Pedido por: MileSalgado743 espero te guste ♥
Título: No, I wanna a True Kiss.
Partes: 1/1.
Advertencia: no.

Los Lieberher acababan de contraer matrimonio la semana pasada. Desde ese entonces su luna de miel fue en un cuarto de hotel en la ciudad de Nueva York, ciudad donde ellos decidieron vivir en el apartamento que compraron.
Jaeden Lieberher era un abogado creciente en su empresa, con una personalidad seria y reservada.
Camila, su ahora esposa, era todo lo contrario, un alma libre, a la que no le importaba lo que los demás pensaran de ella. Después de todo la vida no es divertida sin tomar riesgos.
Volviendo al tema. La puerta de la habitación de hotel se abrió mostrando a Jaeden con su traje y maletín de trabajo, y a Camila con nada más que una camisa de él cubriéndola.

-¿Enserio no te puedes quedar?-preguntó Camila suplicante.

-No, amor, debo ir a trabajar-contestó-ahora ve adentro, no quiero que nadie te vea así-entonces plantó un beso en sus labios y se dispuso a caminar por el pasillo.

Camila dio dos pasos saliendo de la habitación, quedando a mitad del solitario pasillo.

-¿Qué fue eso?-preguntó fingiendo molestia.

Jaeden se dio vuelta para mirarla.

-¿A qué te refieres? entra al cuarto antes de que alguien te vea así...

-¡No!-exclamó-eso no fue un beso, asi que, si no me das un beso verdadero esta camisa caera al suelo en este preciso momento aquí y ahora.

Jaeden la miró horrorisado, ¿qué dirían de su esposa si alguien la ve? o más importante...¿cómo la defendería si alguien la veía?

-Entra por fa...

-No, yo quiero un beso verdadero.

Jaeden soltó un suspiro y caminó rápidamente a su esposa, la tomó de la cintura, la atrajo a su pecho y la besó con mucha pasión, tal como ella quería.
Al separarse Camila sonrió.

-¿Era tan difícil?

-Ya cumplí con mi parte, ahora entra antes de que alguien te vea-dijo el rubio.

-Está bien, te amo, suerte.

Jaeden ya tranquilo oprimió el botón del ascensor, este pasados los segundos se abrió mostrandose repleto de gente mayor y con "clase".
Jae entró y en el momento en que las puertas se cerraban Camila apareció en su campo de vista aún sin vestirse, con sólo esa camisa.

-Adiós, señor Lieberher, espero me llame cuando vuelva a Nueva York sin su esposa-dijo de forma seductora.

La cara de espanto de Jaeden era inigualable, sus ojos azules estaban abiertos a más no poder y Camila soltó una gran carcajada ni bien las puertas del ascensor se cerraron.
Y así comenzó un largo y feliz matrimonio con dos especímenes muy diferentes de humano.