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─── 𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝖿𝗈𝗎𝗋

|F I R S T   K I S S|



El ruido y las risas llenaban el salón principal de Winterfell. Había alrededor de 20 mesas largas repartidas por la mitad más cercana a la tarima de la familia mientras en el lado libre se escuchaba la rítmica y animada música, acompañada por parejas danzando con la misma energía. Finalmente, el mes de planeación de Catelyn estaba dando sus frutos, el onomástico 16 de su primogénito había llegado y todo parecía ir perfecto. Sus invitados habían llegado perfectamente y después de mucho tiempo, todas las habitaciones del castillo estaban ocupadas por estos.

Aun así, la matriarca pelirroja estaba ligeramente nerviosa. La gran mayoría de los presentes eran hombres y, estereotipo o no, temía que la comida no fuera suficiente, aunque los cocineros habían trabajado sin parar. Lo mismo sucedía con la cerveza, nunca se sabía en esos casos y Ned no estaba ni remotamente cerca para apaciguar sus penas, él se había retirado con otros Lords hace varios minutos dejándola sola, como usualmente hacía. A Catelyn ya no le molestaba mucho, llevaban al menos 17 años casados, tiempo suficiente para que ambos llegaran a conocer los defectos y virtudes del otro pero siempre habría un poco de incomodidad en esos temas. A ella la habían criado bajo las tradiciones de los 7, una pequeña lady que como señora de una casa del sur se encargaría de sus hijos, organizar banquetes y ese tipo de cosas. Su vida había terminado siendo algo bastante diferente.

No era mentira cuando decían que el Norte y quienes habitaban ahí eran fríos pero al final había encontrado un hogar y una familia que amaba con todo su corazón. Aun así, eso no significaba que todo en su vida era luz y armonía, las diferencias persisten con el paso de los años.

Suspiró en un vago intento de relajarse mientras paseaba su mirada por el salón comedor y por las mesas más cercanas, donde estaban sus hijos. Primeramente se fijó en su primogénito quien estaba sentado junto a Jon, Theon y otro grupo de muchachos, hijos de lords de otras casas que rondaban su edad aunque le extrañó no ver una castaña cabecita cercana a los chicos. Rápidamente sus agudos ojos buscaron a su hija mayor y la encontró sentada en el otro extremo de la mesa con el resto de niñas, casi aplaudió al ver eso. Sabia que Royse estaba más inclinada a las actividades catalogadas como masculinas y que consideraba las conversación con personas de su sexo estúpidas así que era poco probable que se encontrara con ellas por decisión propia. Solo por el aburrido rostro que demostraba la joven se dio cuenta que la habían desplazado y que no estaba ahí por elección.

Royse ya estaba cansada de escuchar a todas las chicas parlotear de lo mismo. Le irritaba escuchar sus voces chillonas peleando sobre cuál de todos los muchachos era el más atractivo de la fiesta y también detestaba que entre los candidatos más mencionados al puesto estuviera Robb, oh sí, también estaba molesta con él. Al inicio de la celebración le había dicho que pasarían toda la fiesta charlando entre ellos sin importar si alguien más buscaba unirse y aunque al principio si había sido así poco a poco muchachos se acercaron para felicitarlo y de paso quedarse a charlar y poco a poco empezaron a alejarla hasta quedar sentada al lado de las niñas ¡Ni pareció darse cuenta! Ni siquiera Jon, su mejor y más íntimo amigo, se percató de su ausencia. Estaba enfadada pero seguía siendo el onomástico de su hermano así que se guardaría su arrebato de furia para el día siguiente.

— ¿Usted qué dice, Lady Royse? ¿Cuál de todos los lords le parece el más atractivo?

La voz de Alys Karstark sacó a la castaña de sus pensamientos para mirar a la muchacha. La hija más joven de la casa del Norte era alta y delgada con los ojos de un tono azul grisáceo y el cabello castaño peinado en una trenza. No sabría decir si era atractiva o no, simplemente no le interesaba. Suspiró sonoramente enderezándose un poco y sonriendo de lado.

— Lo cierto es que me importa muy poco quién es o no el más atractivo, Lady Alys y si todas me disculpan saldré en este momento por aire fresco. Ustedes pueden seguir con su conversación — e inmediatamente se puso de pie y se alejó de la mesa paulatinamente.

