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𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘵𝘸𝘦𝘯𝘵𝘺

NEW EXPERIENCES

Have you lost your mind?

Toda ilusión que Gillian almacenaba en su interior al momento de decir esas palabras se esfumó como humo en el aire al escuchar esa frase, entonces se dejó caer abatida en el sillón, otra vez.

—Venga, que pasas más tiempo en mi casa que lo que pasamos ambos aquí —argumentó, recobrando su postura para acercarse a él—. ¿En qué cambiaría?

Él se encogió de hombros, dudoso. Jugó con sus dedos, evitando mirarla.

—I don't know —dijo él—. I just don't want to invade your space.

—Si no quieres vivir conmigo, puedes decírmelo, ¿sabes? —inquirió ella—. Podemos buscar otras soluciones.

Ambos guardaron silencio un par de segundos, sumergiéndose en un ambiente incómodo. Nigel tenía la sensación de que Gillian había interpretado sus palabras de una manera distinta a la intención que tenía. La miró de costado, viéndola de brazos cruzados a su lado, en el sillón.

Soltó un suspiro profundo.

—You know that's not true —aseguró.

Ella lo observó de solayo, aún recostada con los brazos cruzados.

—¿Entonces?

Nigel rodó los ojos, antes de sonreír levemente. Gillian abrió la boca, sorprendida, y en el momento de euforia se le lanzó encima para abrazarlo. Él la enredó con sus brazos, hundiendo la cabeza en su hombro. Honestamente no transcurrió mucho tiempo antes de que se encontrara a si mismo frente a su armario, pensando en todo lo que había pasado estos últimos tres meses del año, mientras revolvía los cajones de su armario, doblando su ropa y volviendo a hacer un tetris con ella dentro de su valija, sin todavía creer que aquel día, sentados en el sillón, dijo que si a la propuesta. Cumplió con su orden de desalojo pero siguió infiltrado en el mismo edificio.

*. : 。✿ * ゚*.

—¿Tan rápido conseguiste mi remplazo? —preguntó Emma.

Rio por tal comentario, mientras dejaba en el suelo aquella pequeña caja, a comparación de las de Emma, en el suelo. La única con pertenencias de Nigel, en la que al abrirla se encontró con aquel puzzle de madera que ambos habían comprado en una feria de Cadaqués, hace casi dos meses, cuando la tensión entre ellos estaba en su punto máximo de hervor. Lo dejo en su lugar cuando lo vio cursar el umbral de la puerta, con su maleta y una sonrisa tímida en su rostro. No podía entender su vergüenza.

—Esto es un desastre —dijo Emma, esquivando el tiradero para poder llegar hasta ellos—. ¿Por qué decidieron mudarse juntos ahora?

La rubia rió al ver el intento tan "disimulado" de Emma por averiguar lo que le interesaba de verdad disfrazado de un comentario trivial.

—Nigel no quería. Yo insistí —sintió la mirada de Nigel atravesarla, pero siguió hablando—. Pero teníamos ganas. Al principio me dijo que no quería invadir mi espacio y todas esas cosas, pero no puede resistir mis ojos de cachorrito mojado.

Ejem. I'm here.

Ambas amigas se rieron, él rodó los ojos y siguió con lo suyo, un lado de él agradecía que Gillian no ventilara las verdaderas razones de porque tomaron esa decisión.

—Oye Emma —dijo en un tono casual, tratando de ser ella quien quería pasar desapercibida ahora—. ¿De casualidad no hay algún puesto libre en jardín donde trabajas?

Ella se tomó su tiempo para pensarlo, antes de responder.

—De hecho sí, mi puesto —declaró, tomando su abrigo—. El viernes di mi última clase. Se que estaban buscando un remplazo, no sé si lo han encontrado. ¿Por qué?

Gillian sonrió de oreja a oreja, tirándo de la manga de Nigel hasta dejarlo parado a su lado. Él la miró, muerto de vergüenza por llevar a cabo lo que sabía que Gillian haría.

—Te presentó a Nigel Anderson, ¿lo conocés? —sonrió de oreja a oreja.

Emma se quedó anonadada en el medio del pasillo, con las llaves del apartamento en su mano, mirándolos estupefacta a ambos.

—¿Eres maestro de educación inicial? —preguntó una vez salió de su trance, curiosa.

—Guess I am —dijo, balanceándose sobre sus pies

—¡Eso es genial! —exclamó ella—. Puedo ayudarte a conseguir un puesto en la escuela. ¿Revalidaste tu título? ¿Tienes currículum?

—I started the process before coming to Spain, and I haven't completed it yet —respondió él—. But it's in its final stages, so I think it will be done soon.

Nigel y Emma miraron a Gillian, esperando por ella para entenderse el uno al otro. Ya había un acuerdo mental entre los tres de que ella era su intermediaria para comunicarse entre sí. Trabajaba gratis de traductora.

—Ya veo —murmuró Emma, pensativa—. Tal vez pueda acompañarte a que te entrevisten mientras esperamos el final del proceso. ¿Te parece bien hacerlo mañana?

La pareja se miró y Emma sonrió, los había tomado desprevenidos. Nigel comenzó a asentir con entusiasmo.

—Yeah, tomorrow is fine —respondió él.

—Entonces mañana será.

Emma se despidió de ambos, antes de salir del apartamento. La pareja se miró con entusiasmo. A Gillian se le formó una gran sonrisa en el rostro, casi tan grande como la de Nigel, y comenzó a dar pequeños saltos a su al rededor, a los que más tarde se unió él también. Después de su muy maduro festejo, pasaron toda la tarde reordenando su apartamento y limpiando el desastre que habían armado, entre pequeñas risas y juegos (también varios descansos), mientras disfrutaban de la compañía del otro. Finalmente la noche cayó, así como la limpieza los llevo al último destino de la casa: su habitación.

Ella paseaba de un lado al otro, mientras que él la observaba sentado en el borde de la cama. No entendía porque estaba tan inquieta.

—Tienes suerte de que tenga un armario grande y además una cómoda —dijo Gillian, abriendo la puerta de su ropero—. Sino, tendrías que guardar tu ropa en una caja.

Nigel no quería sonreír ante ese comentario, sin embargo, su risa lo obligó.

—Te dejé estos estantes para tí, y este cajón —los señaló—. Hay más cajones libres en la cómoda. Ah, y aquí puedes poner tus zapatos.

Su voz se desvaneció en el aire, lo que le hizo levantar la vista a Nigel. Se llevó su mano a la boca y se quedó pensando mientras miraba dentro del mueble. Él alzó una ceja.

—No puedo creer que te estoy haciendo un espacio en mi armario —sentenció finalmente, cubriéndose el rostro—. ¿Qué clase de conjuro me tiraste?

Gill! —dijo entre risas.

—¡No, en serio!—exclamó ella.

Se estiró un poco desde su lugar, hasta alcanzala, tomó su muñeca y tiró de ella, haciendo que tome asiento a su lado en la cama.

—¿Siquiera tú eres real? —vaciló, picandole la mejilla para comprobarlo.

Cómo si fuera un interruptor, Nigel sonrió automáticamente cuando lo hizo.

—Todo es muy perfecto para ser real —murmuró, mirando su habitación—. Tengo un mal presentimiento.

—Oh, don't say that.

Él acomodó aquellos mechones de cabello que se colaban en su camino para poder apreciar el perfil de Gillian, que ahora miraba hacia el suelo de su habitación. En silencio se puso de pie, de brazos cruzados. Sabía que Nigel la observaba, cómo también sabía que el ambiente en la habitación había cambiado. No sabía cómo formular la pregunta, o como siquiera dar inicio a esta conversación, así que guardó silencio durante un par de segundos.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —murmuró ella, sorpresivamente.

—Tell me what's on your mind —respondió él, tratando de sonar calmado.

Sin embargo, aquella mirada sobre su hombro y el suspiro que dejó en el aire, solo lo pusieron más nervioso. Se giró sobre sus pies, quedando enfrentados el uno con el otro.

—¿Por qué dejaste de...? —preguntó, dejando la frase incompleta, pero dándose a entender su final.

Un silencio los envolvió a ambos. Nigel miró hacia el suelo y se sobo la nuca, pensando. La invitó a tomar asiento a su lado nuevamente.

—Esta bien si no querés decirme, yo solo quería —fue interrumpida.

—Gilly —él se rió, pero avergonzado—. It's okey, I'll tell you.

Gillian le tomó la mano, sonriendo levemente.

—Before coming here, I calculated every penny —comenzó a contar, luego negó con la cabeza—. I guess there are always drawbacks, I didn't see it coming.

—¿Inconvenientes? ¿Qué quieres decir? —ladeó la cabeza, curiosa.

—I mean —él suspiró—. It's complicated...

La miró de costado, dándose cuenta que ella esperaba atentamente escuchar la razón.

—Well, My sister had some problems and I started sending her more money than I had been sending her.

Ella entreabrió los labios, sorprendida. De pronto sacudió la cabeza.

—¿Más dinero?

El sonrió de lado al ver su reacción.

—It's a bit difficult —guardó silencio, reordenando los pensamientos en su cabeza—. I've been paying for my niece's school since she started, so I used to send her money to cover that. But I started sending more after she lost one of her jobs.

Gillian asintió, esperando que continuará.

—And I know how hard it is, I've been there. We were there, both of us, it was the story of our lives... so sometimes I blame myself for not being there to help her.

Se pasó una mano por su rostro, ella seguía observándolo de manera atenta.

—But then I remember why I came and what I gained by doing that —volteó a verla, con una media sonrisa—, so I don't feel so guilty.

Enredó su brazo en su cintura, atrayéndola hacia él para poder apretujarla contra su cuerpo, solo con el fin de hacerla reír.

—¿Qué ganaste? —preguntó ella, divertida.

—I'll tell you three things, you guess —respondió, picándole la nariz—. Pretty, bad at monopoly and drinks from plastic cups. Do you know her?

Ella se cubrió la boca, mirándolo.

—¡No puede ser que recuerdes lo del vaso de plástico! —chilló, golpeándolo en el pecho.

Él comenzó a reírse.

—I do, I will always do —afirmó, jugando con su cabello—. Even when our hair turns gray, I'll tell you that I remember and you'll spit out your dentures for laughing at it.

Gillian lo miró boquiabierta, antes de comenzar a reírse. Escondió su rostro en el hueco entre su cuello y su hombro. Él descansó su mejilla sobre su cabeza, rodeandola con uno de sus brazos.

—Estás loco.

—I am.

Ambos se sonrieron, observándose el uno al otro. Estaba compartiendo un silencio juntos, en ese medio abrazo que compartían, con Nigel acariciando su cabello suavemente, antes de tener que voltear hacía a la puerta de la habitación que había sido tocada. De esta se asomó Emma, interrumpiendo el momento, mientras cubría sus ojos. Los dos se miraron confundidos.

—¿Están haciendo algo indecente o puedo dejar de cubrir mis ojos? —preguntó ella.

—¡Emma! —exclamó Gillian.

—¿Qué? —replicó ella, descubriendo su vista—. Soy precavida, una nunca sabe.

La rubia rodó los ojos, volteando a ver a Nigel, que reía por lo bajo.

—¿Vienen a cenar? —preguntó ella, alzando una bolsa de plástico blanca—. Traje la cena.

—Hubieras empezado por ahí. ¿Qué compraste? —dijo con interés, dirigiéndose hacia la puerta

El duo de amigas abandonó la habitación, Nigel escuchó sus risas en la sala antes de levantarse de la cama para seguirles el paso.

*. : 。✿ * ゚*.

—Y mi remplazo me robó mi lugar en la cama —protestó Emma—. Así no era el trato.

En la oscuridad de la habitación, recibió un golpe en el brazo, haciéndola voltear para mirar hacia arriba.

—No te metas con mi bebé —respondió Gillian.

Los ojitos de Nigel se asomaron en la conversación, por lo menos desde su ángulo se veía así.

—No es justo.

—Aguanta —dijo Gillian, dándole la espalda—. Es tu última noche aquí.

Ella rodó los ojos, imitándola por lo bajo para burlarse.

—La amiga siempre es dejada de lado —fingió estar afligida.

—No seas melodramática.

—Déjame, traidora.

—Emma, if you want i can sleep down there.

Ambas amigas se callaron, aquello las había tomado desprevenidas.

—Tengo una mejor idea —declaró.

Gillian supo rápidamente que no se le había ocurrido nada bueno, y bueno, tenía razón. Pronto eran tres en su cama y, si bien cabían ahí, ella parecía una salchicha en medio de dos panes: Nigel del lado de la ventana y Emma del lado de la mesita de noche (para que la comieran los monstruos).

Tuvo que resignarse y aceptar su destino. Conversaron un rato, en dónde los hombros de todos podían rozarse entre sí, sin embargo, desde que apagaron la luz y todo fue silencio, ella no pudo pegar el ojo. Se mantuvo mirando al techo o por la ventana, viendo las nubes pasar por el oscuro cielo, a ver si podía conciliar el sueño. Sinceramente, no sabe cuánto tiempo pasó, solo que dejó de pensar en eso cuando Nigel se giró en su dirección, frotándose los ojos. Para ese entonces, la cabeza de Emma descansaba sobre el hombro de Gillian y su brazo rodeaba su cintura.

—I thought you were asleep already —murmuró él, adormilado aún.

—No he podido dormirme —susurró ella, mirando como no podía mantenerse despierto del todo, eso la hizo sonreír.

Abrió ligeramente sus ojos, volviendo a cerrarlos. Supuso que vio la cabeza de Emma recostada en su hombro.

—Are you uncomfortable? I can sleep down there if you can't move.

—¿Por qué siempre quieres irte? —preguntó ella, con una media sonrisa.

Nigel sonrió, a pesar de que no abrió los ojos, la escuchaba.

—I don't know.

Emma murmuró algo inaudible, sin embargo, guardaron silencio al escucharla. La vieron estirarse y girarse sobre el colchón, dándole la espalda a ambos. Gillian lo agradeció profundamente, pues ya sentía que su hombro pasaría a mejor vida si ella no se movía de allí. Giró su cabeza para observarlo y se encontró con que había retomado su sueño, no había podido contra él, o al menos eso creyó hasta que su voz resonó en la habitación otra vez.

—Come here —habló, con los ojos cerrados.

Como si fuera cosa de todos los días, deslizó su mano por su cintura y la atrajo junto a él. Se dejó manipular a su gusto, así que él tomó su antebrazo y lo dejó caer detrás de su espalda, de manera que terminara abrazándolo. Como pudo, colocó su brazo bajo la almohada y paso el otro por su cintura, esta vez para dejarlo ahí. Retomó su sueño tranquilo, como si nada hubiera ocurrido. Gillian parpadeó un par de veces, y no se atrevió a mover ni un musculo por algunos minutos. Al cabo de un rato, alzo la vista solo para encontrárselo durmiendo relajadamente. Aquella imagen y su respiración regular, le transmitieron tanta paz, como aquella noche que lo vio dormir por primera vez, que el cansancio mágicamente envolvió su cuerpo otra vez. Logró conciliar el sueño antes de siquiera darse cuenta de que lo había recuperado.

La mañana siguiente fue caótica. Entre Nigel adormilado y Emma dando mil vueltas antes de salir, casi llegan tarde a la entrevista de trabajo. Estaba pendiente a su celular por cualquier cosa que necesitarán, ya que ella se tuvo que quedar en casa porque debía terminar algunas tareas de su trabajo. Estuvo en contacto con Nigel un buen rato, hasta que dejó de contestar. Asumió que había silenciado su teléfono porque lo estaban entrevistando.

Se puso manos a la obra con sus pendientes de la universidad y el trabajo, estando tan concentrada que ni siquiera se dio cuenta del paso del tiempo hasta que la puerta de su habitación se abrió, sacándola de su mundo. De ella se asomaron aquellos ojos que conocía muy bien, los mismos que la hicieron sonreír.

—¿Y? ¿Cómo te fue? —preguntó con entusiasmo.

Nigel se aproximó a ella, trayendo un banco consigo para poder tomar asiento a su lado en su escritorio. Gillian le dió un beso en la mejilla como saludo.

—Te encantó, ¿verdad? —señaló ella, viendo su sonrisa de oreja a oreja.

I'm not going to lie —vaciló—. Obviously I loved it! The place was very big and nice, Emma told me a lot of things about it, and they treated me very well, despite my not so good communication skills.

Gillian casi ríe.

—¿Tus no tan buenas habilidades de comunicación? —remarcó, él se encogió de hombros—. Estoy segura de que hablas español hasta mejor que yo.

—You didn't even hear me —dijo él—. But I learned a lot from you.

—¡Porque tú no te dejas! —señaló Gillian—. Y espero no hayas aprendido malas palabras.

That too, I can tell you some.

—¡Nigel!

Él comenzó a reírse, y ella no pudo evitar no unirse. Apoyó la cabeza en su hombro, mirando en lo que trabajaba. Los materiales de la futura arquitecta estaban regados por todo su escritorio.

What are you working on?

Ella acarició su cabeza, antes de voltearse a ver de que hablaba.

—En algunos planos, y buscando ideas para mí proyecto final —señaló la pantalla de su computadora.

Do you even know what your final project is? I mean, there are still more than six months left —la miró.

Ella sonrió, divertida.

—No, pero puedo imaginarmelo —dijo ella—. Tengo que pensarlo bien, con ese proyecto me graduó.

—Oooh, that's my girl.

Gillian estalló en carcajadas y él la miró sonriente. Le acomodó aquel mechón de cabello que caía sobre su rostro siempre, para apreciarla mejor, haciendo que ella lo observé nuevamente.

—Oye —vaciló, interrumpiendo su momento a solas—. ¿Dónde está Emma?

—Oh, she's answering her phone —respondió él

Gillian asintió, dejándole un beso en la mejilla, antes de levantarse de su silla y salir de su habitación, bajo su mirada. Observó a Emma en la cocina, mirando su teléfono. Supuso que su llamada ya se había terminado, así que caminó hasta ella.

—Emma —llamó amistosamente.

La pelirroja levantó la vista de su celular, volteando hacia ella.

—Gill, mi papá llamó —dijo ella—. Dice que estará aquí en diez.

—Ya veo —asintió ella.

Un silencio se generó entre ambas, mientras se miraban.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro que sí —afirmó ella, recostado su cadera en la mesada de la cocina.

Emma se balanceó sobre sus pies, sabía que hacía esas cosas cuando estaba nerviosa.

—Sonya... Ella —fue interrumpida por la rubia al instante.

—Sí, todos los días.

—Pero —protestó Emma—. Ni siquiera terminé la pregunta.

—Pero puedo leer tu mente y se lo que vas a decir —respondió—. Pregunta como estás todos los días.

Emma cubrió su rostro, totalmente avergonzada.

—Soy de lo peor —murmuró.

Gillian se acercó a ella, tomando sus muñecas para sácale las manos de la cara. Ella ni siquiera la miró.

—Emma, tienes derecho a alejarte si no la estás pasando bien —mencionó la rubia—. Y tú no la estabas pasando bien.

—Ya se pero... No estuvo bien lo que hice.

—Está bien que lo reconozcas —afirmó—. Y Sonya tampoco lo estuvo. Pero creo que ya se puede dejar en el pasado, ustedes dos se están extrañando.

Emma trató de ocultar la sonrisa.

—Obvio que nos extraño. Éramos el mejor trío.

—Aun lo somos —aseguró Gillian, sonriendo—. Quizás puedan retomar el contacto.

—¿Cómo? Me iré a Sevilla, con mis padres —suspiró—. Es imposible.

—No lo es —negó—. Podemos hablar por videollamada.

—Tal vez.

En ese preciso instante, resonó el sonido de las notificaciones en el celular de Emma. Efectivamente, le había llegado un mensaje de Yuugo, su padre, diciéndole que estaba esperándola abajo.

Emma suspiró y en el momento que hizo el amague de caminar a buscar sus cosas, Gillian le apoyó una mano en el hombro. Ambas se miraron.

—Escribeme todos los días —pidió ella—. Y sabes que si te ocurre algo, no dudes en contarmelo. La distancia no es excusa.  ¿Entendiste?

Emma sonrió de medio lado.

—¿Sabes? —cuestionó Emma—. Algún día serás una excelente mamá. Ya suenas como una.

Ella se encogió de hombros.

—I think that too.

Su voz resonó en la silenciosa cocina, entonces ambas se encontraron con él recostado en el el marco de la entrada a la cocina, con una media sonrisa en el rostro.

—Cállense —ordenó Gillian, cubriéndose el rostro—. Me harán llorar.

Nigel se acercó a ambas, dándole un abrazo a Emma.

—We will miss you —dijo él, separándose de ella—. Above all our plot against Gilly.

—¡Nigel!

Él se rió. Emma dedujo lo que dijo.

—Te quiero.

Los tres guardaron silencio. Gillian se acercó a ella, rodeándola en un abrazo.

—Escríbeme o iré por ti.

Los tres se rieron. Emma pronto abandonó la habitación, yendo a buscar sus cosas.

💌 bykotw

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