jaló hacia arriba, sacando la mayoría.
Chan no pudo evitar gritar, pero el dolor era menos que antes, dejándolo respirar un poco más.
Agotado, Jeongin se alejó un poco.
—Yo lo hago—dijo Chan con la voz pesada.
Jeongin puso sus manos de nuevo y Chan puso las suyas encima a modo de no tocar directamente, y tras unas cuantas respiraciones, ejerció toda la fuerza que tenía, esta vez sacando toda la estaca.
Chan pudo respirar mucho mejor segundos después, sintiendo la sangre salir de su cuerpo, pero no le importaba mucho, no podía morir así.
—Esos idiotas me las van a pagar…
—Vamos, tenemos que avisar en el castillo—Jeongin se puso de pie con mucho esfuerzo y ayudó a Chan a levantarse—Tendremos que caminar, no tengo mucha fuerza ahora.
Chan asintió de acuerdo, apoyándose en el menor para no caer. Se sentía patético, habían sido atacados por cambia formas. Al ser un vampiro con tantos años pudo haber hecho algo incluso con la estaca en su pecho, pero esa madera tenía algo más fuerte que no lo dejaba ni tocarla.
No sabían exactamente qué estaban tramando o qué iban a conseguir viéndose como ellos, pero tan pronto pusieran un pie en el castillo, darían el aviso de que habían cambia formas, intrusos.
Muy en el fondo, Jeongin no quería aceptar que, Windhall estaba siendo atacada de nuevo.
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Después de dos días en alerta dentro del castillo, los intrusos no fueron atrapados.
Los reyes estaban frustrados, en especial la reina quien no había estado tranquila desde que Chan y Jeongin aparecieron con heridas avisando que habían cambia formas viéndose como ellos ahí adentro.
Jisung por su parte, estaba cansado de ver a su madre caminar de un lado a otro sin decir una palabra, mientras que su padre se mantenía en silencio, escuchando a los soldados hablar al respecto. Sabía que no tenía permitido hablar deliberadamente en ese tipo de reuniones, pero confirmar que criaturas mágicas atacaron a dos personas del castillo y entraron era más que suficiente para saber que estaban cometiendo un error con las leyes de Windhall.
—Quitemos la prohibición de las criaturas mágicas—habló Jisung, obteniendo la mirada de todos los presentes—¿No se dan cuenta? Si implementamos medidas más fuertes, solo harán que las cosas empeoren.
El rey mantuvo una mirada seria hacia su hijo durante unos segundos, sintiendo la mirada de todos los presentes a la espera de que dijera algo.
—Hablar sin pedir la palabra es irrespetuoso—empezó a hablar con tono severo—Pero ya que hablaste, ¿consideras que debemos dejar que todos ellos regresen a nuestro pueblo?
—Si—asintió con seguridad—¿No consideraste la posibilidad de que hayan hecho eso como una advertencia?
—Están haciendo un berrinche.
—No lo creo—negó varias veces—Atacaron directamente a Chan y Jeongin, ¿no es eso suficiente?
—Estoy de acuerdo—habló Hyunjin, secundando—Chan es mi guardia personal y casi lo matan… Considero que por lo menos podríamos llegar a un acuerdo con ellos para mantenernos seguros. Ellos tienen fuerza y poderes sobre naturales, creo que no nos conviene meternos con ellos.
El rey volvió a guardar silencio y luego de un raro, una corta risa salió de sus labios.
—¿Un acuerdo con las criaturas mágicas?—se puso de pie, apoyando sus manos sobre la mesa, viendo a cada uno de los presentes hasta terminar en Jisung—Lo que hace falta es que reforcemos la seguridad y que tomemos medidas más fuertes en contra de ellos.
—Es exactamente lo que no debes de hacer—contradijo Jisung, poniéndose de pie también—Los dejaron sin hogar.
—Si dejamos que entren estaremos en peligro—habló por fin la reina, demasiado temerosa.
—¿Entonces las víctimas somos nosotros?—Jisung quiso reír, le parecía absurda la manera en la que sus padres pretendían manejar toda la situación.
Dispuesto a discutir al respecto, Jisung quiso hablar, sin embargo, Hyunjin lo detuvo e hizo que volviera a sentarse. Entendía las intenciones que tenía, pero en una situación así no era una buena idea discutir con los reyes, solo iba a lograr empeorar las cosas con tal de no dejarlo tener la razón.
