─── 𝖼𝗁𝖺𝗉𝗍𝖾𝗋 𝖾𝗂𝗀𝗁𝗍
| T H E K I N G ' S A R R I V A L |
part two
— ¿Crees que yo le guste a Joffrey? ¿Y si piensa que soy horrenda?
Catelyn y Royse intercambiaron una mirada discreta, segundos después de que la castaña rodara los ojos por décima vez en los últimos veinte minutos. Hundió su mano en el pelaje de su loba, la misma que se encontraba acostada junto a ella en la cama de su hermana. El banquete iba a iniciar en unos momentos más, todo ya estaba preparado y solo hacían falta los invitados en el gran comedor y Royse tenía hambre, muchísima, pero no podría bajar a comer nada hasta que su hermana estuviera perfectamente peinada. No era complicado, ella había tardado cinco minutos en realizarse una trenza que empezaba desde la coronilla, enredada con una cinta a juego con su vestido, pero Sansa tenía la particularidad de complicarse todo. Desde que había entrado en los aposentos, la joven pelirroja discutia con su madre sobre como iba a peinarla, siendo que esta quería algo al estilo del sur y Catelyn resaltaba, con toda razón, que no era una joven del sur y que debía representar a su casa. La pelea duró unos siete minutos, aunque a la castaña dejó de escuchar cada bufido hecho por su hermana cuando Sunlight entro y se subió a la cama.
Finalmente, Sansa había cedido a lucir un peinado del norte con tal de elegirlo ella y eso inicio otra discusión sobre como quería el peinado. Entonces, Royse decidió divagar en su mente dado que no podía irse de la habitación, pese a que su madre no la necesita (o no a opinión suya). Pensó en lo que había sucedido hace unas pocas horas, ante la llegada del rey y la tremenda desilusión que se había llevado.
El gran Robert Baratheon del que tanto había leído y escuchado ahora, era un hombre de mediana edad, con una gran barba y un estómago aún más grande. Para cuando se acercó a saludar a la familia pudo sentir el potente aroma a vino y solo por cinco minutos se preguntó si estaba ebrio. Por otro lado, esa fue la única decepción que se llevo. La reina, Cersei Lannister, era tan hermosa como se decía en las canciones, con un dorado cabello e incluso habiendo pasado por el parto tenía el cuerpo esbelto; su hermano, ser Jaime "el Matareyes", no se quedaba atrás y cuando lo vio, Royse pensó que ese debía ser el aspecto que un rey debía tener, por supuesto, fue un pensamiento que reservó solo para ella.
— Es muy atractivo
La ilusionada voz de Sansa sacó a la castaña de sus pensamientos, disimulando una mueca de asco por esas tres palabras. El príncipe Joffrey no había sido una decepción para ella, porque no esperaba absolutamente nada de él y al verlo llegar montado en uno de sus finos corceles con una sonrisa claramente presumida hizo que lo detestara. No era guapo, Brynden era guapo, Jon era guapo, Robb también era guapo y Joffrey... Joffrey era insípido a sus ojos y no entendía como Sansa había terminado irremediablemente "enamorada" de ese raro niño.
— ¿Cuándo nos casaremos? ¿Pronto o tendremos que esperar?
Ah sí, estaba ese otro pequeño gran detalle. La visita del rey había sido, obviamente, con un objetivo. Primero, pedir a su padre que sirviera como mano del rey, gracias a la muerte del último ayudante; y segundo, unir las casas con un matrimonio entre el príncipe heredero Joffrey y Sansa. Al menos podía agradecer que no había sido ella la prometida, posiblemente porque era tres años mayor que el príncipe y su hermana tenía la misma edad.
— Calla Sansa, tu padre aún no dice que sí — Catelyn firmemente mostró algo de su agotamiento ante las ilusiones de su hija, haciendo suspirar a Royse con alivio.
— ¿Por qué diría que no? Sería el segundo hombre más poderoso de los reinos.
