Sesenta y cinco
APROVECHO que Stefan está en el baño dándose una ducha para ponerme una de sus camisetas sobre mi ropa interior e ir en busca del desayuno.
Entro a la cocina mientras rasco uno de mis ojos más dormida que despierta y ni siquiera me inmuto cuando me encuentro con Rebekah sentada en la encimera leyendo un periódico aburrida.
Vale, sé que te metieron en un ataúd y no estás muy actualizada pero aún entrar a casas ajenas es allanamiento y además, existen los timbres -le recuerdo mientras utilizo dos palillos para amarrar mi pelo y comenzar a preparar la cafetera-
Riley, ¿has visto mi...? -comienza Stefan entrando a la cocina sin camiseta y secando su pelo con una toalla. Mira a la rubia y luego a mí confundido. Yo solo me encojo de hombros sin saber explicarle cómo ha pasado esto-
¿Tu camiseta? No sé donde puede estar -respondo con diversión pasando por su lado, besando cortamente sus labios y yendo en busca de las galletas. Él se marcha y vuelve con rapidez pero esta vez con una camisa y el pelo seco-
¿Qué haces aquí? -le pregunta Stefan colocando el azúcar y la leche en las tazas. Yo le miro expectante y él añade dos cucharadas más a mí taza. Su jugada no ha salido bien-
Tengo un plan -anuncia la Original sin moverse de su sitio- la cura está con Silas, el ser que asusta tanto a Kol. Shane estaba tan empeñado en demostrar su existencia que reveló una clave para resucitarlo: su lápida.
¿Quieres robarla? -pregunto confundida tomando un vaso y sirviendo el café restante. A pesar de que esté loca, mi buenos modales me impedían no servirle algo de comer-
Sí, el equipo de Shane se aliará con el de Rebekah y el de Klaus se quedará en la estacada, como merece -nos explica Rebekah orgullosa de su plan-
Vale, todo lo que tú quieras, pero primero quiero desayunar en paz y tranquilidad -les advierto tomando mi taza y mi plato con galletas y caminando hacia la mesa. Rebekah mira a mí novio pero este levanta sus manos con inocencia y repite mi acción-
BUENO, la lápida no está aquí -anuncia Stefan molesto cerrando el cajón de un golpe-
Cálmate, Stef, ya aparecerá -trato de tranquilizarlo mientras busco en otro lugar. Evito reír al encontrar el bote de las hierbas del profesor y lo saco como si de un anuncio de pasta de dientes se tratase- te las recomiendo para combatir el estrés. Créeme, surgen mucho efecto
¿Cuándo las probaste? -me pregunta él entre confuso y divertido-
No lo recuerdo -miento exageradamente dejando el tarro sobre la mesa- si quieres culpar a alguien, es a Bonnie. Pero, repito, te vendría bien calmarte un poco
Escucha a tu novia, Stefan -Rebekah se pone de mi parte- necesitas calmarte. Al profesor no le importará
Deberías de dejar de juntarte con Jeremy -me advierte el vampiro mientras aceptaba mis manos- hagámoslo
POR esa misma razón, Rebekah, Stefan y yos seguíamos en el despacho del profesor... más relajados.
Pasamos un rato más allí hasta que un chico apareció y nos escondimos.
Gracias al efecto sorpresa, Rebekah sujetó al hombre y le ató a una silla pero no pudimos sacarle información.
Había tomado verbena, además, cuando ya estábamos haciendo un plan B, no solo se mordió la lengua, tomó un cuchillo y se suicidó.
Abro aquí la duda: ¿fue Klaus, Damon o un nuevo competidor el que le obligó a hacerlo?
Solo, y digo esto porque es raro que no tuviéramos una lista de cien problemas, nos surgió algo más.
Sabrina necesitaba ayuda y obviamente yo iba a acudir.
Bueno, técnicamente fue Stefan quién le partió el cuello a su hermano para evitar que saltara sobre su agresor, Jeremy, y también el que lo llevó a casa pero yo le ayudé... moralmente.
DESPUÉS de dos tazas de té, Sabrina me contó que Damon estaba siendo obligado por Kol y que ella no puede acercarse a él porque por su vínculo querrá liberarlo.
También conseguí que se durmiera, aunque fuera en el sofá del salón, y aproveché para entrar con rapidez al cuarto donde se encontraba Damon.
Hola, vampirito -saludo con una media sonrisa mientras me siento en el suelo a su lado y limpio la sangre de sus antiguas heridas. Damon no dice nada, solo me mira fijamente y sí, es demasiado creepy- ¿necesitas algo más? Y no, no puede ser Sabrina
¿Has estado...fumando? -me pregunta él tras olisquear el aire. Yo solo rio mientras recojo todo lo usado y me levanto-
Es todo fruto de tu imaginación -niego burlona. Me acerco a la puerta, donde Stefan está para vigilar que Damon no quisiera matarme por sus impulsos por parte de Kol- descansa, Damon. Ha sido un día duro para ti.
Vale, princesa pucheritos -murmura el pelinegro sin moverse ni un poco del suelo. Le regalo una última sonrisa con pena y su hermano cierra la puerta por seguridad. Tapo mi boca con las manos para reprimir un grito cuando me toma entre sus brazos al estilo nupcial y luego rodeo sus hombros-
¿Qué haces, cariño? -pregunto confundida dejando un beso en su mejilla mientras subía las escaleras-
Te he preparado un baño caliente -anuncia él abriendo la puerta con una leve patada-
¿Has hecho algo por lo que deba enfadarme? -entrecierro los ojos finalmente soltando una pequeña risa-
Solo me apetecía cuidarte un poco -confiesa el vampiro dejándome en el suelo del baño. Tomo su mano antes de que pudiera irse pero este solo cierra la puerta y se gira de nuevo- tranquila, no voy a dejarte sola
Te quiero -respondo besando sus labios. Solo os diré que disfruté como nunca antes darme un baño-
¿QUÉ tienen Los Originales con entrar a casas ajenas cuando les sale de las narices? -me quejo en voz alta entrando a la cocina. Esta vez tenía el pijama puesto pero era igualmente ridículo-
Oh, no te recordaba tan maleducada, querida -me dice Klaus apoyado en la mesa de la cocina-
¿Qué pasa ahora? -añade Stefan apareciendo a mi lado-
Por lo visto, mi hermano Kol va por ahí con la estaca de roble blanco en la mano y el homicidio en la mente -nos explica él mordiendo una de las galletas-
Ya, no es nada nuevo, intentó matar a Rebekah anoche -apunto dejándome caer en el costado de mi novio cansada de estas interrupciones mañaneras-
Sí, pues, por desgracia, me temo que se ha fugado con mi juego de dagas -confiesa Klaus molesto-
¿Y eso a nosotros qué cojones nos importa? -Sabrina es la próxima en aparecer-
El miedo irracional de Kol hacia Silas lo ha desquiciado -continua el vampiro- tenemos que pararlo cuando antes. Sé que os estáis viendo con Rebekah y que tiene la última daga y que tiene ceniza blanca, así que las quiero
¿Y eso me sigue importando por qué...? -comienzo igual de confusa que antes-
No me las va a dar solo porque sí, necesito que la hagáis entrar en razón -nos pide él. Sabrina se ríe en toda su cara y palmea su hombro tras acercarse a él-
Tienes como mil años en cada pierna, así que hazme el favor de encargarte de tus propios problemas familiares -niega la pelirroja para luego marcharse. Él nos mira a los dos pero yo solo me suelto del agarre de mi novio y repito la acción de Sabrina-
RESULTA que el nuevo alcalde, y padre de Bonnie, había metido verbena de a saber dónde en los suministros del agua.
Así que digamos que los vampiros estaban un poco jodidos pero teníamos otros temas pendientes.
Klaus cuidada a Damon, y si, suena muy mal.
Mientras que Sabrina estaba haciendo de guardaespaldas de Jeremy y Bonnie por si acaso Kol se volvía loco. Otra vez.
Otro punto que añadir a la lista era un gran plan hecho por Elena.
Ella quería que su hermano matara a Kol, que Matt matase a Rebekah para que no pudiera vengarse y por último, Bonnie con alguno de sus dotes mágicos podría alejar a Klaus.
Encontramos la cura y ¡fin!
¿Tienes expectativas con esto? Porque yo tampoco.
Pero como soy demasiado Hufflepuff, estaba ayudando a mi novio a buscar la daga.
¿STEFAN te ha mandado para conseguir la daga? -es lo primero que me dice Rebekah tras asomarme en su habitación-
¿Sabes qué? Pues si -comienzo mi plan soltando un suspiro y metiendo las manos en mis bolsillos. La rubia me mira curiosa mientras deja de buscar un vestido para el baile- pero tengo serios problemas de empatía y...me das pena. No soy capaz de usar a otras personas para mi propio bien
¿Crees que me creo tu rollo de cachorro inocente? -pregunta la vampiro con sarcasmo-
No, pero se me ha ocurrido una idea que tal vez te guste -anuncio sentándome en la cama- sé que las últimas veces que has tenido oportunidad de ir a bailes del insti, no has podido, así que...¿quieres ser mi acompañante?
¿No lo habían suspendido? -me recuerda Rebekah confusa-
Pero no han quitado la decoración -señalo con una media sonrisa. Ella se gira percha en mano y me mira fijamente-
Será mejor que empieces a buscar algo mejor que ponerte -me pide ella. Aplaudo emocionada y comienzo a tratar de entablar una conversación normal con ella. En realidad, hacerle esto me dará pena-
CREO que vi una película de terror que empezaba justo así -anuncia la Original tras abrir las puertas del gimnasio mostrando la decoración con la tenue luz que mostraba el pasillo tras nosotras-
Supongo que has visto muchas generaciones de películas -le digo mientras busco los interruptores- no puedo imaginarme cómo ha cambiado la tecnología
Estas son mejores que unas películas malas que se veían en blanco y negro -me da la razón ella. Sonrío levemente cuando las luces finalmente se encienden y suena una canción de fondo-
Yo creo que me hubiera gustado verlas. En realidad, creo que veo más películas viejas que nuevas -confieso caminando entre los globos para ir hacia la cabina de música- ¿algo que quieras escuchar?
Te dejaré elegir pero no pongas nada cliché -acepta la rubia. Yo miro el teléfono para ver que Stefan me ha escrito. “Sigo buscando". Conecto el móvil a la mesa de controles y sonrío al reconocer el ritmo de una de las canciones de ABBA-
¿Cómo eran los ochenta? -le pregunto para hacer un poco de tiempo-
Una época bastante...excesiva -me explica ella- pero seguro que tu novio te ha hablado de esos años
Un poco -admito encogiéndome de hombros- él dijo algo sobre la importancia del amor y amistad y todos esos rollos tontos que me gustan. ¡Pero no estamos aquí para hablar de él! ¿Bailamos?
He escuchado que eres bastante torpe, ¿podrás con esto? -me dice con diversión. Comienzo a bailar dando un par de pasos hacia atrás invitándola de nuevo en silencio. Ella se permite soltar una risa y seguir mi ejemplo-
HABÍA conseguido alcohol y además averiguar dónde estaba la daga.
Rebekah la tenía escondido en su zapato todo el rato.
Escribo a Stefan entre números y letras de más por la rapidez de la emergencia pero de una forma entendible.
Y no sé cómo, pero Rebekah y yo habíamos terminado tiradas en mitad del pasillo riendo como estúpidas a la espera de que un globo aterrizara rozando nuestros pies para darle una patada y devolverla arriba.
Ladeo la cabeza para verle cuando toma la daga y me la coloca en la mano sin decir nada.
Yo solo suspiro mientras cambio el arma a mi otra mano y aprieto la suya con fuerza como apoyo.
No te sientas mal, no es la primera vez que me utilizan -me dice la rubia con algo de pena-
Lo siento mucho, Rebekah. Estoy segura de que podíamos haber sido muy buenas amigas, si no me hubieras tirado de un maldito puente junto a mis amigos -admito mientras me siento rápidamente-
Sé que no me merezco el perdón de muchas personas, pero por esa misma razón quiero ser humana. Para comenzar una vida nueva como todos los demás -finaliza ella repitiendo mi acción. La miro fijamente y asiento con la cabeza entendiéndola. Se merece algo mejor-
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro