𝚍𝚘𝚜
Las piernas le temblaban como si hubiera pasado horas haciendo ejercicio, ese era el efecto que Park ChaeYoung tenía en ella.
—¿Qué pasa? – le preguntó JiSoo al verlas llegar abrazadas al lobby del hotel, en donde ella y Lisa estaban esperando el ascensor. — ¿Todo bien?
Jennie asintió ante el apretón de ChaeYoung en su cintura, pegándola más a su cuerpo.
—Sí, solo estoy un poco mareada.
Y no era mentira, estaba mareada. Sentía a su novia por todos lados, desde los pies a cabeza. Su cuerpo estaba totalmente cubierto por la esencia de ChaeYoung.
Lo que había sucedido en el auto había sido alucinante. Nunca se había sentido tan caliente como en ese momento, mucho menos que su novia la masturbara aún cuando sus miembros y managers estaban en el mismo lugar a tan solo un par de metros de distancia.
Tal vez no era una excusa, pero entendía el por qué su mente estaba totalmente de cabeza.
—¿Y bien? – habló Lisa, todas entrando al elevador. — ¿Seguiremos la fiesta en su habitación? Estaba hablando con JiSoo-unnie sobre la manera de meter alcohol. – codeó a la mayor. — Y mañana tenemos el día libre, así que no tenemos que preocuparnos de trabajar con resaca.
—Es una bue- – la mayor dejó de hablar a media frase al sentir un nuevo apretón en su cintura. ChaeYoung negó con la cabeza casi imperceptiblemente, pasando la punta de su lengua por sus labios para humedecerlos. — No, Lili. – negó de inmediato, sintiendo un poco de culpa por la expresión de decepción en el rostro de la menor. — Es que estoy un poco exhausta.
—Venga, Lis; tú, Chaeng y yo podemos viajar al hermoso estado de la ebriedad sin Jennie está vez. – habló JiSoo, colocando su brazo alrededor del hombro de la menor de todas, teniendo que colocarse de puntitas para eso. — Agáchate un poco, maldita jirafa.
Justo cuando ambas iban a empezar a discutir, la puerta del ascensor se abrió y ChaeYoung entrelazó su brazo con el de Jennie, ambas comenzando a caminar hacia su habitación.
—Yo también estoy un poco cansada, unnie, mejor dejémoslo para mañana. – dijo, dándose cuenta de que no le habían prestado nada de atención. Rodó los ojos y esperó a que Jennie abriera la puerta.
Las manos de Jennie temblaban ansiosas y el temblor en sus piernas no le ayudaba en nada. Su cuerpo estaba sensible y el tener la pesada mirada de ChaeYoung sobre ella, atenta a todos sus movimientos, la hacía sentir como si se estuviera quemando.
En cuanto abrió la puerta, dejó entrar primero a ChaeYoung y luego lo hizo ella, dándole un vistazo a sus amigas antes de entrar por completo.
Al cerrar la puerta, su espalda se chocó con el pecho de ChaeYoung. Las manos de la menor viajaron hasta su cintura, presionando con suavidad para pegarla más a su cuerpo.
—Chae... – suspiró la mayor, echando su cabeza hacia atrás para darle más espacio a su novia y a sus besos húmedos en la piel de su cuello.
—Acabas de mentir mucho, unnie. – se burló la menor, avanzando un par de pasos hasta dejar el cuerpo de Jennie entre el suyo y la puerta. — ¿Quién diría que Jennie Kim mentiría tanto? – preguntó mientras su manos se movían dentro de la chaqueta, acariciando la piel de Jennie, dándose cuenta de que está no traía nada abajo aparte de un brasier. — Siempre me facilitas las cosas.
Desabrochó la prenda, asegurándose también de quitar las tiras para por fin dejarlo caer al suelo. Jennie gimió cuando dos dedos de ChaeYoung apresaron uno de sus pezones, pellizcandolo.
—Date la vuelta. · ordenó ChaeYoung en un susurro, dando un paso hacia atrás para darle suficiente espacio.
