
─── 𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗍𝗐𝖾𝗅𝗏𝖾
| W H E R E L A U G H T E R E C H O E S |
Así como Robb había tenido que reemplazar a su padre como Lord Stark, ahora le tocaba a Royse suplir el puesto de Lady Stark. Después del ataque de Bran su madre finalmente se dignó a dejar la habitación y al poco tiempo los reunió para lanzar ciertas sospechas, alguien había mandado a matar al pequeño Stark, y ese alguien era un Lannister.
A opinión de Royse, esas acusaciones y conjeturas eran bastante complicadas de demostrar, pese a que no carecían de sentido, pero claro que sus opiniones no influyeron en nada en la amenaza de guerra de Robb por intentar asesinar a su hermano ni en la firme decisión de su madre de ir al sur para avisarle a Eddard sobre lo que había descubierto. Lo que quedó establecido a partir de eso fue que nadie debía saber qué lady Catelyn iría a la capital y menos que había salido de Winterfell, pero alguien debía ocupar su deber y cumplir con sus deberes mientras tanto, y ya que era la única Stark le tocaba a ella.
Si era sincera le agradaba, por años la septa le había enseñado todo aquello que la señora de una casa debía hacer, y aunque al inicio se había mostrado más que reacia a aprender al final lo había hecho y se le daba bastante bien. Royse era tanto una persona estructurada como una persona libre, le agradaba tener una lista de tareas que cumplir y personas a las que mandar, y también le gustaba tener la libertad de decidir qué hacer con su tiempo libre, aunque ahora escogía gastarlo en estar con Rickon.
Pero ¿cómo iba a dejar a su hermanito? Ninguno de sus padres estaba y el necesitaba una figura materna, al menos podía tenerlo con ella y mientras tuviera algunos juguetes cerca y lo sentara en sus piernas no le daba muchos problemas, a quien sí se los daba era a los muchachos.
Ocasionalmente, dejaba al niño a cargo de Robb y Theon, cuando regresada el pequeño Stark estaba llorando y los dos mayores intentaban callarlo con una expresión de pánico en el rostro, le divertía bastante y apenas contenía la risa cuando mostraba una expresión enfadada y les daba un regaño sobre como no podían cuidar a un niño. Sí, tal vez los tiempos habían cambiado, pero siempre podía encontrar algo de alegría, incluso en los momentos fríos.
Otra cosa que adoraba eran las comidas, los almuerzos siempre los compartía con Rickon, pero el desayuno y la cena eran para ella, para Robb y para Theon.
— Buenos días — saludó entrando al comedor, acercándose a la mesa familiar para tomar su lugar usual, que incluso ante la ausencia de sus padres aún mantenía — ¿pudieron descansar?
— No me quejaría de tener unas horas más en la cama
La respuesta de Robb se sacó una sonrisita mientras tomaba asiento y una de las sirvientas le dejaba en frente el plato con huevos fritos y tocino, agradeciendo de inmediato.
— El día que la buena gente del pueblo no requiera algo de su señor seguro que podrás quedarte más tiempo en la cama — comento, tomando algo del pan artesanal de la cesta y la mantequilla — pero supongo que esta vez puedo acompañarte.
— ¿No tienes acaso sus propios deberes de los que ocuparse, lady Stark?
La voz de Theon provino de otra de las entradas laterales mientras se acercaba a la mesa. Tenía las mejillas rojas al igual que la nariz así que seguramente había estado fuera antes de llegar ahí.
— Hasta donde recuerdo por las lecciones de la septa Mordane y madre, una lady debe ocuparse de la gestión del castillo y también brindar consejos al lord. Además, tomando el cuenta en cuenta que el talento político y diplomático lo tengo yo...
— Oye — se quejó Robb, siendo ignorado deliberadamente
— Es más que adecuado que este presente — la castaña finalizo su monólogo perfectamente ejecutado, esbozando una sonrisita autosuficiente antes de morder su pedazo de pan — Y a la gente le fascina verme, soy la más agradable de la familia
— En eso tu hermana tiene razón, Robb — el maestre Luwin también había entrado al salón, haciendo escuchado cada palabra de los jóvenes habían intercambiado mientras se acercaba — La presencia de una figura femenina siempre logra menguar muchos reclamos y llevar las conversaciones tranquilas.
