Capítulo 35
Jeno sintió su puño vibrar en cuanto este entró en contacto con el pómulo del alfa mayor, quién a pesar de haber sentido dolor, solo volvió su rostro a su lugar sonriendo en demasía, tanto que solo le generaba escalofríos a Jeno por lo macabro que se veía.
— Anda ¿Así planeas defender al prostituto ese? — se burló, escupiendo hacia un lado la sangre que emanaba de sus encías. Sus manos se mantenían a sus costados, como si no fuera nada el hecho de tener a dos alfas dispuestos a matarlo ahí mismo. Para el era divertido ver sus expresiones y ni se inmutó cuando el pelinegro colocó una navaja cerca de su yugular — Son unos patéticos.
Unos pasos más adelante estaba Hyunjin tratando de recuperar el aliento después de haber sido casi asfixiado por SeongJin, quien aprovechó el momento en que tomó su forma humana al gritarle a Jaemin para apretar con fuerza su cuello.
— La loba trabaja para mi ¿Recuerdas? Acaban de entregármelo en bandeja de plata. — se rio sin gracia alguna, teniendo el descaro de incluso acomodar su cabeza sobre el suelo, aún con el peso de Jeno sobre él — Una vez termine con ustedes, ella vendrá arrastrándolo hasta mí.
El corazón de Jeno retumbó en sus oídos. Entonces observó a Hyunjin que le miraba de vuelta negando con su cabeza. Su rostro se le veía un tanto rojo y podía ver algunas de sus venas marcándose en su cuello, además de que el movimiento de su pecho no parecía mejorar. Le estaba preocupando.
— No es c-cierto — Hyunjin tosió, aún acuclillado en el suelo y tratando de recuperar su respiración. SeongJin tenía más fuerza de la que esperaba y aquello se evidenciaba en las marcas grabadas en la blanca piel. — Confía en mi. Ella no le hará nada.
SeongJin rodó los ojos, imitando las palabras "Confía en mi" con sorna. Estaba irritado por que el trato con la omega solo duraba hasta que Jeno llegara hacia él, sabiendo que ya no podía controlarla debido a que ya le había entregado a sus cachorros, solo podía resignarse a que tendría que matar a dos alfas, uno más de los que tenía planeado. Pero de igual manera su mente estaba en conflicto, por que desde el comienzo SangHan le había dejado en claro a su padre que más le valía no tocar a su hijo. Si algo le pasada a Hyunjin y todos se enteraban que él era el culpable, quizá la beta tomaría represalias contra su familia. No pudo evitar el rechinar sus dientes, murmurando cosas acerca de vengarse de todos.
— Ya cierra la boca — Jeno presionó la navaja más cerca del cuello del mayor, sintiendo su mano temblar ante lo que estaba haciendo.
No sabía exactamente que debería de hacer ahora, por qué sabía que la única forma de detener a SeongJin era matándolo, y no sabía que tan seguro estaba de querer hacer aquello. Era complicado el decidir acabar con la vida de alguien, porque, a pesar de los daños causados por la persona, el tener que cargar toda tu vida con el hecho de haber matado podría hacerte enloquecer, sin contar además de que seguramente seria encarcelado y que inevitablemente aquello lastimaría a Jaemin debido a su lazo con SeongJin.
SeongJin lo sabía. Jeno era demasiado blando como para intentar matarlo. Aquellos cachorros eran pura palabrería, pero él era la experiencia misma. Había acabado con tantos lobos que se interponían en su camino que esos dos no serían una excepción. Simplemente estaba en su sangre el salir victorioso después de aprovechar los momentos de debilidad de cada uno. Y justo en ese momento estaba viendo el de Jeno.
La compasión.
Aquello solo le hizo enfurecer. No necesitaba compasión de nadie. Entonces aprovechó aquella debilidad, siendo rápido en tomar una gran roca que se estaba incrustando en su cadera y utilizarla para golpear de manera fuerte la sien del alfa, quien aturdido se dejó caer hacia un costado. Tuvo que utilizar sus manos para cubrirse, debido a que SeongJin se había colocado de pie en un segundo, lanzándose sobre Jeno para continuar golpeando el mismo lugar.
La mirada que mantenía mientras subía y bajaba su mano para golpearle era algo que no quería recordar jamás. Sus oídos zumbaban demasiado, tanto que solo podía sentir el vibrar de los golpes sobre su cuerpo. No podía escuchar la madera quemándose, no podía escuchar las hojas aplastándose bajo el peso de su cuerpo, tampoco la risa que seguramente el otro soltaba mientras lentamente le arrebataba la consciencia.
Sus manos habían dejado de defenderle. Las sentía muy pesadas como para seguir manteniéndolas en alto, así que solo se rindió.
SeongJin levantó la piedra en alto, a punto de golpear por ultima vez al ya sangrante alfa, pero la figura de Hyunjin se cernió sobre ambos y tiró del cabello del mayor hacia atrás, quitándolo de una vez por todas del cuerpo de Jeno.