Pareció que el tiempo de detuvo a su alrededor, solo eran ellas dos en el mundo, mirándose con todo el amor y deseo que no podían expresarse más allá de esas cuatro paredes. La mirada de ChaeYoung era puro fuego, ardiente y pasional fuego.
No supieron cuánto tiempo estuvieron mirándose exactamente, solo eran conscientes del ardor en sus cuerpos reclamandoles sentir a la otra y, por supuesto, fue ChaeYoung quién se cansó de esperar.
Era un beso abrasador y Jennie ni siquiera tuvo tiempo de cerrar los ojos cuando la punta de la lengua de ChaeYoung tocaba sus labios pidiendo permiso para entrar. Sus piernas parecieron ceder ante su peso en tan solo cinco segundos, pero el cuerpo de su novia le impidió que se cayera al suelo.
Las manos de ChaeYoung eran frenéticas, no podía dejarlas quietas en ningún lugar, simplemente sentía la necesidad de tocar cualquier rincón del cuerpo de Jennie.
La menor bajó el rostro hasta el cuello de Jennie; besando, mordiendo y chupando a su antojo, deleitando su audición con los jadeos casi imperceptibles que Jennie dejaba salir. Los dedos de su mano derecha jugaron con el cierre de la chaqueta de Jennie, comenzando a bajarla lentamente hasta desabrocharla por completo.
—Frío... – se quejó Jennie al sentir el frío en su torso desnudo.
—Pronto sentirás las llamas del infierno, amor. – respondió la menor, comenzando a bajar aún más hasta dejar un pequeño beso en el pezón izquierdo de Jennie. — Se una niña buena y quédate pegada a la puerta.
—Oh, dios. - gimió la mayor.
ChaeYoung chupaba su seno como si fuera un bebé. Sus manos viajaron hasta el cabello rubio, tomando un puñado de estos y pegándola más a su cuerpo como si fuera posible. La humedad en su entrepierna estaba aumentando con cada segundo que pasaba y el palpitar en su centro comenzaba a ser insoportable.
Cuando ChaeYoung decidió darle atención a su otro seno, Jennie comenzó a mover sus caderas en un vaiven lento sobre la rodilla de su novia, tratando de liberar la presión que sentía en su vientre bajo.
—Ah-ah. – negó ChaeYoung, colocando sus manos en la cintura de Jennie para pegarla por completo a la puerta. — Dije que te quedarás quieta.
—Rosé, por favor...
Un sonrisa burlona se instaló en el rostro de la menor.
—¿Por favor? – preguntó, Jennie asintió mientras tragaba saliva pesadamente. — Por favor, ¿qué?
—Por favor, follame.
Jennie se sorprendió al ver a ChaeYoung caer de rodillas en el suelo, y estaba a punto de preguntarle si estaba bien cuando perdió el soporte de su pierna izquierda.
—¿Qué estás...? Ah, joder. – gimió audiblemente.
La nariz de ChaeYoung se había presionado contra su centro, haciéndola pegar un brinco. La menor ni siquiera se había tomado la molestia de quitarle la falda ni las bragas, simplemente las había dejado allí y pasaba su lengua por encima de estás, privando a Jennie de la satisfacción de sentir su lengua directamente.
—Así no, Rosie... – gruñó, moviendo sus caderas hacia adelante. — Joder.
La menor soltó una risita y se separó un poco, dejando caer la pierna de Jennie al suelo y que se apoyará por completo. Miró hacia arriba, estudiando cada pequeño detalle del rostro de su novia.
El cabello de Jennie estaba tan revuelto que incluso un par de mechones caían sobre su frente, sus mejillas estaban sonrojadas debido al calor del momento y al alcohol que había consumido apenas una hora atrás y, esto obviamente no podía faltar, el pecho y cuello brillante de la mayor debido al sudor y a los besos húmedos que ChaeYoung había dejado anteriormente.
—Eres tan jodidamente hermosa. · dijo sin pensar, tomando con sus manos el dobladillo de la falda de Jennie para comenzar a bajarla. — Una diosa entre simples mortales.
La mano de Jennie se poso en la cabeza de la menor, tomando unos pocos mechones de cabello y empujarla suavemente hacia adelante, indicando que era lo que quería.
