Jungkook estaba feliz, hace una media hora se habían quitado esa molesta mascarilla.

Aunque, no negaba que su piel se miraba muy hermosa.

Quizás podía sufrír unos minutos, para tener esa belleza de por vida.
O quizás Jungkook era demasiado exagerado.

Tenía miedo, Jimin había desaparecido ya hace unos minutos y no hacía acto de presencia.
No sabía con que podía salir. En ese aspecto le temía a su Omega.

Se recostó en la cama, cabe decir que no habían salido demasiado de su habitación, y Jungkook obviamente tenía que aprovecharlo.

Cuando tenía solo segundos de cerrar sus ojos la puerta se abrió, y la voz de su omega se dejó escuchar.

— Alfa… – Llamo Jimin, tenía sus manos en su espalda, cubriendo algo.

— ¿Dónde estabas?

Preguntó, decidió tomar asiento e invitó a Jimin.

Jimin se acercó cauteloso.

— ¿Que tienes allí atrás?...

— Bueno… es algo para lo siguiente… – Asintió con su cabeza repetidas veces. -

— ¿Y es algo es…?

— ¡Ta-da!

Jimin mostró dos cajas de tintes.

Oh no,  Jungkook quizo tirarse de la ventana al ver los colores.

Rosa y Azul.

— Dime qué no es cierto… – Suplico el Alfa.

— ¿Por qué no sería cierto?. – Musitó Jimin. — Estamos en San Valentín, debemos cambiar nuestro look.

— Tu lo has dicho bebé, San Valentín, no estamos en año nuevo, como para querer cambiar, falta mucho para que el año se acabé.

Jimin miró las cajas de tinte. Luego miro a su alfa…

— El azul es tuyo – Jungkook bufo.

— Aprovechando que lo tienes largo, te haré unas ondas. -

Jungkook solo se estaba despidiendo de su cabello azabache.