Jungkook daba vueltas y vueltas en la silla de escritorio aburrido, eran a penas las dos a.m y no tenía nada para hacer, ni siquiera podía dormirse por que le atemorizaba el despertar tarde y no poder ir a ver al tigrecito.
—Kook, quiero hablar contigo sobre el informe que me pediste—la gruesa voz de su amigo policía resonó en la silenciosa habitación de un momento a otro. Asintió indicándole que continuara hablando—. Hasta donde pude investigar por el corto tiempo que me has dado, Jiyeong maneja una red de prostitución con más de quince personas en cada sede y hay solo tres menores en distintos puntos del país.
Jungkook se levantó con el ceño fruncido, no creía que ese tal Jiyeong tuviera tanto poder como para tener prostíbulos en varias partes del país y que nunca nadie los había confiscado. Caminó hasta donde el moreno se encontraba.
»—He sacado copias solo de los menores de edad, porque creo que esa información te va a interesar mucho más—Jungkook asintió, estirando las manos para agarrar los archivos, pero el mayor negó con la cabeza y los presionó contra su pecho—. Primero debes prometerme que los abrirás cuando estés con el chico.
—¿Qué importancia tiene eso, Namjoon?—se quejó—, ¡dame ya los archivos, hombre!
El mayor suspiró.
—¡Solo promete que lo abrirás junto a él!
—Bien, bien; lo haré, pero ya entregamelos.
Tras aquellas palabras, Jungkook por fin tuvo los papeles entre las manos. Dió media vuelta para ir hasta el escritorio y los metió en su portafolio, que ahora si llevaría consigo.
»—¿Cómo está tu esposa con la
noticia de que volverás a casarte? Y más ahora que deberá firmar el divorcio por las malas—preguntó para cambiar de tema. Le daba la espalda mientras se prendía los botones del abrigo, el reloj estaba por dar las dos y treinta de la madrugada—, bueno, ex-esposa.
El mayor soltó una pequeña risa.
—Está hecha una loca, no te das una idea; piensa que la engañaba desde que Halsey era pequeña cuando en realidad, después que nos separamos fue cuando conocí a Seokjin.
Kim Namjoon, muchos años atrás, cuando a penas se había graduado de la escuela secundaria, tenía una bonita novia. Hwasa era una chica dulce al inicio, pero con el paso del tiempo, se había convertido en alguien impaciente y seria. Namjoon se encontraba ocupado en su carrera, quería ser policía, y quizá se enfocaba más en eso que en su novia; sin embargo, seguían juntos.
El tiempo fue pasando, las peleas eran recurrentes, y casi no se soportaban, pero llegó Halsey. Tal vez, en un intento del universo en mantenerlos juntos. Ellos se casaron cuando la bebé nació, y las cosas marcharon bien durante varios años más; Namjoon consiguió su título y comenzó a ejercer su profesión soñada.
Pero, aunque Namjoon amaba a Halsey, no sentía lo mismo por su madre, y decidió pedirle el divorcio. Hwasa se negó a firmar los papeles, no estaba dispuesta a dejar ir a un hombre que en realidad ya la había soltado hace mucho: Namjoon continuó viviendo sus días, y en alguna noche en un bar, conoció a su actual pareja con la que ya llevaba cinco años de relación. Ahora ellos iban a casarse, y hwasa se vería en la obligación de firmar los papeles finalmente.
Jungkook apreciaba a Namjoon y su novio Seokjin, los había conocido en la empresa cuando ellos ya estaban en pareja, y ambos lo trataban como su hijo.
—Era de suponerse, pero siendo Hwasa noona... creo que su reacción es porque no soporta que te vayas a casar con un hombre, recuerdo que cuando la conocí me vio con un chico y se alteró porque caminábamos de la mano en publico—negó con la cabeza divertido, y tomando el portafolio con la mano izquierda se dió la vuelta otra vez—. ¿Me puedes llevar?.
-—Andando.
»(...)«
Taehyung sonrió animado en cuanto divisó a Jungkook bajarse de un auto negro.
