𝑴𝒖𝒔𝒊𝒄:

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⸻... ¿Qué se supone que necesitan las mujeres cuando se indisponen?

Saga frenó el trayecto que la taza de café dibujaba hacia sus propios labios ante la pregunta formulada por su gemelo apenas llegado de la ronda nocturna.
Algo descolocado, el ex patriarca respondió.

⸻ Cosas calientes, como tés o compresas.

Kanon asintió y, tras quitarse la armadura y dejarla armada en su característico tótem en medio de la sala, emprendió un camino de bajada hacia Tauro, dejando a su hermano desayunando solo en Géminis.

Confiaba más en su hermano que en el resto de los energúmenos que tenía por compañeros, ya que el haber tenido un harén le daba cierto acercamiento privilegiado hacia las mujeres, pero su palabra tampoco era del todo confiable. Necesitaba más información de una fuente directa, la misma que apareció caminando a paso calmo en sentido contrario por las escalinatas de Aries en sentido a Tauro.
Si bien solía saludar a Marin con un escueto asentimiento de cabeza, esta vez frenó su paso y miró a la pelirroja, quien tambien detuvo su andar ante el gemelo.

⸻ ¿Puedo hacerte una pregunta, Águila?

Esta asintió de forma automatica, aunque por dentro intentaba pensar qué clase de calamidad o milagro le esperaba al universo para que ese hombre se dignara a dirigirle la palabra.

⸻ Claro.

⸻ ¿Qué es lo que sueles necesitar cuando te indispones?

Pálida se puso, aunque instantáneamente se mimetizó con el color de su cabello ante tan privada e inesperada pregunta. Sin embargo, no se atrevió a reír sino a pensar en algo rápido que la sacara del aprieto, aunque tambien supuso la razón de la duda.

⸻ Es algo subjetivo de cada una, pero en mi caso me gusta la tranquilidad y la comodidad, más que nada.

⸻ Ya veo. Bien.

Y con ese temple de absoluta indiferencia, el gemelo menor siguió su camino descendente dejando a una Marin tan confundida e impresionada como curiosa. Ese hombre nunca dejaría de ser impredecible.

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"Siempre Libre: máxima absorción nocturna. ¡Noches secas y florales!"

"Kotex naturals: manzanilla y canela"

"Saba: ultrainvisible, ¡cómodo y discreto para ser mujer siempre!"

"Doncella: toallitas con cuatro alas, ¡mayor protección y seguridad!"

"O.B: ¡con aplicador!"

De entre las tres estanterías llenas de colores rosas, verdes, morados y azules, Kanon intentaba encontrarle un mínimo de sentido a lo que leía de los empaques. Definitivamente le faltaba mucha información sobre esos temas y quizás debería haber traído a Marin a la farmacia del pueblo. O mejor aún, haberle consultado a Eire antes de obrar por su cuenta y a ciegas.

Comenzó a usar el razonamiento crítico.
¿Qué haría él si sangrara por cinco días seguidos todos los meses, como mínimo?
Estar en una cama, de seguro. Aunque no había visto reposar a Eire nunca ni caer enferma por esos temas, lo que le generaba más dudas que certezas.

⸻ Señor, ¿puedo ayudarle en algo?

La voz de una fémina le trajo al mundo real mientras en sus manos sostenía un paquete de tangas menstruales.
La farmacéutica del lugar observaba al afamado guerrero pero, en lugar de juzgarle, veía en él a un potencial cliente regular.

Kanon asintió e hizo la pregunta del millón de euros:

⸻ ¿Qué necesita una mujer indispuesta?

La mujer de avanzada edad sonrió y asintió.

⸻ Acompáñeme.
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Con una bolsa repleta de mercadería, el caballero dorado se negó a volver a subir todo el trayecto desde Rodorio hasta el séptimo templo, por lo que acortó camino de una forma dudosamente permitida... ¿Pero cuando él había seguido las reglas? Nunca.

Usando el another dimension, en segundos estuvo frente a la puerta de los aposentos de Libra, no sin antes darles un susto de muerte a sus escuderos. Llevándose un regaño que no escuchó de la tal Alice, avanzó a paso firme hacia la habitación de Eire.

Al traspasar el umbral de la puerta, la pudo visualizar sentada en la cama con varios papeles a su alrededor y el sello de tonalidades verdosas en la mesa de luz cercana a ella, tapada con mantas hasta la cintura. La mirada dorada se fijó en él y sonrió leve, aunque a sus ojos no escapó el pequeño gesto de dolor y molestia que presentó.

