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07ও

La reina caminaba impaciente de un lugar a otro dentro del salón principal bajo la inexpresiva mirada de su esposo e hijo, pensando una y otra vez en las estrategias que debían empezar a implementarse después de haber recibido una amenaza del exterior. Estaba asustada, perder la corona no estaba en sus planes, pelearía hasta el final con tal de no regresar a lo que era antes de ser coronada.

—¿Por qué están tan tranquilos? ¡Debemos estar más alertas ahora!—se detuvo a verlos. Jisung suspiró sin prestarle mucha atención y el señor Han simplemente apartó la mirada—La seguridad en este castillo cada vez es peor—negó con la cabeza.

—Estás exagerando—el rey se puso de pie y se paró frente a ella—Una broma puede hacerla cualquiera—se encogió de hombros, arrebatándole el trozo de papel para luego romperlo y tirarlo.

—Tú sabes que no puede ser una broma—lo miró directamente, casi hablándole en el silencio—Sabes perfectamente que podemos perder la corona con una estupidez así—su voz tembló con temor, negándose a que eso sucediera.

Jisung quiso descifrar lo que eso significaba, notando la complicidad entre sus padres al hablar del tema. No podía comprender totalmente las razones por las cuales su mamá estaba tan alterada; entendía que un ataque al castillo podría ser terrible, pero a lo largo de su vida, nunca escuchó indicios de alguna guerra, Windhall siempre tuvo buenas relaciones con los demás reinos.

A no ser que sus padres estuvieran escondiendo algo. 

—Jisung pronto se casará, solo espera un poco más y estaremos seguros—el rey trató de tranquilizarla, tomándola por los hombros para guiarla hasta su silla.

—¿Cuánto más debemos esperar?

—Solo unos meses más—la vio suspirar, todavía intranquila—Los Hwang no quieren adelantar la boda

La reina sobó sus sienes con sus manos temblorosas, no podía estar de esa manera por tanto tiempo.

—¿Ya me puedo ir?—Jisung preguntó en medio del silencio, obteniendo la atención de sus padres.

—¿Por qué eres tan indiferente?—preguntó la mujer, ciertamente molesta.

—Puedo notar que hay algo que no me están contando—se atrevió a decir, concluyendo en esa posibilidad—No puedo entender el porqué de tu miedo, mamá, resuelvan eso ustedes, yo solo debo casarme, ¿no es así?

La reina rió sorprendida por su altanería, dispuesta a responder, pero su esposo la detuvo en silencio, negando con la cabeza y con una mirada de advertencia. Jisung tenía razón, estaban escondiendo las razones por las cuales no podían sentirse tranquilos, pero no tenía porqué decirle, por lo menos no ahora.

Nunca, si era posible.

—Cuida bien lo que vas a decir—regañó el rey cuando estuvieron a solas—Jisung es demasiado curioso, no puedes permitir que algo como eso lo sepa él.

—¿Y qué hará? ¿Matarnos?—rió—Somos sus padres.

—¿Y por eso te sientes segura? Por favor, casi nos odia.

La sonrisa se borró del rostro de la reina.

—Tú crees… ¿Tú crees que sea capaz?

—No lo sé—suspiró—Pero no debemos arriesgarnos, es un chico listo.

La reina asintió lentamente y arrugó el ceño con preocupación, guardar secretos era realmente difícil, en especial si se trataba de algo que muchos ya sabían.

¿Por cuánto tiempo más podrán esconderlo?

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Mientras se dirigía a su habitación, Jisung no esperó que de manera repentina alguien tomara su muñeca y lo metiera dentro de una de las habitaciones vacías del pasillo, tomándolo por sorpresa. Jadeó en cuanto su espalda tocó la pared, sintiéndose acorralado.

Su preocupación se esfumó por completo y una expresión irritada se formó en su rostro tan pronto se dio cuenta de quién se trataba.

—¿Ahora qué?

—¿Otra vez con esa expresión?—sonrió de lado, pasando su dedo sobre el entrecejo arrugado del menor—Estás muy joven para enojarte tanto.

—No estoy enojado—movió la cabeza hacia un lado para apartarse de su tacto, ahora menos a la defensiva.

—Es un alivio entonces—Hyunjin volvió a sonreír, esta vez más amplio—Quiero hablar contigo.

—¿Tienes que tenerme así para hablar?—preguntó en voz baja, acorralado contra la puerta de la habitación con los brazos del príncipe obstaculizando cada lado—No era necesario tampoco aparecer así, con lo fácil que es simplemente actuar como una persona civilizada.

—Es necesario—asintió sin apartarse—Así estoy cómodo.

