Intim(id)ar.
Advertencias: violencia típica del anime.
*Intimar: Conocer de manera específica a una persona.
*Intimidar: Provocar miedo, o incomodidad.
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—¿De verdad es necesario, jefe? —preguntó el pelinegro con clara inconformidad—. Siendo sincero, estoy mejor por mi cuenta.
Mori cruzó sus manos con delicadeza—. Mis órdenes son absolutas, y nadie puede negarse a cumplirlas —al ver el mayor de los Akutagawa no cedía, intentó con los único que controla la mafia además de la razón—. Bien, entonces piensa en el bienestar de Gin-chan sería una pena que perdiera todo lo que tiene por culpa de un capricho.
"Nunca se metan con Gin-chan, porque lo último que verán es esa cara tétrica de Akutagawa" fueron las palabras de Dazai cuando Mori trató de poner a Gin bajo el mando de Kōyō para los burdeles, así que comprendió las pocas debilidades de Akutagawa, y decidió enviar a la pequeña con alguien que estuviera más a la altura de hacerla independiente de su hermano, alguien que le enseñará a resistir en la mafia sin poner en juego su integridad. Su hermana era un punto delicado, pues pasaron tanto tiempo en las calles que estando fuera de ellas encontraron una vida totalmente distinta, y a los dos les parecía encantadora.
—Akutagawa-kun, te he dicho que me recuerdas a mí cuando era más joven, por eso creo que esto es lo mejor para tu desempeño —se puso de pie y comenzó a caminar en su dirección. Al tratarse de una plática seria, la ausencia de la pequeña era notoria, y de algún modo más preocupante. Mori llegó al frente del menor con una sonrisa tenue—. Está es una gran oportunidad para crecer, ¿Planeas ser el perro de la mafia para toda tu vida? ¿No quieres explotar tu habilidad?
El muchacho apretó sus puños, porque al igual que otro miembros, temblaba frente al jefe—. No entiendo cómo esa mujer puede ayudarme.
Las pupilas amatistas se clavaron en la expresión de Ryunosuke, estaba tan enojado que seguramente le partiría el cuello si no se tratase del hombre más temido en la ciudad. Recargó sus manos sobre los hombros del contrario intentando ser más persuasivo—. Su habilidad es muy volátil, tan poderosa que ni siquiera se imagina cuánto, y está unión también le beneficia a ella porque de otro modo nunca alcanzará ese nivel. Espero que disfruten su tiempo juntos, y no te preocupes, si algo negativo se presenta, entonces haré que Fumiko cambie de compañero.
"Está amenazándome" pensó el ojigris—. Me retiro, jefe.
Una vez dejó de escuchar sus pasos hizo aparecer a la niña rubia que de inmediato se colgó de su pierna a modo de castigo por dejarla fuera de algo importante—. Rintarō, ese niño da muchos problemas, lo mejor será matarlo antes de que los demás asuman que es inmune y sigan su ejemplo. Matalo.
El ex médico recordó que su habilidad no es más que el reflejo de su corazón y pensamientos, así que su sonrisa creció antes de cargar a la femenina para llevarla a su escritorio y ofrecerle un caramelo—. Tal vez por eso me ofrecieron una forma de mantenerlo bajo control sin necesidad de encerrarlo. Si esto no funciona también será lamentable para Fumiko-chan, se la daré a la familia strigoii, por su lado, o lo que tú prefieras, Elise-chan.
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La joven albina terminó de darle una segunda vuelta al perímetro del condominio donde estaba su departamento, la mafia en esencia era peligrosa y violenta, pero fácilmente eso era olvidado cuando los miembros se rodeaban de lujos y otras cosas innecesarias. De igual modo regresó corriendo a su vivienda para darse un baño y dormir plácidamente. "La vida por fin dejó de ser tan limitada, pero no estoy conforme" pensaba la mujer mientras apreciaba el techo de tonalidades grises pálido.
El celular de la encimera comenzó a sonar, así que amargada se estiró para contestar—. Hola, Chuuya-san. No, ya terminé con mi ejercicio…¡¿Ahora?! —se puso derecha y de un salto comenzó a buscar ropa más adecuada para el trabajo—. ¿No crees que es demasiado apresurado? Quiero decir, todavía no soy de fiar para que me asignes una misión en solitario. ¡¿Con Akutagawa?! Jamás…¿Afuera de mi casa ahora? Eso es imposible.
Los golpes en la puerta de madera causaron estragos en la menor, quien terminaba de pasar una pierna por el pantalón al mismo tiempo que intentaba ponerse el zapato contrario. Al final tardó casi nada y así abrió la puerta dejando ver al perro de la mafia con una expresión serena—. Vamos, tenemos poco tiempo —dijo el joven alto.
La muchacha arqueó la ceja disgustada—. También me alegra verte, compañero, pero te recuerdo que tú mismo juraste que no volverías a verme porque harías hasta lo imposible para que no fueras mi compañero.
