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Little Revenge|J.L

De: Jaeden Lieberher.
Partes:1/1.
Advertencia: No.
Edad de los Perdedores: 17 y 18.

Caminaba por los pasillos de la escuela, me dirigía a la salida. Supuestamente hoy me iría con Jaeden, él y yo salimos desde hace ya unos meses, pero aun sin contar los besos que nos hemos dado el título "amigos" sigue en medio. Llegué al estacionamiento donde Jae me esperaba, para encontrármelo apoyado sobre su auto hablando muy entretenidamente con Sophia Lillis. Solté un bufido de pesadez, a lo lejos vi a Nic en su auto coqueteando con Carol.
Sonreí con amplitud, esto no se iba a quedar así. Pasé a un lado de Jaeden con la intención de continuar hasta Hamilton. Pero antes alguien me llamó la atención...

-¿Nina, a dónde vas?-preguntó Jaeden.

-Oh-sonreí con dulzura-, ya que tu estás ocupado con tu ex me pareció que sería mejor irme con Nic...

-¿Hamilton?-preguntó.

El rostro de Jae se tornó molesto y a su vez sorprendido. Eso es Lieberher, muérete de celos, que la cólera y la impotencia corran por tus venas porque no puedes impedirlo. Puse mi mejor cara de inocencia y contesté...

-Sí, él me llevará a casa y tal vez me haga compañía por un rato ya que mis padres no están en casa-comenté-, bueno, adiós Jae Jae, que te diviertas con Lillis.

Saludé con la mano y me dirigí hacia Nic. Ya frente a la castaña y a él dije...

-Nic, ¿ya olvidaste que hoy me llevarías a casa?-sonreí.

Al instante la estúpida de Carol se puso en el medio a molestar.

-Lo siento, Nina, pero él me va a llevar a mi-dijo con recelo cruzandoce. Solté un bufido y revolee los ojos en muestra de pesadez.

-Mis padres no están en casa hasta mañana-comenté.

Esa era la frase para convencer a Nic de elegirme a mi y no a la tonta esa. Ya tendría otro día para acostarse con ella. Hamilton pareció sorprenderse ante mis palabras, pero al instante sonrió y se acercó a mi, haciendo a un lado a Carol.

-Lo lamento, Carol, pero olvidé que le prometí a Nina llevarla hoy.

Miré a Carol con superioridad, abrí la puerta del auto y me subí como copiloto. Mi mirada estaba clavada en la carretera, Nic hablaba de estúpideces, ya saben, de cosas que le interesan a las chicas de un hombre supuestamente. Seguramente es verdad, pero sólo aplica en las chicas tontas, te aviso querido Nic que no soy una tonta y que aquí el usado eres tu.

-¿Me estás escuchando?-preguntó.

-M...no-hice una mueca-, tus historias son tontas.

Él me miró incrédulo y luego devolvió la vista al camino.

-Entonces...¿ qué haces aquí?

-Le hago una escena de celos a Jaeden-contesté-, así que en cualquier momento el auto de Lieberher aparecerá a un lado tuyo para decirme que vaya con él y que si quiero ser su novia.

Nic soltó una tosca y estruendosa carcajada. Se estaba burlando de mí, sus ojos azules se clavaron con cinismo en los míos, mierda, sin duda era verdad que este tipo era violento.

-Eso me suena salido de película romántica-confesó mientras frenaba por culpa de un semáforo que indicaba el paso del peatón.

Me reí al ver a Jaeden apoyado en la ventanilla de Nic.

-Todo puede pasar-dijo él llamando su atención, Nic lo miró sorprendido a lo que Jae sonrió-¿no? Nina, me di cuenta de que... enserio me gustas mucho más que de costumbre y de verdad quiero llegar a algo más contigo-sus ojos celestes mostraban una sinceridad que me encantaba y me hacía enternecer-¿te gustaría ser mi novia?

-¡Claro que sí, Jae!-exclamé.

Abrí la puerta del auto rápidamente, dejando a Nic totalmente shockeado y con cara de idiota, más de lo normal. Ya parada en la acera corrí hasta Jaeden y lo abracé por el cuello al dar un salto ya que era mucho más alto que yo.

-Fue bueno darte celos, Lieberher, te hizo valorar lo que tienes-acoté con simpatía.

-Sí, muñeca, pero no lo vuelvas a hacer jamás-me miró con seriedad.

-No prometo nada-bromeé y me subí con rapidez a su auto que se encontraba a un costado nuestro.

Trabé la puerta, el tonto había dejado las llaves puestas. Encendí el auto...

-¿Nina, qué haces?-preguntó algo temeroso.

Me coloqué los anteojos de sol y le sonreí, luego lo saludé con la mano y dije...

-Puede que haya aceptado ser tu novia, pero eso no quita que siga enojada. ¡Te veo en mí casa!

Y no esperé más, comencé a conducir dejando a mi ahora novio parado en medio de la calle con expresión de gracia.

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