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𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘¹

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𝔗𝔬𝔡𝔬 𝔢𝔩 𝔮𝔲𝔢 𝔠𝔯𝔢𝔞 𝔲𝔫 𝔪𝔬𝔫𝔰𝔱𝔯𝔲𝔬, 𝔱𝔞𝔯𝔡𝔢 𝔬 𝔱𝔢𝔪𝔭𝔯𝔞𝔫𝔬 𝔥𝔞 𝔡𝔢 𝔡𝔢𝔰𝔱𝔯𝔲𝔦𝔯𝔩𝔬, 𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔬𝔫𝔰𝔱𝔯𝔲𝔬 𝔩𝔢 𝔡𝔢𝔰𝔱𝔯𝔲𝔶𝔢 𝔞 é𝔩.

- 𝔍𝔬𝔯𝔡𝔦 𝔖𝔦𝔢𝔯𝔯𝔞 ℑ 𝔉𝔞𝔟𝔯𝔞.
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Año 1015.
Reino de Noruega.

Tres hermanos -dos chicos y una chica- se encontraban escondidos detrás de unos arbustos, conteniendo la respiración por el miedo y a la vez emoción. Sus padres los matarían si descubrieran que estaba ahí, pero como siempre dicen, la curiosidad mató al gato.

-Hermanita, debemos irnos, es muy peligroso -. El menor de los tres, fue el primero que hablo, él era el menos convencido de estar ahí, pero a su gemela le emocionaba aquello, y solo deseaba que fuera feliz.

-Niki, dile a nuestro hermano que nada va a pasar ¡Ya que al parecer no confía en mí palabra!-

-¡Los dos, guarden silencio! Y Henrik tiene razón hermana, es mejor irnos, si padre descubre que estamos aquí, nos matará- él mayor de los tres susurró, tratando de hacer el menor ruido posible.

La joven al ver que ambos hermanos estaban, según ella, unidos en su contra, solo buffo para dar media vuelta y alejarse, obviamente molesta con ambos.
Solo llevaban unos cuantos pasos alejados de dónde anteriormente se encontraban escondidos, cuando la rama de un árbol rasgo la mejilla de la chica, haciendo de esa manera que ella soltará un pequeño gritó y una ligera gota de sangre en su mejilla.

Luego de eso, todo paso demasiado rápido, él apareció frente a ellos, el vestido de ella enganchado en medio de unas piedras, su gemelo ayudándola, y golpearse fuertemente con un árbol debido a un impacto por la espalda.
Cuando despertó, ya había amanecido, y Niki estaba llorando junto al cuerpo de su gemelo, el cuál estaba despedazado.
Y ella sabía que había sido su culpa.

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Actualidad.
Forks, Washington.

Eran las 22:57 y el clima en forks era espantoso, justo en ese momento caía una terrible tormenta, nadie se imaginaria a alguien deambulando por la calle en ese momento, pero ese no era el caso de Alfdis, una hermosa chica de 17 años, rubia y una estatura de 1.57 m. Aunque claro, en su defensa ella venía en taxi, que el taxista no había querido llevarla por medio bosque, bajo esa tormenta, era otra cosa.

Así que sí, ahí se encontraba Alfdis, empapada, jalando su maleta con rueditas, y muriendo de frio en medio bosque, puesto que creía haberse perdido, no encontraba la casa de Peter.

Aún así, Alfdis siguió caminando, por ese oscuro y tenebroso bosque a esas horas de la noche, algo que no cualquier persona haría. Camino por aproximadamente 800 metros más, cuando a la lejanía logro observar una casa. Tenía que ser aquella la casa de su padrino Peter.
Maldijo el momento en que le dijo que ella podría llegar sola.

Tocó la puerta una, dos y hasta tres veces, por la lluvia no se escuchaba; y ella era extremadamente tímida como para simplemente entrar y ya, pero si no lo hacía ¿Cómo entraría?
No, no podía quedarse afuera toda la noche, le daría hipotermia.
Estaba lista, ella iba a entrar y ya, al fin de cuentas ella viviría ahí.
Tomo la perilla de aquella puerta y empezó a girarla lentamente, cuando de pronto vio a alguien por el rabillo del ojo, estaba en el bosque, en ese momento cayó un relámpago por lo que pudo observar un poco su rostro, era rubio y podía tener unos 15 años, Alfdis inconscientemente dió un paso al frente, hacía aquella persona que la observaba a la lejanía, pero en ese momento Peter abrió la puerta, ocasionando que Alfdis se asustara.

- Maldición Pet, me asustaste. ¿Hace cuánto sabes que estoy aquí?

- Salí a verificar por qué la luz de la esquina suroeste no funcionaba ¿No era mañana que llegabas? Y ¿Que estabas viendo? - Alfdis voltero rápido al bosque, y busco al rededor, pero ya no estaba.

- Había un... - se quedó callada, pensando por un momento, luego solo sacudió la cabeza - Olvídalo y no, llegaba hoy 15 de enero ¿Cómo puede ser que olvides cuando llega tu ahijada favorita?

-Oh, no seas tan dramática. Ve a bañarte mejor, te vas a enfermar. En el refrigerador hay pizza, calienta y come, también hay café o chocolate, lo que gustes, está noche será fría, es tarde y mañana es miércoles, lo que significa que tienes clase.- Peter se queda callado un momento -¿Ya te inscribiste?

-De hecho, solo debo pasar a la dirección para recoger mi horario, número de casillero y esas cosas, ya sabes. Cosas tediosas y absolutamente aburridas, pero tienes razón, es tarde. - Alfdis empieza a caminar escaleras arriba, en medias pues se había quitado las tenis empapadas y las había dejado en el porche. - Alto. Mi habitación es la de siempre, ¿no? -. Detuvo su andar y se giró para mirar a Peter.

-Claro princesa, ¿cuál más va a ser?

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- ¡Madre! ¡Madre! - Un joven rubio, estaba cargando el cuerpo ensangrentado de su hermano mientras corría desesperado en busca de su madre, una pequeña de 15 años caminaba detrás de ellos, no lloraba, pero tenía la mirada perdida, y había un rastro de lágrimas, pruebas de que había llorado anteriormente. Una mujer mayor salió de la casa, asustada por los gritos. - ¡Es nuestro hermano! Ella quería ver cómo eran... ¡yo solo quería protegerlos! ¡Madre, ayuda!

El desespero del joven era genuino, él no deseaba el mal de su pequeño hermano. Se escuchó un golpe a sus espaldas, era un hombre, venía con una lanza llena de sangre y un venado, al parecer venía de cazar y lo que lo recibió fue esa escena tan desgarradora.

- ¡Es tú maldita culpa! - Fue lo primero que dijo al observar el cuerpo del niño muerto, volteo a ver al hermano mayor y se acercó directo a golpearlo, estaba enfurecido y estaba seguro de que había sido culpa del mayor.

- ¡Padre! - La niña lo llamo, todos la voltearon a ver. Nadie nunca lo había detenido cuando iba a pegarle a alguno de sus hermanos. - ¡No fue culpa de nadie y si así fuera, sería mía! Yo les dije que fuéramos, y yo evite que volviéramos antes... Si alguien aquí es culpable, ¡soy yo! No mi hermano.

-¿Así que tú? ¿Mmm? - Se acercó a ella, y la tomo del cabello con fuerza, y obligo a que lo viera a los ojos cuando ella quiso quitar la mirada. -Me parece que hay que corregir ciertas cosas, ¿no crees? Después de todo, eres una asesina, fuiste la causante de la muerte de tu gemelo, estás feliz ahora, asesina? ¡Mujer, ven aquí y ayúdame a darle una lección a esta mocosa!

La mujer le tendió al hombre un garrote, el lo tomo y estaba por golpearla...

Pip-pip-pip

Alfdis gruño, odiaba tener que levantarse y abandonar su cómoda y caliente cama, aunque estuviera teniendo un sueño tan extraño como aquel, la niña era muy parecida a ella, solo que parecía de otro tiempo, y todos los demás eran desconocidos.

Pip-pip-pip

- Bien, ya voy, ya voy.

Y como todos los días, tenía una constante lucha sobre... ¿Que se iba a poner hoy?
Luego de ver toda su ropa, se inclino por lo simple: Un pantalón negro roto en las rodillas, una blusa de punto blanca manga larga, unas bans negras y por último un pequeño gorrito negro.
Algo sencillo

Decidió laciar su cabello, pueblo nuevo, look nuevo.
No tenía nada que ver esas dos cosas, pero ella quería tener un cambio.

No tenía auto, así que tenía dos opciones.
Que Peter la llevará, o que fuera caminando y ella no quería molestar, así que decidió irse caminando, de igual forma le ayudaría a pensar y a relajarse.

Alfdis no sabía muy bien dónde estaba el instituto pero el Google maps era su mejor amiga, así que empezó a caminar, luego de lo que parecía una eternidad caminando, al fin pudo observar el instituto y a todos los estudiantes en el parqueo.

Lo había logrado, había llegado bien.
Decidió sentarse en el puro inicio del bosque, a esperar que tocará el timbre, que fuera momento de entrar a ese pequeño infierno, con personas que solo encontrarían motivos para burlarse de ellos mismos entre sí...
Jalo las esquinas de la blusa, llegando hasta media palma la manga. Ella no se sentía preparada para empezar de nuevo, pero tenía que hacerlo.

Se estaba poniendo de pie, cuando escucho un crujido de una rama a sus espaldas, asustada giro rápidamente para observar que sería, ella se imaginaba lo peor; un oso, un lobo, mínimo un venado.

Pero no, solo era el mismo chico de anoche, viéndola medio escondido en un árbol.

-¿Qui...? Mhmm ¿Quién eres?- no respondió, solo se movió entre los árboles, ya Alfdis no lo veía, dió un paso atrás, giro sobre su mismo eje buscándolo y no lo encontraba, dió otro paso atrás, iba a dar otro, pero sintió dónde choco con algo, asustada dió la vuelta, no era nada, solo un árbol, ella estaba demasiado paranoica, más relajada decidió ir a clases ya.

-¿Sucede algo? -Una chica estaba a unos diez metros de ella, era pequeña, parecía una Pixie, su voz era muy hermosa, era como una campanita y ella... Era muy linda y tenía unos extraños ojos dorados. -Soy Alice Cullen.

1554 Palabras

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