ChaeYoung termino de bajar la falda y las bragas de su novia, acercó su rostro al muslo de Jennie y comenzó a regar besos y mordidas por esta hacia su entrepierna, colocando la pierna de la mayor sobre su hombro de nuevo y, por fin, enterrando su rostro en la intimidad de Jennie.
La pierna derecha de la mayor tembló al sentir la caliente lengua de su novia contra su necesitado centro. Su mano sobre la cabeza de ChaeYoung se apretó y la pegó más a su vagina, moviendo sus caderas de atrás hacia adelante, frotándose sobre la lengua y la nariz de su novia sin cuidado alguno.
—Dios mío, Rosé... – gimió ruidosamente al sentir la lengua de su novia en su interior.
Toda cordura estaba comenzando a dejarla poco a poco. No le interesaba si más huéspedes del hotel estaban pasando por el pasillo fuera de su habitación en ese momento, lo único importante era la sensación tan deliciosa que le provocaba la fricción de la lengua de su novia en ella.
Su cabeza se echó hacia atrás para dejar salir otro gemido, está vez el nombre de su novia escapando en medio de este. Su mano libre fue a parar en el picaporte de la puerta en un intento de sostenerse de algo que la ayudara a mantenerse de pie mientras seguía moviendo sus caderas frenéticamente.
De un momento a otro, su visión quedó a oscuras al mismo tiempo que su vientre se relajaba y los movimientos de su cuerpo de iban deteniendo poco a poco. ChaeYoung no se alejó de inmediato, su lengua siguió acariciando con suavidad la vagina de Jennie, saboreando los fluidos de esta.
El pecho de Jennie subía y bajaba irregularmente cuando ChaeYoung se puso de pie frente a ella de nuevo. Los labios de la menor estaban brillantes por lo que de inmediato sus ojos fueron a parar sobre ellos.
—¿Te cansaste? – preguntó ChaeYoung en un susurro, quitando algunos mechones del cabello de Jennie de su rostro.
—Dame dos minutos. – pidió la mayor, tratando de regular su respiración.
De nuevo, una gran sonrisa se instaló en el rostro de la menor. No había escuchado un sí...
—Te daré dos minutos de descanso luego de tu tercer órgasmo, unnie. – murmuró y unió sus labios de nuevo, asegurandose de que Jennie probará el sabor de sus propios fluidos.
En medio del beso se agachó un poco y colocó sus manos en la parte trasera de los muslos de su novia, indicándole que saltará. Jennie entendió de inmediato y sus piernas se enredaron alrededor de la cintura de su novia mientras está apretaba sus glúteos con gusto y gana, atreviéndose a darle una nalgada en algún momento.
—¿Ya te había dicho feliz cumpleaños? – preguntó ChaeYoung en cuanto se separaron para tomar aire, bajando su rostro para besar y lamer el cuello de Jennie.
—Un par de veces, sí.
—Entonces, feliz cumpleaños, mi amor. – dijo la menor con felicidad, arrancándole una risita llena de alegría a Jennie.
Ambas, sin cuidado alguno, cayeron sobre la cama de la menor y comenzaron a reír mientras se miraba a los ojos. Jennie supo apreciar el cambio en los ojos de su novia, de como habían pasado a ser unos ojos oscuros llenos de deseo a estar brillando intensamente llenos de alegría y amor.
—Te amo, Jennie. – murmuró ChaeYoung, acariciando el cabello de Jennie antes de comenzar a dejar pequeños besos por todo el rostro de la mayor. — Y feliz cumpleaños.
Jennie soltó una risita y tomó el rostro de ChaeYoung entre sus manos para apreciarlo por algunos segundos antes de atraerla hacia sí misma y unir sus labios en un suave beso.
Caricias lentas y suaves iban y venían, sin prisa alguna, simplemente sintiéndose la una a la otra.
ChaeYoung se separó durante unos segundos para desvestirse bajo la atenta mirada de su novia, quién se había apoyado en sus brazos para mirarla.
El centro de la menor se contrajo deliciosamente al ver a Jennie totalmente desnuda (a excepción de la bendita chaqueta) y sudorosa en su cama, mirándola con los ojos oscuros debido al deseo y con la lengua entre los dientes y la boca entreabierta.