Esquivó invitado tras invitado y pasó entre muchas mesas pero nadie parecía estar prestándole atención absoluta, no está realmente acostumbrada a eso. No es que necesitara desesperadamente ser el centro de atención, no le importaba no ser halagada como la más hermosa o no tener un gran grupo de hombres rodeándola pero detestaba la soledad omnímoda, aunque en ese momento no parecía tener otra opción. Finalmente abandonó el salón comedor y se adentró en el pasillo que se dividía en otros y por ende, también conducía a la salida del castillo, hacia uno de los tantos patios. Miró a su alrededor, intentando decidir a dónde dirigirse aunque finalmente se recostó en la pared de piedra.

Si bien los pasillos estaban iluminados por antorchas no parecía haber ningún alma rondando por estos, eso daba escalofríos. Tal vez debería regresar dentro, podría tomar un par de tartaletas de fresa e irse a la cama, nadie notaría su ausencia de todas formas. Estaba tan concentrada en sus pensamientos y opciones que no se percató que la puerta del comedor era abierta y cerrada en apenas segundos y una nueva presencia se hizo presente en el silencio.

— ¿Mi lady?

La voz, masculina y profunda, sobresaltó a la castaña, dándole un estremecimiento en la columna que no supo decir de dónde venía. Inmediatamente levantó la mirada para observar al propietario de esas palabras. Se encontró entonces a un joven hombre, alguien que no había visto antes y menos recordaba ser presentada o con qué familia había llegado, era mala para esas cosas.

— ¿Quién es usted? — pregunto, olvidándose de sus modales y centrándose en su curiosidad.

Ya escuchaba a su madre reclamarle por su elección de palabras pero no estaba ahí, solamente ella, ese hombre y la respuesta que esperaba. Notó como una sonrisa amigable y amplia se situaba en los labios del contrario y entonces lo observó más detenidamente. El cabello se veía oscuro, era alto y también fornido pero por la poca luz no podía distinguir correctamente el color de sus ojos.

— Déjeme presentarme, soy Brynden de la casa Blackwood, el hijo mayor de lord Tytos ¿y usted?

Intentó recordar sus lecciones con el maestre Luwin, era mucho mejor en sus estudios de lo que admitía. La casa Blackwood era de Riverlands, las tierras de su madre, así que debía ser un invitado directo de ellos y vasallos de los Tully por adición.

— Ah, si, soy Royse de la casa Stark, hija de...

— La hija mayor de Lord y Lady Stark, por supuesto. Un gusto conocerla, mi lady

— Igualmente, mi lord

Ambos hicieron una reverencia al otro, en un acto de cortesía y respeto para que nuevamente el silencio se instalara entre ellos. Royse mordisqueo su labio inferior con cierta incomodidad pero para suerte que él quien continuó hablando.

— ¿Qué hace aquí afuera sola, Lady Royse? Tengo entendido que es el onomástico de su hermano

— Sí, pero está demasiado ocupado con sus invitados al igual que el resto de mi familia y el ambiente está muy cargado adentro, salí por algo de aire fresco — sonrió con inocencia al terminar su explicación, por supuesto, no daría sus verdaderas razones a alguien a quien acababa de conocer — ¿y usted, mi Lord? ¿no disfruta de la fiesta?

— De hecho la misma situación que usted. La fiesta está muy animada pero algo de tranquilidad siempre viene bien, también salí por algo de aire fresco — la voz sincera de Brynden provocó que Royse confiara en él casi de forma inmediata, no totalmente, pero sí considerablemente.

— La verdad es que la conversación de las damas llegó a aburrirme en exceso, no soy buena llevando los temas que a la mayoría le gustan — confesó apenas dándose cuenta de todo lo que había hablado pero de todas formas sonrió, percatándose que no había recibido ningún gesto apático o extrañado, simplemente una carcajada amigable.

