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08ও

Festival parte I

Después de haberse preparado mentalmente para lo que debía enfrentar, Minho se encontraba de camino al pueblo de Windhall bajo la luz de la brillante luna, acompañado de Félix quien no dejaba de hablar sobre lo divertido que sería el festival. Por su parte, Minho no dejaba de sentirse ansioso, sus manos picaban y su corazón latía contra su pecho debido al nerviosismo, tener que estar rodeado de personas no era algo que lo emocionara totalmente, además, sentía un poco de vergüenza por como lucía, no estaba acostumbrado a vestir diferente y a peinar su cabello, sin embargo, Félix le aseguró que se veía muy bien, y aunque no estaba del todo de acuerdo, creería en él para no desanimarse.

—¡Escucha la música!—Félix le dijo con emoción, notando que ya estaban cerca.

—¿Ya habías venido a un festival?

—Una vez—respondió—Fue muy divertido, pero no pude quedarme mucho tiempo.

Minho asintió en silencio mientras lo escuchaba hablar, jugueteando vagamente con sus dedos. ¿Jisung estaría ahí? Estaba consciente de que su presencia no debería causar tanto escándalo en su interior, pero no podía evitar sentir su estómago contraerse con la idea de que tal vez volvería a verlo, ya habían pasado unos días desde la última vez que lo vio y sabía que no habían más motivos por los cuales, Jisung tendría que ir a su mansión.

—¿Por qué no veo ninguna criatura mágica yendo hacia el pueblo?—Minho preguntó después de un rato, echando un vistazo a su alrededor—Dijiste que no seríamos los únicos.

—Uhm…—Félix dudó un poco antes de responder—A lo mejor se fueron por otro camino—trató de sonar seguro sin explicar más—No te preocupes, de verdad no seremos los únicos.

Félix supo por medio de algunas hadas y sirenas que decidieron tomar otros caminos para llegar al pueblo sin tener que toparse con Minho. No era secreto que todos le temían a Minho, y por más que Félix intentara hacerles entender que no era tan malo como parecía, nadie estaba dispuesto a comprobarlo, preferían mantenerse alejados sin tener que convivir con él. Claramente, eso le daba tristeza, Minho podía parecer la criatura más fría de todo el bosque, pero lo conocía, él no era malo, tal vez era muy temperamental y necio, pero nunca dañó sin motivos a nadie.

—¿Y si mejor nos regresamos?—Minho se detuvo justo frente a la última hilera de árboles que daban hacia el pueblo, justo en donde el bosque iniciaba—Hay muchas personas, se van a dar cuenta y me van a echar.

Félix se puso frente al mayor y tomó sus manos, viendo la preocupación en sus ojos, temeroso del rechazo.

—Nadie va a echarte, te prometo que nadie prestará atención.

Minho inhaló profundamente y exhaló, soltó las manos de Félix y asintió. No iba a negarlo, moría de miedo, podía ver a algunas personas a lo lejos y lo hacía sentir ansioso, pero debía enfrentarlo, Félix le aseguró que nada pasaría, así que debía hacer su mayor esfuerzo por no arruinar su noche porque se veía totalmente emocionado.

—Vamos, iremos a la plaza central, ahí hay mucha comida y música—le dijo con mucha emoción, casi arrastrando al mayor que se limitaba a ver a su alrededor con mucha fascinación.

Hace años que no había visto el pueblo, muchas cosas eran diferentes ahora, pero otras seguían igual. Desde que se escondió en el bosque, no volvió a salir, y ahora era como estar otra vez en un lugar nuevo.

Sorprendido, Minho vio con fascinación las luces del pueblo, la música era agradable y para su alivio, no era el único utilizando una máscara, lo cual lo hizo sentir mucho mejor y con un poco de confianza.

—¿No te dan ganas de bailar?

—No sé hacerlo—respondió cortamente, todavía fijándose en la decoración del lugar—Baila tú si quieres.

Félix estuvo a punto de responder, pero alguien frente a él llamó su atención. Su primer reacción fue sentirse asustado, por lo que de manera inconsciente, se escondió tras Minho, aferrándose a su brazo.

—¿Qué quieres?—Minho preguntó, extrañado por esa repentina presencia y por la inmediata reacción del menor, poniéndolo alerta.

—Hablar con Félix. Mi nombre es Hyunjin—respondió con tranquilidad, viendo al pelinaranja que trataba de esconderse—De verdad solo quiero que hablemos.

—¿Lo conoces?—esta vez se dirigió al más bajo.

Antes de escucharlo responder, Hyunjin quitó lo que cubría su rostro y dejó que ambos lo miraran, esperando que con eso no se sintieran tan desconfiados, en especial, Félix.