ChaeYoung se bajó el short y las bragas, dejándolos caer al suelo antes de subirse a horcajadas sobre Jennie, quién se sentó y abrazo la cintura de su novia con sus brazos y alzaba el rostro para besarla de nuevo.
Está vez fueron las manos de Jennie quienes recorrieron con gusto el torso y la espalda de su novia, jadeando y disfrutando de los pequeños gruñidos de ChaeYoung en su oído.
Las caderas de ChaeYoung se movían de adelante hacia atrás, frotándose sobre el muslo de Jennie y acercándose cada vez más a su ansiado órgasmo.
—Gracias por hacer cada cumpleaños mejor que el anterior, Rosie. – susurró Jennie, bajando su mano derecha hasta colocarla entre sus cuerpos y que sus dedos medio y anular tocaban el centro de su novia y su pulgar se encargaba de presionar su clítoris. — Simplemente gracias por amarme.
ChaeYoung gimió cuando Jennie introdujo sus dedos en su cuerpo, bombeando lentamente y moviendolos en círculos. Todo el cuerpo de la menor tembló entre los brazos de Jennie cuando está encontró su punto dulce, comenzando a presionarlo una y otra vez mientras que con su pulgar acariciaba su clítoris.
Con sus manos tomó el rostro de Jennie y la guío a su boca, volviendo a unir sus labios en un desenfrenado y descuidado beso lleno de lengua y baba, tanto que cuando se separaban para tomar aire, un pequeño hilo de saliva las mantenía unidas.
—Feliz cumpleaños, Jennie Kim. – dijo por quinta vez, dando una última estocada con sus caderas para por fin llegar al órgasmo.
—Buenos días. – saludó Lisa cuando Jennie y ChaeYoung por fin aparecieron en el comedor a la hora del desayuno.
Ambas venían con las manos entrelazadas mientras sonreían radiantes y se sonrojaban como un par de colegialas cada vez que sus miradas chocaban.
Para JiSoo no fue indiferente en el que Jennie llevaba la misma chaqueta que había utilizado en los conciertos, por lo que se preguntó porque la tenía todavía y no se la había dado a las estilistas.
—Buenos días. · saludó ChaeYoung, sentándose primero para que Jennie se sentara en su regazo.
Estaban aprovechando que nada más se encontraban ellas allí.
—Buack, mucho amor y cursilerías muy temprano. – se quejó la mayor, mirando detalladamente a su mejor amiga. — ¿Por qué tardaron tanto?
Jennie se encogió de hombros, estirándose hasta tomar un pedazo del pancake de Lisa y comer un pedazo para darle el otro a ChaeYoung.
—Consiguete tu propia comida, Kim. – gruñó la tailandesa, levantando el tenedor amenazadoramente hacia Jennie.
—Sí, estoy hambrienta. – se quejó, girando hacia ChaeYoung para darle un pequeño beso en los labios. — Ya vuelvo.
ChaeYoung siguió con la mirada a Jennie hasta el buffet hasta que JiSoo se aclaró la garganta.
—¿Qué?
—"Yi timbiín istiy in pici cinsidi, innii, mijir dijimisli piri miñini" y una mierda, estúpida jirafa mentirosa. – se burló JiSoo, haciendo que Lisa riera también. ChaeYoung puso los ojos en blanco.
—Venga, unnie, a la próxima dile a Lisa que también te regale algo así también. – soltó, levantándose para ir a buscar su desayuno. — Además, ¿hay algo mejor que el sexo de cumpleaños?
𝙶𝚛𝚊𝚌𝚒𝚊𝚜 𝚙𝚘𝚛 𝚕𝚊 𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊𝚍𝚊
alxcstr
𝚈 𝚏𝚎𝚕𝚒𝚣 𝚌𝚞𝚖𝚙𝚕𝚎𝚊𝚗̃𝚘𝚜 𝚊 𝚖𝚒 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎𝚗̃𝚘 𝚜𝚘𝚕𝚎𝚌𝚒𝚝𝚘.
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