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─── 𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗓𝖾𝗋𝗈

|THE SUN OF WINTERFELL|



Royse Stark era el sol de Winterfell, a pesar de no ser hija biológica de los Lords.

El que tuviera el cabello de un oscuro castaño hacía que se pareciera un poco a quienes pertenecían a la casa Stark, y si tuviera los ojos grises o azules pasaría de forma desapercibida como la hija mayor de Ned y Catelyn, pero el color avellana de estos hacía notar que no era ni una Stark y tampoco una Tully, Royse no pertenecía a la familia por sangre.

Fue en una cacería donde Lord Eddard había encontrado a la pequeña, como contaba él, poco tiempo después de regresar a Winterfell de la rebelión de Robert. El maestre Luwin no había podido ser exacto con su nacimiento cuando la bebe llegó a sus brazos, pero había afirmado que debía tener la misma edad que Robb y Jon, seguro unos meses menos. El señor de Winterfell junto a su esposa pensaron en que hacer con ella. Al inicio, Catelyn desconfió de su esposo pensando que era otra bastarda pero finalmente confío en la palabra de Ned, decidieron quedarse y criarla como a su propia hija. Consideraron darle el mismo día del nombre que su primogénito, pero finalmente decidieron que fuera el día en que la encontraron. Pronto la bautizaron: Royse, era un nombre extraño, poco común en niñas pero puesto en honor a Lord Yohn Royce de Runestone, por más que fuera un nombre masculino, o más bien un apellido. Aún así Eddard había insistido en que una niña con una excepcional historia merecía un excepcional nombre, y así se hizo.

Incluso al nacimiento de la primera hija del matrimonio, Sansa, Royse seguía considerándose la primogénita femenina de la casa. Así era como la presentaban al resto de las casas y por supuesto, como una Stark estaba a disposición de recibir cortejos y compromisos aunque aún era demasiado joven para ello. Royse era la hermana menor de Robb, apenas por meses y la mayor de Sansa, Arya y el pequeño Bran.

Se esperaba que Royse, como una dama, se mantuviera cercana a Lady Catelyn y diera el ejemplo a Sansa y Arya pero, lo cierto era que Royse prefería juntarse con los chicos, especialmente con Robb. De no saberse que la niña era adoptada tal vez muchos pensarían que eran mellizos. No eran físicamente parecidos, Robb tenía la cabellera de un castaño rojizo y los ojos azules mientras Royse destacaba por sus oscuros cabellos y sus ojos avellana, pero sus personalidades eran bastante parecidas. Usualmente estaban de acuerdo en todo y de no estarlo y pelear no duraban más de una o dos horas sin hablarse. De todas formas no se consideraban hermanos. Había algo que evitaba que ambos pudieran verse de esa forma, se querían por supuesto, pero no era un amor fraternal. Como niños, no parecía importante definir el tipo de afecto que sentían por el otro. Eran familia a ojos de todos en los siete reinos y así debían mantenerse las cosas.

Como sea, los Stark eran la gran familia del Norte. Eddard Stark, el legítimo guardián del Norte quien era adorado y respetado por todos; Catelyn Tully, ahora Lady Stark, era la señora de Winterfell y madre de quien en un futuro sería el nuevo Lord del castillo del Norte y de niños y niñas que llegado su momento, cumplirían sus propios deberes.

Habían pasado ya 9 años desde que la rebelión de Robert había terminado. La familia Stark había crecido bastante. Al término de la guerra Lord Stark tenía tres hijos: su legítimo heredero, Robb; su hija adoptiva, Royse; y el bastardo, Jon Snow. Para ese entonces a la familia se habían adherido Sansa, la primera hija biológica del matrimonio; Arya, la más pequeña de las mujeres; y finalmente Brandon, quien apenas tenía un año de nacido. Parecía que la felicidad y la paz era lo único que reinaba hasta que un día llegó un cuervo del sur.

El rey Robert mandaba a llamar a todos los guardianes de los siete reinos, junto a sus ejércitos, para que lo siguieran hasta la rebelión que Balon Greyjoy había iniciado en su intento de liberar las Islas de Hierro como un reino independiente con él como su rey.