⸻ Hola de nuevo, guapo. ¿Descansaste? ⸻ Preguntó la argentina al verle acercarse a ella.

⸻ No, no lo hice. Estuve haciendo otras cosas. ⸻ Reapondió él, dejando la bolsa cerca de ella y quitándole todos y cada uno de los papeles administrativos para dejarlos ordenados en el escritorio.

Eire, confundida, miró dentro d ela bolsa y comprendió a lo que se refería... aunque la risotada que pujó por salir casi le saca el tampón que traía puesto.

Hojas de menta, semillas de chía, tampones, toallitas y todo tipo de artefacto posible inventado para la menstruación, analgésicos, compresas de gel caliente y alfajores.

⸻ Marin me dijo que podrías necesitar paz y comodidad, así que paso a retirarm----.

Kanon no alcanzó a terminar la frase que se vió volteado en la cama por la fuerza digna de un brazo espartano, recibido por dos cálidas extremidades que lo rodearon y buscarin atraerle la cabeza a aquél mullido pecho en el que obtuvo su recompensa por aquél raid.

Eire, lejos de reírse por ciertos desaciertos, estaba más que complacida y enternecida por el gesto del geminiano, quien al enterarse de aquello en la ronda nocturna no había perdido el tiempo y le había ganado de mano a sus propios escuderos, a quienes pensaba enviar en la mañana siguiente a conseguirle nuevas compresas calientes para sobrellevar el segundo y terrible día de aquél ciclo.

⸻ Pues Marin no está equivocada, así que es por eso que quiero que te quedes, ¿sí? ⸻ Susurró la joven entre los cabellos azules que le cosquilleaban la nariz y los labios, besando la frente del treintañero. ⸻ Te mereces el cielo por esto, eh... gracias, cariño.

⸻ Me merezco muchas cosas, sí, pero podemos arreglar eso más adelante.

Hundió juguetonamente la cabeza en el escote de la fémina para dejar un beso en su esternón, recibiendo leves risas por su atrevimiento y subió a obtener un dulce ósculo en los labios por parte de su amada. Claro que se cobraría ese favor en especias, pero primero era lo primero.
Sacó de la bolsa una de las dichosas compresas, no sin antes dejarle a Eire los labios rojos e hidratados con los propios, colocando un par debajo de las cobijas a la altura de su abdomen levemente hinchado.

Ella le ayudó a acomodarlos y sonriónde gusto, el calor siempre le ayudaba mejor que nada en ese tipo de situaciones.

⸻ Mañana es el peor día, pero lo sobrellevaré muy bien gracias a ésto.

⸻ ¿Por qué es el peor día? ¿Duele demasiado?

⸻ Mucha hinchazón y mayor sangrado. Pero solo es un día al mes así que no puedo quejarme. ⸻ Respondió la libriana, dejando la bolsa entre ambos cuerpos ya que Kanon se había acomodado sentado en la cama a su lado. Ni lenta ni perezosa, tomó lugar en su pecho y cerró los ojos, sintiendo la dichosa paz y comodidad que necesitaba.

⸻ La única forma de que no sufras esto es...

⸻ Ni lo sueñes.

⸻ Bueno, tenía que intentarlo.

Ambos comenzaron a carcajearse, aunque Eire no tardó en hablar.

⸻ ¿Quieres verme con los tobillos hinchados, eh? Que extraños fetiches hay aquí.

⸻ Já, no era por eso. Lo decía por el crecimiento de tetas, korítsi.

Rompieron en risas otra vez, definitivamente el humor extraño y ácido lo compartían, así como compartían muchas otras cosas más en lo que llevaban de todo ese tiempo juntos.

Más temprano que tarde, Kanon dejó de reír y cayó derrotado de sueño entre los brazos de Eire, quien lo acunó y mimó cada segundo. Él se merecía ese cariño y más con ese tipo de detalles que tenía. Kanon jamás preguntaba antes de actuar, pues confiaba tanto en sí mismo que prácticamente nunca fallaba en sus aspiraciones.
Prueba de ello era la dichosa bolsa que reposaba entre ambos.

... Y el corazón agitado de la argentina al ver sus facciones calmas reposando en sus muslos cómodamente todas las noches.