Su vista estaba desenfocada y sus ojos querían cerrarse, pero apenas sus pestañas superiores e inferiores entraban en contacto, se obligaba a permitir el paso de la luz otra vez. Sus oídos apenas y alcanzaban a capturar algo que no fuera el bombeo de su corazón.
Con dificultad se giró sobre el suelo, todo a su alrededor pareció dar más vueltas aún después de haber dejado de moverse.
Por segunda vez en su vida pudo sentir como su cuerpo de pronto pesaba más de lo normal. El suelo lo estaba atrayendo como un imán hasta el y sentía su temperatura subir rápidamente. Le costaba respirar incluso, tanto que sentía como el oxigeno quemaba al pasar por sus vías respiratorias.
Necesitaba que el dolor se detuviera para ponerse de pie y ayudar a Hyunjin, pero no podía ni siquiera moverse del suelo. Sentía latir su cabeza y estaba seguro de que la sangre se deslizaba por su rostro.
Observó como Hyunjin levantaba un trozo de madera para intentar frenar los golpes de SeongJin. La diferencia entre ambos era más que obvia, por que incluso durante los entrenamiento, Hyunjin siempre se sentía pésimo por lastimar a alguien sin querer, mientras que SeongJin no temía el herir a otra persona con tal de salirse con la suya.
Por unos segundos su mente le jugó una mala pasada y sintió como su alrededor cambiaba; en el lugar de una fogata se encontraba una colorida alfombra manchada de sangre y en el lugar de los altos arboles estaba una habitación de cuatro paredes. Aún era de noche y la imagen de las dos personas peleando seguía en su ilusión, solo que mientras uno mantenía su categoría como alfa, el otro era una temblorosa gamma.
— ¡Jeno vete ya! ¡Te prometo que mami estará bien! — entonces SeongJin tomó la madera con la que Hyunjin se estaba defendiendo, lanzándola hacia un lado antes de que el menor tomara su forma lobuna para intentar morderlo — ¡No te me acerques! — aquel gritó retumbo en su cabeza, viendo como SeongJin se transformaba con dificultad y arrinconaba a Hyunjin — ¡Jeno!
Entonces simplemente dejó de sentir. Su respiración se cortó y sentía como se ahogaba por que sus vías respiratorias estaban bloqueando el paso del aire. Sus latidos lentamente comenzaron a bajar.
Estaba muriendo.
Entonces sus pupilas parecieron dilatarse cuando pudo percibir un aroma acercándose. Olía a Jaemin.
Sus ojos dejaron de ver a los dos alfas peleando y se centró en la mujer que lentamente se acercaba a donde estaba la pistola, totalmente absorta en la pelea que se desarrollaba más adelante.
Entonces una rama se rompió y ella entró en pánico. Su olor se expandió rápidamente, avisándoles a ambos alfas el lugar donde se encontraba la intrusa.
Los lobos se acercaron a ella, sin temer por el arma con el que estaban siendo apuntados. El primero se trataba de Hyunjin, quién con sus orejas pegadas a su cabeza y gruñéndole se acercaba cada vez más a ella, sin ningún titubeo. El otro era más sigiloso, se escondió tras las maderas para acabar con la intrusa sin ser visto por la humana, sus ojos brillando por el deseo de sangre.
La omega no sabía que hacer, no era capaz de identificar que alfa era el bueno y el malo. Ella nunca había visto a ninguno de ellos transformado y las feromonas mezcladas no ayudaban en absolutamente nada.
Entonces algo raro sucedió aquella noche.
La luna pareció brillar aún más que antes, como les sucede a las estrellas cuando están a punto de desaparecer. Ese brillo momentáneo que anunciaba la llegada de un nuevo día, de un nuevo amanecer. Ese brillo que encendió el calor de uno de ellos, específicamente el de aquel muchacho más humano que lobo, el desequilibrio de la naturaleza; un hombre que por azares del destino nunca pudo contactar con su lobo, un lobo que no se dejaba sucumbir a sus instintos. Un lobo que había llegado hasta ahí para luchar por su manada, por su futuro y por el de su alma gemela, aquella alma que le fue arrebatada mucho antes de poder reclamarla.
Y justo en ese momento un tercer lobo apareció.
No fue percibido por ninguno de ellos, pero él si podía ver a cada uno.
Aún le dolía el cuerpo, pero sus patas se afianzaron en la tierra para tomar impulso y su lomo se erizo a la espera del ataque. Un ataque donde el primer paso lo tuvo que dar el, porque el miedo podía cegarte y no hacerte ver con claridad, o al menos eso es lo que quizo creer cuando notó las acciones de la omega.
Por que ahí, en medio de aquel amanecer, con el sol apenas saliendo, estaba la posibilidad de ser el último amanecer que Hyunjin viera, por que en ese momento la omega le estaba apuntando a el con su arma, lista para apretar el gatillo.
