Al día siguiente, luego del almuerzo Yuan salió de casa con su bicicleta y se colocó fuera de la casa de Jin, miró la campanilla y la comenzó a sonar para llamar la atención de Jin y lograr que saliera.

Dentro, Jin se levantó de la mesa llevando su comida a su cuarto y de ahí miró a Yuan como lo esperaba en el patio de su casa. No podía dejar de pensar que ella había sido una egoísta de malos modales y verla simplemente le recordaba su prisma roto el cual estaba en una cajita junto a la ventana. Así que tomó sus audífonos y se recostó en la cama buscando ignorar el sonido.

—Hola Yuan— la Sra. Kim salió porque le daba lástima la pequeña niña —. Jin tiene un poco de dolor de cabeza y el ruido no ayuda— le tomó la mano para alejarla de la campanilla.

—¿Sigue molesto por lo que hice?— Yuan miró hacia la ventana esperando a que se asomara.

—Algo —respondió la madre de Jin mirando como Yuan se veía triste y sostenía con fuerza un papel —. ¿Eso es para Jin?— Yuan miró el papel y asintió.

—Lo hice para él— la Sra. Kim recibió el papel y vió en él un crucigrama y sonrió, volvió a mirar a Yuan con una felicidad interior por la forma en la que ella se relacionaba con su hijo.

—Es muy lindo de tu parte. Estoy segura que lo hará y te dará una respuesta— sonrió y entró de nuevo a casa mirando el papel con stickers y colores.

Subió al cuarto de Jin y lo vió dormido en la cama, le dejó el crucigrama de Yuan en el escritorio junto a la caja que aún conservaba el prisma roto. Sabía que Jin al despertar lo vería y querría resolverlo. Y no se equivocaba porque a penas vió el papel sobre el escritorio no pensó si era de Yuan o si los detalles estaban mal hechos o los múltiples stickers que lo distraían de su tarea, él debía terminarlo.

Lo siento Jin ¿Me perdonas?

SeokJin leyó el mensaje final y alzó la mirada hacia la ventana, se había hecho de noche y era muy tarde para ir a darle una respuesta, aún así sintió de forma sincera que esta disculpa era la más creativa que había recibido jamás luego de los pollitos que había hecho su madre con arroz y omelet de huevo a modo de disculpa por arruinar su tofu frito con el aceite de los fritos de pulpo.

—¿Mañana ves a la Sra. Chang?— Jin interrumpió a su madre en la cocina mientras dejaba todo limpio antes de irse a dormir.

—Sí, por la mañana vamos a comprar huevos frescos al almacén ¿Por qué?— la madre de Jin se giró a verlo y sonrió al ver en su mano el crucigrama.

—¿Puedes decirle que le diga a Yuan que la respuesta es "si" y que en la tarde practicaremos con su bicicleta?— SeokJin vió que su madre sonreía y se cuestionó su esa sonrisa era de burla hacia él o si algo más la había puesto feliz hasta que noto que sonreía dándole miradas sospechosas al papel que llevaba en sus manos —. Yuan me pidió disculpas a través de un crucigrama— le mostró —. Decia que lo sentía y si la perdonaba. La respuesta es "sí"

—Nadie había hecho algo así por ti— sonrió —. Que lastima que sea solo una niña y no tenga unos 15 años más al menos— suspiró la Sra. Kim mientras Jin analizaba lo que había dicho.

—¿Sugieres que espere 15 años para salir con Yuan?— Jin se quejó en voz alta.

—¿Quién es Yuan?— el Sr. Kim entró a la cocina con su taza de la infusión.

—La niña del frente— Jin miró a su padre con cara de confusión.

—¿La universitaria?— el hombre que portaba algunas canas y tenía una sonrisa simpática miró a Jin con sugerencia —¿Es linda no?

—¿Quien?— SeokJin ahora estaba más confundido acerca de quién hablaban hasta que a su mente vino el olor a mango y cereza en el cuarto donde entró a la casa de Yuan. —¿Yuan tiene una hermana?

Dejó de escuchar a sus padres hablar y salió por el pasillo para subir a su cuarto y comenzar su rutina de noche. Antes que todo debía buscar el chaleco que había usado ayer para encontrar en el, el olor a mango, a la altura de su cadera casi al final de la tela suave de algodón y había dejado una mancha pequeña con la consistencia aceitosa, ahora el olor no era tan molesto.

Salió del cuarto con dinero en mano y entró al cuarto de sus padres sin tocar, decidido a pedirle algo a su madre.

—¿Crees que en el almacén vendan mangos?— le entregó unos billetes.

—Supongo que si— la Sra. Kim tenia la mascarilla de noche en la cara y con suerte podía responder.

—Quiero un mango, creo que quiero probarlos— Jin al ver que su madre no podía tocar el dinero con sus manos mientras se hacía su rutina de la piel se la dejó en el mueble junto a sus joyas —. Se que son caros así que te dejo todo ese dinero y si quieres te compras un chocolate o esas galletas con semillas que te gustan— le dejó un beso en la frente y salió del cuarto apagando la luz. La Sra. Kim cerró los ojos en medio de la oscuridad, sabía que era algo único en SeokJin y con el tiempo dejó de molestarle.

SeokJin se durmió esa noche investigando sobre los mangos y los productos de belleza que se hacían en base a los mangos dándose cuenta que no solo los fabrican por el olor a fruta.

También buscó cremas de mango en el mercado y guardó las imágenes para preguntarle mañana Yuan cual era la crema que su hermana usaba. Y luego de todos esos pensamientos se dió cuenta que aquella chica no tenía rostro para él, no por el momento.

Hasta aquí la actualización por el momento, dejen su comentario para saber si les agrada la historia y así motivarme a seguirla (*ᴗ͈ˬᴗ͈)ꕤ*.ﾟ