𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘴𝘦𝘷𝘦𝘯𝘵𝘦𝘦𝘯
HAVING SOME FUN
Violet parecía haber pasado la página, sin embargo, ese beso repentino como respuesta a lo que había preguntado anteriormente, me dejó con un nudo interno de emociones con el cual no sabía muy bien que hacer. Así que me quedé observándola unos segundos, en los que miles de pensamientos se cruzaron por mi cabeza mientras la veía fumar tranquilamente su cigarrillo como si nada hubiera pasado. Y si les soy sincera, una vez que mi conciencia reaccionó, fruncí el ceño. Y actúe guiada por la impotencia.
No sé me ocurrió mejor idea que inclinarme hacia ella y quitarle el cigarro de la mano, lanzándolo hacia el vacío. Ninguna de las dos se quedó mucho tiempo viendo como caía. Violet volteó a verme con una expresión anonadada y el poco humo que le quedaba salió de su boca a causa de la sorpresa. Podía leer en sus ojos que no se lo esperaba, y menos de alguien como yo. Ni siquiera tuvo tiempo de procesar lo que ocurría, y tampoco lo tuve yo, ya que actuaba cegada por otros sentimientos. No sé de dónde saque el valor, sin embargo, conseguí plantarle un segundo beso en los labios. Ella no entendía nada, podía notar la tensión de su cuerpo, de igual manera, eso no le impidió pensar astutamente. Entonces la atraje hacia mi, tirándo de las solapas de su chaqueta de cuero, en un beso en dónde no había lugar para el aire, sin embargo, no era ni brusco ni violento. Violet no tuvo más remedio que colarse entre mis piernas para quedar más cerca, de igual manera, la decisión de colocar su mano sobre mi muslo otra vez, dónde sus dedos se hundieron, fue totalmente de ella. Y de la nada, sentí una descarga eléctrica que me recorrió la columna al caer en cuenta de lo que hacía.
Una vez que nos separamos, solté un suspiro agitado. Violet clavó sus amatistas en mis labios antes de mirarme a los ojos, mordiendo suavemente la parte inferior de los suyos. Me sentí un poco intimidada, a pesar de que esto era lo que me habia buscado, ¿o no?
—Si querías otro... tan solo lo hubieras dicho —señaló ella, en su voz no había ni una pizca de temblor o vacilación.
Pero en la voz de mi cabeza sí. Mantuve los ojos sobre los de ella unos segundos, antes de desviar mi atención a mi mano la cual acarició sus cortos cabellos violetas, notando lo gruesos que eran y dándome tiempo para pensar. Se acercó un poco más a mi, sintiendo la respiración de ella cerca de mi rostro.
—Pero si tomas ese camino... creo que no podré ser solo tu amiga... —murmuró, al no obtener respuesta.
Algo me dijo que lo decía para ayudarme con mi decisión, sin embargo, están muy lejos de llegar a una.
—¿Por qué? —pregunté y la voz casi me tembló, dudaba aún más de mi próximo movimiento.
Violet bajó la mirada un poco, mirando su dedo índice trazar círculos sobre la tela de la media térmica que me cubría la pierna del frio, pensando.
—Descúbrelo —murmuró nuevamente, y se sintió como un desafío.
Entreabrí los labios, observándola estática en su lugar. El corazón se me comenzaba a acelerar, ya que comenzaba a caer en cuenta de la situación en la que me habia metido y en la magnitud de esta. ¿Debería volver a besarla o continuar esta competencia por el poder que estaban teniendo? ¿Por qué estaba pensando en volver a besarla? ¿Por qué...
—Is it for that much? —preguntó él, recostado en el sillón.
La voz de Nigel la trajo de vuelta a su realidad, otra vez se encontraba fantaseando con la misma escena de la última vez que había visto a Violet. Sinceramente ni siquiera estaban hablando muy seguido ya, ella había estado muy ocupada con su negocio y su banda, y pues bueno, por el lado de Emma toda su vida estaba patas para arriba, así que lo último que quería era lidiar con otro problema. Miró a Gillian, a quien le estaba hablando Nigel, ella terminaba de pintarse la cara con sombras de calor amarillo y rojo, recreando la bandera de España en su mejilla. Al escuchar la voz de Nigel, automáticamente frunció el ceño
—Tú porque no tienes espíritu futbolero, londinense sin sabor —dijo, señalando el escudo de su camiseta.
—"Londinense sin sabor"? —inquirió incrédulo Nigel.
Emma trató de contener la risa ante la escena, y lo logró de manera exitosa hasta que Gillian le devolvió la mirada, entonces estallaron en carcajadas. A pesar de haber disociado durante algunos minutos, llevaba un buen rato recostada en una pared de la sala, de brazos cruzados, viendo como su amiga usaba todo lo que podía tomar en contra de Nigel. Y supongo que él ambiente lo ameritaba. Estaba segura de que podía confirmar que era muchísimo más divertido ver estas peleas que presenciar a Sonya y Oliver acaramelados en el sillón con ella al lado de mal tercio.
—I feel a little attacked, but just a little —dijo sarcásticamente, echándose hacia atrás en el sillón, buscando un canal con el control remoto.
—Y es solo el comienzo.
Él rodó los ojos con una media sonrisa en el rostro, colocó el partido en la televisión y dejó el control remoto en la mesa de café, los jugadores recién estaban entrando a la cancha.
—Emma, can you sit between us? I don't want Gillian to cut my throat when we win —pidió, mientras señalaba el espacio entre ambos.
Gillian volteó a verlo con el ceño fruncido y le saco la lengua, acción que Nigel le devolvió. Su amiga, honestamente, no entendía absolutamente nada de lo que salía de la boca de Nigel, sin embargo, se guíaba por contexto y ver la reacción de la rubia la hizo sentarse entre pequeñas risas en medio de ambos.
—¿Qué dijo? —le murmuró a Gillian, inclinándose hacia ella.
—No importa —ella rodó los ojos.
Emma sonrió divertida.
Finalmente, lo único que se escuchaba en la sala era la voz del relator dándole comienzo al partido. Durante el primer tiempo, lo único que se escuchó en el living fueron las maldiciones en voz baja y suspiros de alivio. Ninguno se dirigió la palabra durante este rato, sin embargo, Emma notó la cantidad de veces que Nigel observó a Gillian vivir en su propia burbuja. Y tan solo esos pequeños gestos la hicieron sonreír de ternura.
—What side are you on? —preguntó él, en el silencio del entretiempo.
—¿No es obvio? Es española —respondió Gillian, en lugar de Emma.
—I wasn't talking to you —señaló, viendo como le temblaban los labios al no saber que responder.
Sonrió victorioso al tener esa reacción, le estaba gustando está nueva forma de molestarla.
Emma volteó a ver a Gillian, esperando que ella le dijera que le había dicho.
—Preguntó de que lado estás —señaló con la cabeza la televisión, recostandose en el sillón.
—Ah... No me gusta el fútbol —dijo Emma, encogiéndose de hombros y volteando a ver a Nigel.
Podía sentir la mirada de Gillian clavada en su espalda.
—It does not matter —dijo despreocupado, acomodándose en su asiento—. This would be our first European Cup and, you know, they already have three, don't you think we deserve it? —preguntó nuevamente.
—No intentes manipular a la niña —advirtió Gillian, señalando lo con un dedo.
—Don't listen to her —se dirigió a Emma, ignorandola.
Ella guardó silencio y miró a Gillian otra vez. Se contuvo pero finalmente suspiró. A regañadientes tuvo que contarle que había dicho. Emma guardó silencio unos segundos, pensando como afectaría a está situación con su respuesta...
Y decidió ver el mundo arder.
—Supongo que sí —respondió finalmente.
—¡Emma! —exclamó su amiga, casi que saltando del sillón.
—You already heard her.
—Tú cállate —lo apuntó con el dedo nuevamente.
Emma se aguantó la risa, había plantado el conflicto en la pareja, y créanme, era divertido tener el control al menos una vez.
Gillian se cruzó de brazos en la esquina del sillón, con el ceño fruncido. Emma y Nigel se miraron.
—Traicionada por mi mejor amiga y mi novio, quien lo diría... —murmuró con ironía.
El segundo tiempo del partido ya estaba corriendo en la televisión, sin embargo, ninguno de los tres estaba mirando la pantalla, ambos tenían la atención puesta en Gillian.
—¿Tú QUE? —enfatizó Emma.
—Oh my god... —suspiró Nigel, echándose dramáticamente en el sillón—. Did she just call me like that?
Ambas voltearon a él.
La mente de Emma funcionaba a todo vapor y parecía de esas pizarras llenas de ecuaciones que utilizaban los profesores de física en la universidad, pero con inglés. Tan solo con saber lo que significaba “call” pudo descifrar toda la frase sin utilizar a Gillian.
Emma asintió.
—Oh my fucking god...
Gillian quiso contener la risa.
—¿Cuándo pasó esto y por qué no me contaste? —interrogó Emma, volteandose hacia la rubia completamente.
—Supongo que salteas la conversación cuando ya lo sabes —se encogió de hombros, sin embargo, rápidamente recobró la postura—. Aunque alguien no parecía tan enterado.
Nigel fingió que no les estaba prestando atención. Ambas rieron.
En ese instante, la voz del relator se alzó, llamando la atención de los tres, que posaron su vista en la pantalla. Nigel vio venir con anticipación lo que ocurriría, así que se cubrió los ojos, no quería ver la pelota dentro de su arco. Sin embargo, vio a Gillian festejar el gol por el hueco de sus dedos y, al menos eso, logró sacarle una sonrisa.
—¡El karma instantáneo! —exclamó ella.
—Don't claim victory, there are still twenty minutes left —intervino rápidamente.
Gillian rodó los ojos.
—En los que no estaré —mencionó Emma, levantándose del sillón—. ¿Puedo usar la ducha?
La rubia giró a ver a su amiga, poniendo los brazos en jarra.
—Emma, hace una semana que vives en mi casa, no tienes que seguir pidiéndome permiso —ella se encogió de hombros con una sonrisa—. Ve.
Entonces Emma abandonó la sala, mientras tanto, Gillian tomó asiento en el sillón nuevamente y ambos miraron en silencio el resto del partido, o al menos eso creía ella. Al cabo de un rato, terminó con la cabeza apoyada en el hombro de su enemigo.
*. : 。✿ * ゚*.
—La paella le ganó al té —comentó Gillian, mientras enjuagada un plato en la pileta de la cocina.
Nigel rodó los ojos sin voltear a ella
—I'm still better than you in monopoly.
—Im still bittir thin you in minipily —frunció el ceño, dejando otro plato en el escurridor—. ¿Qué tiene que ver? Además, serás mejor que yo en juegos de intelecto pero en deportes nadie me supera.
Él tomo el plato que Gillian acababa de dejar en el escurridor para sacarlo y luego lo agregó al resto de la pila, por suerte ya era el último.
—¿O quieres que te recuerde la pista de patinaje sobre hielo y...
一Oh, no, thank you... Today I want to continue being happy —dijo él, alcanzanole el repasador para que pudiera secar sus manos.
Tomó la pila de platos y los guardó en el gabinete que estaba sobre sus cabezas. La miró de reojo mientras terminaba de hacerlo, viendo cómo se había quedado observando el trapo fijamente, como si estuviera pensando en algo muy importante.
—Hey, Gill —la llamó.
Ella alzó la vista rápidamente y Nigel se aseguró de que nadie los estuviera escuchando.
—¿Qué sucede? —cuestionó al ver su comportamiento.
—How are you handling... what happened the other day? —cuidó sus palabras al preguntar.
Pudo notar la sorpresa de Gillian en su mirada, sin embargo, no tardó en reaccionar.
—Creo que vamos bien... Emma está de mejor ánimo estos días —susurró ella, sonriendo levemente.
Él le devolvió el gesto.
—I'm glad to hear that but.. —se aproximó más a ella para acariciar su cabello—. And you? How are you?
Ella inclinó la cabeza hacia ese lado, consiguiendo que Nigel acunara su mejilla y sintiendo que esto se tornaba mucho más íntimo. Trató de sonreír ante su pregunta pero terminó formando una mueca. Finalmente se encogió de hombros.
—Es complicado... —dijo ella, bajando la vista—. Oliver y yo quedamos en el medio, y quizás el haya elegido un bando... pero yo no puedo hacerlo.
Negó con la cabeza, hablaba con él pero miraba al suelo.
—Sonya es mi mejor amiga desde hace más tiempo y me siento mal por "haberla dejado de lado" —hizo la mímica con las manos—. Pero... No sé, siento que ella tiene a Oliver y Emma me necesitaba más, ¿con quién iría sino?
Alzó la vista para observarlo, solo para darse cuenta de que sonreía tiernamente.
—You are so kind... and... —murmuró, la última palabra quedó faltando en el aire.
Se acercó a ella con la intención de abrazarla. Le pasó los brazos por encima de los hombros, acercándola él. Ella deslizó los suyos por su cintura. No sé había percatado de lo silencioso que estaba el lugar hasta que logro escuchar cada roce y respiración de ambos. Terminó apoyando la oreja sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón.
—You're doing well —termino de soltar en el aire.
Gillian alzó la vista para verlo, él también la observó, dejando uno de sus mechones rubios detrás de su oreja. Ella le sonrió, enredando sus brazos en su cuello.
—Eres muy cursi —mencionó ella, riendo.
—Maybe...
Ella negó con la cabeza estando a centímetros de su rostro, finalmente besándolo. Siento sus manos deslizarse por su cintura, dejándola más cerca de él. Estaban verdaderamente concentrados en ello.
—Oye Gill-
Emma se detuvo en seco en la entrada a la cocina y los miró sorprendida. Gillian rápidamente se separó de Nigel, roja de la vergüenza, mientras que él trato de ocultar su su sonrisa divertida.
—Dios mío... —murmuró ella—. Lo siento, yo... no quería interrumpirlos y-
Su amiga rápidamente se acercó a ella.
—No, no. No te preocupes, Emma —dijo ella, sonriéndole—. Solo me estaba despidiendo de él.
Volteó a ver a Nigel, mirándolo significativamente. Por suerte, habían convivido lo suficiente como para saber que estaba tratando de decirle.
—Yeah... I've some paper work left to do —se acercó a ambas, quedando junto a Gillian.
Ambos se observaron por un segundo, antes de que Gillian notará a Emma esperando que le contara que había dicho.
—Dice que tiene cosas del trabajo por hacer.
La pelirroja volteó a verlo a él. Era gracioso como Gillian seguía la conversación de ambos con sus ojos como si ella no estuviera participando como traductora entre ambos.
—Oh... Pensé que te quedarías un rato más —comentó.
—I would love to —respondió Nigel, enseguida volteó a ver a Gillian—. But if i stay any longer, this blondie will drive me crazy.
Rodeó a Gillian con su brazo por encima de sus hombros, apretujeandola. Ella rodó los ojos.
—Pero bien que te gusta.
Otra vez olvidaron que no solo ellos estaban allí. Nigel decidió cambiar de tema rápidamente al notar la cara de confusión de Emma.
—I should go —dijo él, antes de mirar a Emma.
Entonces una lamparita se encendió sobre su cabeza.
—Adiós Emma.
Ella sonrió divertida.
—Nos vemos, Nigel —respondió ella.
Él volteó a ver a Gillian con rapidez, esperando que lo notara. Ella rió al hacerlo, dándole dos golpecitos de apoyo en el hombro.
—Vamos, te acompaño —le dijo, a la vez que le rodeaba el cuerpo con un brazo para llevárselo.
Él la imitó y Emma los vio salir del lugar en silencio. Escucho sus risas y susurros en el pasillo, hasta que el ruido de la puerta comenzó el silencio. Los pasos de Gillian resonaron en el lugar, hasta que volvió a aparecer enfrente suyo.
—Veo que se llevan bien —comentó ella, adentrándose en la cocina otra vez.
—Si... Es divertido —murmuró ella, balanceándose sobre sus pies.
Gillian comenzaba a guardar un par de cosas en uno de los cajones allí, cuando volvió a mirarla.
—¿Qué sucede? —indagó ella.
Algo no andaba bien y su expresión se lo decía todo, estaba incómoda. Emma dejó de balancearse y evitó mirarla a los ojos distrayendose con un adorno.
—He estado pensando en algo...
—¿En qué? —preguntó, cada vez más curiosa.
Ella soltó un suspiro.
—Volveré a vivir con mis padres.
El eco de las palabras quedó flotando en el gran silencio que se formó entre ambas. Gillian se quedó observándola unos segundos antes de cerrar el cajón y recobrar la postura.
—Pero... ¿Cómo? ¿Y por qué? —preguntó, no pudiendo atribuirle una respuesta.
—Lo he pensado mucho —aclaró, antes de seguir—. Es lo mejor para todos.
—¿Para todos? —inquirió Gillian.
—Sí —se encogió de hombros—. Gill, yo no soy tonta, se que estoy de sobra en todos lados.
—Otra vez con eso —dijo ella.
—Es la verdad —señaló Emma—. Tu y Nigel comparten mucho tiempo juntos, necesitan su soledad. Lo mismo que Sonya y Oliver.
Gillian negó con la cabeza.
—Tienes un punto... —le dió la razón—. Pero si quiero estar a solas con Nigel, no tengo por qué echarte, simplemente me voy yo.
—¡Pero es tu apartamento!
—¡Y tú eres mi amiga! No te voy a dejar a la deriva.
Emma permaneció callada, mirándola. La actitud que tenía, su manera de hablar, de actuar, su lenguaje corporal. Aquella mano en la cadera, observándola con esos ojos verdes, esperando una respuesta. Gillian tenía un tipo de madurez que ella sabía que nunca alcanzaría.
—Ya lo decidí.
—O sea que no fue una pregunta, fue un aviso —murmuró Gillian.
Emma se atrevió a asentir.
—Eres una adulta Emma, tienes veintidós —se acercó a ella, mirándola directamente a los ojos—. Supongo que sabes lo que es lo mejor para ti.
Ella suspiró, bajando la mirada.
—Pero siempre puedes contar conmigo, lo sabes.
Le dió dos golpecitos en el hombro, en señal de apoyo. Luego abandonó la habitación.
Emma se quedó pensando allí, mirando un punto fijo en el suelo. Gillian tenía razón, era una adulta ya, se supone que era capaz de resolver sus propias cuestiones... ¿Entonces por qué se sentía tan perdida con sus propias decisiones?
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