—Yo no—lo vio con seriedad—Así que hazte a un lado antes de que te golpee—amenazó en voz baja sin apartar la mirada. No se sentía intimidado, sabía las intenciones del príncipe Hwang.

Hyunjin suspiró rendido y sin insistir se hizo a un lado, dándole espacio para que pudiera moverse.

—Eres muy aburrido, ¿te lo han dicho? Estamos solos aquí y tú solo quieres alejarte.

Jisung rodó los ojos y tomó asiento en una silla dentro de la habitación, le hizo un gesto para que empezara a hablar, sino, no seguiría perdiendo el tiempo ahí.

—Vamos al festival—propuso—Es hoy, creo que sería bueno que fuéramos juntos.

—¿Por qué eso sería bueno?

—¿Tienes alguien más con quien ir?—enarcó una ceja, esperando una respuesta.

Jisung pensó en Minho, podría decir que iría con él y si no fuera porque no estaba seguro de si iría o no, le diría que ya tenía compañía, pero, ¿a quién iba a engañar? Las posibilidades de que no fuera eran mucho más altas.

—Puedo ir solo—se encogió de hombros, apartando la mirada hacia la ventana de la habitación que daba justo al bosque.

—¿Lo ves? Aburrido—rodó los ojos—Al menos lo intenté. Recuerda que vamos a casarnos, ser más amable conmigo no te hará daño.

—Estoy siendo amable, de verdad que si.

—Ni siquiera me has dicho en donde está tu habitación.

—¿Para qué quieres saberlo?

—No lo sé, podría visitarte por la noches, tú sabes… Podemos hacer muchas cosas juntos, te sorprendería lo que sé hacer—sonrió con picardía, haciendo sonrojar al menor en cuestión de segundos.

Le resultaba divertido ponerlo nervioso.

—¡Por eso no quiero!—tomó uno de los cojines que había cerca y se lo tiró al príncipe, escuchando una carcajada de su parte—Cuanto atrevimiento—murmuró perplejo.

—Como sea, nos veremos en el festival entonces, no vayas a ponerte celoso si me ves con alguien más—le guiñó el ojo y con una sonrisa egocéntrica salió de la habitación, cerrando con cuidado la puerta tras él.

Un largo y cansado suspiro salió de los labios del pelinegro al verlo salir, todavía en la misma posición, asimilando lo que acababa de suceder.

Algún día, Hwang Hyunjin iba a volverlo loco.

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Minho suspiró fuertemente cuando abrió su armario y vio toda la ropa que tenía. Un suspiró abandonó sus labios cuando se dio cuenta de que no tenía nada que se viera lo suficientemente decente para un festival.

Durante sus años en la mansión, Félix se encargó de conseguirle ropa en algunas de sus idas al pueblo, así que no tuvo problemas con eso, sin embargo, ahora que analizaba cada prenda, había algo en él que lo hacía sentir inconforme.

Sacó cada prenda y la expuso sobre su cama, vio con detenimiento cada una de ellas y en su cabeza no se veían tan bien puestas en él.

—¿Entonces si iremos al festival?

Minho salió de sus pensamientos y se giró rápidamente hacia la puerta, encontrándose con Félix bajo el umbral con una enorme sonrisa en su rostro.

—¿De qué hablas?—no respondió, tomando la ropa de manera desordenada para meterlas nuevamente en el armario.

—Estás eligiendo ropa.

—Hago eso todos los días—mintió, luciendo indiferente.

Félix entrecerró los ojos con sospecha sin dejar de sonreír. Estaba claro que no le creía, Minho nunca fue alguien minucioso con la ropa, la mayoría del tiempo usaba cualquier cosa porque de todas formas, se la pasaba encerrado, por lo que al verlo tan pensativo sin despegar la vista de las prendas en su cama, dedujo rápidamente que estaba eligiendo lo que iba a usar.

Justo el día del festival.

—Puedo ayudarte a elegir algo que ponerte—se acercó al armario y le dio un vistazo a lo que acababa de meter.

—No iré a ninguna parte—se negó, sintiéndose avergonzado—Si vas a ir entonces hazlo, no cuentes conmigo.

Félix rodó los ojos e ignoró las palabras del rubio, sacando toda la ropa de nuevo para ponerla sobre la cama.

—Iré contigo para que te sientas más seguro.

—¿Qué te hace creer que me siento seguro contigo?—respondió con el ceño fruncido.

—No lo sé—se encogió de hombros, esta vez viéndolo—Solo sé que quieres ir y no quieres enfrentarlo solo.

Minho relajó su expresión y apartó la mirada al no poder negar ese hecho.

