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─── 𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝗍𝖾𝗇

| P R A Y E R   A N D   F A R E W E L L |


Habían pasado muchos años desde la última vez que uno de los niños Stark había enfermado de gravedad, años en los que Catelyn Stark no pasaba las noche en vela tejiendo una rueda de oración, rezando por lo bajo a los dioses para la recuperación del niño. Lo había hecho por Jon Snow, y ahora lo hacía por el pequeño Brandon.

Las celebraciones planeadas para el rey y su familia se vieron totalmente interrumpidas por el acontecimiento y si le preguntaban a Royse que es lo que había pasado propiamente la chica no iba a responder, todo era borroso en su mente. Recordaba encontrar a su hermano a los pies de la torre rota, se había acercado a él, llamándolo alarmada e incluso sacudiéndolo, había gritado por ayuda, pero no sabía por cuanto tiempo o que tan alto fue. Recordaba que llegaron a ayudarla, pero en su mente solo veían manchones de personas y como alguien la llevó de regreso al castillo, si le habían preguntado algo no recordaba quién o que era, menos si había respondido algo. Ese día era una cortina de humo, con algunos momentos de claridad, ni siquiera recordaba si aun el sol alumbraba cuando su padre y la caravana del rey llegaron de la cacería.

Para cuando despertó al día siguiente juró que era todo un sueño, que había sido su subconsciente jugándole una mano pasada, pero apenas por un pie fuera de su habitación supo que era verdad. Lúgubre era todo lo que podía decir al respecto del ambiente. La alegría y el alboroto que había causado la llegada del rey se extinguió totalmente, los pasillos eran silenciosos y si alguien conversaba era casi en susurros, todos hablando de lo mismo. Se sentía abrumador.

El desayuno se lo habían dado en la habitación, posiblemente habían hecho lo mismo con todos los miembros de la familia, pero el silencio que reinaba no hacía más que ponerla nerviosa y necesitaba desesperadamente salir de ahí. Se vistió por su cuenta y trenzó su cabello antes de abandonar su alcoba con un pequeño libro que sostenía con firmeza, teniendo a su lado a Sunlight que desde lo sucedido se mantenía pegada a su dueña, protectora.

Royse dejó el ala de la familia y bajó a los pasillos comunes, por lo menos cinco sirvientas se acercaron a preguntarle si es que necesitaba algo, con la preocupación brillando en sus rostros y con amabilidad la castaña sonrió y dijo "estoy bien, gracias" para continuar con su camino. Para cuando llegó a uno de los salones la preocupación fue reemplazada por miradas por parte de los invitados. Quienes la reconocían como una de las Stark la seguían con los ojos, y si no llegaban a saber quién era, pues había alguien a su lado dispuesto a susurrárselo. Pese a eso, la joven caminó con la cabeza en alto, no iba a bajar la mirada en absoluto o mostrarse cohibida, no era propio de ella, si iba a sufrir sería en silencio y en privado. Así que salió del castillo con dirección al lugar más calmado del castillo, el bosque de dioses.

Ahí no había rostros llenos de preocupación, ni miradas que la seguían, ahí solo estaba ella y tal vez los dioses que eran una compañía silenciosa y ausente.

— Vamos, bonita — llamo a su loba para sentarse a los pies del árbol corazón y frente al pequeño estanque. Respiró profundamente, sintiendo el aire fresco y frío llenarle los pulmones lo que la hizo soltar un suspiro, provocándole cierta alivio.

Se recostó en el tronco y abrió el libro por la página en la que lo había dejado y empezó a leer, pero no pudo hacerlo por mucho rato, pues levantó la mirada para observar el bosque. Otra vez regresó su mirada al libro, leyendo un par de líneas antes de nuevamente observar a su alrededor. No podía concentrarse, su mente viajaba a la habitación de su hermanito, Bran postrado en cama y luchando por su vida. El solo pensar que no iba a lograrlo, que tal vez no volvería a despertar la estremecía y le quitaba el sueño, por ello no había ido a verlo hasta el momento.

Cuando Royse empezaba a pensar algo que podía ser invasivo, pues su mente divagaba más y más y con la mirada perdida en su libro siguió armando escenarios en su cabeza. Uno peor que otro hasta que divago en otras cosas, tan sumergida estaba en sus propios pensamientos que no notó que alguien más llegó al bosque.

