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La mudanza permanente de Jisung al hospital había sido menos monumental de lo que Minho había pensado que sería.

Menos de 24 horas después de un episodio en el que Jisung luchó por forzar el aire en sus pulmones hasta el punto de que Minho estuvo a segundos de llamar a una ambulancia, tomaron la decisión de que era lo mejor, incluso si era terriblemente difícil de admitir... Minho llamó al hospital, ayudó a Jisung a empacar todo lo que necesitaba en una bolsa de lona y luego se fueron.

Ninguno de los dos mencionó que probablemente era la última vez que Jisung pondría un pie en su apartamento.

Acomodaron a Jisung en una habitación privada bastante rápido, Minho se aseguró de abrir la ventana tan pronto como llegaron. Las paredes blancas y el olor a antiséptico revolvieron el estómago de Minho, la habitación era demasiado impersonal y discordante para sentirse cómodo sabiendo que esta era ahora la casa de Jisung.

El tiempo pareció moverse excepcionalmente rápido después de eso. Las horas pasaron volando, Minho apenas tenía suficiente en un día para trabajar y pasar todo el tiempo que quería en el hospital. La idea de Jisung solo en una habitación blanca alienígena fue suficiente para helarle la sangre.

Por suerte, Félix y Hyunjin lo visitaban tan a menudo como estaban libres. La risa de Félix a menudo llenaba la pequeña habitación, además había ayudado a Minho a decorarla con fotos y feos memes de gatos que sabían que a Jisung le encantarían, así como estrellas que brillaban en la oscuridad con la forma de algunas de las constelaciones favoritas de Jisung. en las paredes. Los ojos de Jisung se habían iluminado cuando apagaron las luces para dejarlas brillar por primera vez, encantado de que las estrellas le hicieran compañía.

Además de esto, el hospital estaba a solo tres cuadras de la editorial de Hyunjin, a menudo pasaba sus descansos para almorzar con Jisung, enviándole a Minho fotos de ambos para mantenerlo actualizado. Minho se apresuró a poner una de Jisung riéndose como su pantalla de bloqueo.

Los días se convirtieron en semanas, y los meses se acercaban sigilosamente. La condición de Jisung empeoró a un ritmo cada vez mayor, tal como el Dr. Mark había advertido que sucedería. Sin embargo, Jisung se lo tomó con calma. Nunca cuestionó la adición de otro tubo o alambre, respirador o máquina.

Un día, cuando los cerezos florecían en el parque por el que Minho pasaba todos los días para ir al hospital, Minho tuvo la horrible idea de que en realidad ya no reconocía a Jisung.

Se odió a sí mismo por pensarlo, pero era demasiado tarde para retractarse.

Jisung había estado dormido en ese momento, con la cabeza inclinada hacia un lado, las venas de su cuello contrastaban con su piel pálida. Su rostro se veía demacrado, sus labios curvándose hacia abajo. Su cabello de cama habitual ahora estaba permanentemente presionado contra su frente, perdiendo toda su vitalidad contra las rígidas almohadas del hospital. Los tubos aparentemente interminables que sobresalían de su piel hacían que los brazos de Minho picaran, manteniéndolo en su lugar apoyado contra la puerta.

Ya no se parecía a su Jisung.

Minho todavía no lo amaba menos.

Se mordió el labio inferior, todavía paralizado en el marco de la puerta. Nunca antes había dudado tanto cuando se trataba de Jisung, y no sabía por qué. Su cabeza sabía que estaba siendo irracional, este seguía siendo su Jisung, si tan solo pudiera convencer a su corazón de esto.

Minho arrugó la nariz, una ola momentánea de desprecio por sí mismo se apoderó de él. No iba a empezar a pensar así ahora.

Amaba a Jisung. Realmente lo hacia.

Como si pudiera escuchar los pensamientos de Minho, Jisung se movió, sus ojos se abrieron.― Hey, gatito.

―Hola. ―respondió Minho. Levantó la mano en un pequeño movimiento― ¿Cómo estás hoy?

―Mmh bueno, Hyunjin vino de visita, me dijo cómo terminará el manga que está editando. ―Jisung parpadeó, tratando de librarse de las garras del sueño.― ¿Tu cómo estás?