Félix reconoció el lunar bajo su ojo desde que se acercó y recordó perfectamente la vez de su encuentro. Sintió miedo, pero de cierta forma, poder ver su rostro en su totalidad le daba una sensación diferente, pero, ¿por qué quería hablar con él?

—Si… Lo conozco—asintió, acercándose.

Hyunjin sonrió ante su respuesta, por un momento creyó que haría un escándalo por lo que había pasado.

—Entonces, ¿podemos hablar?

No muy seguro, Félix asintió, curioso de lo que tuviera que decirle. Muy en el fondo todavía sentía temor de ser delatado, y tal vez, solo tal vez, ese chico quería llegar a algún acuerdo, de esa manera, podría regresar con tranquilidad al pueblo otra vez para hacer las compras.

Minho iba a oponerse, pero se detuvo de inmediato cuando escuchó la voz de alguien más llamándolo. Por un momento se sintió confundido porque era primera vez que iba al pueblo y nadie lo conocía, nadie sabía su nombre. Pero tan pronto lo vió, su estómago se revolvió y la sensación de nerviosismo se hizo presente nuevamente.

—Si viniste—Jisung se detuvo frente a él, viéndolo con una enorme sonrisa.

—Si… Si, aquí estoy—sonrió avergonzado.

—Vamos, hay muchas cosas que quiero mostrarte—con atrevimiento, tomó su mano para llevarlo en otra dirección.

—Pero Félix…

Jisung apenas se dio cuenta de que Félix estaba ahí con Hyunjin a su lado. Si no fuera porque Minho lo mencionó, no se habría dado cuenta.

Pero, ¿Félix y Hyunjin se conocían?

—No te preocupes, puedes ir con Jisung—aseguró el menor, saludando con una corta sonrisa—Estaré bien.

—Te buscaré aquí más tarde, ¿está bien?—le avisó, viéndolo asentir—Si no te encuentro ya sé a quien debo buscar—vio a Hyunjin con advertencia.

Hyunjin asintió en silencio.

Sin soltar su mano, Jisung empezó a caminar con Minho tras él, alejándose poco a poco del par.

—No te preocupes mucho, Hyunjin puede ser muy tonto, pero no es peligroso.

—¿Es tu amigo?

—Uhm, no lo sé—dudó—Pero lo conozco.

—Félix es ingenuo a veces, no quiero que algo le pase.

Jisung se detuvo y soltó su mano para mirarlo de frente. La manera en la que se preocupaba por Félix le acusaba ternura, es decir, ¿cómo es que le tenían tanto miedo?

—Si algo pasa, prometo ayudarte con Hyunjin, sé en donde vive.

Vive conmigo, pensó, sintiendo un poco de culpa por no decirle realmente su relación con él, por no mencionar que era su futuro esposo.

¿Realmente debía decirle? No lo creía demasiado necesario. Por lo menos no ahora.

Un poco más tranquilo, Minho sonrió a medias. Confiaría en Félix y confiaría en lo que Jisung le estaba asegurando, solo de esa forma podría sentirse menos preocupado durante la noche, además, debía aprovechar el tiempo que tenía fuera de la mansión, por una vez después de tanto tiempo estaba dispuesto a sentirse mejor.

—Baila conmigo—propuso con una sonrisa, extendiendo su mano.

—Yo no… Yo no sé hacerlo, nunca lo hice antes—apartó la mirada, nervioso.

—Entonces debo enseñarte—su sonrisa se hizo más grande.

Sin dejarlo responder, Jisung jaló a Minho hacia la plaza central en donde todos estaban bailando. Entre tantas personas, Minho se sintió intimidado, ver a su alrededor le parecía demasiado agobiante, ver tantos rostros lo ponía nervioso, haciéndolo sentir perdido y un poco asustado por su poca costumbre a estar en lugares así.

Su concentración se desvió totalmente hacia Jisung cuando lo escuchó hablar.

—Pon tu mano aquí—guió la mano derecha del mayor hacia su cintura—Y deja tu otra mano con la mía—indicó, extendiendo la mano izquierda.

Minho vio la mano posicionada en su cintura y un cosquilleo recorrió su cuerpo entero, desvaneciendo todo a su alrededor. Luego vio su mano izquierda extendida y entrelazada con la de Jisung, y esta vez, el cosquilleo fue en su pecho. ¿Qué estaba haciendo?

—Yo pondré mi mano en tu hombro, ¿puedo hacerlo?—preguntó. Minho asintió de inmediato.

Jisung volvió a sonreír.