—Tengo mucho de no ir más allá del bosque—dijo, tomando asiento en la orilla de la cama—Ni siquiera es importante ir, solo olvídalo y diviértete tú.

—Tampoco quiero ir solo. Además, Jisung dijo que quiere que ambos vayamos.

La mención de Jisung hizo que Minho elevara la mirada. Félix sonrió para sí mismo.

—Creo… Creo que está bien entonces—accedió por fin, todavía sin sentirse seguro—Pero no prometo poder lograrlo.

Félix asintió y no comentó nada más, presionarlo no era buena idea, tampoco insistir demasiado, y que haya accedido ya era más que suficiente, porque si al final, Minho decidía no salir del bosque, lo entendería y no iba a quejarse.

Por ahora, estaría conforme con esa respuesta.

—Muy bien, creo que sé lo que vas a usar con lo que tienes.

—¿Tan rápido?

—Ajá. También debemos pensar en cómo vas a peinar tu cabello.

Minho puso ambas manos sobre su cabello, sintiendo su textura con más atención. Nunca había utilizado el cabello de manera diferente, nunca se vio en alguna situación en la que debería de hacerlo, por lo que no tenía idea de cómo se vería con otro peinado.

—¿No puedo solo usarlo así?

—Si podrías—asintió—Pero vamos, es un festival, ¿no te gustaría lucir diferente?

Minho se puso de pie frente al espejo de su habitación que seguía tapado con una larga sabana blanca desde hace mucho. Estaba de más decir que odiaba su aspecto, se tomó la molestia de tapar cada uno de los espejos en lo que pudiera verse dentro de la mansión, a excepción del que estaba en el primer piso y el de la habitación de Félix. Desde muy joven sintió la necesidad de esconderse y mientras vivió solo, destruyó cada uno de los espejos que habían dentro, incluso destruyó las ventanas con tal de no ver su reflejo, y fue solo hasta que Félix llegó que volvió a tenerlos; lo aceptó con la condición de que estarían tapados y los usaría hasta que se sintiera listo para hacerlo.

En ese momento no estaba listo, sin embargo, tenía curiosidad de cómo se veía, la última vez que lo hizo estaba transformado en un monstruo.

Quitó la sabana que cubría el espejo y tras un fuerte suspiro vio su reflejo, analizando su cuerpo entero con temor, fijándose en como vestía, en cómo su cabello se miraba desordenado y en la máscara que cubría la mayoría de su rostro.

Se veía como alguien normal, pero, ¿cómo iba a explicar lo de la máscara? Se negaba rotundamente a quitársela.

—Pero… No puedo ir sin la máscara—la tocó sin dejar de verse.

—No importa si la usas, te aseguro que nadie dirá nada.

Minho no estaba conforme, pero si quería ir, debía usarla y enfrentarse a cualquier comentario o miradas.

Odiaba las miradas.

—¿De verdad crees que Jisung vaya?—preguntó en voz baja.

Félix asintió con un sonido de aprobación, notando cómo poco a poco, Minho empezaba a ceder.

—Por ahora, es mejor que tomes una ducha y desayunes, el festival es hasta en la noche.

Minho asintió, todavía frente al espejo sin dejar de verse, teniendo un leve presentimiento de que tal vez, después de tanto tiempo, algo bueno podría pasarle esa noche. Sin embargo, su lado negativo e inseguro le decía una y otra vez que todo era en vano, que nunca podría vivir cómo alguien normal y que de alguna manera, terminaría convirtiéndose en el monstruo que era.

Porque mientras tuviera esa maldición y esa máscara en su rostro, cualquier intento por ser normal no serviría de nada.

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Dejando de lado los problemas y preocupaciones de sus padres, Jisung empezó a vestirse para el festival. No iba a pedirles permiso, no estaba prohibido ir de todas formas, de igual manera, a sus padres no les gustaba que saliera; debía ser muy cuidadoso para no ser reconocido. Las posibilidades de que alguien supiera que era el príncipe eran pocas, las personas del pueblo solían embriagarse mucho durante el festival, ignorando por completo a los de su alrededor. Es por eso que, las criaturas mágicas pasaban tan desapercibidas entre las personas.

Esta vez no necesitó la ayuda de Jeongin, debía ir lo más desapercibido posible, así que optó por utilizar su ropa menos fina para no llamar la atención, no se puso ninguna de sus joyas y su cabello lo dejó sin peinar demasiado. Cuando estuvo listo, se puso de cuclillas frente al baúl que estaba frente a su cama, quitó el candado y lo abrió. Una sonrisa a medias se formó en sus labios al encontrarse con todas las cosas que había guardado ahí, siendo un recuerdo de muchas etapas de su vida. Revolvió entre ellas hasta que encontró lo que necesitaba.

