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𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘧𝘰𝘶𝘳

TEA

Miraba fijamente el líquido en la taza, que desprendía un calor reconfortante que hacía que tuviera las manos pegadas a la cerámica, sin embargo, esa no era la razón por la que tenía los ojos clavados allí. Estaba viviendo uno de los silencios más incómodos de toda su vida, aunque eso suena un poco exagerado, porque tampoco era para tanto. El punto era, y también lo curioso de la situación, que hacia algunos minutos atrás estuvieron hablando como si fueran íntimos amigos de toda la vida, cuando, verdaderamente, solo se habían visto tres veces con suerte. Pero, por alguna razón, cuando quieres formalizar las cosas y pones encima de la mesa la idea de "sentarse como dos personas normales a charlar y conocerse sin encuentros inesperados o casualidades inexplicables", la cosa se volvía más tediosa. Lo espontáneo la hacía entrar en confianza. Era la verdad. Lo espontáneo obliga, naturalmente, a hablar, sin embargo, te da varias posibilidades sobre que hablar. Y eso es lo que no te da el estar sentado en una mesa de madera entre cuatro paredes.

Asumió que Nigel la había estado observando durante su viaje astral entre sus pensamientos, lo que lo llevó a romper el hielo con la primera cosa que se le pasó por la cabeza.

Weren't we going to have tea?

Gillian alzó la cabeza, desconcertada. Luego volvió a mirada su taza.

—Ah —sonrió apenada—, es que el té no me gusta.

Okey, but... why do you have it if you don't drink it? —preguntó, confuso.

—Mis amigas toman té cuando vienen —le explicó, volviendo la vista a su taza de café—, por eso siempre tengo.

Nigel asintió, desviando la mirada, sin embargo, no pudo evitar hacer una pregunta más.

—Alright, have you ever tried it?

Gillian alzó la vista para mirarlo. Entonces negó con la cabeza.

Well, today you're going to.

En su campo de visión se coló la taza de té que le había dado a Nigel y sorprendentemente aún continuaba caliente, perfecto para tomar.

Ella lo miró y él le devolvió el gesto, alentadola a tomar.

Tomó la taza y haciendo una mueca miró adentro. A ver, ni que la estuviera obligando a tomar agua sucia del río, solo debía darle un sorbo para probarlo. Aún así estuvo diez segundos meditando lo que iba a hacer, mirando el té.

Finalmente se llevó la taza a sus labios y tomó, aunque casi que al instante una mueca de disgusto se apoderó de su cara.

Levantó la vista y se lo encontró conteniendo la risa en lo que le pasaba algunas servilletas. Ella protestó, tomando una, él encogió de hombros, aún con una sonrisa en el rostro.

—Definitivamente no me gusta, sabe mal —sentenció ella, dándole un sorbo de café a su taza—, muy, muy, muy mal.

Someday you will love it —aseguró, trayendo la taza hacia él.

Hubo un silencio otra vez. Así que aprovechó para observarlo y lo encontró inspeccionando con la mirada su apartamento. Todo estuvo bien, hasta que su vista se posó en el mueble que estaba frente a ellos, dónde estaban los adornos y los portaretratos, al instante supo sus intenciones. No lo vio, pero si lo intuyó, sabía que iba a comentar algo o incluso a preguntarle, entonces de apresuró a decir algo para atraer su atención.

—Así que... Resulta que somos vecinos —le comentó, un poco ansiosa.

Enseguida sus ojos color miel estaban sobre ella nuevamente, dejando de lado lo demás. Él asintió a lo que ella había mencionado.

Yeah... I settled here the same day I gave you the umbrella —comentó, señalándola a ella—, I went out for a walk when it was already raining and then I saw you.

Gillian ladeó la cabeza, pensando.

—Me había olvidado completamente de que aún tengo el paraguas —se dio la vuelta para señalarlo—, puedes llevártelo, si quieres.

Él lo observó colgado en el perchero que estaba al lado de la puerta de entrada.

Don't worry, I'd rather you keep it —ofreció, volviendo su mirada a ella.

—Esta bien —aceptó—, y hablando de recorrer, ¿pudiste ver la cuidad ya?

Negó con la cabeza, aún mirándola.

Not yet —respondió—, I've been here for a week... but since I managed to get a job quickly, I haven't had time to go out.

—Ya veo.

Besides —agregó, echándose hacia atras en la silla—, I do not know where to go first.

Gillian asintió, entendía perfectamente la situación. Se quedó unos segundos callada, mientras pensaba en algo que particularmente se le había cruzado por la cabeza en ese momento, una idea. Hasta que la lamparita de su cerebro se iluminó, indicando que se le había ocurrido algo.

—Ya sé —dijo, entusiasmada—, yo seré tu guía turística.

Nigel parpadeó varias veces.

What are you talking about? —preguntó incrédulo.

—Te sacaré de paseo —le explicó—, empezamos... ¡Mañana!

Ella sonrió de oreja a oreja.

Tomorrow?! —exclamó sorprendido.

—Sí —aseguró—, así que elige tu primer destino.

Nigel la observó durante algunos segundos. La expresión en su rostro parecía querer decirle que no estaba bromeando en lo absoluto, así que simplemente hizo caso a lo que dijo y saco su celular de su bolsillo para buscar. Ella se puso de pie, tomo la silla y la arrastró hasta quedar a su lado, tomando asiento junto a él para mirar las opciones que tenían.

Nigel desbloqueó su pantalla y luego entró al buscador, sin embargo, ahí se detuvo.

But wait —se giró hacia ella—, shouldn't you decide where to go first?

Gillian lo miró, luego se encogió de hombros.

—Sí, pero... 

Do you even know your own city? —interrumpió él, esbozando una sonrisa burlona en su rostro.

—¡Claro que sí! —exclamó, con el entrecejo fruncido—, solo que es mejor que puedas visualizar a dónde irás...

Él asintió, fingiendo que estaba de acuerdo. Luego se rió. Ella lo notó al instante, y le dió un ligero empujón en el hombro.

Entonces devolvieron su atención al buscador. Luego de poner "Ciudad de Madrid", los resultados aparecieron rápidamente en la pantalla. Estuvieron un buen rato viendo lugares y atracciones, incluso Gillian descubrió algunas que nunca había visto en su vida. Al cabo de un rato estaban tan concentrados en lo suyo, que ninguno de los dos notó que la cabeza de ella estaba ligeramente recostada sobre su hombro.

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—¿¡Dejaste entrar a un desconocido a tu casa!? —exclamó Sonya, del otro lado de la línea.

Gillian rodó los ojos, apagando la luz de su habitación.

—Ya sabía que ibas a decir eso —aseguró, dirigiéndose hacia su cama—. Pero no te preocupes, confirmé que vive en el departamento que está frente al mío. Ni siquiera sabía que estaba vacío.

—Perfecto —ironizó ella—, ¿sabes que me quedo mucho más tranquila?

La rubia la miró a través de la pantalla, con una ceja alzada.

—Pudo haber robado la llave del apartamento y aparentar. ¡No lo conoces! No sabes sus intenciones —advirtió, señalándola.

—Sonya, no seas paranoica tampoco... —reprochó, tapándose con sus mantas—, ¿Además cuánta probabilidad hay de que pase eso?

—Mucha. Yo se lo que te digo.

Su amiga a veces le preocupaba, pero suponía que solo trataba de ser precavida, ¿no?. Así que tan solo soltó una risa.

—Hey, además —agregó, acomodándose en su cama—, ¿ser sociable no se trata de eso? Darle un voto de confianza a la otra persona, no todos pueden ser un potencial asesino.

Ella se quedó callada un momento, mirando hacia el suelo.

—Ajá —murmuró finalmente.

—Ustedes son las únicas dos personas con las que me comunico a diario —siguió Gillian—, al menos déjenme agrandar mi círculo social...

Sonya rodó los ojos, haciendo una mueca.

—Eres una adulta, haz lo que quieras —sentenció.

Gillian asintió dudosa.

—Bueno, igual gracias por preocuparte por mí. Juró que seré cuidadosa —agradeció, para entonces ambas ponen su atención en su otra amiga.

La pelirroja estaba absorta en su mundo, tan solo miró a la cámara con confusión cuando dejó de escuchar sus voces. Ambas amigas se miraron, igual de perdidas por su actitud peculiar, como Emma en la conversación. ¿A qué se debían los recurrentes despistes que tenía últimamente?

—Esto no puede seguir así —sentenció Sonya—, ¿Qué es lo que te ocurre, Emma?

—No es nada... —musitó ella, evitando mirarlas.

—Claro que algo te pasa —aseguró Gillian—. Emma, tu siempre eres muy alegre y energética, ¡hablas hasta por los codos!

—¡Sí! —sé unió Sonya—. Ya dinos que te pasa.

—No es nada —volvió a repetir, negó con la cabeza—, mañana hablamos, ¿sí? Estoy cansada.

Antes de que sus amigas pudieran hacer alguna otra acusación, cortó la llamada. Suspiró pesadamente, dejando su teléfono a un lado, sobre su mesa de noche y preparándose para fingir dormir si Sonya interrumpía en su cuarto sin tocar la puerta.

Para su sorpresa, el tiempo transcurrió y Sonya nunca se hizo presente, lo que le pareció raro pero atribuyó a que continuo hablando con Gillian.

Ni siquiera ella sabía porque estaba así. Porqué se sentía así. No lo sabía, estaba tan perdida como sus amigas. Suponía que eran muchos sucesos que últimamente ocurrieron en su vida y que no les estaba dando la prioridad necesaria, así que se acumulaban dentro de su misma presionando para poder salir. Sabía que no era una buena idea hacer eso, sin embargo, no queria pensarlo, simplemente lo evitaría hasta que el problema desaparezca.

El típico dolor en el pecho que sentía cada vez que pensaba en la situación, apareció como regularmente lo hacía, antes de irse a dormir, porque era el momento en el día en el que su cabeza dejaba de estar ocupada en algo más y comenzaba a traer otros temas que no eran para nada agradables. Cerró los ojos fuertemente, como si eso fuera a quitar los pensamientos de su cabeza.

Sin embargo, estos se esfumaron en el instante en que el ruido de la madera siendo golpeada resonó en su habitación. Alguien estaba tocando a su puerta.

💌 bykotw

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