
Capítulo 32
TW!: violencia, intento de abuso.
La mucama estiraba las blancas y nuevas sabanas sin dejar de mirar a los cuatro cambiaformas frente a ella. Sus manos no dejaban de temblar y temía que los presentes se dieran cuenta. Su jefa ya le había advertido acerca de la persona que había estado ocupando la habitación con el omega desaparecido. No era siquiera necesario el mencionar lo paranoica que se sentía en ese momento.
— ¿Quién estuvo ocupando esta habitación? — preguntó Hyunjin, aguardando fuera del cuarto para tener un panorama más completo del lugar. La joven castaña encogió de manera leve su cuerpo ante la voz — ¿Estas bien?
— S-sí — se irguió completamente, pasando sus manos por su frente para quitar los cabellos rebeldes de la piel. Luego no supo donde posicionar sus manos, terminando por entrelazar sus dedos frente a su cuerpo. — Es decir, e-estoy bien.
La pobre muchacha no dejaba de observar de uno a otro. Tener tantas personas frente a ella le estaba poniendo nerviosa y no sabía que hacer exactamente.
— ¿Lo sabes o no? — preguntó otra vez.
— ¿Qué cosa?
La fémina se encogió de nuevo ante el gruñido de Hyunjin, quién ya estaba perdiendo la paciencia.
— Ve a hablar con recepción — Jeno interpuso su brazo apoyándolo en el marco de la puerta, deteniendo así el avance de Hyunjin dentro de la habitación. A cambio le extendió la llave que la señora Choi encontró — Acompáñenlo y traten de que no ataque a nadie — le dijo a los omegas, quienes asintieron. Seungmin tiró del brazo del alfa ante su reticencia y Sohyuk los siguió por detrás.
Entonces entró a la habitación junto a la beta, fijándose que no hubiera nadie fuera antes de cerrar la puerta para tener privacidad.
— Y-yo no... N-no tengo permitido revelar información de nuestros huéspedes, joven — la chica retrocedió cuando el alfa camino hacia ella. Terminó apoyada en la ventana, sus manos ocultas ahora en su espalda, mientras Jeno se sentó frente a ella sobre la cama recién tendida.
— No temas. De verdad no te hare daño — intentó percibir algún aroma de ella, pero, o no tenía aroma y era una beta, o los químicos de limpieza de la habitación eran tan fuertes que ocultaban el olor propio.
— Y yo solo estoy haciendo m-mi trabajo. Nunca he visto al omega que desapareció y n-no sé porqué pueden pensar que se algo o...
— Espera, espera, espera. — Jeno frenó sus palabras y su mirada incluso se endureció — ¿Cómo tú sabes la razón por la que vine exactamente aquí, si no te lo mencioné?
La sangre de la beta se enfrió al verse descubierta. Con una de sus manos dentro de su bolsillo trasero buscó la pequeña navaja que encontró en uno de los cajones. La había hallado poco después de comenzar con la limpieza de la habitación, pero le llevó tiempo terminar de ordenar todo debido a la culpa que sentía, por lo que aún no había ido a desecharla.
Si este alfa trataba de golpearla como el anterior, esta vez no dudaría en defenderse.
— P-porqué lo he visto en las noticias — se apresuró a decir, pero el alfa aún le miraba de aquella manera que la ponía en alerta, además de que el que se colocara de pie provocó que se tensara aún más — ¿Acaso no es usted el novio del desaparecido?
Aquel comentario detuvo el lento acercamiento hacia su cuerpo arrinconado sobre el vidrio del ventanal.
— Si, lo soy. — aunque no tuve la oportunidad de preguntárselo aún. Era lo que rondaba su mente desde antes de su desaparición. — Y es por ello que necesito saber donde esta.
La beta suspiró, mirando directamente a los ojos de Jeno para fingir seguridad. Él era atractivo, no lo podía negar. Era más delgado que el otro alfa, pero su rostro gentil y marcado le hacia querer confiar en él. Lamentablemente el miedo que sentía era mucho mayor. Después de todo el mundo estaba hecho para ser dominado por alfas.