Robb se sentía enclaustrado en el castillo, nunca le había gustado ser tan minuciosamente observado incluso siendo el heredero de su casa, así que fue una elección natural para él salir y buscar un lugar tranquilo, al parecer era cosa de la familia considerar el bosque de los dioses como un lugar de tranquilidad. Vio a Royse apenas poner un pie en el lugar, seguramente acudió ahí no para elevar una oración, sino para buscar lo mismo que él, algo de tranquilidad.

Se acercó con tranquilidad, esperando a que la joven recayera en su presencia y lo hizo cuando solo unos cinco metros lo separaban.

— ¿También las excesivas miradas te han hecho escapar? — preguntó, cerrando el libro sin molestarse en usar algo para marcar la página en la que iba

— Eso y el silencio, me pongo nervioso — respondió con sinceridad, acortando la distancia para sentarse frente a la castaña. Grey Wind se acercó a la loba de Royse, acostándose a su lado bastante calmado. — ¿Llevas mucho rato aquí?

— No, apenas llevo una página del libro

Robb sonrió, sabía que ella no era precisamente una gran lectora. No es que no supiera leer, en eso era excelente, sus hermanos menores adoraban cuando les leía alguna historia, pero era algo diferente cuando lo hacía por su cuenta. Recordaba como en sus lecciones la Septa siempre la regañaba por retrasarse con las lecturas asignadas.

— ¿Qué estás leyendo ahora? — preguntó, simplemente con el afán de hacer conversación

— Verdad, es un escrito del maestre Anson sobre los dragones — respondió la joven, observando el tomo — según él, los dragones no podían cambiar de sexo y que era una interpretación errónea de una metáfora

El alzó una ceja y sonrió levemente, escondiendo la diversión en su rostro.

— Vaya... que cosa interesante escogiste

— En mi defensa, agarré el primer libro que encontré

Eso hizo que Robb soltara un par de risas, ocasionando que Royse sonriera. Entre ambos no había nada de tensión, nunca antes la hubo y eso era lo más agradable.

— Pues me gustaría escuchar la teoría del maestre Anson sobre la sexualidad de los dragones

Era una petición para que leyera para él. Cuando Royse se sentaba a leerles historias a los menores de la familia él siempre estaba presente, entendía por qué Arya, Bran y Rickon gustaban de escucharla, su voz era perfecta para relatar, la entonación que usaba y la fluidez con la que hablaba, era simplemente agradable.

— Está bien, pero vas a deberme tu postre de la cena — la castaña sonrió, abriendo el tomo en una página distinta de la que se había quedado.

Robb se acomodó, prácticamente recostándose a su lado y cerrando los ojos cuando Royse empezó a leer, dejándose llevar por la tranquilidad del ambiente.

(...)

Pasaron el resto del día en el bosque, en un momento Robb se escabulló de regreso al castillo para sacar algo de comida para ambos y algunas sobras para los lobos. Regresaron por la noche, nadie había recaído en su ausencia, pues se pensaba que los Stark estaba cada quien en su habitación. Por si fuera poco, la servidumbre se había visto alborotada cuando el rey decidió a principios de la tarde que al día siguiente emprendería marcha de regreso a la capital, con su nueva mano. ¿Le importaba que uno de los niños Stark estuviera debatiéndose entre la vida y la muerte? Quizás sí, quizás no, eso no lo detuvo en sus planes de abandonar el Norte.

Por la mañana el movimiento era aún mayor, trasladando las pertenencias de la familia real, de Lord Star y también de las dos hijas menores de la casa. Sansa y Arya acompañarían a su padre, la primera por el compromiso concertado entre ella y Joffrey, y Arya para aprender del refinamiento y costumbre del Sur. Solo en un día la familia del Norte se vería descompuesta porque había otra persona que también dejaría Winterfell.

Desde hace años Jon había deseado unirse a la guardia nocturna, como su tío Benjen. Incluso con el cariño que demostraban -casi todos- sus hermanos y el ocasional de su padre, no se sentía del todo parte de la familia, su lugar era otro y en su pensar, pues era la guardia nocturna. Benjen había aceptado, no sin antes darles las debidas advertencias a su sobrino aunque en vano, era joven y terco, así que no tuvo otra que aceptar llevarlo a la muralla.

