[29]
La ciudad ha estado tranquila desde las últimas dos semanas después de que Taehyun salió de la ciudad. Eso pensaba el omega que ahora tenía el puesto de jefe por órdenes de su mejor amigo.
Suspiro mirando con cansancio los papeles, quería solo recostarse en su grande y acogedora cama y dormir unas 20 horas para así descargar todo aquel malestar que sentía.
Miró una vez la computadora percatandose de que ni había trabajo alguno, desde que Beomgyu había muerto la agencia había quedado solo con crímenes sin ningún tipo de cuestiones, eran crímenes directos, personas robando o vendiendo sustancias delictivas. No era algo en lo que un detective podría estar.
Bostezo un poco y cerró la computadora dejándose caer en su afelpada silla y esperando a que una buena alma le trajera aunque sea un café. Las cosas no iban bien para Yeonjun, Soobin y Kai estaban muy decididos a cuidarle y hasta cierto punto ambos jóvenes querían que Yeonjun dejara de trabajar. No podía, ser detective era su vida, lo único que le quedaba, tal vez no lo pensó, pero quedar en cinta no estaba en sus planes.
Sus ojitos fueron cerrándose poco a poco ante el sueño. Estaba decidido por tomar una pequeña siesta ante sde que surja algo, hasta que un fuerte estruendo provino desde abajo. Sus ojos se abrieron como platos y rápidamente se levantó tomando sus cosas de su escritorio y sacando su arma. Camino por toda la habitación, sabía que no podía confiar, los criminales actualmente eran astutos.
Mordió su labio y llevó su mano hacia la cerradura abriéndola lentamente, dispuesto a disparar sin importar quien se encontraba afuera. Se movió lentamente cuando vio los finos hilos de luz traspasar la puerta y se dirigió de espaldas mirando hacia el rabillo. El brazo del omega fue tomado bruscamente y después de aquella un hombre vestido de negro le había puesto un trapo sobre su nariz con cloroformo. Yeonjun no vio nada más que una mancha negra reírse antes de caer al frío suelo.
— ¡N-no!. —Yeonjun despertó asustado mientras respiraba constantemente sintiendo su corazón querer salir de su pecho ante la angustia.
Miró a los lados viendo un lugar funebre, negro solamente una silla de madera en frente la cual era alusada. Miró hacia abajo encontrando sus manos siendo esposadas, como pudo mientras soltaba quejidos de dolor y sus brazos se agrietaban por lo apretado que estaban empezó a intentar quitarlas.
Gimió de angustia cuando estas no podían caerse ni siquiera con un fuerte golpe, ni con todas sus fuerzas las cuales para ese momento eran menos.
— N-no le hagas nada a mi bebé. —Una lagrima salió de sus ojos, sollozando.
No podía pensar en el cuando estaban su bebé. Tenía que abogar sólo por aquel ser que iba a empezar su vida en unos meses más. No podía quitar aquella angustia cuando por su rabillo del ojo noto la muerte a poca distancia. Los sonidos punzantes de zapatos llegaron a sus oídos. Era una persona la cual se acercó hacia la silla, no le conocía, era alto, blanco, cabello negro y un lunar bajo su ojo.
— Hola.
Era un Alfa.
— Creo que no me conoces, dejame presentarme. —Se ajusto sobre la silla. —Soy Park Sunghoon, jefe de la mafia degu. ¿Sabes por qué estas aquí, Yeonjun?. —Preguntó.
Él omega mordió su labio, jodida mierda, no conocía a ese Alfa, no sabía dónde demonios estaba y eso le asustaba. Negó lentamente.
— Te mataré. —Soltó con una voz totalmente vacía. — Y luego iré por Taehyun y me quedaré con mi sobrino.
Los orbes de Yeonjun se abrieron sorprendidos. Miró confundido al alto frente a él, su cabeza estaba muy confundida.
— Beomgyu era mi primo. Ustedes lo asesinaron. —Sus palabras sonaron fuertes y con dolor, quebradas. — ¿Sabes que le prometi a su padre?... —se levantó y se acercó lentamente hacia YeonJun, el omega negó repetidas veces sintiendo su cuerpo y su labio temblar, negó con sus manos empezando a arrastrarse hacia atrás, Sunghoon le tomó de sus cabellos rosas y apretó fuertemente de estos. — ¡Le prometi que lo cuidaría para siempre, incluso si yo moría en el acto!. —Grito. — Su padre me sacó del basurero en el que vivía, me ofreció todo lo que tengo, me dejó el puesto de jefe aún sabiendo que no era de su sangre, pero, le prometi que cuidaría a Beomgyu, que le devolvería aquel favor que me salvo la vida...—Los ojos de Sunghoon se pusieron rojos, apuntó de vaciar lágrimas al rededor de sus mejillas. — ¡Pero ustedes vinieron y se lo llevaron! No sólo eso, ese maldito de Taehyun se llevó a mi sobrino, lo único que queda de Beomgyu. — Curvo sus labios y soltó los cabellos de Yeonjun el cual sollozaba fuertemente asustado, sin poder alcanzar las manos del Alfa para por lo menos apaciguar su dolor. — Y para la maldita suerte de la familia, tiene la sangre de un jodido policía, de aquellos que asesinaron a mi tío...
Sunghoon no dijo nada más cuando se dio la vuelta y Yeonjun suspiro un poco pensando que este se iría y le dejaría, hasta que Sunghoon cerró sus ojos mientras fruncia su ceño y sacó un arma de su chaleco apuntando hacia el omega. — Serás el primero que pagará por esto. Así que agradece que no veas primero a tu querido mejor amigo morir. —Sunghoon dio una fuerte cachetada al omega tirándole al suelo y provocando que su sangre saliera de una de sus mejillas, después dio una fuerte patada en el vientre del mayor que sacó un quejido adolorido y las manos del omega se dirigieron hacia aquel lugar tratando de protegerle con su alma y fuerza. Pará ese momento se sentía mareado y agetrado, su respiración dee había vuelto agetrado y distinta, perspicaz.
Yeonjun una vez más negó y sus labios se movieron nerviosos. Su cuerpo se dirigió hacia el piso y llevó sus manos hacia el traje del Alfa suplicando ya sin fuerza aparente. — ¡N-no por favor...! ¡Mis bebés ¡y-yo...! —El sonido de un disparo resonó en el lugar.
Un silencio y la silueta de sangre chorreo en su rostro. El cuerpo inerte del mafioso cayó a su lado y Yeonjun por primera vez en su vida se sintió aterrado. Tanto que llevó sus manos hacia su cuerpo y se abrazo así mismo.
Un escuadrón de policías pasó rápidamente y frente a ellos dos detectives. Yeonjun alzó su vista mirando a ambos alfas con armas en sus manos, ambos se acercaron y corrieron hacia el omega. Yeonjun levantó sus brazos y los alfas rápidamente fueron a abrazarle protegiendole. El omega lloro una vez más sobre los cuellos de ambos chicos y sus labios formaron un puchero. —Chicos, ustedes... Ustedes...—
Hablo aún asustado tomando sus caras como podía ya que aún seguía esposado. — Mis bebes, Kai...soobin... —Trato de levantarse mientras sus manos esposadas se recargaban en ambos hombros, empezó a sentir sus piernas mojadas hasta darse cuenta que el suelo estaba lleno de sangre, su pantalón también, el justamente estaba lleno de sangre en su vientre. Su corazón dejó de latir y todo pasó tan rápido por su cabeza, sus alfas bajaron su vista y se dieron cuenta de la sangre que estaba sobre las piernas de Yeonjun...
— No, no, no... —Yeonjun soltó un grito desgarrador.
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