Así era. Quien tiene poder, tiene a la gente.
— De verdad no lo sé, joven — soltó el fuerte agarre en la navaja, pero dejó su mano dentro del bolsillo en caso de emergencia. — Ahora, si me disculpa, debo seguir con la siguiente habitación.
La castaña intentó pasar rápidamente por su lado y el recuerdo de Jaemin haciendo lo mismo cada vez que intentaba ocultarle algo le llegó repentinamente. Así que, de manera precipitada tomó el brazo de la mujer para detenerla y rogarle comprensión, pero para nada se espero la navaja que ahora le apuntaba el rostro.
— ¡Ya es suficiente! — le gritó, con lagrimas formándose en sus ojos azules. Incluso su voz se quebró antes de si quiera pronunciar palabra. — Por favor, ya déjenme en paz.
Jeno le miró sin entender, y en serio quiso sentir compasión por ella, porque quien sabe las cosas que estaría pasando en su vida como para estallar así, pero aquello no ocurrió. Un instinto profundo estaba naciendo desde lo más bajo de su garganta, su piel otra vez estaba hormigueando y su cuerpo temblando. La chica le miró aterrorizada, tomando con las dos manos la navaja que ahora temblaba entre sus dedos.
Ella fue testigo de como los ojos de Jeno se consumían por completo en el color negro antes de ser iluminado por el dorado más puro. Era, sin duda, la imagen de un alfa perdiendo el control de su parte animal.
Debía escapar, ahora. No conocía a aquel alfa como para saber de lo que era capaz, sobre todo porqué ya sospechaba previamente de ella. Era una amenaza para él, así como ahora él era una amenaza para ella.
Sin dejar de apuntarle con el pequeño objeto filoso, la mujer comenzó a retroceder lentamente hasta la puerta, siendo totalmente consciente del momento en que garras y dientes comenzaron a crecer. Él ya no lucía como alguien gentil, si no como alguien de quién correr.
En el instante en que la puerta entró en contacto con su espalda y con una de sus manos recorría la madera sin poder encontrar el pomo de la puerta, sabia que estos podrían ser sus últimos instantes de vida, sobre todo por los grandes pasos que el alfa daba para alcanzarla.
Entonces inhalo profundamente y cerró sus ojos, dispuesta a dejar el mundo terrenal atrás. La pequeña navaja solo le haría cosquillas al alfa, por lo que la dejó caer directo al suelo por su lateral.
Para el momento en que Jeno hirió levemente su piel al agarrar su antebrazo, ella ya estaba al borde de un ataque de pánico. Fue bruscamente jalada hacia un lado y antes de poder gritar escuchó el portazo de la puerta.
Debido al miedo tardo en abrir otra vez sus ojos, porque quizá el alfa trataba de jugar con sus emociones antes de matarla, pero cuando lo hizo no pudo comprender lo que había pasado.
Él alfa descontrolado ya no estaba, así como la navaja tampoco.
Mientras tanto Jeno no podía dejar de observar el filo del objeto dejándose llevar por sus instintos y ni siquiera cuando terminó en las escaleras de emergencia lo dudó.
Porque ahí, con la forma de una mano se encontraba un rastro de sangre seca en uno de los escalones, además de un leve aroma conocido.
Era el aroma de la sangre de Jaemin, mismo olor que emanaba de la navaja manchada entre sus manos.
Jaemin se encogió en su lugar. Sentía mucho frío a este punto y el hecho de estar amarrado de pies y manos, otra vez, ni siquiera le permitía el intentar darse calor él mismo. Sus piernas ya estaban entumecidas por permanecer tanto tiempo en la misma posición, sin contar las ramas y pequeñas rocas que se enterraban en sus rodillas.