Lord Stark no podía rechazar un llamado de la corona, a pesar de que su esposa no quisiera que dejara su hogar. Llamó a sus abanderados y partió hacía las Islas de Hierro para ir en auxilio de Robert Baratheon. Pronto pasaron días que se hicieron semanas y estos meses, aún así todos los habitantes esperaban que los hombres del Norte como su Lord volvieran sanos y salvos.

Era otro de esos días donde todos hacían sus deberes. Mientras la niñera atendía a Sansa, quien apenas tenía cinco años y de Arya, de tres años; Royse, con nueve años cumplidos, se encontraba junto a la septa con un aro para bordar en la mano izquierda mientras la derecha sostenía la pequeña aguja con el hielo ensartado. Había empezado esa actividad hace menos de un año, una de las tantas que como dama debía aprender pero sin duda era la que menos le gustaba.

— Ay — se quejó al pincharse el dedo como por quinta vez en la hora

— No pongas el dedo por donde la aguja va a salir o siempre estará punzándote

— Pero entonces ¿Cómo sé si estoy haciendo bien el punto? — pregunto la castaña, con cierto cansancio de seguir fallando

— Con la experiencia, niña, también necesitas paciencia —explicó la septa Mordane, encargada de la educación de las niñas Stark

— La paciencia es para tontos —murmuró Royse a lo que la mujer bajo el bordado, carraspeando de forma molesta a modo de regaño — Lo siento — se disculpó inmediatamente, regresando su atención a la tela entre sus manos.

Cada tanto Royse miraba de reojo a sus dos hermanas menores siendo entretenidas por historias que la niñera o sus muñecas, seguramente el pequeño Bran estaría con su madre lo que la hacía preguntarse ¿Dónde se habían metido sus dos chicos?

— Pst, Royse

Como si fuera un mensaje de los dioses el claro llamado de su nombre llegó a sus oídos, aunque no lo viera sabía perfectamente que era Robb quien la llamaba. Frunció ligeramente el ceño, empezando a ver a su alrededor en busca de él.

— Royse, por aquí

Ese era Jon, terminó por voltearse en dirección a la puerta, ya que de ahí venían las dos voces y tenía razón. Las dos cabezas de Robb y Jon apenas y se asomaban, cuando notaron a la niña finalmente observarlos le indicaron con las manos que saliera y fuera con ellos. Royse miró de reojo a la septa para a continuación negar con la cabeza, formuló un "no" con los labios cosa que solo hizo que los niños insistieran más. Soltó un suspiro girándose a la mujer que tenía su atención centrada en su propio trabajo.

— Septa —murmuró llamando su atención inmediatamente— Puedo... ¿Puedo salir un momento? —pidió haciendo uso del encanto de su inocencia con una sonrisa

La septa alzó una ceja, notando entonces a los dos hijos de Ned Stark en la puerta a pesar de que estos intentaron esconderse — Esta bien, ve, pero no tardes — las tres últimas palabras fueron una clara advertencia para la castaña

— Gracias —dejó el aro de bordado a un lado y rápidamente salió del salón, cerró la puerta una vez estuvo fuera y miró a sus lados— ¿Robb?¿Jon? — llamó, frunciendo el ceño al no verlos ahí

— ¡Bu! —ambos chicos saltaron frente a ella de repente, sacándole un chillido a la menor. Con esa reacción se pusieron a reír a carcajadas hasta que la de cabellos oscuros les dio un golpe en la cabeza a cada uno, callando sus risas

— Una dama no debe golpear a los demás — reclamó Robb, sobándose la parte dolorida

— Pues no soy una dama aún — se defendió sacándole la lengua de forma infantil — ¿Solo me hicieron salir para eso? Septa va a regañarme

— No —Jon suspiró bajando su mano de su cabeza — muéstrale, Robb — le pidió al muchacho

El Stark sacó de su manga derecha un pequeño pergamino, sonriendo con travesura — Me metí al despacho del maestre Luwin y encontré esto, era de un cuervo que envió padre hace como dos semanas — informó Robb captando inmediatamente la atención de su hermana — dice que la guerra contra Balon Greyjoy terminó, ganaron y está camino hacia aquí

— ¿Ya viene? —cuestionó Royse, alzando las cejas con impresión antes de sonreír— Si es de hace dos semanas entonces llegará en estos días

Ambos muchachos asintieron energéticamente, a los tres les emocionaba que Ned regresara nuevamente a Winterfell después de esa guerra. Jon apenas podía estar con ambos siendo que Lady Catelyn no permitía que pasara mucho tiempo con sus hijos, por obvias razones, pero con la presencia del Lord no había problema en relacionarse con Robb y Royse, quienes eran sus mejores amigos.

