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𝟬𝟰

Jungkook caminaba con las manos vacías ya que le había pedido a YoonGi que de pasada dejara su portafolio en su departamento, no quería cansarse por el peso del mismo. Esa noche en particular el clima estaba frío por algún razón, si bien ya era invierno no solía hacer tanto frío.

Llegó a la avenida principal, y su lindo castañito estaba como de costumbre junto a un farol que no alumbraba del todo bien. El menor al verle no dudó en acercarse, pero Jungkook notó algo raro con solo ver que su angelical rostro parecía haber sido endiablado y confirmó sus sospechas de que algo pasaba cuando de la nada se le colgó del cuello en medio de la calle.

—Adentro te explico—le susurró en el oído. El mayor compendio a lo que estaba jugando y pasó uno de sus brazos para envolverlo por la cintura, quedando su mano cerca de su espalda baja y sus cuerpos completamente pegados—, solo sígueme la corriente, ¿bien?

—Por supuesto—asintió, sonriendo de lado.

Hicieron el mismo recorrido de siempre, solo que lo único que cambiaba era el hecho de que el menor prácticamente estaba hablándole en susurros a centímetros de su boca, jugando con él y su cordura.

—¿Cómo te fue hoy en el trabajo?—preguntó, bajito.

A ojos de quién les mirara, la conversación que mantenían pos las posiciones de sus cuerpos mientras con torpeza se movían por el pasillo aparentaba ser sobre algún tema bastante obsceno.

Sin embargo, se trataba de todo lo contrario.

—Bueno... digamos que bien, pero estuve pensando mucho en cierta persona—Jungkook notó que el menor bajaba la vista a sus labios siendo poco disimulado.

—¿Piensas en mi durante el día?—sonrió un poco, caminando con torpeza hacia atrás por el pasillo por donde el mayor le guiaba—. Oh, Jungkook—respondió, relamiéndose los labios—, no sabía que podía meterme a la cama contigo y a tu cabeza casi al mismo tiempo.

—No niegues que te pasa exactamente lo mismo, tigresito.

Lo había provocado solo para que lo vieran los demás en la calle, después para que ese hombre de expresión seria los mirara al entrar, y también para ser grabados por las cámaras del pasillo. Pero ambos por un milisegundo habían olvidado que solo era una parte más del show, y Taehyung lo estaba disfrutando más de lo que esperaba.

El menor sintió la respiración caliente de Jungkook cerca de su oído cuendo colocó la cabeza sobre su hombro para ver dónde estaba el picaporte, y sintió una descarga eléctrica recorrerle toda la espina dorsal.

En cuanto entraron finalmente y Jungkook cerró la puerta de la habitación con un pie, Taehyung huyó de sus brazos y corrió hacia la ventana de la habitación.

» —¿Me explicas que acaba de pasar?—pidió, un tanto agraciado con lo apenado que se mostraba el otro buscando ocultarse junto a las gruesas cortinas—, Tae, ¿de quién te escondes?

—D-de tí—ante la risa del peli-negro se cruzó de brazos—, ¡no le encuentro ninguna gracia a mi estado de vergüenza!

—Lo siento, pero el que comenzó con todo fuiste tú.

Sus labios habían estado tan cerca de los propios que Jungkook tuvo el pensamiento inapropiado de querer probarlos, y luego el chico se escabulló de sus brazos así como la arena entre los dedos. Eso era jugar feo, sin embargo, tenía en claro que era simplemente eso: un juego.

—Lo hice para evitar algo como esto—dijo, dejando aún más confundido al mayor.

El peli-castaño suspiró y colocándose de espaldas se quitó el cop-top negro. Un par de marcas rojizas se dejaban ver por sobre las cicatrices hechas con cigarros o cortes que ya tenía, y se perdían en el borde del pantalón de jean que vestía esa noche.

Jungkook se mordió el labio inferior y caminó hasta él, sintiendo cómo la sangre tan caliente quemaba en sus venas y se movía por todo su cuerpo. No entendía, ¿por qué le hacían esas atrocidades? Solo era un niño, y además, ¿qué culpa tenía? No había maldad alguna en Taehyung que justificara tal tortura, y Jeon entendía qué si así estaba su espalda, esas mujeres de sonrisas grandes debían tener el triple de cicatrices en la piel.

» —Date vuelta—pidió, pero el menor negó con la cabeza. Jungkook lo tomó por los hombros y contra su voluntad lo obligó a girar sobre sus pies—, ¡mírame a los ojos!, ¡hazlo!.

—¿Qué p-pasa?—no comprendía su actuar, y le estaba dando algo de miedo. Pero la suave caricia de sus manos frías en sus brazos le hizo saber que nunca podría hacerle daño.

Los ojos de Jungkook oscurecidos por las lágrimas miraron directamente a los del peli-castaño. No era pena lo que transmitían, sino odio.

—Dime quien fué, dime por qué... Por qué te hacen esto. ¿Acaso fue Jiyeong? Ese maldito viejo...

Taehyung ignoró el hecho de que sabía cómo se llamaba ese detestable hombre.

—No importa quién fué o porqué, no tiene caso. Ha sido así desde que tengo uso de razón—negó con la cabeza, intentando zafarse de las manos del mayor. Solo consiguió quedar con sus manos apoyadas en el pecho del contrario y con él abrazandolo contra su cuerpo—. Pero si estás aquí, todo va bien. Aunque te extrañé ayer.

—Lo siento—susurró soltándolo. Quería explicarle el por qué no había aparecido como de costumbre, sin embargo, era en vano porque ya no podían volver el tiempo atrás.

El menor volvió a huir rápidamente pero esta vez a la cama, y tras unos segundos indeciso, invitó al mayor dando palmaditas en el lugar que quedaba a su lado para que se acostara también.

Jungkook aceptó la invitación, y con cautela se recostó en la orilla de la cama que quedaba para él. Siempre lo más alejado posible para no incomodarte.

—¿En serio besarías a un chico inexperto como yo?—preguntó curioso y con voz juguetona después de haber rodado en la amplia cama para quedar más cerca del mayor.

—Lo haría, claro, si tuvieras al menos dieciocho años—estiró una mano para tocar juguetonamente su nariz, y recordó que le había llevado algo. Rebuscó en sus bolsillos y le entregó una bolsita con gomitas de colores y dos caramelos de chocolate—, no sé si te gusten pero...

—Gracias, hyung—se precipitó a agradercerle antes de que terminara de hablar—. Hace mucho tiempo atrás que no comía dulces.

Jungkook le sonrió una última vez antes de que el sueño se apodera por completo de su cuerpo. Se encontraba tan relajado que roncaba bajito, con las mejillas levemente sonrojadas, dándole al menor una escena muy tierna y linda de ver.

Por su parte, Taehyung no se durmió en ningún momento. La cabeza le daba vueltas y vueltas en muchos asuntos diferentes, en cuanto amaneciera y volviera a estar solo debía rogar por no tener que hacer algo más que quedarse encerrado en su departamento. No quería ser llevado con el imbécil de Jiyeong.

Su nariz picó de repente, provocando que estornudara y la cama se sacudiera por los resortes internos.

—¿Mh, Tae?.

—Discúlpame, te he despertado—habló bajito—, pareces estar muy cansado, hyung.

—Lo estoy, el trabajo me trae mal
—murmuró mientras se abrazaba a si mismo en busca de calor, con los ojos cerrados haciéndose bolita—. Tal vez pida unas vacaciones, pero mientras venga a dormir unos minutos y hablar contigo estoy bien.

Si, Taehyung pensaba igual. Mientras las madrugadas las pasara con Jungkook, podía resistir el peso del día con sus hombros.

Espero que les guste ♡

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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