Eso solo hizo que la joven sonriera mientras el anciano le extendía un pequeño sobre con discreción, aún llevaba el sello de lacre rojo así que sabía que nadie la había leído, pero sí quien la había enviado.
— ¿De quién es? — pregunto Robb
Casi de inmediato, Royse metió la carta en la manga del vestido, de una forma desinteresada mientras se encogía de hombros.
— Mi correspondencia, la leeré después — respondía mientras cortaba un pedazo de tocino para comerlo — Gracias, maestre Luwin
— No es nada — el hombro asintió con una pequeña sonrisa — en veinte minutos tiene que ver al herrero, mi lord.
— Sí, sí, ahí estaré — respondió Robb de forma automática, sus ojos azules aún fijos en la castaña sentada a su lado — siempre te llega correspondencia con lacre rojo y nunca mencionas nada al respecto.
— Pues tú tampoco mencionas que haces cuando sales por las noches con Theon y nunca te he reclamado.
Esas palabras lo dejaron mudo, tampoco es que pudiera decirle a ella sus actividades nocturnas, no era para nada apropiado, pero eso no le quitaba la curiosidad sobre quién podía estar escribiéndole. Por supuesto, Robb no tenía idea de que cierto muchacho de las tierras de los ríos tenía una relación más allá de la formal con la mayor de las Stark.
— Si quieres saber a donde llevo a tu hermano por las noches yo con gusto puedo incluirte — Theon sonrió de forma traviesa, fijando su mirada en la chica.
— Cierra la boca — espetaron ambos.
Royse no era tonta y mucho menos inocente. Había bastado un pequeño soborno Jon hace unos años para que le dijera a donde es que recurrían todos los hombres por lo menos una vez en su vida, y claro, incluía a los muchachos. El burdel no era un secreto para nadie, si acaso existía uno en cada rastro de civilización en esa tierra. Jon no había sido exactamente descriptivo, pero con la imaginación de una persona como Royse no había hecho falta dar una gran cantidad de detalles para saber lo que sucedía ahí. Y desde que lo sabía no se había atrevido a mencionar o preguntar otra vez al respecto.
Por supuesto, ni Robb ni Theon estaban enterados de que ella ya tenía esa información.
— Solo salimos a cabalgar, es todo.
— Claro — aceptó, claramente enviando el mensaje de que no le creía en lo absoluto — y yo solo recibo cartas de algunas persona, es todo.
Robb tuvo que reprimir sus ganas de bufar. El que Royse fuera tan astuta en algún momento sería un problema, estaba seguro. Metió otro pedazo de huevos y tocino a la bocas para mantener sus palabras a raya, dejando el comedor en silencio a excepción del ruido de los cubiertos al rozarse con el plato. La primera en terminar fue Royse, quien como siempre solo comía una ración de todo sin darse opción a repetir.
— Iré a despertar a Rickon y más tarde te veré aquí. Buen provecho — se levantó con tranquilidad antes de abandonar el comedor, sus pasos tranquilos hasta que giro la esquina y apresuro el paso al piso de las habitaciones.
Sentía como si el pedazo de pergamino contra su piel quemara, como si la carta gritara que la leyera de una vez, pero quería estar sola. Nunca se sabía quién podía estar cerca escuchando, y si alguien salía con el cuento de que "escuchó a Lady Royse soltar un suspiro enamorado", Robb iba a enterarse y nunca iba a dejarla en paz.
A ver, lo quería muchísimo, era su favorito aunque jamás lo confesara. Pero de ahí a que le contara que estaba siendo cortejada había una gran diferencia. Cuando su padre mencionaba que había llegado una propuesta pidiendo su mano, él era el primero en negarse y poner en la mesa las razones por las que un compromiso no podía llevarse a cabo, mucho antes de que ella dijera algo o que lord Eddard informara que había rechazado el pedido. No quería ni imaginar que pasaría si dijera que tenía el interés en alguien.