Lo había comentado con Robb y Royse en la cena, porque se había reunido en la habitación del heredero Stark para compartir la comida, y la castaña había intentado de mil formas persuadirlo de que no se fuera. Fue linda y dulce, se enfadó como ella misma, lloriqueo como damisela en apuros, pero independientemente de lo que intentara la decisión de Jon no había cambiado. No tuvo otra que aceptarlo.

Así que ese día todo se estaba preparando, pero comparado a la monarquía no había ningún sirviente ayudando a Snow, solo él preparando su caballo. Ya se había despedido de Bran, pese al maltrato que Lady Stark le había dado, y también le había entregado su regalo a Arya, quien por suerte no le agujereo. Ahora, ya en el patio, llevaba sobre el hombro su silla de montar teniendo casi todos sus asuntos en orden.

Robb y Royse apenas habían llegado al patio, justamente buscando al bastardo. Ya que pronto sería hora de que todos partieran a la castaña se le había hecho el momento perfecto de ir a despedirse, porque si que planeaba abrazar como nunca antes a Jon. Pudieron verlo así que no dudaron en acercarse.

— ¿Ya te despediste de Bran? — preguntó Robb, colocándose a la derecha de Snow mientras Royse apresuraba los pasos para ocupar su lugar a la izquierda. — No va a morir, estoy seguro

— Los Stark son difícil de matar

— ¿Nuestra madre? — Royse ladeo la cabeza, porque esa frase no parecía referirse a Bran

— Fue muy amable

Esa era una forma cortes de decir que había sido como siempre, cruel. Robb no quiso darle cavidad a eso, no es que palabras pudieran compensar acciones.

— La próxima vez que te veamos vestirás el negro

— Siempre fue mi color — Jon se encogió de hombros, fijando su atención en el de cabellos rojizos

— Buena suerte, Snow

— También para ti, Stark

Ambos se observaban mutuamente bajo la atenta mirada de Royse que pasaba sus ojos de uno a otro por algunos segundos, hasta que finalmente suspiro.

— Solo abrácense de una vez — dijo con un tono divertido

Esas palabras fueron el impulso que necesitaron ambos para acercarse y unirse en un abrazo. Eran hermanos al fin y al cabo, no importaba quién fuera la madre de quien, se habían criado juntos, aprendieron a luchar juntos y se estaban haciendo hombres juntos, no era de extrañar que fueran a echarse de menos.

El abrazo duro unos segundos, Royse sonrió con cierta tristeza porque no podía evitar sentir que su familia se estaba destruyendo y no era un sentimiento bonito.

Los muchachos se separaron y después de una palmada por parte de Robb en el hombro del más bajo se dio vuelta para regresar al castillo, dejando a Royse tomar su turno de despedirse. La chica lo observo por unos segundos mientras se ponía junto a Jon, teniendo las manos detrás de su espalda, cubiertas por la capa de piel que llevaba dado que ese día el clima decidió enfriarse.

— Le vas a hacer mucha falta — comentó por fin, mirando de reojo al pelinegro — más bien, nos harás mucha falta

Jon soltó un suspiro para girarse levemente para encarar a la castaña, sonriendo levemente porque ya se estaba esperando esa conversación, no era propio de Royse no insistir.

— ¿De verdad tienes que irte? — preguntó la chica, mordisqueando su labio inferior — deberías quedarte, al menos hasta que Bran despierte. Se va a poner muy triste cuando sepa que te fuiste, además no podrás recibir noticias de Arya desde King's Landing y seguramente ella va a querer contarte muchas cosas. Yo también voy a querer contarte cosas y no sé si los cuervos que te envien no se van a congelar en el camino.

— Royse

Jon la llamó riendo un poco, esperando que detuviera el discurso de excusas para impedir que se fuera. No le molestaba, solo demostraba cuanto iba a echarlo de menos y aunque él no lo había dicho, él también iba a extrañarla horrores.

— Ya es una decisión tomada, si ahora digo que no y me echo para atrás, en un futuro el tío Benjen no va a permitir que me una a la guardia

— Pues no tienes que unirte a la guardia — los ojos ambarinos de la castaña se fijaron en los contrarios, dejando ver la súplica en ellos — Puedes quedarte, sabes que cuando Robb se haga señor de Winterfell te daría un puesto, podrías ser maestro de armas o el capitán de su guardia y permitiría que tuvieras el apellido Stark.

El chico suspiro, negando levemente con la cabeza — Yo se que Robb haría muchas de esa cosas, pero no es lo que quiero. Mi lugar no es aquí Royse, nunca lo fue. La guardia es un lugar al que puedo pertenecer, puedo hacer algo.

— Para nosotros si perteneces aquí, eres nuestro hermano... eres mi mejor amigo

En un movimiento rápido la acercó a él para abrazarla y que de una vez cortara la conversación. Por supuesto que también iba a extrañarla, pero de entre todas las personas de Winterfell creía que Royse podía entenderlo, porque al final estaba ese sentimiento de pertenencia que ambos buscaban.

— Y seguiremos siéndolo incluso si tú te fueras más allá del mar estrecho — dijo, manteniéndola cerca — y vendré cuando pueda, como el tío Benjen

— El tío Benjen viene muy poco

Tuvo que reprimir la risa al escucharla, el día que Royse dejara de protestar sería el fin del mundo.

— Yo lo haré, te enviaré cuervos y esperaré los tuyos, porque todavía quiero saber de las cosas que haces

Royse sabía perfectamente a lo que se refería con eso, el pequeño secreto que se estaba guardando ya desde hace un par de años y que, de momento, solo Jon sabia.

— Tu no le has...

— No tienes que preocuparte porque le diga a Robb de tu pequeño secreto, o más bien varios

Sonrió al oírlo decir eso, separándose para mirarlo a los ojos y ladear suavemente la cabeza. Estaba frente a una de las personas más importantes en su vida, un niño que la había acompañado y entendido desde que tenía uso de razón, un amigo que la había consolado y un confidente que guardaba sus secretos.

— Es por eso que eres mi mejor amigo, Jon Snow, y te voy a extrañar como no tienes idea

Volvió a abrazarlo, prácticamente aferrándose a él y a los minutos que les quedaban juntos. Cerró los ojos para memorizar la sensación, la calidez de sus abrazos, el sentimiento de familiaridad. Por unos minutos solo se fundió en ese momento hasta que las ordenes y gritos de los hombres fueron lo suficientemente altos para interrumpirlos.

Se separaron, y apenas hacerlo Royse hizo un puchero.

— Te tomaré la palabra y esperaré saber de ti en un mes, si no Jon Snow, te juro que yo misma iré hasta la muralla a jalarte de las orejas

El pelinegro soltó una carcajada y solo después de prometer que escribiría tan pronto como tuviera oportunidad pudo calmar a la castaña.

— Tengo que terminar de prepararme

— Está bien, rezaré por ti

— No eres la más devota de los dioses, ni viejos ni nuevos

— Pues a partir de ahora me veo en la forzada obligación de acudir al septon y al bosque con más frecuencia, para que no pienses que no te quiero

Intercambiaron una sonrisa, una última sonrisa cómplice que expresaba todo su cariño mutuo y lo mucho que se querían.

— Adiós, lady Stark

— Adiós, Snow

Bueno hola mi gente hermosa.

Han pasado 5 meses que es mejor a que pasen 84 años ¿no? pero aquí les traigo otro capitulito que se que es más corto de lo usual pero ajá, aprecienlo porque ando falta de inspiración.

A partir de ahora empieza la parte emocionante de la serie y, por supuesto, también del fanfic. ¿Están esperando por interacciones romaticas entre Robb y Royse? -que por cierto ¿tiene nombre de ship?- pues bueno... esperen porque esto va a ser un slow burn que al mejor momento arde en llamas, nada más paciencia y disfruten de la tensión.

Pequeños anuncios publicitarios, oficialmente tengo canal de tiktok para la cuenta asi que pueden encontrarme bajo el user de euphoria_jess. De momento hay un video de mi fanfic de Julián Alvarez (por si alguien le interesa el juegador y el futbol) pero, conforme aprenda a editar y tenga el tiempo, vendran otros edits de el resto de mis historias, por supuesto incluyendo a Wolves. 

Sin mas que decirles vuelvo a agradecerles un montón todo su apoyo este tiempo incluso con la inactividad excesiva, de verdad son maravillosos. No olviden de votar ⭐ y comentar 💬 que ambas cosas también me motivan a seguir, a mejorar la historia y a saber lo que les gusta y lo que no, además de crear una cercanía con ustedes, por favor, no saben como amo leer sus opiniones. Espero y disfrutaran el capítulo.

Les mando un beso impreso.

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