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𝘤𝘩𝘢𝘳𝘱𝘦𝘳 𝘦𝘭𝘦𝘷𝘦𝘯

SHOULD I DO THAT?
Especial: Nigel's birthday

Pequeña interrupción antes de comenzar: la escena final (la del muelle) se lee con You Are In Love de fondo. No es una sugerencia, ES UNA OBLIGACIÓN!!
Gracias 🥰.

Aquella mañana, se despertó escuchando a Oliver parlotear la en la sala. Al principio se revolvió en la cama, adormilada y con pereza de saber que ya tenía que levantarse del cómodo colchón. Terminó optando por desistir de su drama y se sentó al borde de la cama, balanceándose sus pies que no tocaban el suelo mientras pensaba, cuando ese recuerdo cruzó por su mente como un jump scare de esos que salen en las películas de terror.

Debe admitir que se le aceleró el corazón al recordar tan nitidamente la imagen de Nigel descansando profundamente la noche anterior y, como si lo hubiera invocado, escuchó su voz en la sala. Curiosa, se levantó de la cama para salir de la habitación y averiguar que estaba pasando, pero inconscientemente, antes de salir, se encontró a si misma mirándose al espejo. Había acomodado su cabello, el cual parecía nido de pájaros, y su pijama blanco de tirantes que estaba algo fuera de lugar.

Al cruzar el umbral de la puerta, pudo sentir como la mirada de ambos chicos se posaron en ella y quedó inmóvil en dónde estaba, esperando que algo pasara.

—¿Te despertamos? —preguntó finalmente Oliver.

Se balanceó sobre sus pies mientras sentía toda la atención sobre ella.

—No —contestó—, solo... iré a lavarme la cara.

No tenía ni idea de por qué había dicho eso y créanme que se lo cuestionó todo el camino que le tomó llegar al baño. Se encerró en la pequeña habitación, por fin sintiendo que podía respirar. Más calmada, se aproximó al espejo y procedió a hacer lo que dijo que haría, también peino su cabello, cepillo sus dientes e hizo sus necesidades. Antes de salir del baño aparentando tranquilidad como si no sé hubiera cuestionado porqué había dicho lo que había dicho, se miró una última vez en el espejo, verificando su apariencia de recién levantada.

¿Por qué de la nada eso le preocupaba?

Lo dejo pasar y salió, encaminandose a la cocina. Tomó asiento en la mesa redonda de madera, al lado de donde había estado Nigel sentado, pues ahora estaba de espaldas en la cocina realizando algo.

—Nosotros tenemos un asunto pendiente, ¿no es así Oliver? —encaró Gillian de brazos cruzados.

Que haya aceptado su destino no significa que no se lo reclame luego, le debía una explicación.

Oliver simplemente se encogió de hombros en el sillón.

—Sí... Lo recuerdo —murmuró.

—¿Y entonces- —antes de que pudiera terminar, la interrumpió.

—¡Casi lo olvido! —exclamó, recobrando la postura—. Tengo que despertar a Sonya, luego lo hablamos.

Sonrió fingiendo estar avergonzado cuando ella frunció el ceño, sin embargo, acto siguiente lo vio guiñarle el ojo a Nigel y cuando volteo hacia él, estaba detrás de ella sosteniendo una taza humeante en sus manos y también frunciendo el ceño mientras lo miraba irse.

No pudo evitar cuestionarse el porqué del guineo hacia Nigel o por qué parecía molestarle.

Devolvió su vista a ella, sonriéndole suavemente. Dejó la taza frente a ella y tomó asiento a su lado, recargando su mejilla en su mano.

Gillian husmeó dentro de la taza y se encontró con café recién hecho. Lo miró un poco sorprendida.

—No tenías que hacerlo —le dijo, dándole un sorbo a la taza.

But I wanted to —afirmó.