Al ritmo de la música, Jisung empezó a balancearse sin ser tan rápido o demasiado lento, tratando que de esa manera, Minho pudiera seguirle el paso. Por su parte, Minho veía con atención sus pies, moviéndolos de manera errática y sin ninguna coordinación. Se sintió torpe, quería seguir cada paso, pero no estaba siendo sencillo para él.

—Lo estás haciendo bien—animó Jisung, llamando su atención para que lo mirara.

—No lo creo—murmuró incrédulo.

—¿Te gusta mi máscara?—cambió de tema, tratando de distraerlo, creía que de esa manera, Minho podría relajarse.

Asintió—¿Por qué la usas?

—¿Por qué la usas tú?—respondió con la misma pregunta.

Minho guardó silencio y agachó la mirada nuevamente. ¿Cómo le explicaba lo que escondía en su rostro? Presentía su reacción, estaba seguro de que no querría verlo de nuevo y se sentiría incómodo.

Así cómo él se sentía consigo mismo.

Al notar que evadió su mirada, Jisung supo que de nuevo había tocado un tema delicado, dándose cuenta también de que hablar con Minho era difícil, especialmente porque parecía que escondía muchas cosas sobre él mismo y su vida.

—Creí que sería divertido generar un poco de misterio—explicó cortamente Jisung ante su silencio, omitiendo la verdadera razón por la cual tenía que usar una máscara—Por eso estoy usándola.

Minho sonrió de lado y agradeció en silencio que no insistiera. Jisung se alejó un poco y giró sobre sus pies junto al sonido de la música, tomándolo por sorpresa. Al juntarse de nuevo, su mano viajó nuevamente hacia su cintura de manera automática y Jisung se pegó más a su cuerpo, cortando un poco más la distancia.

—¿Estás nervioso?—Jisung preguntó con una sonrisa traviesa. Minho solo apartó la mirada, confirmando ese hecho con ese pequeño gesto.

—Tú también lo estás, pero no deberías—susurró lo último sin mirarlo.

—Tengo mi cara casi cubierta—se encogió de hombros, soltando sus manos entrelazadas para poner ambos brazos en cada hombro, guiando ambas manos de Minho hacia su cintura—No lo sabes.

Minho le sostuvo la mirada durante unos segundos, viendo casi a través de ellos. Sus manos volvieron a hormiguear alrededor de su cintura y sus pies se movieron con fluidez junto con los de Jisung.

Estaba bailando por fin.

—Tu cuerpo no miente—habló Minho. Jisung ladeó la cabeza un poco confundido—Tal vez no lo has notado, pero mueves muchos tus dedos cada vez que me miras.

Minho lo había estado notando, los cortos golpeteos de los dedos del pelinegro sobre su hombro, moviéndose inquieto cada vez que sus miradas se cruzaban.

Sorprendido, Jisung dejó de moverlos, apenas dándose cuenta de que lo estaba haciendo en ese momento mientras le sostenía la mirada. Sintió sus mejillas calentarse y agradeció que la máscara ocultara la mitad de su rostro para que Minho no pudiera verlo.

—Además, muerdes mucho tus labios—siguió hablando. Ahora, sus mejillas se calentaron por sus propias palabras—Por eso…

Avergonzado, Jisung se detuvo y se alejó, soltando una risa nerviosa. Siempre creyó que era alguien seguro, ni siquiera él mismo se había dado cuenta de esos detalles en su comportamiento, tal vez porque nunca se encontró en una situación así con alguien más.

—¿No quieres ir al otro lado de la plaza?—cambió de tema, tratando de sentirse menos ansioso con Minho viéndolo—Conozco otro lugar.

Minho ni siquiera pudo responder, simplemente sintió la mano de Jisung rodear su muñeca, siendo prácticamente apartado de los demás que seguían bailando. Preocupado, mordió su labio inferior, creyendo que tal vez dijo algo que no debía e inevitablemente se sintió culpable.

Siguieron caminando en silencio, haciéndose paso entre las personas, cada vez alejándose un poco más del ruido de la plaza, hasta que se detuvieron frente a un enorme y frondoso árbol. A Minho le encantó la vista a pesar de que había poca luz iluminando esa zona, no podía dejar de asombrarse con cada cosa que veía a su alrededor, y sin duda alguna, ese árbol era hermoso.

—Llegamos—avisó Jisung, soltando a Minho para mirarlo de frente—Sé que no parece la gran cosa porque solo es un árbol, pero es más asombroso de lo que crees.

—Me parece increíble—murmuró, todavía viendo hacia arriba, asombrado por la altura y el montón de hojas que apenas dejaba pasar la luz de la luna.

—¿Alguna vez haz escalado un árbol?