— Admito que no conozco demasiado sobre los temas a tratar entre mujeres pero seguramente se alejan de los masculinos — la brillante sonrisa del Blackwood iluminó su rostro, amigable y bastante atractiva — ¿Le gustaría dar un paseo, Lady Royse? Tengo curiosidad por los terrenos de Winterfell y seguramente no podría conseguir mejor guía que una propia Stark

La invitación era sumamente tentadora. No necesitaba pedirle permiso a nadie para caminar junto a él estando ellos solos ahí fuera y dudaba mucho que alguien saliera a buscarlos así que tampoco le preocupaban los celos protectores de Robb. Podía aprovechar ese tiempo para conocer mejor a Brynden, quien ya se le hacía sumamente intrigante. La decisión era enteramente de ella, se sentía muy bien tomar esas decisiones sin tener que depender del juicio de un segundo o tercero — Sí, me gustaría

Ante la respuesta el sureño ofreció su brazo como forma de escolta así que la castaña se acercó para tomar el mismo con gentileza y empezar su caminata en dirección a la salida del edificio.

Usualmente, cuando cualquier hombre intentaba cortejarla existían silencios muy incómodos en medio de sus conversaciones, pero con Brynden las cosas parecían, no, más bien eran diferentes. Si bien durante su intercambio de palabras existieron silencios no era aquellos en los que deseaba desaparecer, sino un intermedio necesario y cómodo en el que disfrutaban la sola compañía del otro. Lo estaban disfrutando. Ninguno supo cuánto tiempo pasaron recorriendo los patios y pasillos, el tiempo pasó mientras ambos jóvenes se conocían poco a poco. Pronto llegaron al lugar más íntimo de todo Winterfell, el bosque de los dioses. Royse lo había dejado al final a propósito, el bosque era el lugar más curioso de la fortaleza, poseía uno de los árboles arcianos más antiguos del Norte.

— Así que este es el famoso árbol corazón — el joven se acercó lentamente a este, admirando la blanca corteza y el rostro tallado en el tronco — siento que debería arrodillarme

— Si buscas ofrecer tus plegarias tal vez deberías — la juguetona sonrisa de Royse llevaba en su rostro desde hace mucho, casi desde el inicio del recorrido — pero creí que los sureños siguen únicamente a los nuevos dioses

— Sí, así es, pero mi familia adora a los Antiguos Dioses. Somos de las pocas casas en el sur que aun lo hacen aunque, lastimosamente, no contamos con un árbol arciano — comentó con una sonrisa algo coqueta aunque simplemente obtuvo una risa por parte de la castaña — ¿tú solo les rezas a ellos?

— No, también a los nuevos, por mi madre. Hay un pequeño septo que mi padre mandó a construir para ella así que educo a mis hermanos y hermanas con ambas religiones.

— Entonces también practicas eso del día de la doncella ¿verdad? — el rostro de la muchacha hizo una mueca, sacando una carcajada al muchacho.

— Ni me lo menciones, es toda una tortura. Tal vez el único lado positivo de contraer matrimonio es que por fin dejaré de asistir a esa tontería.

Brynden alzó una ceja, había escuchado perfectamente las palabras de la joven y no pudo evitar sentir curiosidad por estas. — Entonces ¿no tiene deseos de casarse?

El silencio se hizo entre ellos, poniendo algo incómoda a la castaña ya que el tema en cuestión era bastante delicado. Jugó con un mechón de cabello algo nerviosa, pensando su respuesta pero finalmente se decidió. Podía confiar en el Blackwood.

— No es que no quiera casarme alguna vez, por supuesto que quiero pero no me agrada lo que conlleva hacerlo — empezó a explicar antes de suspirar pesadamente, tomando una pequeña pausa — Desde pequeñas nos dicen que cuando estemos en matrimonio tendremos que abandonar nuestro hogar, dejaremos a nuestra familia e iremos a formar otra. Yo adoro Winterfell, no solo el castillo sino a quienes viven aquí también. Adoro pasar tiempo con mis hermanos y hermanas, me fascina poder tomar mi caballo por las mañanas y salir a cabalgar, y también me gusta venir al bosque para entregar mis plegarias a los dioses en silencio — sonrió con cierta nostalgia admirando los árboles incluso en la oscuridad — me dolería en lo más profundo tener que irme, no es tan fácil dejar el hogar en el que te criaste con tanto amor

— Supongo que ahora me será muy complicado que acepte mi propuesta si tiene tanto apego.