—¡Hola, hyung!—se lanzó a sus brazos, parecía estar demasiado contento. Jungkook sonrió, envolviendolo con sus propios brazos también—. ¡Va-vamos, te voy a mostrar que hay un elefante rosa en la habitación!
El mayor frunció el ceño, mirándolo a los ojos en busca de algún rastro de mentira en lo anterior dicho, pero por la expresión animada del peli-castaño se dio cuenta de que no estaba bromeando.
—Está drogado—una mujer alta, con el cabello suelto y que llevaba puesto un vestido rojo con lentejuelas se acercó a decirle en voz baja—, le dieron una pequeña dosis de LSD porque estaba muy alterado, y es probable que haga todo lo que no haría estando consciente.
Jungkook le agradeció a la mujer por tener el valor de comunicarle, pues no creía que ningún otro lo hubiera hecho. La sangre le hervía, quería ir a allá adentro y asesinar con sus propias manos a Jiyeong por todo el maltrato hacia el pobre niño. No le entraba en la cabeza el por qué tanta saña en hacerlo sufrir, ¿solo por qué era menor de edad? No, seguro había algo más y quería descubrirlo en ese momento.
Pero se sentía impotente, él por el momento no podía hacer nada por más que quisiera. Jiyeong podía hacer y deshacer con sus trabajadores a gusto y antojo lo que quisiera porque estaban bajo su "tutela' y más de la mitad había firmado un contrato que dejaba claro que se aceptaban trabajar por decisión propia.
—¿Si? Oh, ¡muéstrame ese elefante rosa!—lo alentó sonriendo, dejándose arrastrar por el menor que de vez en cuando tropezaba con sus propios pies.
—¿Lo ves?—el mayor cerro la puerta y regresó a su lado, en los pies de la cama. El peli-castaño señalaba hacia la ventana, donde claramente no había nada extraño.
—¿Hablas del elefante rosa? Si, lo veo.
—Pero, p-pero—parecía ofendido—, ¡es una mariposa roja, hyung! El elefante estaba en el pasillo, se debe haber escapado cuando dejé la puerta abierta y fui a esperarte.
—Tienes razón, estaba viendo mal, pero yo digo que es de color naranja.
Dicen que si no se puede con el enemigo, hay que unirse a él. Jungkook no podía sacarle la droga del sistema aunque así lo quisiera, por lo que intentó entonces unirse a sus delirios todo lo que más pudo.
—Si, o tal vez...—y se quedó callado. El mayor observó como se dejaba caer hacia atrás estirando los brazos hasta tocar el espaldar de la cama, y sonrió cuando la camisa blanca que tenía puesta se levantó un poco dejando expuesto se abdomen.
Jungkook se dejó caer hacia atrás también, copiando la acción del menor. Quería darle los archivos esa noche, pero si no estaba en sus cinco sentidos no valía la pena.
»—¿Sa-sabes? Eres lindo—dijo entre risas. De un segundo al otro con un solo movimiento se trepó sobre el mayor, sus rostros estaban a solo centímetros mientras que con ambas manos jugaba con el cabello negro del contrario—. Muy lindo para parecer galleta y que yo no te pueda comer.
—Tigrecito—negó con la cabeza, apartandolo de su cuerpo. No podía pasar nada de eso por dos cosas, la primera: él era menor de edad y cuatro años menor, la segunda: no estaba teniendo uso de razón en esos momentos—, mejor vamos a dormir un poco, ¿sí?
El menor se acomodó a su lado y apoyó la cabeza en su pecho, al parecer quería dormir allí y a Jungkook no le molestaba para nada.
*LSD:
El LSD es una droga alucinógena. Algo así como una hora después de tomar la dosis, provoca un viaje en el cual lo que te rodea parece distinto y los colores, los sonidos y los objetos parecen irreales o anormales. Durante el viaje se pueden tener visiones y escuchar voces; el tiempo parece ir más lento o acelerarse. Los efectos pueden durar unas 12 horas. Cómo toda droga puede crear dependencia/adicción si se consume seguidamente, y además de ser obviamente maligno su consumo, una sobredosis es mortal.
© ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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