Podía agradecer que Brynden era discreto con sus intenciones.
Había pasado un año desde que se conocieron, y aunque las veces que se habían visto podían contarse con los dedos de una mano, el joven de los ríos había sido fiel a sus primeras palabras. Sí, intentaba que en un futuro lo más cercano posible Royse pasara de ser una Stark a una Blackwood, pero también le gustaba conocerla.
Sus cartas podían contener halagos y cumplidos, pero también estaban llenas de interés e historias. Si alguien las llegara a leer tal vez las creerían aburridas porque no había grandes coqueteos o declaraciones de amor, sino conversaciones que para ella tenía muchísimo más valor. ¿Acaso había algo mejor que conocer a la persona con la que podrías pasar el resto de tu vida? Porque Royse sí había considerado esa posibilidad. Si tenía que escoger a un hombre del cual aceptar una propuesta de matrimonio, pues Brynden llegaba a su mente.
Todos aquellos miedos que alguna vez la rodearon sobre dejar Winterfell para entregar su mano -y su vida- a un completo extraño resultaban mínimas si pensaba en el pelirrojo. Lo conocía, era algo que podía afirmar con total seguridad. Sabía que tenías seis hermanos menores; sabía que sus tres perros de caza favoritos llevaban los nombres de Gelert, Herne y Amapola, todos por distintas historias o razones; sabía que por las mañanas abría la ventana de su habitación y respiraba el aire frío además de contemplar los campos verdes; sabía que cada vez que su madre mandaba a adornar alguna estancia con rosas pensaba en ella, y que sonreía de tal forma que siempre le preguntaban si le pasaba algo.
Conocía a Brynden no como el heredero de una gran casa, sino como el hombre que también la apreciaba a ella no por ser una Stark, sino por ser Royse.
Llego a su habitación y entro en esta, cerrando la puerta con cuidado antes sentarse en la cama y sacar la carta de la manga. Estaba completamente sola, Sunlight había salido junto con ella seguramente a cazar algo y volvería más tarde, así que solo eran ella y su corazón ya acelerado. Rompió el sello con algo de impaciencia y desdoblo la hoja para ver su perfecta caligrafía, una a la que ya se había acostumbrado.
"Mi lady Royse,
¿He de comenzar esta carta confesando que el día se vuelve más amable cuando recibo noticias tuyas? Porque sería cierto, aunque suene como esos versos que mi madre tanto desprecia por cursis.
Hoy ha amanecido frío, lo suficiente para obligarme a poner una capa encima del jubón, pero no tanto como para evitar salir a cazar con mis perros. Herne se me adelantó como siempre, con ese olfato que podría avergonzar a cualquier guardia de patrulla y que detecta ciervos a veinte kilómetros. Gelert, por el contrario, se quedó a mi lado como si supiera que tenía algo en mente... o más bien como si supiera que guardaba para ellos unos trozos de carne para más tarde, y Amapola... bueno, Amapola encontró un charco de barro y decidió que su deber era traerlo entero de vuelta al castillo.
A veces pienso que deberías conocerlos para entender lo distintos que son.
Después de eso regresé, con las botas llenas de barro y el ceño de mi madre esperándome en la galería. Creo que me odia un poco más cada vez que entro con las manos manchadas, pero me limito a sonreírle como si no supiera por qué suspira tan fuerte y le entrego algunas flores silvestres que recogí para ella y mis hermanas, al menos así su ceño ya no es tan fruncido y me murmura un "ve a asearte".
He pasado los últimos días entrenando con mi padre en sus momentos libre, insiste en que no basta con saber blandir una espada, sino que también debo aprender a medir las palabras antes de usarlas. No sabe que contigo practico ambas cosas, y que, a veces, las palabras me ganan. ¿Me perdonarás si esta carta no está del todo ordenada? Hay días en los que no sé por dónde comenzar a contarte las cosas que me gustaría decirte en persona.