La castaña ahogó una risa, recibiendo una mirada de regaño de Catelyn pero ¿como evitarlo ante la ingenuidad de su hermana? No debería juzgarla, era joven y en su mente de color rosa el rey era el más poderoso, seguido por su mano, pero el poder no yacía solamente en títulos, era algo que Royse había aprendido después de su dedicación en los estudios y lecciones de Luwin.
— No es tan sencillo, hermanita — comentó por fin, atrayendo la atención de la pelirroja que la miro con duda.
Eso le permitió unos segundos más a Catelyn para encontrar las palabras más amables de explicarle la situación a su hija — Deberá dejar su hogar, deberá dejarme y también tú. — El dolor de madre se apreció en esas dos últimas palabras y en como regreso su atención al cabello de su hija.
— Tú también dejaste tu hogar — respondió Sansa — Y seré reina algún día — esperó expectante a que su madre le diera una respuesta. Royse no llegaba a comprender sus ansias por salir del norte y marcharse al sur, no entendía como era tan sencillo para ella la idea de irse del hogar que siempre había conocido. Al ver que Catelyn se mantenía concentrada en su peinado y se negaba a responderle, Sansa se giró, alzando su mirada a ella — ¡Por favor, dile que diga que sí!
— Sansa, por favor
— Por favor, por favor. Es lo que siempre he querido — rogó, mirándola suplicante con esos ojos azules. Catelyn estuvo a punto de aceptar, quería la felicidad de sus hijos y el ruego en la mirada de Sansa la volvía débil, incluso si para ella la idea de mandar a su hija a ese nido a víboras era desagradable esos ojos la hacían flanquear, y Royse notó eso.
Detuvo sus caricias en el lomo de Sunlight y se puso de pie, acercándose a su madre y hermana como si estuviera interesada en su cabello. Gentilmente, aparto las manos de su madre del cabello pelirrojo para continuar ella con el peinado.
— Te ves realmente preciosa — halagó, esperando que con eso la joven dejara de dar esa mirada a su madre. Continuó haciendo el peinado, llevando su mirada a su madre — Deberíamos asegurarnos que Arya este lista ¿no? — preguntó, dándole la excusa para retirarse.
— Sí, sí, yo iré a ver como está su hermana — Catelyn recupera la compostura, aliso su vestido, acercándose a la puerta y se detuvo antes de salir — Después bajen ambas al festín, por favor — y dicho eso se retiro.
Ambas Stark se quedaron en silencio mientras Royse terminaba el peinado de Sansa. La pelirroja sabía que con ella no valía la pena rogar o comentar sobre el príncipe, por mucho que quisiera, seguramente obtendría respuesta como "ajá" o "lo que digas" y esas eran muestras de que no la estaba escuchando, y Sansa odiaba que no la escuchara.
— Dile a Sunlight que baje de mi cama, va a llenarla de pelo — sus palabras salieron casi como una orden, y las mismas hicieron que la fémina rodara los ojos.
— Sunlight — llamó a su loba, quien alzó la cabeza de entre sus patas para ver a su dueña — Busca a Grey Wind y Ghost, ve — y solo con eso la huargo se levantó y salió corriendo de la habitación, dejando a ambas jóvenes nuevamente en silencio.
No tardó demasiado en terminar el peinado de Sansa y una vez la misma se miró en el espejo y comprobó que estuviera aceptable, se puso de pie para indicar que podían irse. Juntas bajaron hasta el gran salón del castillo, en silencio y conforme se acercaban se escuchaba la música cada vez más fuerte. Había atardecido hace poco y para cuando entraron al salón en este ya estaban varios de los soldados y escuderos Lannister, al igual que los Stark. La mesa principal sobre la tarima, donde usualmente los Stark tomaban todas sus comidas, había sido modificada y contaba únicamente con cuatro sillas. Dos para el rey y la reina y las otras dos para lord y lady Stark, dejando a los príncipes y a los niños Stark en las mesas más cercanas a la tarima. Inmediatamente, Sansa se alejó de su hermana y se fue a sentar con Jeyne Poole, su mejor amiga y la hija del mayordomo de la casa. Royse entonces pudo seguir su rumbo e ir a otro lugar en la misma mesa, tomando asiento junto a Robb.