Minho dirigió su mirada hacia él y su expresión se tornó confundida. Negó.

—Lo harás hoy entonces—le sonrió ampliamente y caminó hacia la base, tocando las gruesas ramas que sobresalían para asegurarse de que estuvieran lo suficientemente fuertes para apoyarse en ellas—El riesgo de hacernos daños tal vez sea un poco alto—avisó, moviendo las ramas.

—¿Entonces por qué vamos a subir si podemos caer de ahí?

Jisung se giró a verlo con diversión en sus ojos.

—Prefiero intentarlo y si algo pasa, bueno, no lo sé—se encogió de hombros con una corta risa, dándose la vuelta para empezar a escalar—La última vez lo hice tenía como doce años, no recuerdo.

—Jisung… No creo que sea buena idea—temeroso de que algo sucediera, Minho caminó hacia la base del árbol y se mantuvo atento a cada movimiento del pelinegro.

—¡Sube tú también!—gritó desde arriba—¡Solo ven por las mismas ramas que yo, las otras están muy inestables!

En su vida, Minho nunca escaló un árbol, no veía motivos razonables para hacerlo, pero Jisung parecía que lo hacía solo porque sí, por diversión, sin tener un objetivo importante. ¿Qué clase de persona era Jisung? Su actitud atrevida y aventurera era ciertamente llamativa, llenándolo de interés.

Un corto grito lo sacó de sus pensamientos de inmediato, otra vez atento a Jisung quien se había resbalado con una de las ramas y ahora se encontraba con uno de sus pies en el aire en busca de algo con qué hacer soporte, tratando de sostenerse con fuerza usando sus brazos para no caer desde esa altura.

—¡Te lo dije!—regañó, más no se quedó quieto. Con un poco de miedo, empezó a escalar también, yendo por el mismo camino del menor—¡Ya voy para allá, no te muevas mucho!

La mejor opción era no ver hacia abajo, si lo hacía, iba a arrepentirse, así que se concentró en seguir subiendo hasta que llegó casi a la altura en donde estaba Jisung. Se elevó lo más que pudo y posicionó muy bien sus pies para mantenerse equilibrado y con sus manos alcanzó la pierna de Jisung para darle soporte.

—Vamos… Solo quédate quieto y sube—dijo Minho, sintiéndolo moverse.

—Lo siento… Ya casi—con toda la fuerza que tenía en sus brazos, se sostuvo y elevó su peso sobre la rama, poniendo su pie sobre el hombro de Minho para lograr llegar—¡Ya está!—empezó a reír—Eso estuvo cerca.

Minho entrecerró los ojos hacia él, ¿por qué se reía de todo? ¿acaso no se dio cuenta de que estuvo a punto de caer?

—No es gracioso—negó con la cabeza, escalando hasta él.

Jisung hizo un puchero y ese gesto fue suficiente para que Minho relajara su expresión.

—Ven, siéntate aquí—palmeó el espacio a su lado, indicándole que podía acercarse.

Minho llegó como pudo y tomó asiento en donde le había indicado, dándose cuenta segundos después de la hermosa vista que había desde ahí hacia una parte del pueblo y el enorme castillo.

—Hay muchas luces…—comentó en voz baja, asombrado.

—Siempre quise subir a este árbol.

—¿Por qué no lo hiciste antes?

—No tuve la oportunidad de hacerlo, ya viste que no podía venir solo—rió en voz baja.

—Haces cosas muy peligrosas—regañó.

—A veces tengo mucha curiosidad—se encogió de hombros—Por eso subí a este árbol.

—Por eso entraste en mi mansión—agregó Minho, esbozando una corta sonrisa.

Jisung asintió y se quedaron en silencio un momento, ambos sumergidos en sus propios pensamientos. Minho tenía la vista fija en el castillo, llenándose de recuerdos de sus primeros años ahí. No podía recordarlos todos, pero una parte seguía presente, causando un leve dolor en su pecho.

—¿Conoces a los reyes?—preguntó de repente Minho, obteniendo la atención de Jisung.

—No…—mintió. Aclaró su garganta y se acomodó mejor—Es decir, si los he visto por el pueblo, pero no los conozco bien.

—Son personas muy crueles—dijo sin apartar la mirada del castillo, hablando sin pensar muy bien—Familias enteras de criaturas mágicas fueron expulsadas y todavía no entiendo el porqué.

Jisung escuchó lo herido que se sentía al respecto con sus palabras, eso lo hizo preguntarse aún más sobre su familia y sobre el porqué vivía solo con Félix siendo ambos criaturas muy diferentes; definitivamente no eran familia.