Minho sonrió.― Estoy bien. ―se sentía mejor ahora que estaba hablando con Jisung, mejor ahora que tenía la oportunidad de estar en su presencia. No sabía cómo podría haberse preguntado si este todavía era su Jisung en primer lugar.

―Terminé totalmente con el trabajo por hoy. ―continuó Minho, con voz cálida― ¿Quieres ver algo conmigo?

Jisung asintió.― Me gustaría eso.

Minho cruzó la barrera entre ellos, entró en la habitación del hospital y cerró la puerta detrás de él. Se apresuró a dejar caer su mochila después de conseguir su computadora portátil y se deslizó en la cama del hospital junto a Jisung. Puso su computadora portátil entre ellos, balanceándose sobre sus piernas juntas.

―¿Algo en particular que quieras ver?

―Depende de ti. ―murmuró Jisung.

Minho se desplazó por los menús de Netflix durante unos minutos antes de decidirse por una película que se suponía que era una comedia, presionó reproducir antes de apoyar la cabeza en el hombro de Jisung. No pasó mucho tiempo para que sus párpados comenzaran a cerrarse y el sueño lo alcanzara.

En el momento en que recuperó la conciencia, los créditos de la película se estaban reproduciendo, Jisung seguía mirando fijamente la pantalla. Si se había dado cuenta de que Minho se había quedado dormido, no había dicho nada.

―¿Te gusto esa? ―preguntó Minho, estirando un brazo.

―Sí. ―fue la única respuesta de Jisung.

Minho hizo una mueca. Las respuestas de Jisung realmente se estaban volviendo menos frecuentes últimamente, pasaba más tiempo en silencio que conversando. La tranquilidad era algo que Minho nunca antes había podido asociar con Jisung, pero rápidamente se estaba convirtiendo en otro miembro de su relación.

―¿Quieres ver otro?

La comisura de la boca de Jisung se curvó.― ¿Para que puedas tomar otra siesta?

―No es mi culpa que seas una almohada cómoda. ―como para mostrar esto, Minho apoyó la cabeza en el hombro de Jisung. Era más huesudo de lo que había sido en el pasado, clavándose un poco en la cabeza de Minho, pero sin embargo, cómodo a su manera― ¿Otra pelicula? O podemos hacer otra cosa.

―¿No tienes trabajo mañana? ―preguntó Jisung, siempre responsable.

―Estoy pensando en quedarme aquí esta noche y llamar mañana para decir que estoy enfermo, para ser honesto contigo.

―Honnie ―lo reprendió Jisung―, no deberías hacer eso.

―¿Por que no? La alegría de ser mi propio jefe es que legalmente puedo hacer lo que quiera. Soy la política de la empresa. ―su tono era profundo, burlonamente profesional.

La risa que provocó en Jisung hizo que valiera la pena.― Dios, eres tan lindo.

Minho tarareó.― Tú también eres muy lindo.

―Por favor, no me digas que ustedes dos todavía son así. ―agregó una tercera voz desde la puerta. Tanto Minho como Jisung levantaron la vista para saludar nada menos que a Félix, con Hyunjin de pie justo a su lado.

―Ustedes dos son la prueba de que la fase de luna de miel nunca termina.

―Lo dices tú ―dicen tanto Minho como Jisung al unísono.

Hicieron una broma sobre Félix mencionando a Hyunjin en cada entrevista que había hecho, ya sea directa o indirectamente, llamándolo Jinnie o 'mi prometido' o 'mi mundo'.

―¿Estamos interrumpiendo algo? ―preguntó Hyunjin, subiéndose las gafas― Podemos volver mañana.

―No, entra. ―ante la invitación de Minho, ambos entraron en la habitación, Hyunjin eligió sentarse en la silla al lado de la cama y Félix a los pies de la cama.

Entre los cuatro, la habitación estaba llena de más sonido y animación que antes, ahora desprovista de la oscuridad que Minho había notado antes. Aunque Jisung no tenía la energía para hablar tanto como el resto de ellos, Minho podía decir por la sonrisa en su rostro y la alerta en sus ojos que estaba feliz.

Y eso, para Minho, significaba el mundo.

Debajo de las mantas, Minho entrelazó su mano con la de Jisung. No planeaba dejarlo ir por mucho, mucho tiempo.

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