Cap 1
En las vastas tierras que se extendían entre ríos caudalosos, bosques infinitos y cielos despejados, reinaba Guaraní, una líder fuerte, sabia y profundamente conectada con la naturaleza. Era conocida no solo como la jefa de su pueblo, sino también como la protectora del espíritu de la tierra. Bajo su liderazgo, los habitantes vivían en armonía con la selva, siguiendo las enseñanzas de los ancestros y respetando los ciclos de la naturaleza.
Guaraní tenía un hijo, Paraguay, un joven de alma curiosa y espíritu noble, destinado a seguir los pasos de su madre como protector de la tierra y su gente. Aunque su corazón estaba lleno de sueños, Paraguay también sentía el peso de la responsabilidad que algún día recaería sobre sus hombros.
Una tarde, mientras el sol teñía el horizonte de tonos dorados, Guaraní convocó a su hijo a la cima de un cerro sagrado. Desde allí, se podía ver todo el territorio que gobernaban: los densos bosques que susurraban secretos al viento, los ríos que serpenteaban como venas de vida y los campos donde su pueblo trabajaba en comunión con la naturaleza.Guaraní señaló el horizonte, mientras su voz resonaba con el poder de los ancestros:
—"Che ra'y, ko yvy ñande sy ha ñande ñangareko heseva'erã."
("Hijo mío, esta tierra es nuestra madre, y debemos protegerla.")
Paraguay, que había estado mirando en silencio la inmensidad de los paisajes, bajó la mirada. Aunque entendía el honor de su futuro papel, la responsabilidad lo intimidaba.
—"Ha mba'eicha piko che aiporavo porãta? Añeñandu atýramo."
("¿Y cómo sabré tomar las decisiones correctas? Me siento pequeño ante todo esto.")
Guaraní colocó una mano sobre su hombro, sonriendo con la calidez de quien ha enfrentado muchas batallas.
——"Ñañemo'ã jekupyty ha ñande py'a guasu rupi. Ndaipóri tape hekope'ỹ ogueraháva ñande teko ñemi orekóva ko yvy rehe."
("Protegeremos esta tierra con unidad y valentía. No hay camino equivocado cuando seguimos el espíritu que vive en esta tierra.")
Paraguay asintió, pero sus ojos aún reflejaban incertidumbre.
—"Che ama'ẽmba ko yvy rehe ha añandu ipohýi hína che ári. Mba'éicha piko che aikuaa ahecha pe añeteguáva?"
("Miro esta tierra y siento su peso sobre mí. ¿Cómo podré reconocer lo que es correcto?")
Guaraní se arrodilló frente a su hijo, tomando un puñado de tierra con ambas manos. Lo dejó caer lentamente al suelo, como si cada grano fuera sagrado.
——"Ñande ru yvypóra, ñande apytu'ũ rembiapo, ha'e he'ẽ porãva, ha ko yvy guasu omomba'e ñande reko."
("Nuestro padre y nuestros ancestros nos han enseñado, con su sabiduría, que vivir con respeto por esta tierra nos guía a la verdad.")
Guaraní levantó la vista hacia el cielo, donde el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, dejando un rastro de colores cálidos.
—"Upeicha avei, Paraguay, ñande rekove oikuaa ñande yvypóra aty rehe. Heta mba'e ombohasa hína ko yvy ha'e ombopi ñande py'a."
("Así también, Paraguay, nuestra vida está ligada al pueblo. Muchas cosas se están moviendo en esta tierra, y sus ecos resuenan en nuestros corazones.")
Paraguay miró a su madre, sintiendo la fuerza en sus palabras. La presencia de Guaraní le daba un consuelo silencioso, pero al mismo tiempo sentía la presión de lo que vendría.
—"Mombyry guive ikatu ojepe'a peteĩ mba'e oñemomba'e porãva, ha ohasáta ñande rehe."
("Lejos, algo está sucediendo. Algo que cambiará nuestra historia y la de todos nosotros.")
Guaraní asintió lentamente, como si ya supiera lo que su hijo estaba intuyendo. Sabía que su pueblo estaba en peligro, aunque aún no comprendía la magnitud de lo que se acercaba.
—"Ñande ra'y, heta mba'e ojapo hína ka'aru, ha umi mba'e ojapo ohechauka ñande vy'a ha py'arorýpe."
("Hijo mío, muchas cosas están ocurriendo en el horizonte, y lo que vendrá mostrará nuestras fuerzas y nuestra unidad.")
Justo en ese momento, un viento fuerte sopló desde el sur, llevando consigo un eco extraño, un susurro que parecía provenir de tierras lejanas. Guaraní cerró los ojos un momento, sintiendo el mensaje en ese viento.
—"Oguerekóvo py'a guasu, Paraguay, oje'e jey peteĩ ára ohasáva, ombojoaju ñande mba'apo hague."
("Con el corazón lleno de valentía, Paraguay, se aproxima el día que cambiará todo. Un día en el que deberemos unirnos más que nunca.")
Paraguay se quedó en silencio, mirando a su madre. Sentía en su interior que su destino estaba ya marcado. La llegada de algo grande, algo ajeno, se estaba acercando, y no sabía si estaba listo para enfrentarlo. Sin embargo, las palabras de su madre le daban un rayo de esperanza. Sabía que, en algún momento, tendría que tomar su lugar, no solo como hijo de Guaraní, sino como protector de la tierra.
—"Ñande ru, mba'e piko oikóta pe yvyrupy ha'e guasu."
("Madre, ¿qué pasará con la gran tierra si vienen de fuera?")
Guaraní miró a su hijo con una expresión grave, como si ya hubiera sentido la llegada de algo extraño, pero aún no sabía qué era. Con voz suave pero cargada de sabiduría, respondió:
—"Pe pyhareve oñembojoaju, Paraguay. Ñande yvy oje'e jey. Heta mba'e oñemomba'e hína."
("Al amanecer, la verdad se revelará, Paraguay. Nuestra tierra será probada. Muchas cosas están cambiando, pero debemos estar preparados.")
Paraguay no podía dejar de sentir una extraña sensación en su pecho. Algo en su interior le decía que el futuro estaba por alterarse de forma irreversible. Aunque la paz de su tierra era inmensa, algo desconocido estaba por irrumpir en su mundo. En ese momento, miró a su madre y juró que, pase lo que pase, haría todo lo posible para proteger ese legado.
Esa misma noche, mientras se preparaban para dormir, una figura oscura apareció en el horizonte. El viento traía consigo un extraño murmullo. Los dos, madre e hijo, se miraron. Era el comienzo de algo mucho más grande, algo que cambiaría el curso de sus vidas para siempre.
Y así, un año antes de la llegada de los españoles, la vida de Paraguay y Guaraní estaba por dar un giro radical, mientras el sol aún se escondía en el horizonte, llevando consigo presagios de lo que vendría.
Pipipipipi che quieren que guaraní sobreviva o muera ?
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