Ayer por la noche, por ejemplo, mi hermana Bethany me preguntó si era verdad que no había alguna muchacha que me interesara, creo que la septa le ha de haber contado alguna de esas historias románticas o de cortejos. No supe cómo responderle, así que fingí que no había escuchado. Aunque lo cierto es que sí, hay una muchacha, y sí, me interesa mucho, y no, no me molesta en lo más mínimo.
La verdad es que los días han transcurrido lentos desde tu última carta. Me pregunto si el lema de los Stark es real y el invierno está más cerca, seguro lo sentirías tu primero.
¿Rickon ha crecido lo suficiente como para escaparse de tus brazos cuando intentas que coma? ¿O todavía le cuentas historias para lograr que abra la boca? Me contaste que tomaste sobre ti algunas de las tareas de tu madre... ¿Cómo las llevas ahora? Espero te permitan descansar lo suficiente al final del día aunque tú siempre encuentras la forma de revitalizarse.
Y aun así, deseo saber. Deseo saber si sonríes a menudo, si sigues leyendo por las noches aunque nunca avances del mismo capítulo, si todavía prefieres el té con miel o si por fin eres capaz de terminar un vaso de cerveza. ¿Sigues discutiendo con Robb por cosas sin importancia? ¿Sigues ganando? También necesito que me cuentes las historias que inventas para Rickon cuando se va a dormir, tal vez podría yo contárselas a Bethany.
Espero que el viento no azote demasiado el Norte. Por aquí, solo sopla con fuerza cuando no estás tú en mi pensamiento.
Te pienso cuando el viento entra por mi ventana. No porque seas fría —al contrario—, sino porque entras sin avisar y te quedas un rato.
Y yo dejo la ventana abierta a propósito.
Con la paciencia que me enseñaste a tener esperando tus cartas,
Brynden"
Un suspiro abandonó sus labios antes de siquiera notar y la sonrisa apareció mucho antes de terminar de leer la carta. Siempre que leía algunas de ellas es como si escuchara su voz, como si estuvieran sentados bajo el arciano y el estuviera contándole todo con esa misma precisión, ella solo escuchaba atentamente.
Quería contestarle ya mismo, sentarse y escribir un centenar de páginas, pero no, un cuervo no podría llevar tanto peso y ella tenía tareas de las que ocuparse, respondería por la noche, cuando al menos hubiera ordenado las ideas en su mente y escogiera minuciosamente que contarle y como responder sus preguntas.
Se levantó de la cama y debajo de esta sacó una pequeña caja donde guardaba cada uno de los sobres con bastante recelo, nadie estaba enterado de que estaban ahí. Excepto Sunlight, pero al menos sabía que no podía delatarla con nadie. Cuando se levantó sacudió el polvo de la falda del vestido y salió de su habitación para ir a la de Rickon, dejando sus suspiros y corazón acelerado en su habitación y en las cartas de Brynden.
• • • • ───────────────────
La cena siempre terminaba siendo un momento extraño. Los tres jóvenes se encontraban cansados, pero ponían de su esfuerzo para animar aunque sea un poco el ambiente para los tres, era el final del dia y merecían un momento para relajarse.
— A veces pienso que en verdad los escuderos no saben la diferencia entre una espada y una lanza — mencionó Theon con diversión
— Por favor, solo asegurate de enseñarles que es que con las piezas de madera, no sea que tengan ganas de descubrir como se ve alguno de ellos por dentro — Royse no pudo evitar agregar algo al asunto, haciendo reír a ambos muchachos mientras ella también lo hacía y extendía una mano para tomar el vaso de cerveza de Robb y darle un sorbo, haciendo una mueca de inmediato. Ya tenía una respuesta que escribirlo, todavía no podía beber ni medio vaso por su cuenta.
— No sé por qué insistes en seguir probando si sabes que no te gusta — el de cabellos rizados la miro, apartando el líquido de su mano para regresarlo a su lugar original.
— Quiero ver si por fin ya he madurado — respondió con simpleza, encogiéndose de hombros.
— El día que tú madures, Royse, va a nevar en Dorne — Theon soltó una carcajada al decir eso, claramente burlándose de la joven y ganándose un ceño fruncido en respuesta.