SeongJin sacó un encendedor de su bolsillo para encender un cigarro, luego utilizó el mismo para encender una pequeña hoja de papel que después cubrió con las ramas y troncos recolectados. El humo que poco a poco comenzó a emanar fue soplado intencionalmente por el alfa en dirección al omega, quién tocio y pudo sentir como sus ojos ardían un poco.
El mayor rio como si le hubieran contado un chiste.
El omega tenía unas ganas tan grandes de estirarse sobre el suelo debido a su debilidad, que lentamente su cuerpo se iba inclinando hacia un costado. Su estomago estuvo pidiendo alimento durante horas, pero como no puso satisfacer aquel pedido, ahora pensar en comer le mareaba, sobre todo viendo como SeongJin comía desinteresadamente un pan frente a él.
Masticaba muy lentamente para su gusto, como si tratara de tortúralo con ello.
Dejó un pequeño pedacito, él cuál de forma repentina empujó dentro de la boca del omega, tapando luego sus labios para que no pudiera devolverlo. Jaemin solo pudo masticar con pesadez, su saliva parecía haber disminuido considerablemente ante la falta de agua y le costaba moler incluso un trocito de comida más pequeño que su dedo.
Cuando el movimiento de su boca se detuvo, esta misma fue inspeccionada por SeongJin para asegurarse que se hubiera tragado todo. Luego, una botella de agua se acercó hasta sus labios. Tomo un gran sorbo, tan grande que pensó se acabaría la botella en menos de cinco segundos, pero antes de hacerlo el liquido le fue alejado y una vez más, SeongJin empujó algo dentro de su boca. No hace falta decir que lo obligó a tragar otra vez.
El omega no pudo evitar toser ante algo raspando su garganta. Un amargor se situó en sus papilas gustativas.
— ¿Qué era? — preguntó con dificultad, pensando que no había hablado lo suficientemente fuerte.
— Una pastilla para adelantar el celo — entonces el mayor empujó una pastilla en su propia boca y se terminó toda el agua que quedaba en la botella. — Una vez haga efecto, te marcaré de nuevo.
Tuvo que apretar sus labios juntos ante las fuertes ganas de llorar que lo azotaron, su frente también se frunció ante el intento de detener la humedad de sus ojos y sintió a sus manos lastimarse con la atadura, la que parecía haberse ajustado después de las palabras del mayor.
No quería, claro que no lo hacia. Había tardado años en intentar salir adelante y todo para que, ¿Para que el mismo alfa volviera a morderlo cuando se le diera la gana? ¿Para que, una vez más, le quitaran el derecho de elegir a quién amar?... Tal parece que así sería, porque SeongJin sabía que si le daba la oportunidad de elegir, Jaemin no dudaría en elegir a Jeno. No lo dudaría ni un segundo, porque mientras SeongJin representaba los barrotes de un pasado, Jeno era la llave hacia la libertad del presente.
No había comparación. Nunca la habría.
Jeno era dulce mientras SeongJin era hostil, él era considerado mientras el otro egoísta, era respetuoso mientras el mayor hiriente, era un buen alfa mientras SeongJin no... Jeno tenía el corazón de Jaemin entre sus manos, mientras SeongJin no tenía nada más que una vieja y fea marca hecha por su decisión.
Porque Jeno era un alfa, mientras SeongJin era el triste intento de uno.
Lastimosamente, y con pánico, pudo sentir como su cuerpo ganaba temperatura. Y si bien aquello era una prueba de que su omega se estaba recuperando, también le ponía en una situación de riesgo por el alfa frente a él, quién parecía no notar aún su estado excitado.
Pudo sentir su lubricación comenzar a empapar su ropa interior, además de su miembro despertando poco a poco.
Aún así, en aquella situación; en medio de un bosque, secuestrado por su ex e indefenso, lo único en lo que pudo pensar era en Jeno y lo bien que se sentiría que lo satisficiera.
