☪-; Capítulo 37
【🐺🏯 -; Min Ho | Reino de Hielo】
Transcurrieron dos malditos días desde que hui del despacho de Hyun Jin y no lo he vuelto a ver pues tiene demasiado trabajo.
Claramente, el pondrá toda su atención en las responsabilidades de suma importancia que tiene ya que es un Rey y no puede simplemente holgazanear todo el día y es por ello que se me dificulta bastante encontrarme con ese atractivo e inalcanzable hombre.
He intentado eliminar el deseo de encontrarme con él puesto que solo estoy aquí para satisfacerlo cuando sea necesario, por ende, no puedo exigirle nada a mi amo porque eso está en contra de las reglas que están estipuladas en el contrato que firmó Hyun Jin cuando me adquirió.
Estaba tan perdido en mis pensamientos que no me percaté de la llegada de cierta persona que se quedó mirándome desde la puerta tras cerrarla con seguro. Miré hacia donde se encuentra Hyun Jin y no pude evitar sonreír abiertamente puesto que me siento muy feliz al tenerlo aquí.
—¿Cómo has estado?
—Ahora estoy mucho mejor— admití sin un poco de vergüenza tras levantarme de la cama.
—Lamento no haber tenido tiempo para venir a verte— dijo con tono serio —He tenido demasiado trabajo y no puedo desatender mis deberes.
—Lo entiendo— le aseguré y pregunté con tono pícaro—: ¿Hoy pasará tiempo conmigo, Rey Hyun Jin?
—¿Eso es lo que deseas?
—Yo deseo lo que usted desee, amo.
Hyun Jin caminó a paso rápido hasta posarse frente a mí y anunció con seguridad y firmeza—: Voy a besarte. ¿Tienes algún problema con ello?
—Por supuesto que no tengo problema con ello.
Había besado a otros hombres anteriormente, pero nada me preparó para la dulzura de los labios de Hyun Jin sobre los míos; suave y húmedo, determinado pero muy respetuoso, la mejor combinación para hacerme sentir en el cielo a causa de la delicadeza que me ha regalado el pelinegro sin siquiera hacerlo sentir como una obligación.
Inevitablemente, mi corazón comenzó a saltar y mi trasero derramó un poco de lubricante y no pude evitar sentirme ligeramente —demasiado— avergonzado. Hyun Jin gruñó en respuesta y mis rodillas temblaron, así que, envolví su cuello con mis brazos y me sujeté a él para poder sentir más su contacto.
Cuando Hyun Jin se apartó, apoyó su frente en la mía, jadeando suavemente y pude sentir su erección contra mi estómago.
—Eso es suficiente por ahora— dijo después de unos segundos de completo silencio por ambas partes. —Sabes tan malditamente bien— susurró con sus ojos fijos en mi boca tras alejarse de mí.
—Siempre estaré listo para ti— dije con seguridad.
—Yo...
—Te necesito, Hyun Jin— le interrumpí.
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