Los antes calmados ojos de la Stark se abrieron con sorpresa, dirigiéndose inmediatamente al muchacho solo por si estaba jugándole una broma, ojalá así hubiera sido. Notaba que su acompañante estaba avergonzado, incluso tímido, y en el poco tiempo que habían compartido hasta ella podía decir que no era nada propio en él. Abrió la boca para decir algo pero ninguna palabra salió de su boca, era como si se hubieran atorado en su garganta.

El castaño no tuvo más opción que proseguir con su habla, ya que no obtenía respuesta por parte de la dama. Inhaló profundamente, como si tomara valor con cada partícula de aire entrando a sus pulmones y exhaló a los segundos, asegurándose de lo que diría a continuación.

— No me refiero a que vaya a proponérselo justo ahora, por supuesto, no nos conocemos demasiado pero, a lo que quiero llegar es que no me molestaría hacerlo, conocerla me refiero — la formalidad y la torpeza acompañaban su discurso y tenía que poner todo su esfuerzo para no caer avergonzado, aunque ciertamente lo estaba — Lady Stark...

— Royse — corrigió la mencionada, haciéndole notar que estaba siendo demasiado propio

— Royse — aceptó, relamiendo sus labios para proseguir — me agradas, incluso en solo unas horas confió en que no me costaría absolutamente nada llegar a sentir algo más y no solo es por tu belleza porque, mis dioses, eres hermosa, pero no debo ser el primero que te lo dice y no seré el último. Me gustaría conocerte, ver si entre nosotros puede existir algo más, si al final decides que no pasamos de la amistad me conformaré con ello; si me dices que algo más allá del simple cariño puede unirnos seré el hombre más afortunado de los siete reinos. Aún así quiero volver a aclarar que no voy a presionarte, tomemos esto tan lento como quieras, no haré nada si no cuento con tu aprobación y consentimiento previo.

Nuevamente el silencio se hizo presente, esta vez aquel incómodo ambiente con el. Royse quería gritarle, reclamarle por arruinar tan agradable momento con esa estúpida propuesta. Aún así, las palabras bruscas nunca llegaron, solamente ese vacío en el ambiente y entre ambos. El corazón de la joven latía con fuerza, algo que la sorprendió y extrañó al mismo tiempo. Nunca le había sucedido, no de esa forma. Apretó los labios dirigiendo su mirada al sureño. Se tomó otros segundos hasta que suspiró pesadamente y pudo formular una respuesta.

— Quiero que conste que no estoy aceptando que vaya a casarme contigo. Definitivamente es muy pronto para pensar en algo así y menos ahora que sabes algunas de mis razones para evitar el matrimonio — se tomó una pausa exhalando el aire que tenía retenido desde hace ya un rato y nuevamente permitió una nueva ráfaga de frío entrar en sus pulmones — Voy a fingir que no insinuaste nada de esto y me quedaré con que vamos a conocernos. Si después de hacerlo yo considero que puedes ofrecerme lo que yo busco para casarme entonces aceptaré tu propuesta ¿te parece bien?

Para suerte de la castaña Brynden Blackwood era un todo un caballero lo que significaba que nunca en su vida se atrevería a sobrepasarse con alguna dama, especialmente si esta le interesaba. El conjunto de asentimientos con la cabeza que proporcionó vino acompañado por un "Me parece perfecto", que fueron las palabras que sembraron calma en la joven.

— Deberíamos regresar a la fortaleza, no sea que algún familiar nuestro esté en nuestra búsqueda — fue lo único que pudo decir después de algunos segundos, poco antes de que el silencio incómodo apareciera entre ellos.

— Por supuesto, pero antes me gustaría darte algo, si me lo permite por supuesto — Royse alzó una ceja de forma inquisitiva, de esa forma accediendo pero también preguntando que era. El muchacho rio levemente, entrecerrando levemente los párpados — cierra los ojos — pidió, ganándose esta vez un ceño fruncido por la confusión — hazlo si quieres que te lo de.

Resignada cerró los ojos, moviéndose inquieta por recibir lo que quisiera darle. Adoraba los obsequios pero no esperaba el que estaba por recibir.

Con sumo cuidado y silencio Brynden se acercó a la fémina para no ser descubierto tan pronto. Delicadamente su mano se posó en su mejilla para levantar el rostro de la joven, brindando un par de caricias en su pómulo y cachete, notando al poco que se sonrojaba por su tacto. Ver el suave rubor cubriendo sus mejillas lo hizo sonreír, confiando un poco más en sí mismo para continuar. Se inclinó hacia su rostro, acortando poco a poco la distancia entre ellos para finalmente rozar sus labios y unirlos en un suave beso.