— El día que tú dejes de ser un idiota, Theon Greyjoy, va a llover fuego.
— Si se dan cuenta de que ninguna de las dos cosas va a volver a pasar, ¿no? — Robb oculto la sonrisa mientras bebía de su cerveza, ganándose la mirada de reclamo de ambos así que aclaró su garganta para declarar algo — el día que ustedes dos dejen de pelear como niños, van a llegar dragones al Norte.
— ¡Ha hablado Lord Stark! ¡Todos levántense y griten "hurra"!
— ¡Hurra!
Royse y Theon se echaron a reír a carcajadas, y aunque la reacción molesto a Robb no pudo evitar unirse a las risas y negar con la cabeza, aunque se vieron interrumpidos al escuchar una de las puertas abrirse seguida de los tintineos de las cadenas del maestre.
Robb se enderezó en su lugar y sus ojos azules se fijaron en el anciano, su rostro entero poniéndose serio mientras sus dos acompañantes detenían bruscamente sus risas y se tensaban, no podía ser nada bueno que Luwin irrumpiera con tanta prisa y tuviera ese rostro.
— ¿Qué sucede? — se atrevió a preguntar el Stark, conteniéndose de no intercambiar una mirada con Royse porque entonces encontraría en ella el sentimiento que estaba reprimiendo en el mismo, miedo. No podía tener miedo, no podía ser nada tan malo como para temerle. — Maestre, dígame, que sucede.
Debería darle al hombre al menos unos momentos para que recuperara el aliento, se veía agitado porque había corrido -o intento hacerlo- hasta ahí, pero lo estaba desesperando, necesita una respuesta.
— Bran...
¿Muerto?
¿Empeoró?
Por los siete infiernos, si no hablaba podía empezar a gritar.
— ¿Qué sucede con Bran? — preguntó, sintiéndose de repente tan tenso que hasta retuvo el aliento.
— Despertó. Bran acaba de despertar
Hola gente bonita, nos vemos a los años. ¿Escribir disculpas todavía funciona? porque en verdad siento mucho tardar tanto en actualizar, y también siento mucho el capitulo tan corto (y feo) que les he traido, pero ha sido lo que mi pobre imaginación alcanzo a hacer.
Hey, buenas noticias, oficialmente estoy egresada en derecho. La mala noticia es que me toca la temida tesis y bueno, después se viene la vida laboral y otras cosas de adultos, sumado a que mi pais esta en una fuerte crisis que ahora toca afrontar, pero esperemos que a las desgracias no se le sumen la huida permanente de mi señora imaginación porque ya buena falta me ha hecho. He estado meses sin una sola idea para escribir, no bromeo al decir que este capitulo lo borre unas 10 veces hasta llegar a este producto, porque simplemente nunca me convencia.
En fin, no los aburrire con eso ¿como están?¿que tal la vida?¿tengo lectores aún vivos aqui?Necesito saber ¿team Robb o team Brynden? Llamenme malvada, pero sí, Brynden ha llegado con la idea total de ser una gran competencia para Robb, por supuesto con una gran ventaja sobre él, no me hago responsable si llegan a enamorar de él, es parte de la diversión.
La verdad, y como habrán notado, me he saltado algunas cosas de la serie (como Catelyn descubriendo que los Lannister planearon la muerte de Bran y que decide ir al sur) pero ¿para que contar algo que ya se ha visto? vamonos a las partes que no, a lugares donde nuestra niña tiene un poco más de protagonismo y, por supuesto, a lo que ella siente, a lo que tiene antes de que empiece el juego, antes de posiblemente perderlo todo y a todos. La historia de Royse es amplia e irá mucho mas alla de su romance (o tragedia) con Robb, espero la amen tanto como yo y también la acompañen, porque su camino no es fácil.
También, y como siempre, me encanta leerlos. ¿Conjeturas?¿teorías?¿reclamos?¿recomendaciones? Soy toda ojitos para leerlos y si puedo responderles también lo hare.
Sin mas que decir se despido, no olviden de votar ⭐ y comentar 💬, espero y disfrutaran el capítulo.
Les mando un beso impreso.
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