El de puntas blancas soltó un gruñido alto—. Eso no es de tu incumbencia. Oye, usas la camisa al revés, luces patética.
La albina entrecerró los ojos—. Alguien que usa olanes no me dirá cómo vestir —se dió la vuelta para acomodar la prenda y tomar sus llaves—. Eres el único hombre que le dice a una mujer como usar su ropa, no me extrañaría que te maten por eso.
Akutagawa no podía dejar de pensar en la posibilidad de cortarle el cuello y hacerlo parecer como una baja, pero Mori Ōgai estaba empeñado en buscar una excusa suficiente para deshacerse de él, pues varios ejecutivos, (incluído Chuuya) le hicieron saber sus faltas de distintas maneras. Antes de poder enterrar el cuerpo inerte de aquella mujer, Akutagawa tendría que huir por traición y siendo sincero, odiaba la realidad de terminar siendo otro perro vagabundo. Prefería ser el perro de la mafia sin importar el costo.
—Eres muy callado, eso me gusta —dijo la joven de ojos rubíes más como un comentario para ella.
"Tampoco me importaría mucho empezar de cero con una nueva identidad para evitar a la mafia si la asesino" pensaba el de gabardina, pero al igual que en otras situaciones, no dijo nada. Subió al auto y esperó a que la mujer hiciera lo mismo—. El jefe nos indicó que fuéramos a un almacén donde se sospecha que tienen la mercancía de una organización rival.
La albina asintió un tanto emocionada—. Espero que todo salga como esperas, te ayudaré…
—Nunca me serás de ayuda, simplemente no estorbes —explicó con el tono gélido que todos podían identificar como suyo—. Lo único que necesito de tí, es que te quedes en silencio y no te metas en mi camino.
Kento alzó las cejas indignada—. Pues para mí mejor.
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—Oye, creo que no deberías ir directo a ellos, es peligroso porque esto es…¿Cómo se llama cuando no puedes cubrirte? —exclamó la joven de cabellos albinos.
Akutagawa cubrió sus labios mientras tosía a medias—. Está a campo abierto.
Chasqueó los dedos por la satisfacción de escuchar el término correcto—. Eso mismo. Entonces no tiene sentido que vayas si estamos a campo abierto. Además, tienes una bomba en el auto, creo que sería mejor usarla en vez de ir tú.
El de gabardina frunció el ceño, e invocó a Rashomon frente a la joven—. Yo sé lo que hago, no te incumbe —después de amenazarla, se puso de pie y comenzó a caminar por la única entrada del almacén. Las balas no tardaron en intentar darle, pero la bestia negra devoraba todo a su paso, o al menos lo que trataba de dañar a su portador. Fumiko lo miraba sorprendida por su gran desempeño. Ese chico podría fácilmente ser el humano más fuerte (al menos para ella) que había visto. Parecía que al llegar a la puerta todo terminaría, pero el sonido de una bomba diseñada para aturdir los sentidos se hizo presente.
Akutagawa retrocedió al sentir esa presencia que solo podía significar que alguien con habilidades estaba cerca. Un joven de quizás diecisiete años asomó la cabeza detrás de un árbol cercano—. Vaya, y pensar que dije "Vaya plan de mierda" cuando me presentaron el plan. ¡Disparen!
La habilidad de Ryunosuke estaba al igual que su portador, indispuesto a defenderlo, "Muévete, maldita sea" su mente avanzaba más rápido que su cuerpo. Los hombres armados se acercaron con cautela apuntando directamente a su cráneo. La muerte no era un miedo enorme para Akutagawa, al contrario, él le tenía respeto y siempre dijo que estaría bien si ella llegaba por él, pero en ese momento era paralizante.
Antes de cerrar los ojos listo para morir, pudo ver la silueta de su compañera acercarse emanando un olor tan dulce idéntico a la primera vez que se vieron, era tan cálido que le recordaba momentos que nunca vivió. Aspirando la sustancia, se desmayó al igual que los contrarios.
—Dios, tenía tanto miedo de que no sirviera —pronunció la albina con alivió. Tomó la mano de su compañero y comenzó a arrastrarlo hasta la puerta del auto. Después buscó el artefacto explosivo para llevarlo con sumo cuidado al frente de los cuerpos noqueados. Sus manos sudaban y temblaban por su siguiente movimiento, al borde de la ansiedad, la accionó cómo suponía que funcionaba, y milagrosamente no fue muy difícil. Volvió al auto y acomodó a Ryunosuke en la parte trasera. Esperó hasta que las explosiones empezaron, y solo entonces encendió el auto—. Bueno, compañero, eres todo un problema.
Olvidé que tenía está historia, es que entre que edito "Sentimientos" y escribo cosas a la par de que estoy en exámenes me tiene loca. En fin, espero que les gustará y también quisiera terminar este libro para sacarle a Gogol.
-Honey
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