— Tengo que volver adentro, terminaré como en media hora más ¿los veo? —preguntó la niña, acercándose a la puerta ya que si tardaba más se llevaría un regaño y un sermón.

— Nos veremos después, mi lady — se despidió Jon haciendo una cortesía junto a Robb antes de ambos irse corriendo y que Royse regresará dentro.

Apenas pasaron dos días para que la suposición de los niños se hiciera cierta, desde los muros de Winterfell se pudo apreciar un gran grupo acercándose a la fortaleza norteña. La bandera del lobo huargo de plata en fondo gris ondeaba al frente, anunciando el regreso de los hijos del Norte.

El maestre Luwin había informado de esto a Lady Stark, quien entonces organizó rápidamente la bienvenida para su esposo en el patio principal. Puso a su lado derecho a sus hijos, por orden de edad; Robb, Royse, Sansa y Arya mientras cargaba a Bran en sus brazos.

Los dos mayores del grupo miraron por sobre sus hombros a Jon, él se encontraba con el resto de sirvientes por órdenes de Catelyn. Por mucho que ellos quisieran que estuviera a su lado no podían desobedecer a su madre, así que debían morderse la lengua.

Eddard Stark entró por las grandes puertas, montando a caballo. Se detuvo frente a su familia y bajo de un solo movimiento, acercándose inmediatamente a su esposa para besar su frente y acariciar cariñosamente la cabeza de su pequeño hijo. Pasó al resto de ellos, arrodillándose a la altura de todos antes de abrir los brazos, los cuatro rápidamente se lanzaron a abrazar a su padre, sin importar que se apretujaran demasiado en el intento. Cuando se separaron, Ned pasó sus ojos por todos ellos, teniendo una cariñosa sonrisa.

— Quiero presentarles a alguien — dijo antes de alzar la mano para que trajeran a alguien a su lado — Jon, ven tu también — le indicó a su hijo bastardo quien solo obedeció avanzando unos pasos hasta ponerse al lado de Robb.

Ser Rodrick Cassel bajó de su caballo y se acercó a la parte de atrás de la carreta que iba con ellos, de esta bajó a un niño, posiblemente de la edad de los tres mayores. El niño tenía cara de asustado observando todo a su alrededor con una mueca mientras se acercaba hasta Lord Stark.

— Él es Theon Greyjoy, se quedará con nosotros a partir de ahora —les dijo, poniendo una mano en los hombros del nombrado.

Theon sostenía contra su pecho un pequeño objeto, no se podía ver exactamente qué era pues lo mantenía escondido en su mano pero si podía divisarse algo metálico saliendo por un costado, seguramente se trataba de un broche. Robb, Royse y Jon se miraron entre ellos, como si se preguntaran con los ojos qué hacer. Entonces la niña sonrió y dio un paso al frente, en dirección a Greyjoy y le extendió su mano.

— Hola, me llamo Royse —se presentó con una radiante sonrisa

El niño analizó a la pequeña dama, mirándola de pies a cabeza antes de que, algo dudoso, estrechara su mano y le diera una pequeña sonrisa.

ajá si, esta vez no tarde tanto pero #inspirationweek, no puedo prometer ser rápida y constante en las actualizaciones, sorry.

btw este es el capítulo cero, desde el siguiente ya entraríamos a la serie como tal.

no tengo mucho que explicar ahora, si alguien quiere rolear juego de tronos yo encantada. espero voten ⭐ y especialmente comenten 💬 porque es una gran motivación.

sin más que decir me despido y les mando un beso impreso.

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