
𝙚𝙣𝙘𝙚𝙧𝙧𝙖𝙙𝙤𝙨ㅡCap.29
-Don't touch nothing.- Dijo el europeo, de forma amenazante, sin darse cuenta de la fuerza aplicada en la muñeca del contrario, hasta que llegó el ángel guardián del mexicano, Argentina.
-Eu eu eu, relax' - Dijo este mientras le sacaba la mano al mayor, tomándola de forma delicada.- Miren, yo puedo entender que todos estemos medio shockeados por la noticia, pero la violencia no sirve ahora, ¿Entendieron o se los digo en ruso?
-Oh, i speak russian!-Comentó el canadiense.
-Son, not now.—Interrumpió el europeo, temiendo por la integridad y salud de su hijo.
-I learned when I went to Russia and in fact, he himself gave me pronunciation classes!- Continuó el bicolor de habla inglesa, sin oir la voz de su padre susurrando que se calle y sin observar las caras del irritado argentino o de su incómodo prometido el cual sentia las ganas de cometer homicidio del argentino como el calor de una fogata en su nuca.
Hablando del argentino, el mismo aun sostenia la mano del británico, con cada palabra dicha por el mitad frances el de Sol ajustaba mas su agarre, hasta que el mayor hizo un ligero quejido que sacó al ojiverde de su mente.
-Didn't you say that violence wasn't the solution? because you almost broke the bones in my hand.- se quejó el europeo, retirando su mano del agarre ejercido. Al ver que el argentino no cambiaba su cara de desánimo rió bajo para intentar cambiar el ambiente, a pesar de que como hielo en un vaso de agua sólo heló más la situación.
-It was a joke? Porque no se está riendo- Cuestionaba a su padre en voz baja mientras veía al argentino pensativo alejarse de a poco.
-No soy payaso, obvio no se hacer bromas.-Dijo tajante el europeo.
-No pero la cara la tienes wey- rió en un fuerte estruendo el mexicano, todos los presentes en un silencio como de luto contrastando con la broma del mejor payaso jamás visto.
-Mexico shut up honey- Respondió con calidez el de hoja de maple. Recibiendo un "perdon" incómodo de México como respuesta de un niño al ser reprendido por su madre.
Mientras esto último sucedía, el argentino algo alejado, solo pensaba en que debería hacer en las últimas horas con el angloparlante con el cual compartía vivienda actualmente.
El europeo se levantó de su lugar, haciendo su mejor esfuerzo de apoyo moral con quien no detectaba a simple vista como se llevaban ahora; dudó en posar su mano en el hombro ajeno, dejó esta misma en el aire, arrepintiéndose y creyendo que quizá sería demasiado invasivo de su parte, prefiriendo solo unas palmadas, como si fuera un perro decaido; que si bien el sudamericano se notaba cabizbajo, no era un perro.
Reino Unido recibió una mirada digna del mayor interrogatorio, la cara indignada del argentino rebasaba su comprensión de la incomodidad y misma indignación. Inmediatamente volvió a bajar el brazo, mirando a otro lugar, reprendiendose mentalmente. El de Sol, por su parte, comprendió el intento de aliento, pareciéndole algo simbólicamente tierno quizá, suspirando mientras negaba con la cabeza y devolviendo el gesto en el hombro del inerte europeo.
—So, should we go, right?- Pronunció el canadiense, ajeno a todo en su palacio mental mientras veía al norteamericano junto a sí.
Todos los presentes intercambiaron miradas, por su parte, los habitantes de la vivienda se mostraban indecisos, y México le gritaba con la mirada que concordaba con su propuesta.
En un silencio incómodo se despidieron, marchándose incluso con temor de provocar ruido con las más suaves pisadas bajo la vista atenta de los residentes.
Cerraron la puerta con un bajo estruendo, inmóviles por unos segundos coordinaron una mirada incómoda, de duda.
En silencio el primero en marcharse fué el latino, que se dirigió al sillón, reposando en diagonal, seguido del tricolor, quien se posicionó exactamente igual, solo que más rígido y del otro lado, como un espejo distorsionado.
El aire se sentía dudoso, como si signos de interrogación flotaran a su alrededor.
El de sol suspiró nasalmente, ladeando la cabeza hacia el otro, más sin mover sus iris del punto anterior.
—Y....¿Qué hacemos ahora? Digo, si querés hacer algo, onda es el último día que vivimos juntos y no se, tipo me seguís cayendo mal creo, tipo no, digo que es raro, no raro vos, tampoco raro yo, es... coso.—Su vista volaba ágilmente notando detalles de la sala que antes no había visto por no prestarles atención, solo captándolos ahora en su desespero por no volver a conectar miradas.
—¿Aún te caigo mal?—Desde aquí se siente un «crack»
El albiceleste abrió la boca, aunque no pudo pronunciar palabras al primer intento.
—No, o sea, si, pero no... se supone que si, porque bueno, ya sabés pero...—
Realmente no es bueno para comunicarse.
—Tu gente me odia, ya lo sé y comprendo el por que.—Dirigió su vista hacia sus propias manos, coloreadas de un natural azúl marino.—Pero...pero tú no eres tu gente.. aunque si aún me odias también entenderé tus razones.
—Yo no.. yo no te odio, a pesar de tener motivos.—Tenía tanto por decir que se le mezclaban frases en la garganta, incapacitándolo para poder desenvolverse en la conversación con normalidad.— Ellos.. tienen los mismos motivos que yo y... me cuesta aceptar que, quizás si me haya dejado influenciar un poquito por lo que decían y creían de vos...—Quiso proseguir con el monólogo, más sintió necesario un poco de silencio, el cual aprovecho para establecer un contacto visual escaso pero suficiente.
Le fué otorgada una sonrisa pequeña pero sincera, acompañada de un ceño fruncido en algo similar a la tristeza, pero a su vez comprensión, aceptación, gratitud.
Se guardaron las palabras, ya no eran necesarias; en cambio, el bicolor extendió su mano hábil hacia el mayor, con la palma ladeada. Fué observado con un gesto de duda.
—¿Tregua?— Susurró en un hilo de voz el menor de ambos.
—Tregua, my dear.—Cerró los ojos a la vez que recibía la mano ajena, pactando un acuerdo de serenidad y paz mutua de forma informal.
—Na' pero si me hablás en inglés no te entiendo un pingo' así no, que no se si me dijiste que seamos mejores amigos o que todavía me odiás.—Bromeó el albiceleste mientras reclinaba su cuello hacia atrás y se acomodaba los cabellos con una mano.
El tricolor soltó una pequeña risa sincera que ni él mismo se esperó pero atinó a apaciguar con su mano. El argentino tuvo una sensación confusa pero conocida y últimamente habitual al oír tan melodiosa risa, siendo contagiado por la misma. El sentimiento era mutuo.
Se quedaron viendo unos cómodos segundos antes de que el sudamericano se sentara "de indiecito" sobre el sillón posterior a quitarse el calzado y ver al angloparlante.
—Bueno ahora lo voy a decir más profesional, ¿Te parece?—Al ver como el mayor asentía en silencio, prosiguió;— Hoy, en el día de la fecha actual, yo, República Argentina, me veo en el placer de informar que el Reino Unido y yo pactamos un acuerdo de mutua paz, serenidad y calma entre nuestros habitantes tanto social como políticamente, acordando sobre todo el respeto por el otro y nuestros respectivos residentes. Además, no tomaremos en cuenta pasados altercados o discusiones en caso de nuevos debates; así, iniciaremos desde la paz y convivencia responsable.
—¿No deberíamos haber hecho el pacto cuando atravesamos el umbral por primera vez?—Cuestionó el europeo.—
—¿Qué es umbral?—Respondió en duda.—
—La puerta. Cuando pasamos la puerta de esta casa por primera vez.—Aclaró el mayor de ambos, sin la peculiar molestia que sentía ante gente ignorante.—
—Aah... es que, no tenía motivos para llevarme bien con vos.
—¿Cómo que no? Ibamos a convivir un tiempo inexacto bajo el mismo techo y claramente tú no ibas a estar pacífica y armónicamente conmigo.
—Ya me estás ofendiendo y no pasaron ni cinco minutos del tratado donde dije que olvidábamos todo.—Dijo, de cierta forma, con humor.—
—¿Todo?—Alzó una ceja.
—Todo.—Asintió con seguridad.
—¿Incluso el día del campeonato mundial de fútbol?—Una media sonrisa delató su burla y preciso recuerdo, ganándose una mirada atenta y un intento fallido del argentino por retrucar, más solo quedó su cara sonrosada tratando de formular frase alguna, lográndola tras varios segundos.
—Yo, eh, estaba... emocionado, feliz, alegre, ¡No sé! Fué un impulso.—Desvió la mirada conteniendo una risa nerviosa.
—Que pésima justificación.—Rodó los ojos sin borrar la burla de su cara.
—No es una justificación, es un hecho; y además, te ves más golpeable que besable.—Mintió.—Y como me acabás de recordar algo del pasado rompiste el acuerdo verbal, por lo que tengo derecho a atacarte.
—¿Cómo que atac-?—Su frase fué interrumpida por un certero golpe con un almohadón del que atinó a cubrirse con ambos brazos y quedando en posición fetal.—¡Oye! ¿Dónde quedó el pacifismo?
—En mi último golpe de Estado, gil.—Entrecerró los ojos, y durante unos buenos minutos parecían dos niños golpeándose con almohadas sin intenciones de realizarse daño alguno.
Después de un rato, luego de tantos golpes finalmente el sudamericano se rindió (su contrario había gritado "retirada" varias veces, pero fué ignorado y obligado a seguir entre risas). Ambos estaban bastante despeinados y se miraron con sonrisas adornando sus rostros, su silencio siendo interrumpido por unas carcajadas de parte del americano.
—Ay boludo, nunca te vi tan despeinado, yo pensé que tenías los pelos soldados con gel para el pelo o algo, tipo re serio.— Siguió riéndose mientras el tricolor se acomodaba los cabellos nuevamente con las burlas de fondo.
—Tú siempre estás despeinado, ¿No conoces los cepillos para cabello o qué?
—No me juzgues, no me defino las ondas.—Se llevó la mano al pecho, fingiendo ofenderse de forma dramática.
—¿Por qué no?—Estuvo por dejar escapar un «Se te verían lindas» pero dudó demasiado tiempo y perdió su turno para hablar.
—No se, no tengo tiempo, siempre tengo las cosas guardadas pero no las uso.—Alzó los hombros y miró al piso, restándole importancia.
—Si quieres puedo ayudarte, sería... divertido pasar así el último tramo de nuestra convivencia.—
Ambos se sonrieron entusiastas con una pequeña mueca, marchando apresurados para buscar las cosas y ordenarlas en una mesita del baño.
—Bueno, primero que nada, porfavor no me vayas a dejar pelado, y tampoco me ahogues en lo posible.—Rió mientras se reclinaba hacia adelante, utilizando sus brazos como apoyo, sus manos tomando los bordes del lavamanos, el cual tenía agua ya templada para lavarle el cabello al menor de los dos.
—Estás totalmente a salvo, i promise—
Intercambiaron una sonrisa antes de iniciar el exhaustivo trabajo de lavar y dejar humedecer el cabello del albiceleste, posteriormente haciendo todo el trabajo de definición, y, al secarse, ambos quedaron maravillados con el resultado.
—Wow.—Fué lo único que lograron decir entre tantas palabras guardadas.
Se miraron sorprendidos, completamente fascinados con la apariencia obtenida.
El resto del día se la pasaron viendo documentales de Natheonal Geographic sobre los animales nacionales de cada uno, alardeando de sus respectivas variedades tanto como podían.
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~~~~~~~~~ㄷㅇNㅟNUㅌ~~~~~~~~~~
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Hola buenas tardes esa no se la esperaban vdd.
AAAAAAAAAH REVIVÍ HIJOS DE REMIL PUTA, ASI ES, SU ENBY FAVORITE NO LXS ABANDONARÁ JAMÁS, ahre se la re creía.
Bue cambié de nombre como 15 veces ya, pero ahora m llamo Capresse online y bueno, irl no me decido todavia slfblsjf ME CORTÉ EL PELO AHORA ME VEO MÁS ANDRÓGINO IM VERY HAPPY-
Pero bueno, ustedes como la ven???? LES GUSTÓ ESO EEH???? LES GUSTA???? YA MEJORÉ ESCCRIBO MEJOR VIERON??? LA CONCHA FR SUS MADRES
—1945 palabras.—
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