— Al fin llegas, ¿qué pudo retrasar a lady Royse? — cuestionó el chico con una sonrisa burlona
— Nuestra hermana, sus ensoñaciones con el príncipe y su indecisión a la hora de escoger un peinado — respondió sin más, empezando a poner en su plato la comida que estaba servida en bandejas. — ¿Hay tartaletas de fresa? — preguntó, buscando aquel postre en la mesa, pese a que ni siquiera había probado algo de la cena.
Robb rió levemente y levantó la tapa de una de las bandejas, dejando ver por lo menos una docena de aquellas masas que tanto le fascinaban a la castaña — Te daré las mías también siempre y cuando acabes al menos un plato de comida — Royse lo miro con un puchero, a modo de reclamo — Madre detesta que pases directo a los dulces sin tener nada saludable en el estómago.
— El cerdo no es exactamente saludable — masculló para ella misma, terminando de servirse una buena cantidad de alimentos en el plato — Solo uno, ¿verdad?
— Solo uno — repitió a modo de confirmación.
Un suspiro salió de los labios de la fémina, mirando el plato para empezar a comer sin prisa junto a su hermano mayor. Conversaron de cosas banales durante la cena, al igual que el resto de los asistentes. Entonces el rey Robert se levantó, alzando su copa y callando a todo el salón con ese simple gesto.
— Es una alegría estar aquí en el Norte, y quiero agradecer a los Stark por su hospitalidad — pese a que no habían pasado más de una hora en el comedor, el rey se tambaleo, demasiado ebrio por todo el vino que ya había bebido en ese corto tiempo. — Así que con esto digo que basta de formalidades y que empiece el verdadero festín.
Levantó su copa y entre vitores de todo el salón la música empezó a sonar animadamente. El rey abandonó la mesa y a su esposa para ir a divertirse como si fuera uno más de los soldados; de igual forma, Ned también se retiro de la mesa, pero en comparación a su amigo era porque las fiestas lo abrumaban demasiado, sin contar que aún tenía en mente la oferta hecha más temprano.
Apenas todos empezaron a dejar sus formalidades, Theon se acercó a la mesa donde estaban Robb y Royse, dejando su copa a medio llenar de vino antes de tomar asiento.
— Bueno, aparentemente las doncellas de las reinas tienen la noche libre, podríamos presentarnos, Robb — dijo, dandole un codazo al nombrado.
— Eres un asco, Theon — soltó Royse, tomando su primera tartaleta de la noche para darle una mordida — Si las doncellas de la reina tienen una noche libre después de un mes de viaje, dudo que quieran pasarla con un cerdo como tú.
Robb se aguantó una risa, viendo el ceño fruncido del de cabellos oscuros, así que tuvo que aclararse la garganta y poner un punto medio para que ambos no iniciaran una pelea ahí mismo. Se enderezó un poco y se apoyó sobre la mesa para cortar todo contacto visual entre ambos.
— Vamos, Theon, es un festín. Disfrutemos un poco antes de pensar en otras cosas — dijo, y tomando la jarra de vino le sirvió el vaso hasta casi el borde y también llenar la suya — ¿quieres un poco Royse?
La castaña lo miró y le acercó su copa vacía sonriendo. Sí, detestaba la cerveza, pero el vino era otra historia y no es que fuera a tomar ella sola toda una jarra. Robb llenó su copa y seguidamente dejó la jarra a un lado para beber un poco. Recostando su codo en la mesa se giro para mirar las mesas detrás de él, los hombres ya se habían levantado para hablar entre ellos casi a gritos y las mozas tenian que pasar apretujadas entre las mesas para llevar bebida y llenar copas. Era un ambiente alegre, lejos de ser lo refinado que alguien se podía imaginar estando con la realeza.
