𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘵𝘩𝘳𝘦𝘦
THE BEST NEIGHBOR
Mentiría si dijese que aquel sábado a la tarde, no hizo el mismo camino de siempre para volver a su casa desde su trabajo, pura y exclusivamente para pasar por la librería dónde sabía que él trabajaba. Sin segundas intenciones, claro... Sin embargo, al pasar por enfrente de está, se llevó una sorpresa. El joven de pelo castaño, Nigel, estaba bajando la persiana del local, que ya había cerrado sus puertas. Miró el reloj, confirmando que eran las dos y siete de la tarde. No pensó mucho antes de acercarse.
—Hola —lo saludó.
Nigel se echó hacia atrás rápidamente, mirándola sorprendido.
—Ay, lo siento. ¿Te asusté? —preguntó, con una media sonrisa en su rosto.
Él negó con la cabeza, sonriendo avergonzado.
—You just took me by surprise —dijo, sonriendo avergonzado—. I didn't expect to see you here today.
Ella rió y Nigel también lo hizo. Su risa era contagiosa.
—Es que camino por aquí para volver a mi hogar —explicó, ocultando las otras razones.
Él se levantó del suelo luego de poner el candado que llevaba la persiana del local.
—Today it was my turn to close —le comentó, volteando hacia ella— . Is your house near here?
—Síp, exactamente es hacia allá —señaló las cuadras detrás de él.
Se giró a verlas, para luego devolver su atención a ella con una expresión animada.
Can I go with you? I'm going in that direction too.
Gillian esbozó una sonrisa, su plan había resultado mejor de lo esperado.
—¡Claro! —exclamó, dando algunos pasos hasta llegar a su lado.
Nigel levantó su mochila del suelo, comenzando a siguirle el paso a la rubia, que lo estaba esperando.
Él preguntó sobre su día durante el trayecto. No hubo mucho de que hablar en tan solo cuatro cuadras, sin embargo, por lo menos para Gillian, no fue incómodo el estar junto a él. Es más, hasta fue divertido porque entendió todas y cada una de las cosas que contó e incluso compartió algunas cosas con ella que le habían pasado durante él día. Más allá de que a veces le costaba entenderlo y que notaba que le ocurría lo mismo, ese no era impedimento para charlar con él.
Estaban tan entretenidos hablando con el otro que casi ni se dan cuenta que ya se encontraban frente a su edificio.
—Do you live here? —preguntó, mientras se detenía en su lugar.
Ella asintió, mirando la fachada del viejo edificio.
—Yo sé que está un poco deteriorado, pero te juro que es un buen lugar —le dijo Gillian, con una sonrisa.
Se quedó en silencio algunos segundos, pensando.
—Gillian... —la llamó, ella volteó a verlo—. Maybe this sounds quite crazy, but I also live in this building...
Y definitivamente, eso sí que no estaba dentro de su plan.
Se giró sobre sus pies completamente hacia él, boquiabierta. Nigel tampoco terminaba de tragarse lo que acababa de decir. Sin embargo, denle un segundo, una pausa para pensar claramente: él también sigue siendo un completo desconocido que tan solo fue amable con ella. Y todo este cambio de pensamiento, de un segundo al otro, fue de la mano de la voz de Sonya en su cabeza, retandola por confesarle a alguien que no conoce, donde vive y todo lo que eso conlleva. Le caía bien Nigel e incluso estaba dispuesta a conocerlo, solamente debía ser más precavida, ¿no?
Y toda esa conversación con ella misma en su cabeza, ocurrió mientras aún mantenía la mirada fija en Nigel.
—¿Gillian? —preguntó, pasando una mano por delante de su rostro.
—Ah... Sí, perdón —se disculpó encogiéndose de hombros—, me quedé pensando.
Él río.
—It doesn't matter.
Ambos decidieron adentrarse en el edificio, decorado de una manera vieja y sin gracia alguna, y posteriormente, al ascensor, dónde ella le preguntó en qué piso vivía para poder presionar un botón.
—The eighth floor.
Se quedó mirándola, al ver que quedó petrificada en frente al tablero de los botones. Entonces él se acercó y lo presionó por si mismo.
—Are you okey? —le preguntó.
Gillian sacudió la cabeza, tratando de volver a comportarse como una persona adulta normal. Terminó asintiendo.
Entonces solo esperó que el ascensor se detuviera en el piso ocho, manteniendo la calma hasta que las puertas se abrieron. Y rezando por qué no le prestará mucha atención a lo que ella hacía, salió del ascensor junto a él y observó como sacaba de su bolsillo un llavero de la bandera de Inglaterra con dos llaves colgando de el, y con una expresión de suma tranquilidad en su rostro, abrió la puerta del apartamento número treinta. Ella se quedó estupefacta allí, en el medio del pasillo.
Él giró al notar aún su presencia a su lado. Alzó una ceja al notar la expresión en su rostro.
—Why do you have that face? It looks like you've seen a ghost —preguntó, casi riéndose.
Sin embargo, al ver que está no cambiaba, su expresión se torno más sería.
—Gillian... Are you sure you're okey?
Ella rápidamente busco en sus bolsillos sus llaves mientras se aproximaba al apartamento número treinta y uno, introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta, dejando ver el interior de su hogar.
Nigel también se quedó mirando la escena con cara de no saber que estaba pasando exactamente.
Abrió la boca para decir algo, pero rápidamente se calló.
—Okey... This is crazy —habló finalmente, Gillian se rió—. Why didn't you tell me this before?
Ella ladeó la cabeza.
—¿Contarte qué?
—The fact that we lived on the same floor —respondió—, That's why you were petrified when I told you in the elevator, right?
Gillian tardó unos segundos en entenderle.
—Ah —ella asintió—. Es que estaba verificando que de verdad vivieras aquí y que no fuera una estrategia para saber mi dirección, para luego secuestrarme y vender mis órganos por la dark web.
Nigel parpadeó varias veces, viéndola confundido. Ella solo sonrió como un ángel, como si no hubiera dicho nada.
Simplemente acabaron riéndose.
—Bueno, supongo que ya no tengo excusas —dijo ella, recomponiendose de la risa—, ¿quieres pasar a tomar un té?
Nigel sonrió de lado, recostandose sobre el marco de su puerta.
—I just have one question —señaló, pensativo—, it isn't too early to drink tea?
Gillian se encogió de hombros.
—No —negó con la cabeza—, nunca es lo suficientemente temprano para tomar un té.
Él contuvo una sonrisa, asintiendo.
—Alright, then let's have tea together.
Gillian sonrió de oreja a oreja, dejándolo pasar a su apartamento. Está mañana, cuando fantaseó diferentes escenarios de lo que pudiera ocurrir si pasaba frente a la librería dónde trabajaba, ni siquiera se le cruzó por la mente la idea de que terminara invitándolo a pasar a su apartamento.
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💌 bykotw
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