Hyunjin pudo darse cuenta de que a Jisung todavía le hacía falta aprender sobre como comportarse.
—No discutas—Hyunjin le susurró a su lado—Ellos no te harán caso ahora.
Jisung cerró ambas manos en puño en su regazo con frustración, odiaba tener que quedarse callado.
—Muy bien, ahora que las interrupciones terminaron, vamos a establecer lo importante de esta reunión—el silencio se hizo totalmente presente, todos a la espera de las decisiones del rey en cuanto a lo sucedido—Esto no puede pasar de nuevo, las criaturas mágicas no pueden pasar de los límites del bosque otra vez, así que vamos a incrementar la vigilancia en el bosque y-
—¿Soldados en el bosque? ¡Con eso solo van a alterarlos!
—Y si no acatan la regla—siguió hablando, ignorándolo—Serán castigados con muerte de inmediato.
Otra vez, Jisung iba a protestar, pero Hyunjin tomó su muñeca e hizo un poco de presión, dándole a entender que no siguiera hablando, negando en silencio hacia él.
—En cuanto a los príncipes, tendrán que mantenerse dentro del castillo, no pueden salir a menos que sea extremadamente necesario y en compañía de nuestros soldados.
Jisung bufó, cruzándose de brazos. No podía permitir que eso sucediera, en especial con las criaturas mágicas.
—Habiendo dicho esto, pueden retirarse.
Todos los presentes se pusieron de pie e hicieron una reverencia, saliendo en total silencio del salón. Jisung salió de ahí a paso rápido, negándose a mantenerse dentro de su habitación sin hacer nada, por lo menos debía avisar dentro del bosque lo que estaba pasando. Hyunjin fue tras él sin dudarlo, siguiéndolo hasta su habitación otra vez. Un guardia se quedó en la puerta, cuidando el área.
—Necesito privacidad con Jisung, puede retirarse.
—Tengo órdenes de quedarme aquí, príncipe Hwang.
—¿En serio quieres quedarte a escuchar todo?—enarcó una ceja, cruzándose de brazos—En lo personal preferiría que nos dejes solos.
—Estaré por allá entonces—asintió, alejándose de ahí.
Hyunjin sonrió de lado y entró a la habitación de Jisung.
—¿Por qué entras sin tocar?
—¿Me habrías dejado entrar?
—Tal vez—suspiró, sacando ropa de su armario par ponerla de manera desordenada sobre su cama—¿Tienes algo que decirme?
—¿Vas a dejar el castillo?
—Debo avisarle a Minho y a Félix lo que está pasando—guardó algunas cosas de manera desordenada dentro de la mochila que había sacado—Ellos viven en el bosque, pero vienen de vez en cuando a buscar comida, creo que la mayoría de ellos hace eso, no pueden solo vivir de lo que hay en el bosque.
—Déjame ir contigo—pidió al escuchar que se encontraría con Félix.
—Como quieras—dijo con indiferencia—Pero no prometo que puedas quedarte mucho tiempo, a Minho no le agradan mucho las visitas de desconocidos.
—Tomaré ese riesgo—se encogió de hombros con una sonrisa—Cualquier cosa es mejor que estar aquí. Solo debo avisarle a Chan.
—Bien, nos vemos en una hora frente al jardín trasero, si no estás me iré sin ti.
—Como ordene, príncipe—sonrió, saliendo de la habitación a pasos rápidos.
Definitivamente, su padre se había vuelto loco, lo que menos quería era empezar un conflicto en el que se perderían muchas vidas, tanto humanas como mágicas. ¿Cómo podían llegar tan lejos? Resolver un problema así no necesitaba llegar a algo catastrófico.
Pensó en Minho y Félix, dos criaturas mágicas que fueron expulsadas hacia el bosque sin darles un hogar, y así como ellos, habían muchos más que tuvieron que empezar desde cero en un lugar que a lo mejor, no conocían, familias enteras que tuvieron que sobrevivir en esas condiciones.
Estaba furioso, no le importaba lo que sus padres hicieran con él, pero de una u otra forma, traería de regreso a las criaturas mágicas de Windhall.
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Holi~ yo sé que la historia es minsung pero estas cosas son importantes. Ojalá que les guste<3
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