El primer beso de Royse.

Por los nervios arrugó en sus manos los bordes de su vestido y aunque consideraba que separarse era lo más apropiado estaba inmóvil, además, le estaba gustando. Parecía que cada segundo era una eternidad, pasaban lento para ambos jóvenes que compartían esa íntima acción. Poco a poco las manos de la castaña dejaron la tela del vestido caer para subir a colocarse en los brazos del sureño, quien a su vez llevó su otra mano para sostener el rostro de ella.

El tiempo transcurrió apenas poco más cuando los pulmones de ambos exigieron que dejaran entrar algo de aire, no se habían percatado de que incluso dejaron de respirar. Esa fue la señal para separarse.

Apenas sus caras estuvieron distanciadas Royse bajo la mirada, avergonzada e incluso tímida ¿Cómo iba a imaginar que justamente ese día daría su primer beso? Parecía que incluso sus palabras habían desaparecido de su mente y lo único que quedaba en su mente era el recuerdo de la suave textura de los labios de Brynden contra los suyos y ya que lo pensaba le había gustado, mucho. Mordió su propio belfo inferior para reprimir una sonrisita, al menos por el momento.

— El frío empieza a notarse, vamos — solo entonces se permitió verlo y noto que él también estaba sonrojado. Aunque era obvio que intentaba ocultar sus sentimientos para no verse vulnerable, eso fue lo que finalmente la hizo sonreír. Se acercó para tomar gentilmente su brazo y emprender camino al salón, rezando porque de verdad nadie se hubiera percatado de su ausencia.

Hola hola mis personas hermosas ¿Cómo han estado? Cuanto tiempo la verdad, no recuerdo cuando fue que actualice el capitulo tres y literalmente desaparecí para publicar este, pero ya saben, el semestre universitario te consume el alma. Este capitulo es el trabajo escaso de esos seis meses para terminarse, finalmente, en este mes de vacaciones que tengo (hurra por mi). Por supuesto no podía fallarles y me dedique a escribir y seguiré haciéndolo, al menos rezo por publicar un capitulo mas antes de regresar a las clases. Lo bueno es que el siguiente capitulo a este ya lo tengo planeado en mi mente, solo falta escribirlo.

Se supone que aquí viene el momento de spam pero si me siguen (y si no lo hacen deberían porque en ocasiones publico mis momentos de ausencia o estupideces en mi muro) se dieron cuenta que "elimine" varias de mis historias, aunque realmente solo están en borradores. De todas formas les invito a pasarse por mi fanfic de Ikaris de Eternals "Eternally" y si gustan del roleplay tengo uno abierto en este momento con bastante series, películas, kdramas y demás, donde por supuesto esta Game of thrones y mi preciosa Royse para rolear (por si tienen un crush diferente a Robb y quieren interactuar con ella).

Antes de mi habitual despedida hablemos poquito del fanfic. Yo ya tengo craneado el como termina este primer libro (porque si, posiblemente sea una saga con un libro por temporada) y también a donde llevaré a Royse, ya que como saben, a partir de la tercera temporada es muy muy muuuuuy probable que deba conducirse ella sola. Habrán elementos tanto de los libros como de la serie y tratare de hacerlos lo mas entendibles para quienes solo hayan visto o leído uno de ellos porque a partir de un punto son extremadamente diferentes (por no decir que los libros ni acabados están). De todas formas me gustaría preguntarles, a partir del siguiente capitulo tenia pensado acabar con esta línea donde los personajes (Robb, Royse y Jon) tienen 16 y pasar ya al inicio de la serie pero ¿les gustaría ya entrar la juego de tronos o preferirían leer un poco mas de los tiempos de calma? No me quisiera que se aburrieran, se que mucha paz y amor llega a cansar y esta maravillosa serie se destaca por su movimiento. Estaré encantada de leer sus opiniones y saber lo que prefieren.

Ahora si, no se olviden de votar ⭐ y comentar 💬 que lo aprecio mucho y también me motiva.

Sin mas que decir me despidió de esta nota de autora mas larga de lo usual, les mando un beso impreso

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