—¿Quieres regresar al pueblo?—preguntó directamente, atreviéndose a sostener su mano—Puedo ayudarte, puedes venir con Félix. Puedo conseguirte donde vivir y verás que nadie se dará cuenta.

—¿Regresar?... ¿Regresar al pueblo?

Minho nunca se planteó esa posibilidad, regresar a Windhall siempre sonó muy imposible y desde hace años que ni siquiera lo pensaba, ¿por qué regresaría?, ¿por qué regresaría al lugar en el que mataron a sus padres y lo echaron sin compasión alguna? Además, lo condenaron a vivir en el bosque con esa maldición que lo amarraba a la mansión, quitándole toda oportunidad de volver.

Un cúmulo de sentimientos llenó su pecho sin darse cuenta con el solo pensamiento, causando que sin querer, empezara a transformarse.

Jisung se sobresaltó levemente al darse cuenta de que los ojos de Minho cambiaron en cuestión de segundos a color negro, las venas en sus brazos se remarcaron hasta el punto de preocuparlo, pero no dejó que eso lo asustara; inhaló y exhaló para tranquilizarse, soltó su mano y acunó su rostro, haciendo que lo viera directamente.

—No puedo regresar—fue lo único que Minho dijo antes de agachar la cabeza y empezar a llorar—No voy a regresar.

Ciertamente, Jisung estaba confundido, estaba casi seguro de que la transformación se debía a que estaba enojado como anteriormente lo había visto, pero lejos de eso, Minho solo estaba triste.

Minho estaba lleno de dolor, y Jisung quería saber el porqué, sentía la necesidad de ayudarlo y estaba dispuesto a averiguar qué fue lo que pasó para que se sintiera de esa manera con la mención de vivir en el pueblo. Realmente creyó que eso era lo que quería, pero al parecer, estaba lejos de desearlo.

—Está bien—dijo con voz suave, limpiando con sus dedos la mejilla descubierta de Minho—Olvida lo que dije.

Minho elevó la mirada y recién se dio cuenta de que sus manos estaban pálidas y con las venas fuertemente resaltadas. Quiso huir de ahí, estaba muy avergonzado y no quería ver la expresión de Jisung, pero antes de alejarse, Jisung volvió a tomar su mano sin ningún tipo de disgusto y entrelazó sus dedos, tocando su piel fría, sin quejarse de sus uñas alargadas.

—Deja de huir de mi—le pidió sin dejar de verlo a los ojos—No te tengo miedo, Minho.

—No me conoces.

—Déjame hacerlo, entonces—pidió otra vez, mostrándose tranquilo y gentil.

En silencio, Minho asintió lentamente sin sentirse seguro, intentando calmar sus emociones para así regresar a la normalidad. Jisung le dio un apretón a su mano entrelazada, demostrándole apoyo, demostrándole una vez más, que era diferente al resto.

—Gracias por dejarme estar contigo en el festival—siguió hablando—Lamento hacerte subir este árbol.

—Creo que… Creo que subir este árbol es lo más normal que he hecho fuera de la mansión. Gracias a ti por eso—le sonrió cortamente, sintiendo de nuevo como su cuerpo se relajaba y volvía a la normalidad—Gracias por dejarme bailar contigo también.

—Deja de agradecer tanto—rió bajito, sintiéndose apenado—Me gustaría seguir viéndote, ¿puedo hacerlo?

—N-No lo sé, es decir, está bien… Está bien si tú quieres eso—asintió, sonrojándose por la petición.

Jisung estaba feliz en su interior, estaba seguro de que podía calmar la angustia y el dolor de Minho poco a poco con pequeñas cosas que le harían ver que era mucho más que el monstruo que todos decían que era.

Frente a ellos, el cielo se iluminó con diferentes luces de colores acompañadas de un estruendoso sonido, esparciéndose como pequeñas estrellas que desaparecían a los segundos. Minho se sobresaltó, pero se relajó al sentir un apretón en su mano.

—Son luces artificiales, eso significa que ya estamos en la media noche.

Minho nunca había visto luces artificiales así de cerca, y a pesar del sonido, no pudo apartar la mirada para no perderse ningún segundo de ese hermoso espectáculo, inmerso en ese pequeño momento en el que su mano se sentía cálida con la de Jisung, ese pequeño momento en el que sus miedos se esfumaron, en el que sus ojos brillaron otra vez.

Y entonces, Minho sintió calma en su corazón.

☾ ⋆*・゚:⋆*・゚: 𝘣𝘭𝘶𝘦 𝘳𝘰𝘴𝘦𝘴 : ⋆*・゚: .⋆

¿Qué les está pareciendo?🥺 ojalá que les esté gustando n.n

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