Treinta
HABÍAMOS formado de nuevo un equipo para el rescate de Elena.
Alguien la había secuestrado y con la magia de Bonnie pudimos encontrar su ubicación.
Un vampiro, llamado Elijah, la quería pensando que era Katherine.
Elena nos había dicho que era uno de los Originales y la quería para no sé que rollo extraño de la separación entre el Sol y la Luna.
Menos mal que los dos Salvatores llegaron a tiempo.
Esa misma noche dejamos a Elena en su casa junto a su hermano y Bonnie mientras nosotras dos íbamos a la casa Salvatore.
Le habíamos preparado una cena sorpresa a los dos vampiros como agradecimiento.
Sus caras cuando llegaron y vieron la comida en la mesa fue lo mejor.
¿Qué es esto? -pregunta Damon confuso dejando su chaqueta en el sillón acercándose a nosotras-
Madera con un toque de verbena a la brasa -se burla mi prima sentándose en una de las sillas- venga, sentaos, llevamos tiempo esperándoles
Gracias -responde Stefan pasando por mi lado para arrimar la silla y dejarme sentarme en esta para luego colocarse a mi lado- no teníais que hacer esto
¿Seguro que lo habéis hecho vosotras? Sabe muy bien -continua el ojiazul tras probar un trozo de la carne. Le doy un pequeño empujón mientras suelto un risa y me sirvo un poco de la cena-
Queríamos agradecer que hayáis arriesgado la vida por nuestra amiga. No significa nada para ustedes pero para nosotras si -les explico apoyando la cabeza en el hombro de mi novio-
Y nos aburrimos esperando -añade Sabrina haciéndonos reír nuevamente mientras Damon se burlaba diciendo cosas como:“siento no salvar a la humana en dos minutos mientras hacías un filete de ternera". A pesar de que discutían, el ambiente me gustó. Me hizo sentir feliz y estar formando mi propia familia. Tal vez no tuvieran mi misma sangre pero había conseguido unos amigos increíbles y con los que contar siempre-
HOLA... -saludo confusa a la mujer frente a mí. Dejo lentamente la tostada en el plato y miro a mi prima. Está incluso más confundida que yo- creo que no nos conocemos
Es Rose, una de las vampiros que me secuestró -aparece Elena- ¿qué haces aquí?
Creo que os puedo ayudar -confiesa ella caminando por el salón- solo sé lo que he oído con el paso de los años, y tampoco sé lo que es cierto o no. Hay muchas historias de vampiros, pero Klaus es real
¿Quién es ese? -pregunta Sabrina volviendo a retomar su desayuno-
Uno de los originales. Una leyenda -explica Damon trayéndole más azúcar a mi prima. Algún día le daría diabetes por las excesos de azúcares-
De la primera generación -añade su hermano sentado en el respaldar del sillón-
¿Como Elijah? -pregunta Elena tratando de comprenderlo-
No. Elijah era inofensivo comparado con Klaus -replica Rose colocando sus manos a lo lados de su cintura- un soldado raso. Klaus es el jefe
Se dice que es el más antiguo -continua Stefan mirándome durante un momento. Le guiño un ojo con diversión y vuelvo a la conversación-
¿Entonces el supuesto vampiro más viejo del mundo viene a por Elena Gilbert? -pregunto dando un salto para bajar de la silla y sentarme junto a ellos-
Si nos dice la verdad -apunta Damon ocupando mi sitio anterior- y no un truco para que no te mate
Es la verdad y no es un truco -explica la del pelo corto-
Entonces es bastante posible -finaliza el ojiazul-
Elijah está muerto, ¿no? Nadie más sabe que existes -trata de animar Stefan acogiéndome entre sus brazos para sentarme en una de sus piernas-
No que tú sepas -le recuerda Rose-
No eres muy buena para calmar a la gente -señala mi prima tras terminar su café- pero eres realista, me gusta
Yo nunca he conocido a alguien que haya visto a Klaus -niega mi novio enlazando sus manos con las mías sobre mi regazo- hablamos de siglos de verdad mezclados con ficción. No sabemos qué hay de cierto. Podéis ser solo un cuento inventado
¿Por qué lo niegas tanto? -le interrumpe mi prima cruzándose de brazos- tal vez ese psicópata exista y quita matarnos a todos
Exacto. Y no es de los que se rinden fácilmente. Si quiere algo, lo va a conseguir. Si no le tenés, eres un ingenuo -le da la razón Rose-
Vale, lo hemos entendido -suspira Damon. Las tres humanas en el lugar nos miramos y nos levantamos a la vez-
¿Adónde vais? -pregunta Stefan confundido-
Al instituto, ya llegamos tarde -señala Sabrina con diversión colocando la mochila sobre su hombro-
Iré a por mis cosas y os acompaño -anuncia Stefan haciendo el ademán de levantarse-
No hace falta, Stef. Estaremos bien -replico abrazando sus hombros para dejar un beso en sus labios- nos vemos después
