Setenta y siete
INTERRUMPIMOS el vídeo que Bonnie le estaba haciendo a su madre cuando entramos en nuestra habitación tras haber ido a comprar.
Sí, finalmente las cinco estamos en el mismo cuarto del campus.
A la tercera va la vencida, ¿no?
Te echo de menos. Por favor, ven a verme cuando puedas. Te llamaré pronto. Adiós -finaliza la bruja apagando el móvil-
Y por cierto, mamá, ya ni soy bruja porque morí y volví del Otro Lado -se burla Elena dejando las bolsas sobre la calma-
Sí, soy el ancla sobrenatural que conecta los dos mundos -continua Caroline en el mismo tono divertido-
Bueno, y no puedes olvidar que soy un fantasmita que la gente puede verte y tocar pero... -añade mi prima entre risas-
Vale. He omitido un detallito o dos -acepta nuestra amiga- se lo explicaré cuando venga a verme. ¿De qué tamaño es la fiesta que me momtáis?
Teniendo en cuenta que Silas y Tessa se han ido y tú has vuelto... Tiene que ser una fiesta enorme -respondo emocionada dando saltitos sobre la cama-
O esa es la idea, porque en la universidad solo tenemos un amigo cada una -confiesa Elena con una mueca-
Y, encina, el mío no ha vuelto a dar señales desde que me besó y al tuyo lo vieron con una sociedad secreta que odia a los vampiros -nos recuerda Caroline-
Augustine, ¿no? ¿Los que encubrieron la muerte de Megan y quieren echarnos del campus? -afirma en una pregunta Bonnie. Las cuatros compartimos miradas llamando su atención- ¿qué? Estoy al día. El Otro Lado es aburrido. ¿Qué otra cosa iba a hacer?
Hasta estando muertas eres una cotilla -se burla la pelirroja- y a mí me da igual lo que el escuadrón de Augustine quiera, no nos iremos.
Mi prima tiene razón, estamos empezando una vida normal, o lo más normal posible, no dejaremos que nadie nos lo impida -afirmo con una sonrisa para luego unirnos en un abrazo-
¡Anda, mira! Tengo que ir a inscribirme en las clases -señala Bonnie tras mirar su teléfono. Nosotras solo tratamos de no reír por su vaga excusa-
Que te diviertas inscribiéndote -se burla Elena aprovechando que nuestra amiga se había girado. Comenzamos a imitar gestos y sonidos de besos haciéndola quejar mientras se iba-
Sí, yo también tengo que inscribirme...no llevo aquí un mes ni nada por el estilo -se burla Sabrina tomando su móvil-
Dais asco -murmuro con diversión cruzándome de brazos y negando con la cabeza-
Si Stefan estuviera aquí, no dirías lo mismo -me señala la pelirroja para luego marcharse-
DESPUÉS de preparar todo para la fiesta, los invitados empezaron a llegar.
Nuestro punto de mira Jesse, un nuevo vampiro en el campus.
Damon estaba interrogando al profesor de Microbiología dado que él había sido el culpable de que nuestro amigo fuera un vampiro.
Elena hablaba con el antiguo amigo de Megan.
Sabrina se encargaba de que todo el mundo lo estuviera pasando bien.
Y yo, lamentablemente, tenía la esperanza de que cierto vampiro se presentase en la fiesta.
¿Mi mejor idea? Llamarlo o más bien hablarle a su contestador.
Hola, Stefan -saludo mientras voy a un lugar más tranquilo- sé que estarás muy ocupado afrontando tus traumas y haberte pedido ir a una maldita fiesta de universidad ha sido una tontería, pero me hubiera gustado mucho que estuvieras aquí. Si necesitas algo, estoy aquí, Stef
Pero cuando vi a mis amigos empezar a irse, supe que algo malo estaba pasando.
Y no me equivocaba, Sabrina había matado a Jesse para salvar a Damon.
SALGO de nuestra habitación a las tantas horas de la madrugada en busca de atracar la máquina expendedora.
Limpiar el desastre de una fiesta es agotador y da hambre.
Evito soltar un grito por el susto al encontrarme a Stefan allí.
Eso ha dado miedo, mucho.
Ehm...buenas noches, supongo -saludo confusa mientras trato de tapar mi pijama de arcoiris con mis brazos- ¿Qué... qué te trae por aquí?
Creo que llego un poco tarde a la fiesta -responde él sentándose en un banco del pasillo junto a mí-
No pasa nada, tampoco es que te perdieras mucho -me encojo de hombros. Le miro sorprendida cuando apoya una mano en mi pierna pero la tomo con rapidez-
Sé que te hacía ilusión, lo siento -añade el vampiro. Beso su mejilla y le abrazo quedando en un cómodo silencio- ¿Adónde ibas tan tarde?
A buscar algo en la máquina expendedora, tengo hambre -confieso soltando una leve risa-
Salgamos a buscar comida de verdad -me ofrece Stefan levantándome del asiento gracias a nuestras manos juntas-
Está bien, pero déjame cambiarme... -señalo haciendo el ademán de entrar de nuevo-
Vamos, no es la primera vez que sales en pijama -le resta importancia colocándome sobre su espalda y caminando rápidamente para evitar que dé marcha atrás-
Solo lo acepto porque es comida -le advierto con diversión sujetando sus hombros para no caer. Estos pequeños momentos me hacían pensar en que lo nuestro tendría futuro-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro