De: Sophia Lillis.
Partes: 1/?
Advertencia: No.

Sentí a Eli moverse a mi lado, su brazo, que antes abrazaba mi cintura, había abandonado el contacto. Al parecer acababa de despertar, por mi parte sólo me quedé quieta, aún dándole la espalda.
Llevaba una hora despierta, sin ganas de moverme porque amaba ese momento del día en que estábamos juntas.

—Sabes... eres una grandiosa actriz, mi amor—la escuché decir—, pero a mí no me puedes engañar tan fácil, sé que estás despierta—susurró en mí oído de forma divertida.

Reí levemente y me volteé para verla, estaba a mi lado sentada, con una camiseta de los Arctic Monkeys y en ropa interior, como de costumbre.

—Lo sé... pero no quería que pareciera raro—contesté, desviando la mirada—, además me gusta quedarme un rato a la mañana acostada y más si me abrazas—me apoyé sobre mis codos observándola nuevamente con dulzura.

Ella me miró asombrada ante mis palabras, parecía enternecida por estas. La verdad es que Elizabeth es bastante fría, pero siempre me deja en claro la forma en que la hago volver tierna y romántica.
Se acercó a mí, acarició mi mejilla y me besó lentamente, con cariño, sin motivos sexuales.
Al separarnos sonrió con amplitud y bajó de la cama.

—¿Café o té?—preguntó dirigiéndose a la puerta.

Mordí mi labio pensativa, mientras la observaba marcharse.

—Té—contesté.

Me puse de pie, tomé mis pantalones que se encontraban en el suelo y me los puse con rapidez, caminé hasta la cocina, con la intención de decirle lo que había estado pensando en desde hace unos días.

—Oye... El—comencé, colocando un mechón de cabello rojo detrás de mi oreja y sentandome en una de las banquetas del desayunador de la cocina.

—¿Qué pasa?—preguntó, mientras llevaba a cabo la acción de poner el saco de té dentro de mi taza.

—Estaba pensando... que, bueno—suspiré, lo voy a decir, basta de nervios—, nadie sabe de lo nuestro.

Ella se dió la vuelta y me miró con el ceño fruncido en confusión, dejando de lado el té.

—¿A qué te refieres?

—A que todo el mundo, tus fans, mis fans creen que somos amigas—expliqué.

Eli me miró comprendiendo a lo que me refería y se acercó más al desayunador para dialogar mejor.

—Sé que tal vez sientas que lo oculto, pero no es así—comenzó—, te amo y si todo el mundo cree que somos sólo amigas es porque no soy de mostrar afecto en público. Si quieres puedes decirle a todos tus fans y los míos que somos pareja—sonrió levemente—, me da lo mismo mientras estemos juntas, no me interesa lo que crean que somos—fruncí el ceño molesta al ver que desbloqueaba su celular y tecleaba algo.

—¿Qué estás haciendo? deja eso—reclamé furiosa.

Antes de seguir, me tomó del cuello de la camiseta, acercándome a ella y me besó profundamente, haciéndome olvidar mi enojo.
Entonces, se separó de mi, tecleó algo más en el móvil, lo dejó sobre la mesa y se volteó a seguir con el café.

—No dudes que te quiero, sino, fíjate en Instagram.

Me extrañé por lo que dijo. Así que tomé mi teléfono y en mis notificaciones decía "Elizabeth Butch te ha etiquetado en una foto".
La abrí y me sorprendí al ver una foto de nuestro reciente beso, con el comentario abajo de parte de mi novia que recitaba "I love you, Colorada” sonreí ante sus apodos en español hacia el color de mi cabello y seguí leyendo "Fuck Syatt, cause Elphia is real".
Reí ante eso y los comentarios sobre la foto comenzaban a ser miles, la mayoría en apoyo. Tampoco me interesaba si eran en contra.

—Ay, Dios, tu me vuelves dulce—suspiró con pesadez, entregandome la taza de té y sentándose frente a mí.

—Te amo demasiado—reí levemente de felicidad.

—Yo también, roja—me guiñó un ojo.