—Muy bien—se dijo así mismo, dirigiéndose nuevamente al tocador—Sabía que tenía una.

Con delicadeza tocó la máscara que tenía entre sus manos y limpió el poco polvo que tenía, con su dedo delineó los detalles plateados que decoraban el fondo negro y sonrió.

Tapar la mitad de su cara con una máscara era una buena idea, nadie estaría sorprendido puesto que muchas personas lo hacían, era normal utilizarlas en un día como ese, a las personas les gustaba mantener el misterio. Luego de limpiarla totalmente, se la puso, dejando al descubierto únicamente sus labios y mentón.

Imposible que alguien lo reconociera.

Al notar que el cielo había oscurecido en su totalidad, decidió que era hora de irse. Para su buena suerte, no habían guardias rondando su zona, por lo que salir del castillo desde la parte trasera se le hizo fácil. Luego de atravesar el jardín trasero, se adentró al bosque sin problemas, sabía que irse por el frente era el camino más sencillo hacia el pueblo, pero iba a ser más difícil porque había más vigilancia; de todas formas no le molestaba caminar un poco más.

Mientras se hacía paso entre los árboles, pensó en las posibilidades de ver a Minho, no estaba seguro de si podría encontrarse nuevamente con él, después de arreglar el jardín, ¿qué otra excusa tenía para ir a la mansión? Porque al parecer, a Minho no le gustaban las visitas.

El sonido de la música lo hizo salir de sus pensamientos, apenas dándose cuenta de que había salido por otro de los extremos del bosque, el que estaba más cerca del pueblo. Una sonrisa se dibujó en sus labios al notar el alegre ambiente de los habitantes de Windhall, y mientras más se acercaba, más escuchaba las risas y las voces de las personas, divirtiéndose por todos lados.

Dirigiéndose hacia la plaza principal, Jisung hizo su primera parada en un puesto de comida. Esperó pacientemente para ser atendido debido al montón de personas que estaban esperando su turno, pero antes de llegar al frente, un brazo rodeó su cintura, haciéndolo a un lado.

Asustado, Jisung se apartó rápidamente para enfrentar a la persona que se atrevió a tocarlo de esa manera. Rodó los ojos al ver quién era.

—¿Qué es lo que te pasa?

—Perdón, no pude evitarlo—Hyunjin se encogió de hombros y sonrió con burla.

—¿Cómo supiste que era yo?

—Tienes una cintura que no pasa desapercibida. Estaba casi seguro de que eras tú.

—¿Casi seguro? ¿Qué tal si era alguien más? No puedes ir por ahí haciendo esas cosas—regañó, manteniendo el ceño fruncido.

—No te enojes—hizo un puchero. Jisung rodó los ojos—¿Acabas de venir?

—Hace un rato, si—asintió, relajando su expresión poco a poco—Estaba por conseguir algo de comer, y por tu culpa no podré—vio de nuevo el cúmulo de personas frente al puesto de comida, ahora tendría que esperar otra vez.

—Vamos, busquemos algo más—sin preguntar, tomó la muñeca del más bajo y lo jaló hacia el otro lado de la plaza en busca de algo de comer.

Sin quejarse, Jisung simplemente dejó que lo llevara, estaba cansado de discutir con el príncipe Hwang, había notado que todo lo que hacía siempre era para molestarlo, así que no le quedaba de otra más que soportar sus intentos por hacerlo enojar.

—O, podemos bailar si quieres—sugirió cuando llegaron al centro, encontrándose con muchas personas bailando al compás de la música.

En ese tipo de festivales, los habitantes de Windhall se reunían con sus instrumentos y deleitaban a los demás con su talento, tocando música alegre para que todos pudieran disfrutarla. Jisung notó que muchos ya se encontraban ebrios, más no estaban causando problemas, simplemente se divertían entre sí.

—No bailaré contigo—se negó luego de unos segundos en silencio.

Hyunjin soltó la muñeca del príncipe Han y esbozó una enorme sonrisa sin mirarlo.

—No importa, ya tengo con quien hacerlo—comentó antes de empezar a alejarse, yendo en otra dirección sin decirle nada más.

Confundido, Jisung lo siguió con la mirada hasta que lo vio detenerse frente a un chico, pero su atención tomó un rumbo totalmente diferente cuando se dio cuenta de la presencia de alguien más.

Sonrió para sí mismo al verlo.

Minho.

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Gracias por los comentarios y votos<3 espero que les esté gustando.

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