Ella le sonrió. Quedaron completamente sumergidos en un silencio, a su parecer, incómodo —algo que no sucedía hacia un tiempo— y que se le hacía muy extraño.

Ellos siempre tenían algo para conversar. Sin embargo, está mañana Nigel parecía perdido en su propia órbita y Gillian se sentía algo... ¿rara?

No lo sabía con exactitud.

Por curiosidad, volteó a ver a Nigel, llevándose la sorpresa de que él ya la estaba observando y antes de que pudiera hablar, él desvío el tema.

Did you sleep well?

Dormir... Esa palabra y todo lo que estuviera relacionado con ella, la llevaba a la misma imagen siempre: su cabeza descansando en la almohada, sus párpados delicadamente cerrados, sus mejillas rosadas, sus labios entreabiertos y su cabello cayendo ligeramente sobre su frente. No podía deshacerse de ella, estaba incrustada en su mente.

Debido a su trance, simplemente asintió, dándole otro sorbo al café y volviendo a quedar en un absoluto silencio.

Silencio que fue interrumpido, minutos más tarde, por una Sonya que se encontraba incluso más despierta que el par sentados en la mesa, que se habían levantado antes.

Miró a Nigel de solayo un par de veces mientras estuvieron en la sala, se sentía tan distante por alguna razón.

¿Qué les sucedía hoy?

*. : 。✿ * ゚*.

—Te escucho más animada —mencionó con cierto entusiasmo—. ¿Sucedió algo?

Emma rodó los ojos sentada en el sillón de la sala, sin darse cuenta comenzó a jugar con el cordón de su sudadera con una sonrisa tonta.

—No sucedió nada interesante —respondió sin más.

—Pero si sucedió algo —inquirió divertida.

Se mordió el labio.

—Pesada.

Gillian rió, inclinándose sobre el barandal de madera en la entrada de la playa.

—Dejando eso de lado —dijo sonando más seria—. Me alegró por tí. Cuando me llamaste para decirme que no nos acompañarías, realmente me preocupe.

La pelirroja guardó silencio.

—No deberías preocuparte.

—Eres mi amiga Emma, claro que lo hago. Me preocupas desde que te veo más apagada, no quería insistir para que no explotarás contra mi —comentó, jugando con un mechón de su cabello—. Si necesitas hablar, o no, siempre puedes contar conmigo.

Emma se recostó en el sillón, sonriendo conmovida. Por alguna razón que desconocia, Gillian desde siempre la hizo sentir segura y comprendida, a veces llegaba a pensar que ella era la única que la entendía, por eso sus palabras lograban llegar a su corazón más rápido que las de otros.

La verdad era que para ella, Gillian es la hermana mayor que nunca tuvo.

Le agradeció por sus palabras. Charlaron unos minutos más antes de colgar la llamada y justo cuando guardó su teléfono, Sonya se posicionó a su lado, también recostandose sobre la baranda.

Ambas se quedaron mirando la vista de la tarde en la playa, a una hora de que el sol se pusiera. El paisaje era hermoso. Era una costa en forma de semi círculo con el agua cristalina y de un color azulado. La arena de la playa no estaba muy alejada de las pintorescas casas que en su mayoría, estaban pintadas de azul y blanco. Parecía un pequeño pueblo detenido en el tiempo. Sin embargo, a pesar de la bella vista, Gillian no pudo evitar desviar su mirada hacia donde estaban los dos jóvenes. Nigel leía un libro en total paz mientras que Oliver dormía de manera graciosa en su silla. Eso la hizo sonreír.

Sonya notó que había dejado de observar el paisaje para ver a otro individuo, así que rápidamente tomó la oportunidad para hablar de un tema que tenía en la punta de la lengua hacia un tiempo.

—Me sorprende que haya pasado un mes y no sé haya ido, ¿se quedará a vivir aquí oficialmente? —preguntó curiosa.

Ella alzó los hombros. No estaba prestando mucha atención a lo que Sonya decía.

—No hemos hablado de eso. Pero él está trabajando y vive como cualquier otro, así que supongo que sí —mencionó, observándolo leer a lo lejos.

—Deberían hablarlo —sugirió repentinamente—, sería bueno que estuvieras al tanto si planea irse para... No encariñarte de más.

Las alarmas de su cabeza se encendieron al comenzar a comprender el rumbo de la conversación. Alzó una ceja, curiosa.

—¿Por qué dices eso? —cuestionó,  ocultando su leve molestia—. Nigel nunca se iría sin decírmelo antes.

—Solo es una sugerencia.

Gillian se volteó completamente hacia ella con el ceño fruncido.

—Pues no me gusta el tonó de esa sugerencia —acusó, no pudo evitarlo—. Además, lo conozco lo suficiente para saber que no lo haría.

Sonya también frunció el ceño al escuchar eso

—Lo mismo dijiste la última vez y...

Gillian notó la impotencia emergiendo desde lo más profundo de su ser, cuando había pensado que ese tema ya estaba superado. No podía creer que lo trajera a la luz nuevamente sabiendo lo que aquello conllevaba y las repercusiones que tenía en ella. Cerró los puños con fuerza y los ojos se le humedecieron ligeramente.

—No vuelvas a mencionarlo —la interrumpió, señalándola—. Ni siquiera puedes comparar a Nigel con... Esa basura de persona. Los conozco a los dos lo suficientemente para darme cuenta que son muy diferentes.

La expresión de Sonya era de completa sorpresa mientras observaba a Gillian alejarse. Nigel seguía leyendo tranquilamente el libro cuando la vio tomar asiento a su lado, lo dejó rápidamente al notar que se limpiaba lo que parecían ser lágrimas de sus mejillas.

Hey, Gilly, did something happen?  —le colocó una mano en el hombro.

Ella lo miró, negando con la cabeza. Forzó una leve sonrisa.

Pero él no se tragó esa actuación, así que frunció los labios y volvió a intentar.

Do you need a hug?

Ambos guardaron silencio, Nigel la miraba esperando una respuesta y sin observarlo a los ojos, se la dio. Asintió levemente, antes de dejarse abrazar por él.

*. : 。✿ * ゚*.

Sonya y Oliver juntaban las sillas, la sombrilla y demás pertenencias mientras Nigel y Gillian se divertían intentando sacarse una fotografía decente en la orilla del mar.

El sol se había puesto hacia unos cuantos minutos ya y la mayor había pasado la última hora viendo como Nigel había logrado subirle el humor a Gillian, que por cierto, ella había arruinado.

¿Cuándo aprendería la lección? ¿Cuando dejaría de abrir su bocota? ¿O cuando dejaría de meter su nariz en los asuntos de los demás?

Oliver notó que su novia observaba a su amiga, y el chico con el que se estaba divirtiendo, con una expresión entristecida. Llamó su atención poniéndole su abrigo azul sobre los hombros, el viento había comenzado a soplar y el ambiente fresco se estaba haciendo presente.

—¿Fui muy dura? —preguntó sin previo aviso.

Él sonrió comprensivamente.

—Te abres muy fácilmente conmigo.

Ella lo miró.

—No vale la pena fingir, si ya me conoces —confesó—, tarde o temprano me harás hablar.

Sonya suspiró, negando con su cabeza. Oliver la miraba con atención.

—Le dije que no se encariñara... —comentó, bajando la mirada—. Y quizás también dije algo que no debía... Pero tuve un deja vú con Nigel y Gillian parecía tan entusiasmada que me... ¿asustó?... que no se diera cuenta de las similitudes.

Se aproximó más a ella, le colocó una mano en el hombro e hizo un poco de presión, mostrando su apoyo.

—No me molesta que sean amigos... yo solo no quiero que la historia se vuelva a repetir —murmuró.

—Hey —tomó su mejilla, haciendo que lo vea.

Ella levantó la cabeza pero sus ojos no lo miraban.

—Gillian ya aprendió la lección, es una adulta y sabe evitar esas situaciones —le dijo Oliver, sonriéndole levemente—. Eso pasó hace mucho tiempo, ella era más pequeñita e inocente.

—Lo sé, pero fue tan horrible que... —cerró los ojos, tratando de luchar con el nudo que se estaba formando en su garganta.

Oliver le dio un abrazo.

—No te sientas mal, cielo —la consoló, dándole un beso en su cabeza—. Solo estabas preocupada.

Ambos se quedaron así por un rato. La brisa hacía que el cabello azul de Sonya flameara mientras ella tenía su momento de consuelo escuchando las risas de su amiga a lo lejos.

*. : 。✿ * ゚*.

Gillian estaba teniendo un ataque de risa junto a Oliver mientras miraban un video que ella misma había grabado hacía unas horas en la orilla del mar. Acababan de terminar de cenar y estaban teniendo un espacio de convivencia que se había convertido en la pesadilla de Nigel. Sonya estaba sentada en el sillón individual al costado de ellos, llevaba su tercer vaso de cerveza así que no estaba muy al tanto de lo que pasaba a su alrededor, solo de que Oliver y Gillian actuaban como adolecentes. Mientras tanto, en el extremo contrario del sofá estaba Nigel, cruzado de brazos con una expresión de irritación.

Great, now there are two people laughing at me —murmuró.

Sin embargo, ambos dejaron de reírse para mirarlo pero las expresiones divertidas no sé desvanecían de sus rostros.

—No es mi culpa que siempre que tropieces, yo justo este grabando —se encogió de hombros, sonriente.

Nigel sólo rodó los ojos.

Miró a Oliver otra vez y, a pesar de que trato, no pudieron contener la risa.

—Dejen de molestar al pobre chico de una vez.

Un silencio sepulcral se produjo en la sala al escuchar la voz de Sonya defendiendo a Nigel. Los tres simplemente se miraron sorprendidos mientras ella jugaba con su bebida en su vaso.

—¿Qué me miran? —bufó, viendo que mantenían los ojos sobre ella.

Los tres negaron con la cabeza y se acomodaron en el sillón, quedándose quietos como estatuas. Gillian jugaba con sus dedos cuando decidió voltear a ver a Nigel. Observó su perfil antes de que él se diera cuenta que ella lo estaba mirando, por un momento se le olvidó que le iba a decir al sentir sus ojos color miel observándola, sin embargo, rápidamente salió de su órbita.

—¿Podemos ir al muelle que vimos hoy? —le preguntó, como si los demás no los escucharán.

Right now?

Gillian asintió, encogiéndose de hombros.

I guess so, I'll go get a coat —dijo, antes de levantarse y adentrarse en la habitación de ambos.

Ella y Oliver lo vieron abandonar la habitación en silencio.

—¿Nosotros también podemos ir? —le preguntó.

—Claro —sonrió ella.

—Pero solo un rato... Tengo sueño, Oli —le dijo a su novio.

Él le tomó la mano mientras asentía. Gillian sonrió al verlos, volteando la cabeza hacia dónde Nigel se había ido.

*. : 。✿ * ゚*.

El muelle era, realmente, una infraestructura defectuosa hecha por tablones de madera en mal estado. En resumen, y como dijo la rubia, esa cosa se caería abajo en cualquier momento. Oliver y Sonya habían decidido bajar a la playa, pues a ella no le agradaba mucho el mar y menos en la noche. Lo único extraño era que dejó a Gillian irse sola con Nigel por otro lugar, sin embargo, lo atribuyó al que alcohol en su sistema no la dejaba pensar bien.

Las tablas de madera crujían con cada pisada que daban y, a pesar del miedo de que alguna se rompiera, lograron llegar al final. Allí decidieron (decidió Gillian) sentarse al borde del muelle con las piernas balanceándose en el aire. Permanecieron en silencio un rato, no saben cuánto tiempo con exactitud, observando el manto nocturno colmado de estrellas.

Entonces, de la nada, Gillian habló.

—He estado esperando toda la tarde para mostrarte esto.

Del bolsillo de su abrigo sacó una fina caja rectangular y la alzó frente a sus ojos con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Ta-da!

Lo que había ahí adentro eran, nada más ni nada menos que, bengalas. Si, bengalas de luz. De esas que encendidas y comenzaban a largar pequeñas chispas de luz que parecían fuegos artificiales en tus manos.

Encendió una. Y mientras se quedó viéndola hipnotizada, Nigel le tomo una fotografía. Sin embargo, no solo con su celular, sino que también con sus ojos. Esa imagen, que ahora descansaba en la galería de su celular, seguía viva frente a sus ojos. Esa imagen podía ser destruida, extraviada o eliminada, pero su memoria nunca olvidaría lo que estaba viendo ahora.

Aquella mañana, había descubierto que Oliver era un hombre carismático y simpático que lograba caerle bien a todo el mundo con sus bromas y encantos. Él no había sido la excepción. La hora y media en la que Gillian no apareció en la sala y Sonya estuvo dormida, charlaron. Hablaron y compartieron tanto sobre sus vidas, que en algún punto, se encontró a si mismo afirmando cosas que nunca creyó que diría en voz alta. Por esa misma situación, verla en la sala, después de que aquellas palabras salieran de su boca, fue como un balde de agua fría. Era real lo que había dicho, pues las alas de las mariposas en su estómago no podían ser fingidas.

Gillian podía sentir su mirada sobre ella, a pesar de que no había volteado ni una sola vez para confirmarlo. Por otro lado, eso la hacía sentir ansiosa y, además, no podía hacer que la voz de Sonya sobre lo que dijo está tarde, se callara de una vez. Era como un bucle: “No te encariñes, no te encariñes, no te encariñes”; y muy en el fondo de su ser, ella sabía que su amiga no tenia razón. Pero también sabía que cuando se dejaba llevar por su corazón, las cosas no salían muy bien. Había aprendido la lección la última vez.

Thank you.

La segunda bengala de Gillian comenzaba a chispear cuando ella volteó a verlo. Su voz se hizo presente de la nada en el silencioso habiente y sonaba mucho más suave de lo que siempre se había escuchado.

For everything you've done for me since we met.

Lo observaba con los ojos bien abiertos.

Coming here was the best decision I made in my entire life —se sinceró.

Guardó silencio.

—Eso sonó como... una despedida —murmuró, girandose completamente hacia él.

Nigel siempre supo entenderla, como supo descifrar en su expresión de angustia, la súplica.

Sonrió levemente, negando con su cabeza. Sintió el calor de su mano sobre la de ella, que estaba apoyada sobre la húmeda madera.

It is not, Gillian —aseguró—. I really hope I never have to say goodbye to you. I don't want this to end.

Intentó hacer lo que hizo hace un rato, tomar una fotografía del momento con sus ojos. Asesoraría para siempre el recuerdo de sus ojos esmeraldas brillando bajo la luz de la luna, con pequeños destellos de dorado en ellos por el reflejo de las chispas de la bengala. Sin embargo, también brillaban por otra cosa, brillaban porque lo observaba a él, porque si Nigel hubiera conocido antes podría darse cuenta que Gillian nunca habia miradado a otra persona como lo miraba a él.

Entonces su gesto de cuidado hacia ella se hizo presente: arreglarle el mechón de cabello que siempre se salía de su lugar. Después sus hombros se rozaron porque él se había inclinado, aún bajo su mirada atenta.

Y luego, un suave beso fue depositado en sus labios mientras su bengala desprendía sus últimos destellos dorados.

💌bykotw
3088 palabras

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