— Mañana entrenaremos con el príncipe Joffrey, antes de la cacería — mencionó el de cabellos ondulado, mirando principalmente a Theon — aparentemente, con espadas de madera para no dañar a su Alteza Real — dijo aquel título con cierta burla, sacándole una ligera risa al isleño
— Me va a gustar verlo quejarse cuando lo tumbes en el piso
Ambos miraron a Royse, quien de repente tenía una tartaleta completa en la mano — Que yo sepa, la princesa Myrcella acompañará mañana a las doncellas en sus labores
— Pues es una suerte que haya terminado con mi educación de dama y este libre de esas labores, ¿no? — la castaña se enderezo, dejando el postre en su platillo para sacudir las manos y quitarse las migajas. Acto seguido, apoyó la barbilla sobre sus manos dobladas, manteniendo su atención en los muchachos — No van a negarme el espectáculo de ver como derriban al príncipe Joffrey ¿no?
Una sonrisa traviesa y gatuna apareció en los labios de la joven y tras segundos de silencio tanto Theon como dejaron salir un par de carcajadas.
— Seguramente su humillación aumentará si Royse está presente — comentó Theon, dándole un largo trago a su copa. — Y quién sabe, tal vez empuñe por fin una espada y se enfrente ella misma al príncipe.
La fémina arrugó la nariz, sabía usar el arco, mejor que cualquiera de los muchachos y mejor que cualquier arquero de Winterfell pero la espada... No, realmente nunca había mostrado un genuino interés por aprender el uso de esa arma. Se excusaba diciendo que los armamentos de contacto cercano no eran lo suyo, y reconocía que en parte, no tenía la fuerza suficiente para enfrentarse verdaderamente a oponentes como Theon, Robb y especialmente Jon, solo en sus sueños más locos se podría ver capaz de ganarle al bastardo en algo como la espada.
— Creo que el vino ya está haciendo de las suyas en tu mente — fue su única respuesta, saliendo la misma en forma de broma y no como un insulto lo que llevo a que entre los tres rieran.
Dado que no conocían a ninguno de sus invitados del sur y que la mayoría les llevaba unos buenos años de diferencia, parecían haber hecho el pacto silencioso de pasar esa noche juntos, los tres. Por supuesto, se echaba de menos la presencia del cuarto integrante (Jon) así que debían enfocarse en sobrevivir como fuera posible. Fue entonces cuando en la parte trasera del salón se hizo un espacio y aquellos que estaban aún sobrios o no tan ebrios se levantaron para bailar con la animada música. Algunas eran parejas, hombres del norte invitando a las doncellas de la reina y hombres del sur llevando consigo a las mozas.
Royse fue la primera en voltear para ver esa nueva conmoción, las risas. Observó un poco, pese a que muchos cuerpos se atravesaban y bloqueaban gran pare de su visión. Pudo ver a hombres abrazados entre sí, tarareando las letras, ya que no podían dar un paso sin caer. Pudo ver los rítmicos movimientos de las parejas que bailaban, sonriendo ampliamente mientras giraban o aplaudían.
— Me gustaría bailar — dijo finalmente, no era un deseo, era más bien una silenciosa orden diciendo "alguno de los dos lléveme a bailar inmediatamente".
Robb y Theon intercambiaron una mirada antes de llevar a sus ojos a la castaña, al baile y nuevamente a la joven que ya tenía, sus orbes ambarinos fijos en ellos.
— Lo harás tú, después de todo, yo ya estoy demasiado ebrio como para poder bailar — el Greyjoy tomó su copa para beberla toda de un solo trago, dejándola con algo de fuerza en la mesa para demostrar su punto.
El mayor de los Stark suspiro, agachando la cabeza unos momentos para ver nuevamente a Royse, que seguía esperándolo expectante — No tengo opción, ¿verdad? — preguntó, solo por si se apiadaba de él
— No
Después de un suspiro y de pasarse una mano por el cabello se enderezo — Vas a deberme algo, aún no sé qué, pero definitivamente será algo — y después de esa declaración se puso de pie y le ofreció su mano a su hermana — Vamos, a menos que quieras empezar tarde con la siguiente canción.
Con una amplia sonrisa, la castaña tomó su mano y se puso de pie de un salto. Sin más, tiro de su mano para que se apresuraran a llegar hasta la ahora zona de baile. Tuvieron que abrirse camino entre suaves empujones y disculpas pero para cuando pudieron unirse a las otras parejas la canción estaba a punto de empezar. Tuvieron segundos para ponerse en sus lugares, uno frente al otro y entonces Robb pudo ver la amplia sonrisa en el rostro de la joven. Era la clase de sonrisa que iluminaba un salón entero, cargada de felicidad y alegría, como una niña con una muñeca nueva; era la clase de sonrisa que a Robb le encantaba ver el rostro de Royse, la clase que esperaba tuviera todos los días de su vida.
La gaita, el arpa y la flauta empezaron a sonar para crear una armonía cautivadora que llenó la sala gracias a su animosidad. Las parejas estaban dispuestas en dos filas, una de hombres y otra de mujeres y todos empezaron a moverse en sus lugares en pequeños rebotes, cuando la música aumentó de golpe, se desplazaron a un costado en un salto seguido de otro y otro, al mismo ritmo en la coreografía ensayada. Robb no tardo en sonreír mientras seguía la danza. Soltó una de sus manos para hacer girar a Royse, escuchando las risas de ambos en medio de la música. Tomando nuevamente sus manos giraron ambos, cambiando su posición en la fila. Sus movimientos eran sincronizados y fluidos, conectados entre sí, al ritmo de la música.
Robb entonces decidió romper con la coreografía y soltó sus manos para pasar su brazo por la cintura de la castaña y así empezó a girar con ella. Royse rio sin remedio, girando junto con él, incluso cerrando los ojos y dejándose llevar. Se apartaron de la fila de parejas, siguiendo su propio ritmo y su propio baile, hasta que poco a poco la música disminuyó y la canción terminó. Sus giros se ralentizaron hasta de tenerse, aún sumidos entre risas. Se miraron unos segundos a los ojos, en lo que recuperaban el aliento y calmaban sus risas, Royse había posado su mano en su pecho inconscientemente, sintiendo el fuerte palpitar de su corazón que pronto notó que iba al mismo ritmo que el suyo. Suavizo su amplia sonrisa, perdiéndose en los azules ojos del muchacho.
— Creo que acabo de marearme — dijo la fémina en un tono suave, deslizando su mano del pecho del Stark al brazo que aún sostenía su cintura.
— No te quejes, fue tu idea — la regaño con diversión en su voz. Se aseguró que estuviera bien y no fuera a caer antes de apartar su mirada al resto del salón, solo para cerciorarse de que no eran los únicos que habían disfrutado del baile, sin soltar la cintura de la joven en ningún momento.
Al igual que ellos, el resto de bailarines también sonreían y reían entre ellos y en medio de todas las personas pudo divisar, bastante cerca a las paredes, a un hombre que conocía. Entrecerró los ojos para asegurarse de que era él y al confirmarlo sonrió.
— Es el tío Benjen — avisó a su hermana, girando a verla — Tenemos que ir a saludar
No le dio tiempo a responder y solo tomó su mano para salir de en medio de toda esa multitud, supuso que no iba a ponerle trabas dado que lo siguió sin queja alguna. Esquivaron a invitados, ebrios en su mayoría, hasta que llegaron donde estaba el hermano menor de su padre. Ambos estaban hablando, por supuesto, con todo el ruido y la música, no se podía escuchar el tema de su conversación y por el ánimo del banquete tampoco interesaba demasiado,
— Tío Benjen — dijo Robb a forma de saludo, tocando su hombro para llamar su atención.
El hombre se giró para ver al mayor de sus sobrinos, ampliando una sonrisa para abrazarlo cálidamente. Royse se puso a un lado, juntando sus manos en su regazo con una amplia sonrisa por ver a su tío favorito, después de todo, verlo siempre que se podía era un placer. Su padre sonrió a sus dos hijos, notando con una sola mirada lo contentos que estaban. Por supuesto, al estar perdido en sus pensamientos, no había visto el baile entre ambos, a comparación de su esposa, que como halcón vigilaba a cada uno de sus hijos.
— ¿Cómo estás? — preguntó Benjen antes de soltar a su sobrino y escuchar un "muy bien" como respuesta a su pregunta. Miró entonces a la mayor de sus sobrinas, la cual se acercó inmediatamente para abrazarlo — ¿En qué momento te hiciste una mujer? Estás preciosa — la halagó separándose y poniendo sus manos en sus hombros. — ¿Qué tal la arquería?
— Gracias tío Benjen — sonrió ampliamente mirando al hombre. La travesura bailó en sus ojos por la última pregunta — Ya he superado a Theon, Jon y Robb hace mucho tiempo, creo que nadie en todo Winterfell podría ganarme
— Qué modesta — soltó el de cabellos ondulados, cruzándose de brazos, viendo atentamente a la fémina.
— Es la verdad — aclaró la joven, sacudiendo una mano en su dirección, como si dijera que no la molestara — Y aun así no me dejan ir a la cacería de mañana. Tío Benjen, convence a padre para que me permita ir, por favor — pidió, haciendo incluso un puchero.
— Royse, tu madre ya te ha dicho por qué no puedes venir — Ned, aún recostado en la pared, miró a la mayor de sus hijas. No era la primera vez que tocaba el tema desde que se había escuchado sobre la cacería real.
Benjen alzó una ceja, mirando a su hermano mayor y luego a su sobrina, inclinándose a ella para susurrarle — Haré mi mejor intento — dijo a modo de una promesa, volviendo a enderezarse — ahora vuelvan a su mesa, tengo asuntos de los que hablar con su padre.
Satisfecha con la respuesta, Royse dejó un beso rápido en la mejilla de su tío y se retiro junto a Robb de regreso a la mesa donde Theon ya había pasado del vino a la cerveza, aunque aún no había caído ebrio.
— Eres un caos, Ronny. Siempre buscas obtener lo que quieres
— ¿Y ahora qué paso? — preguntó el Greyjoy, mirando a ambos Stark cuando regresaron a su lado y tomaron asiento
— Royse le pidió a nuestro tío Benjen convencer a padre para que la deje ir a la cacería — contó Robb, apoyándose en la mesa — la señorita no deja de insistir
— ¿Por qué lo haría si puedo conseguir lo que quiero? — preguntó irónicamente la castaña, notando entonces a la menor de sus hermanas en el otro extremo de la mesa, jugando con la cuchara — Arya ¿qué estás haciendo? — preguntó mirando a la niña en voz alta.
— Apuntar — respondió con tanta simpleza, como si resultara obvio. Eso hizo que los tres jóvenes le prestaran su total atención y entonces la pequeña Stark tomó una porción de puré de papas y lo acomodó en la cuchara. Se movió en la silla e inclinó la cuchara hacia ella antes de, como si fuera una catapulta, enderezar el mango de golpe para que el puré volara.
La bolita de puré pasó por sobre la mesa hasta que impactó en la mejilla de nadie más que Sansa. Al principio, la pelirroja se quedó abrumada por aquel impacto, pero pudo ver la sonrisa traviesa de su hermana y entonces llegó la furia.
— ¡Arya! — chilló haciendo muecas de asco. Jeyne se apresuró a intentar limpiarle esa mancha para calmar a Sansa, pero esta ya estaba furiosa. Solo al oír el chillido Royse, Robb y Theon se echaron a reír a carcajadas. No era correcto que alentaran ese comportamiento, pero vamos, Arya había dado justo en el blanco en la enamorada y boba cara de Sansa. — ¡No es gracioso! — siguió quejándose la pelirroja al escuchar las risas burlonas de sus hermanos.
El alboroto no pasó desapercibido por Catelyn, pues desde su lugar en la mesa presenció todo el acto. La septa no tardó en acercarse a Sansa para tranquilizarla y consolarla mientras la señora de la casa miró a sus hijos mayores severamente por reírse de su hermana. La mirada fue captada por Royse, viendo los ojos de advertencia de su madre que se movieron de Robb a Arya en una orden. La castaña detuvo sus risas, sabiendo que si no obedecía serían ellos los que estuvieran en problemas, así que le pego un manotazo en la espalda a Robb para que dejara de reír.
— Muévete — susurró, inclinando sutilmente la cabeza en dirección a su madre.