O no -se burla mi prima llevándose un codazo por parte de nuestra amiga. Las tres salimos de la casa entre empujones y risas pero en el interior con preocupación-
ME encanta esta nueva clase. ¿Cómo se llama? ¿“Arbología"? -ríe Sabrina caminando por el bosque a mi lado mientras Elena estaba liderando el camino-
¿Cómo habéis conseguido convencerme para esto? -pregunta la rubia a mi otro lado- miento fatal
Ya lo sabemos -le doy la razón enlazando mi brazo con el de ella- pero también ha conseguido convencernos a nosotras. ¡A mí! Yo nunca les dejaría hacer esto si no fuera por una buena causa
Y recuerda distraer a los dos vampiritos -apunta mi prima dándose la vuelta para vernos-
No va a salir bien -repite Caroline con una mueca-
Caroline, te necesitamos para esto. Eres nuestra amiga, promete que lo harás -le pide Elena. Se forma un silencio en el que las tres la miramos por lo que ella suspira y asiente con la cabeza-
¿Y por qué no puede saberlo Stefan? Te apoya en todo -me recuerda Caroline-
Pero también me protege. Nunca dejaría que hiciéramos esto -le explico entrando al lugar oscuro y tenebroso tras ellas- Katherine seguro que sabe cosas sobre Klaus. Si nos dice como detenerlo, problema resuelto
Y nunca dejaríamos a Elena hacer esto sola. Tiene muchos pensamientos impulsivos -añade la pelirroja dándole un pequeño empujón a la nombrada. Caroline nos mira una última vez antes de abrir la puerta de piedra- Katherine, ¿podrías salir de tu Batcueva un momento?
Hola, Elena -saluda la vampiro arrastrándose hacia la entrada del lugar- ¿Habéis venido a ver cómo me pudro? Adiós, chicas
Mientras no cruce la puerta, no puede atacarme. Por favor -nos pide Elena tras ver que no nos movíamos-
Íbamos a hacer esto juntas -le recuerdo con una leve mueca. Ella me mira suplicante por lo que suspiro y tomo la mano de ambas chicas- está bien, nos iremos, pero si notas algo raro, no dudes en llamarnos
Ni de coña, yo me quedo aquí -se cruza de brazos Sabrina bastante decidida. Ninguna es capaz de replicarle-
Gracias -murmura ella. Nos marchamos poco convencidas pero lo hacemos. Si Stefan ve que ninguna de nosotras no estamos, sospechará mucho-
STEFAN camina de un lado a otro por toda la cocina preparándome algo delicioso de comer.
Habíamos visto dos películas y ya empezaba a preocuparme por mi amiga y además, tener hambre.
Riley -me llama Stefan sacándome de mis pensamiento. Levanto la cabeza para verle y le doy una forzada sonrisa- ¿me podrías contar lo que te ocurre? Llevas mucho rato callada
Prometí que no te lo contaría, pero creo que debo hacerlo -suspiro mientras muerdo mi labio nerviosa- pero antes, jura que no te enfadarás conmigo
Riley... -repite él como advertencia. Se sienta a mi lado en la encimera y sujeta mi mano- cuéntamelo
Elena y Sabrina están con Elena -confieso apretando su mano para calmarlo- Elena quería investigar más sobre Klaus y creía que ella sabría mucha información. Al principio me parecía buena idea, peor ahora ya no tanto
Gracias por contármelo -murmura el vampiro rodeándome con sus brazos. Correspondo su abrazo y nos quedamos así unos segundos hasta que se vuelve a levantar- las traeré a casa
¡No me dejes aquí! -niego mientras me cruzo de brazos- ¿y si les ha pasado algo?
Estarán bien, no te preocupes. Volveré pronto -me tranquiliza él. Besa mis labios cortamente y se marcha en un abrir y cerrar de ojos-
ELENA, Sabrina y yo nos habíamos pasado como diez minutos abrazadas en el sillón.
La primera balbuceaba entre sollozos lo culpable que se sentía y el peligro en el que nos había puesto pero nosotras dos solo tratábamos de calmarla.
Stefan había terminado la lasaña y servía nuestros platos en silencio.
Horas más tarde, Elena se había conseguido dormir.
Tenía su cabeza en mi regazo y sus piernas sobre las de una Sabrina dormida.
Sonrío levemente al ver a Stefan limpiando los platos en la cocina y le llamo en voz baja para no despertarlas.
¿Puedes quedarte esta noche? -le pregunto. No pasan más de tres segundos cuando le veo sentado a mi lado. Me acurruco en su pecho y nos quedamos en un cómodo silencio- Stef, eres el mejor vampiro que he conocido
El sueño ya te está afectando -ríe él dejando un beso en mi mejilla y tomando una manta para pasarla por las piernas de todas- además, ¿cuántos vampiros conoces?
Más de los que debería, creo -contesto con diversión levantando la cabeza para verle- y tú eres el mejor de todos ellos
Descansa -finaliza Stefan besando mi frente y abrazándome de nuevo. Y así, como muchas de las noches que Stefan se quedaba, pude dormir en paz-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro