𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘴𝘪𝘹
AND AFTER THAT?
Habían transcurrido tres semanas de pura diversión para ambos desde que“El fabuloso tour de Gillian”, como habían bautizado a sus salidas, había comenzado. Sinceramente, creían que había sido la mejor idea que se les había podido ocurrir y, obviamente, Gillian tomó orgullosa todo el crédito. Al inicio fue un poco incómodo, porque no se conocían y mucho menos se entendían del todo, y también complicado, porque les era difícil coordinar para salir entre semana, pero de alguna forma o otra siempre lo lograban. Generalmente salían de noche, lo que también los llevaba a compartir el tiempo de la cena, menos los fines de semana que trataban de aprovechar la luz del día. Al día de hoy, Gillian se atrevía a decir que Nigel ya había conocido la mitad de la ciudad para ese entonces, y por supuesto, ella había revivido muchos recuerdos. Lo más importante de todo, es que las salidas les permitieron conocer más del otro y eso también los llevó a tener una gran confianza. Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que ambos tenían bastante claro que aún había una bóveda repleta de secretos de parte del otro, porqué como dicen por ahí: uno nunca deja de conocer a las personas.
O bueno, queremos creer que lo tenían claro.
Hoy sábado, a Gillian se le había ocurrido la maravillosa idea de ir a la pista de hielo que habían habilitado en la Plaza Mayor por las fiestas, lugar habían visitado al rededor de un millón de veces, pero siempre que iban Nigel quedaba boquiabierto como la primera vez.
Y eso que no era la gran cosa.
Volviendo a la hermosa amistad que habían forjado, de la mano de una gran confianza depositada en el otro y la pista de hielo, en el momento a Nigel no le hizo mucha gracia. La torpeza no va con patines con filo y pistas de hielo, ¿no?. Pero la persistencia y el brillo en sus ojos color esmeralda, hizo que cediera.
Iría y trataría de sobrevivir.
Y todo eso los llevaba a dónde estaban ahora, en su casa y con Gillian echada en su sillón, tal cual como si fuera su hogar, riéndose del mismo video que había grabado de él en la pista, una y otra vez. No era detallé menor contarles que para Nigel ese vídeo era la peor humillación audiovisual de la que había registro de él, atreviéndose a decir que en toda su vida. Quizás eso era un poco exagerado, ya que simplemente estaba intentando patinar sin su ayuda y falló instantáneamente.
Ahí fue cuando Nigel apareció en la sala con el ceño fruncido. Sabía perfectamente que se estaba riendo de él, sin embargo, muy en el fondo él también le resultaba algo divertido.
Aunque su expresión facial estuviera mostrando un sentimiento diferente.
—Can you stop laughing at me? It's annoying... —le pidió, poniendo los brazos en jarra.
Ella levantó la vista, mirándolo extrañada pero conteniendo la risa.
—Well, it's not annoying that you laughed, I mean, I like that you laugh but...
—Mejor no sigas —lo interrumpió.
Él rodó los ojos, acercándose a ella y tomando asiento a su lado. Gillian se acomodó en el sillón con una sonrisa.
—¿Cómo está tu rodilla? —preguntó, señalando el lugar con la mirada.
Él también observó allí.
No estaba de más agregar que, no fue solo una caía, sino que fueron tres y en una de esas, Gillian se encontraba delante de él cuando resbaló, sin embargo no logró tener la suficiente fuerza para sostenerlo y ambos terminaron en el suelo: él con un rapón en la rodilla y ella a las carcajadas nuevamente.
Aunque luego compró una curita para compensarlo.
—It hurts, but it's not a big deal —se encogió de hombros.
—¿De verdad? Dejame ver.
Él solo asintió, tomando el final de su pantalón y lo subiendolo hasta por encima de la rodilla, y para ese entonces ella ya estaba sentada más cerca de él. Se inclinó hacia delante para tener una mejor vista y quitó la curita, pero rápidamente se echó hacia atrás, evitando su mirada y con una expresión sospechosa. Él alzó una ceja y dirigió la vista hacia su rodilla, entendiendo el porqué: ya no era solo un raspón, si no que ahora venía de la mano de un gran moretón amarillo y con destellos de violeta.
Nigel frunció el ceño pero cuando levantó la vista, se la encontró a ella de cuclillas frente a él, observando el moretón con atención.
—¿Te duele mucho? —preguntó mirándolo fijamente.
Se tomó el atrevimiento de rozarle con los dedos allí y la su pregunta se respondió sola cuando él se estremeció ante su tacto.
—What? —preguntó, al ver la expresión en su rostro.
Ella alzó la vista.
—Quizás no fue tan buena idea llevarte a una pista de patinaje sobre hielo... —lamentó, con una media sonrisa apenada.
En ese momento su expresión se suavizó, incluso se formó una leve sonrisa en su rostro.
—Oh Gillian, don't be silly, it's just a bruise —colocó una de sus manos sobre su hombro.
Lo miró, con su cara oculta entre sus brazos.
—¿Seguro?
—Of course —aseguró él, sonriendo—. Someday I would like to go again.
Ella también esbozó una pequeña sonrisa, mientras abrazaba sus rodillas.
—Tu cara de pánico no decía lo mismo.
—I'm trying to confort you, at least cooperate.
Ella se encogió de hombros, con una pequeña sonrisa en su rostro.
—Está bien, continúa.
Él asintió.
—And maybe you can teach me how to skate better, so I can be as good as you —vaciló.
Ella rodó los ojos, divertida.
—Solo en tus sueños podrás ser tan buena como yo —aclaró ella.
—I'm glad old Gillian is back —sonrió.
Ella rió genuinamente mientras en la observaba. Le gustaba verla feliz y quería que lo fuera todo el tiempo, incluso si pudiera congelaria ese momento y se quedaría ahí para siempre. Quizás estaba siendo un poco exagerado, pero que más da, los pequeños detalles llenan su corazón de felicidad.
Su risa resonó en el lugar hasta que un peculiar olor inundó la sala, llamando su atención. Él sonrió al verla olfatear el aroma.
—¿Qué cocinaste está vez y por qué huele tan bien? —preguntó, cruzándose de brazos.
—Find out for yourself —se puso de pie, al igual que ella—, Can you set the table?
Ella rodó sus ojos.
—Yes, sir —rió.
Se acercó a la mesa redonda de madera que él tenía detrás de la barra de la cocina y mientras él servía la comida, ella colocaba los vasos, los cubiertos y la bebida sobre la mesa. Cuando Nigel colocó los platos, Gillian notó los curiosos libros apilados sobre el lado que no iba a utilizar, entonces mientras él tomaba asiento, ella tomó uno.
“Spanish book” Decía la tapa. Lo abrió con curiosidad, primero encotrandose con la página de unidades y luego con un montón de ejercicios para realizar. Al pasar las páginas, se dio cuenta que ya estaba casi completo, y al mirar a su lado, notó que no era el único, habían dos más.
Ahí fue cuando Nigel se lo arrebató.
—Stop looking at my things, darling —dijo, dejando el libro a un lado.
Ella solo pudo sonreír entusiasmada, apoyando sus codos sobre la mesa.
—¿Estudias español por mí? —preguntó, juntando sus manos y recostando su mejilla en el dorso de una de ellas.
Nigel casi se atraganta con su propia comida. La pregunta lo tomó desprevenido.
—What!? —exclamó, enrojeciendo como un tómate.
Ella se lo quedó viendo. Era gracioso verlo sonrojado, haría ese tipo de preguntas más seguido
—Tomaré eso como un sí —dijo, volviendo su atención a la comida y llevándose un bocado a la boca.
Él seguía con sus ojos sobre ella, todavía rojo. Cuando, de pronto, sus mejillas también tomaron un color interesante.
—¿Darling? —preguntó.
Él se puso más nervioso de lo que ya estaba, sin embargo, Gillian rió y la sangre pareció volver a correrle con normalidad por las mejillas. Ojalá fuera tan fácil para él como lo era para ella.
—Me gusta, puedes seguir diciéndome de esa manera —aceptó, pero luego vaciló con su respuesta—. Aunque también me gusta que me llames por mi nombres porque en tu acento se oye bonito y...
—Oh my god, Gillian, just stop please —se cubrió su rostro, que ardía en llamas.
Ella simplemente se rió suavemente. Volvió la vista a su plato para seguir comiendo, y unos bocados más tarde, la luz de las ideas se prendió en su cabeza. Nigel había vuelto a verse tranquilo mientras volvia a disfrutar de su comida, casi como si hubiera olvidado lo que había dicho anteriormente, cuando el ruido de la cuchara siendo dejada sobre el plato lo desconcertó. Volteo hacia ella, encotrándosela apoyada sobre la mesa, con una de sus manos sosteniendo su cabeza.
—Hablando de aprender español —vaciló, él alzó una ceja.
—Now what? —inquirió él, ya viendo por dónde iba la cosa.
Ella jugó con uno de los mechones de su pelo.
—¿Me puedes hablar en español?
Y otra vez la sangre se le estancó en las mejillas.
—Are you crazy, Gillian?
—Sí —aseguró ella, acomodándose en su silla.
Él parpadeó. No esperaba esa respuesta.
—Por favor —pidió, mirándolo fijamente—. Además, yo habló hasta por los codos, ya debes haber aprendido mucho de mí.
—It's true —afirmó, pensativo— I'm still wondering what "gillipollas" means.
Los ojitos de ella se abrieron de par en par, sorprendida. Atinó a cubrirle la boca.
—No vuelvas a decir eso —chilló, él estaba descocertado.
¿Tan malo era lo que había dicho?
Se quitó las manos de su boca y ella suspiró.
—No puedo creer que ya te corrompieron tan rápido —negó con la cabeza—. ¿Quién te enseñó eso?
—You.
Ella parpadeó.
—¿¡Yo!? —exclamó.
—Yep —aseguró—. You were checking your phone and you whispered that.
Gillian se pasó una mano por la cara, exahusta.
—Es prácticamente imposible que lo recordarás, pero lo haces —suspiró—. Que miedo.
Él la miró.
—What?
—Nada.
Se sintió hostigada por su mirada sobre ella, no solía importarle si la estaba observando, pero ahora sí.
¿Por qué de la nada hacia tanto calor?
Cuando Nigel iba a decir algo al respecto, su celular vibró encima de la mesa, dejando ver una llamada entrante.
—You won the battle, but not the war —la señaló, tomando su celular.
—No seas dramático.
Él frunció el ceño, mientras le sacaba la lengua. Gillian se mostró ofendida, hasta que dejó la habitación. Volvió a tomar la cuchara y se llevó otro bocado de comida a la boca, guardando silencio pero festejando internamente.
Él nunca recordará su patética casi caída por haberse tropezado con la nada misma y que pudo haber terminado con la cara en la acerca y un diente menos, sin embargo, terminó con Nigel llorando de la risa por toda la siguiente cuadra.
Y está bien, lo acepta, fue un poco de su propia medicina.
*. : 。✿ * ゚*.
Gillian salió al deteriorado pasillo de su edificio, las luces amarillas hacían que se viera más terrorífico de lo normal. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero no era por las malas vibras que le transmitía el estar parada en ese lugar a altas horas de la noche, sino por el insoportable frío que hacía allí. Cómo le gustaría volver a los días cálidos del verano, su estación favorita por todo lo que implicaba —le encantaba ir a la playa—, o incluso algo más accesible: estar bajo las tres cobijas que tenía en su cama, calentita y segura, no como lo estaba en ese pasillo. Se abrazó a si misma, tratando de conservar el calor y luego se dio la vuelta, para encontrarselo recostado en el marco de su puerta, bostezando.
Ella sonrió.
—Gracias por la maravillosa cena, señor —le agradeció, estirando su mano para que se la estrechará. Cosas que hizo con una expresión de curiosidad—. Aunque aún me debe una charla en español.
Viendo por dónde iban sus intenciones, se rió.
—In your dreams, Miss.
Gillian bufó.
—Algún día lo harás.
Ambos quedaron en silencio por algunos segundos, en dónde simplemente se observaron, esperando algo. Gillian ya se iba a despedir, cuando él la detuvo.
—What will we do next time? —preguntó.
—No... No lo sé —respondió ella, rascándose la cabeza—, ¿qué haremos?
—I don't know, you are the one with the ideas.
—Pues ya se me acabaron las ideas —se encogió de hombros.
Él se llevó la mano al mentón, pensativo.
En ese momento, una ráfaga de viento la golpeó, dándose cuenta de que la ventana del final de pasillo estaba abierta y esa también era la respuesta de porqué hacia tanto frío allí. Se frotó sus brazos con sus manos, mientras Nigel seguía pensando.
Hasta que la expresión del rostro de ella se iluminó y supo que sus ideas habían vuelto.
—Deberíamos darle un gran final a este tour por Madrid, ¿no lo crees? —preguntó, con una sonrisa curiosa en el rostro.
Nigel trago en secó.
—I'm scared to know what you're thinking about now.
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💌 bykotw
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