Robb giró la cabeza para ver a Catelyn que seguía teniendo esa mirada de regaño y sus risas pasaron a una mueca, levantándose de forma apresurada junto a Royse para ir hacia la pequeña. Arya estaba cargando otra munición cuando notó a sus hermanos e hizo una mueca, dispuesta a huir, pero Robb fue más veloz y la levantó sin esfuerzo a alguno.
— Hora de dormir — indicó, dándole la vuelta para volver a dejarla en el suelo y darle un suave empujón en la espalda.
— Pero...
— Chst, no te quejes — Royse le tomo la mano para tirar de ella y retirarse los tres del salón bajo la fija mirada de Catelyn. Salieron al pasillo, que a comparación del interior era silencioso y poco iluminado. Royse soltó la mano de su hermana, dejando que caminara en medio de ella y Robb — Agradece que madre no te haya hecho disculparte por avergonzar a Sansa frente al príncipe
— El príncipe es un idiota, y Sansa igual — declaró la niña indignada, tomando su acción como un acto de justicia plena.
— No voy a negarte que eso es cierto — la de ojos ámbar miró en reclamo al muchacho, aunque también con diversión — pero hay formas más sutiles de dejarlo en claro
— ¿Como cuáles?
Los dos mayores intercambiaron una mirada mientras Arya pasaba los ojos de uno a otro, esperando una respuesta.
— Aprenderás cuando crezcas — respondieron a la vez, dando el tema por cerrado pese a las mil súplicas que siguieron hasta dejar a la niña en su dormitorio.
Hola hola gente bonita, cuanto tiempo ¿no?
Primero que nada quiero pedirles mil disculpas por desaparecer casi de la faz de la tierra y dejar Wolves más abandonado que solteros en San Valentín. Como saben estoy en la universidad y digamos que además de carcomer mi tiempo libre también chupo toda mi libertad creativa y la reemplazo con pensamiento academico, es decir, no podía escribir absolutamente nada porque tenía un tremendo bloqueo escritor porque toda mi vida se resumió al decho. Por eso, me disculpo por este capítulo, no es la forma en la que acostumbro a escribir pero verdad mi mente esta tan configurada a trabajos academicos que me esta siendo complicado regresar a este ritmo a la fantasía, pero realmente no quiero dejarla porque me encanta Wolves y GoT.
Segundo, he dedicido entremezclar las escenas extra con las puestas dentro de la serie/libro para no hacer la cosa tan tan larga, sé que todos queremos llegar a la parte mas emocionante (yo quiero escribirla ya) pero esto es necesario más que nada, para que conozcan más a Royse. Igualmente, una vez acabe este fanfic (esperemos que no sea en 20 años) procederé a editar la historia antes de publicar la otra (mini spoiler que Wolves va a tener secuelas).
Tercero, aún intentando retomar mis proyectos creativos me gustaría que me dijeran que otro tipo de fanfics estarían interesados a leer de mi parte. Tengo uno de Eternals en curso (del cual, estoy aún más bloqueada que con este) y uno de Bridgerton aún no empezando (ideas listas, escribir es lo que falta) y seguramente tenga unos 20 en borradores (entre ellos Narnia, HotD, Shadowhunters, etc.) Me gustaría saber su opinión para asi tener una mejor linea de donde enfocarme y no irme por las ramas queriendo hacer de todo un poco.
Para finalizar quiero agradecerles muchísimo su paciencia y apoyo, dioses ¡son ya 22.4k de lecturas y 2.1k de votos! en verdad me parece una locura y quiero agradecerles mucho todo eso. Que sepan que eso me ayuda mucho a seguir con esto y no dejarlo a la pelota (no me juzguen, actualizo cada muerte de obispo pero actualizo ¿no?)
Bueno, sin mas que decirles y volviendo a agradecerles un montón, me despido. No olviden de votar ⭐ y comentar 💬 que ambas cosas también me motivana seguir, a mejorar la historia y a saber lo que les gusta y lo que no (no es chiste, amo leer sus comentarios, me alegran el dia). Espero y disfrutaran el capítulo, estoy abierta a sus opiniones.
Les mando un beso impreso.
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