Un jadeo dejó sus labios, llamando finalmente la atención del alfa. Este pareció rechinar sus dientes y murmurar unas maldiciones antes de acercarse hasta el cuerpo del omega, quién inconscientemente se arrastraba hacia atrás, alejándose del cobijo del fuego ante el inmenso manto oscuro.
— N-No — negó fervientemente con su cabeza, colocando sus manos atadas frente a su rostro para evitar el acercamiento hasta su cuello, pero nada freno al alfa que de manera brusca lo sentó sobre su regazo — P-Por favor.
— Cierra la puta boca — dijo, con toda la tranquilidad del mundo. Tomó los brazos de Jaemin e hizo un espacio para su cabeza dentro de ellos, los cuales ahora se posaban sobre sus hombros.
Jaemin no dejaba de intentar alejarlo, sacando sus brazos y alejándose con sus lastimadas rodillas, pero nada servía. SeongJin era un alfa y tenía más fuerza que él, entonces lentamente dejó de luchar por alejarse. Solo peleando otra vez cuando pudo sentir las manos del alfa situarse sobre su miembro y comenzar a acariciar.
El pequeño omega solo pudo verse a sí mismo en la misma situación de años atrás, donde no importaba cuanto peleara, al final del día SeongJin seguía siendo su alfa y él estaba obligado a satisfacer sus necesidades sexuales.
Sus piernas instintivamente se cerraron, rechazando de inmediato el toque, porque SeongJin ya no era su alfa. Solo Jeno tenía el permiso de tocarlo de aquella manera. Puede que aún mantenga la marca que los une físicamente, pero su alma estaba conectada completamente a la de Jeno. Así que le dio un cabezazo en toda la nariz.
SeongJin en un principio se quejó, llevando de inmediato sus manos a la zona que comenzaba a sangrar. Sus ojos se iluminaron en un rojo sangre, el color del enojo, así como el color del amor.
Sin ninguna delicadeza tiró los cabellos del omega hasta atrás, dejando su dulce cuello totalmente expuesto para él. Lamió sus labios ante la vista de la marca olvidada, recorrió la curvatura con su nariz, quedándose en ese lugar e inhalando profundo.
El sollozo fue inevitable al sentir aquel movimiento sobre su piel, más el ya conocido pinchazo nunca sucedió.
— Mierda — susurró, sabiendo que su lobo había reconocido a Jaemin y por ello le negó el dejar salir sus colmillos. Tal parece que su lobo y él tenían diferentes opiniones de la situación, por ello ni siquiera era capaz de entrar en celo ni aunque un omega evidentemente excitado estuviera frente a él.
Sin medir su fuerza, empujó a Jaemin hacia un lado y se colocó de pie.
Él omega solo pudo apoyar su frente en el frío suelo, agradeciendo lo que había pasado sin saber la razón del arrepentimiento.
"Por favor, por favor. Jeno"
Incluso su lobo le llamaba, totalmente desesperado por el celo en progreso que solo aumentaba cada minuto.
Entonces unas ramas quebrándose sonaron en la lejanía junto a un pesado respirar. Jaemin solo pudo rezar para que no se tratara de aquella bestia descontrolada que decían habitaba el bosque, ese lobo salvaje acusado de múltiples crímenes recientes. Pero tal parece que nada podía salirle bien.
Ahí, saliendo rápidamente desde la oscuridad del bosque, unos ojos lavandas no dejaban de mirar en dirección de ambos. El blanco pelaje se dejó ver cuando el fuego le alcanzó a iluminar, además de algunas manchas de sangre en el puro color.
Y entonces, tras aquella aparición una alta figura también se hizo notar.
— ¡Al fin! — exclamó SeongJin, resoplando mientras volvía a situarse a un lado de Jaemin — No sabes cuanto te tuve que esperar.
Un gruñido fue la respuesta.
Maldición ¿Qué estaba pasando ahora?
Yyyyyyy comienza la cuenta regresiva para el final. Aprox quedan de 3 a 5 caps, sin contar el epilogo y extra.
Wǒ ài nǐ <3
— Nen
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