Jeno no necesito más para saltar y derribarla, frustrando no solo el disparo, sino que también el ataque del alfa escondido tras el gran árbol, al cuál alcanzó a morder en una de sus patas antes de que este retrocediera.
El lobo negro le mostró los dientes y el cobrizo hizo lo mismo a cambio, pero algo raro había en aquello ojos rojos que le miraban. Se le notaba enojado, por supuesto que sí, pero también había algo más, algo como una profunda nostalgia, como cuando creces y tus padres te dicen que los juguetes ya no son para ti, que debes dejar ir y aceptar tu nueva realidad. Esa clase de mirada.
Entonces el lobo negro se quejó con la pata en alto. Sus ojos lentamente se desvanecieron al castaño y fue cosa de segundos para que SeongJin quedara recostado sobre la tierra, respirando de manera muy agitada ante la rendición de su lobo.
No era normal que un lobo se retirara de una pelea por su omega. La única razón podía ser las heridas causadas en la pelea o... que ese omega ya no le perteneciera.
No lo había notado hasta ahora, por que hace mucho que no podía transformarse, pero la conexión que sentía con Jaemin parecía solo estar presente cuando ambos estaban en su forma humana, por que ahora, en su forma de lobo, no podía sentir nada más que su propio corazón. No sentía el lazo, no podía escuchar o sentir las emociones del omega, simplemente no podía sentir al omega.
¿En que momento había dejado de pertenecerle? ¿Cómo era posible si aún tenía su marca en el cuello? ¡Él la había visto! ¿Entonces por que su alfa se rendia tan fácil, como si Jaemin ya no fuera suyo?
El enojo fue su único impulso para ponerse de pie y correr, pero contrario a lo que Jeno y la omega creían, SeongJin no corría para escapar y Hyunjin pudo verlo claramente.
En el momento en que Jeno giró para ver la razón del porque Hyunjin pasó corriendo por su lado, quiso haber herido más a SeongJin cuando tuvo la oportunidad. Si tan solo hubiera luchado un poco más, si hubiera ignorado la debilidad de su cuerpo, si hubiera sido más atento, si hubiera...
Tantas cosas que podría haber realizado, pero estaba seguro de que nada hubiera cambiado realmente y que SeongJin hubiera incrustado la navaja en el estomago de Hyunjin de igual manera, aquella navaja con la que hace unos minutos apuntaba la garganta del alfa, aquella que había olvidado cuando fue brutalmente golpeado, aquella con la que había liberado a Jaemin.
¿Como..?
Entonces la rabia lo lleno cuando pudo escuchar un aullido a lo lejos. Hubiera deseado no reconocerlo, pero sabía que pertenecía a Seungmin. De seguro estaba sintiendo como Hyunjin acababa de ser herido.
De un momento a otro era humano otra vez. Layla le miró asustada en cuanto le arrebató la pistola de las manos y le apuntó al alfa que lentamente retiraba el arma del oscuro pelaje, dejando correr la sangre mientras veía al alfa morir lentamente.
Le apuntó y la arma en su mano tembló.
— N-no puedo — susurró, por qué si lo hacía nada lo diferenciaría de su padre, la persona que más a odiado durante su vida. Si disparaba el gatillo se convertiría en un asesino, sin importar si el alfa lo merecía o no, Jeno habría terminado con una vida y no estaba seguro de poder cargar con ese peso sin enloquecer.
SeongJin observó el arma con admiración, lamiendo la sangre que manchaba el filo. Sonrió antes de despejar el cuello de Hyunjin, dispuesto a acabar con su vida en ese momento.
¿Dejaría que le arrebataran algo más en su vida?
Por supuesto que no.
Entonces disparó y la bala se encajó justo en el estomago de SeongJin, quien dejó caer la navaja sin creer que aquel cachorro realmente le había disparado.
Sus brazos perdieron fuerza y su mente se cegó. Nada parecía entrar en ella más que la culpa de haberle disparado a alguien.
Ni siquiera reaccionó cuando el alfa trató de huir por entre los arboles, tropezando mientras se sostenía el estomago. Tampoco reaccionó cuando la omega le quitó el arma de las manos y corrió tras el rastro de SeongJin.
Solo pudo caer sentado cuando otros dos disparos se hicieron escuchar.
Layla volvió con sangre en su rostro, sangre que no pertenecía en absoluto a ella y se acercó hasta el cuerpo de Hyunjin, presionando su herida en busca de detener el sangrado.
¿Realmente había terminado? ¿SeongJin estaba... muerto?
Pido perdón si no fue de su agrado :(
Prometo mejorar con el tiempo.
No creo que vea las notificaciones por hoy. Me deprime que el cap no haya quedado como lo tenía planeado.
No olviden que los amo muchooo <3
— Nen
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