SABRINA.
Me despierto de un profundo sueño, probablemente por el accidente que tuve horas atrás, y comienzo a buscar entre mis pensamientos que puedo estar haciendo en un coche.
De pronto recuerdo que alguien está conduciendo y cuando veo a Damon Salvatore solo puedo soltar un quejido.
Buenos días -se burla él apartando la mirada de la carretera por un momento para mirarme-
Dime que me estás llevando a casa -suelto un suspiro colocando una de mis manos en mi cabeza con dolor-
Al menos de que tengas casa en Georgia, no lo creo -explica Damon volviendo a mirarme- ¿cómo te encuentras?
No hagas como que te preocupas por mí -le pido recogiendo mis piernas para abrazarlas-
Te he salvado la vida tres veces -enumera él con cierto recelo- y tú me has dado las gracias a puñetazos. Espero que busques una forma más original esta vez.
Estaba yendo a buscar a Riley. Me dijo algo sobre Katherine y Elena pero luego no me contestaba. Fui a buscarla pensando que estaría en peligro o algo parecido -comienzo a recordar con preocupación- pero de camino a su casa atropellé a alguien. No sé quién era. Damon, tenemos que volver. Mi madre y Riley se preocuparán si no saben dónde estoy. ¡Estoy hablando en serio! Para el maldito coche
Me gustabas más cuando estabas dormida, o simplemente sin hablar -se queja el chico colocándose a un lado de la carretera. Salgo del vehículo con dolor encontrándolo rápidamente a mi lado-
Estoy bien -murmuro alejándome de él y apoyándome en el coche- te digo en serio cuando tenemos que volver. ¿Por qué coño me llevarías contigo a Georgia? Espera, ¿ese es mi teléfono? Devuélvemelo
Es tu prima -anuncia él descolgando- sí, está conmigo. Está bien. Quiere hablar contigo
Estoy bien -afirmo feliz de escuchar su voz- volveré a casa pronto. Cuando este imbécil me deje en paz. No te preocupes por mí...
No seas tan aburrida -me pide Damon tras colgar- todos tus problemas y cosas de humanos seguirán en Mystic Falls cuando vuelvas. No te va a pasar nada por irte un rato
El problema es que no quiero estar contigo -señalo con diversión ante la cara que puso ofendido- eres un capullo arrogante, controlador, imbécil y además secuestrador. Perfecto para una película de terror
En este tiempo que estemos en Georgia te demostraré todo lo contrario. Dame una hora, sino volveremos a casa -estira su mano hacia mi. ¿Damon me estaba retando para conocerle?-
Ya me puedo ir preparando para volver pronto a casa -celebro estrechando su mano- no vale usar ese control mental para ganar
No lo necesitaré -finaliza Damon subiendo al coche con una media sonrisa-

ME gustaría saber dónde está mi coche -le pido mientras muerdo una hamburguesa-
Lo dejé en un lado de la carretera -le resta importancia Damon aún conduciendo-
El tío ese al que atropellé parecía ser un vampiro -añado dándole otro mordisco- ¿Lo era?
No lo puedo saber bien, lo vi de lejos. Tampoco es que quedemos todos en el bar de los vampiros -niega él haciéndome sonreír levemente. Da un giro, que por poco me parte el cuello, y frena frente a un bar-
Ya lo he intentado antes, no me dejarán pasar -replico saliendo del coche y siguiéndole-
No. No puede ser. Damon -saluda una mujer saliendo detrás de la barra para caminar hacia nosotros- mi pastelito
Qué asco -me quejo viéndolos comerse la boca. Acto seguido vamos hacia la mesa y nos entrega unos chupitos. Damon se bebe el mío con rapidez y luego vuelve a colocar frente a mí aparentando que yo lo había bebido. Menos mal, no pienso estar borracha junto a un vampiro-
¿Y a ti como te ha cazado? -me pregunta la camarera-
Ya le gustaría -respondo con diversión- soltera estoy mejor pero ya que has empezado tú, ¿cómo os conocisteis?
En la facultad -me explica ella a lo que yo rompo a reír. ¿Damon estudiando? Ya, claro- hará unos veinte años, cuando yo era una dulce jovencita conocí a este hermoso hombre y me enamoré. Entonces él me contó su pequeño secreto. Y me enamoré aún más, porque sabes yo también tenía un secreto que deseaba compartir con alguien
Es bruja -confiesa Damon acercándose a mi oído. No sé por qué me dió escalofríos su cercanía pero tampoco quería descubrirlo- arrasé su mundo
Es bueno en la cama, ¿verdad? -me pregunta la mujer- pero al final no es más que otra equivocación. Así que...¿a qué debo la visita?

LA chica que reía sentada junto a Damon era yo.
Sí, exactamente yo.
El chico tenía su encanto, lo admito tan solo en mi mente.
Era ingenioso con las bromas, me había contado anécdotas ridículas de su hermano y yo había compartido algunas también.
Habíamos tomado un poco e incluso me había invitado a comer de nuevo.
Hay una cosa que no entiendo -anuncio mientras dejo mi verdura en su plato con asco- ¿cómo puedes comer esto si estás...bueno, muerto?
Mientras mantenga una cantidad mínima de sangre en mis venas, mi cuerpo funciona normalmente -me explica encogiéndose de hombros y tomando un trago de su cerveza-
¿Por qué eres tan idiota en algunos momentos y en otros no? -le pregunto dándole un pequeño empujón-
¿Ves? Te dije que suelo caer bien, a partir de hoy seres mejores amigos -se burla Damon haciéndome soltar una risa irónica. Antes me convertía en vampira antes de tener algún tipo de relación con él-

UNAS rondas de chupitos más tarde...
Había hablando y retado a extraños haciéndolos beber o teniendo que beber yo.
Me lo estaba pasando realmente bien.
Mi madre me llamó de pronto para echarme la bronca por no asistir al instituto pero fui interrumpida por otro secuestro.
Un tipo raro me había apartado de los demás.
Acto seguido Damon apareció siendo cubierto por gasolina.
El chico quería venganza por su novia.
Sabía que lo mataría cuando sacó un mechero.
No hagas esto. No te conviertas en él. Sí lo matas quedará en tu consciencia por toda la eternidad -le recuerdo bajando con rapidez las escaleras para acercarme un poco- no lo mates. Sé mejor que él. La venganza nunca trae nada bueno... Gracias
No ha sido por ti -niega el tras empujar a Damon por los aires y marcharse. Corro hacia el vampiro y le levanto con cuidado del suelo. Maldito Damon al que odio y me gusta a la vez-

DAMON, ¿por qué me has traído contigo? -repito acomodándome en el sofá del coche con una tarrina de helado entre las manos- me odias. Nos odiamos mutuamente
No te odio, es más, no eres la peor compañía del mundo, Sabrina -niega Damon- valórate más
No te creo -replico señalándole con la cuchara-
No lo sé. Estabas sola y pérdida en la carretera. Casi siempre te veo sola de no ser por Riley -confiesa Damon sin apartar la mirada de la carretera-
Uno: da miedo que me vigiles -apunto con diversión- dos: estoy bien con Riley, ¿para que tener a más gente si la tengo a ella?
Nos parecemos más de lo que parece -continua él haciendo que le un golpe en el hombro- no lo admitas, pero lo sabes
¿Sabes qué? -pregunto con emoción- te he salvado la vida.
Te falta salvarla dos veces más y estaremos en paz -contesta Damon haciéndome reír- y comparte tu helado. Lo he pagado yo
¡No! ¡No! ¡Damon, me da asco las babas de los demás! -me quejo tratando de pelearme por el helado mientras él se lo comía con una so risa victoriosa-

¡RILEY! -grito corriendo hacia ellos. Allí se encontraba ella pero no parecía nada feliz. Elena estaba entre sus brazos llorando y Stefan las miraba en completo silencio- vale, ¿qué ha pasado aquí? ¿qué has hecho, Stefan?
Fue él quien me salvó del accidente -señala Elena entre sollozos- y también sé sobre mi parecido con Katherine. Mis padres no eran los de verdad. Me adoptaron
¿Por qué pasan cosa interesantes cuando me voy? -me quejo acomodándome a su lado para abrazarla-
Tú y yo tendremos que hablar -responde Riley acariciando el pelo de nuestra amiga- Stefan, ¿puedes traernos pañuelos?
Enseguida vuelvo -afirma él marchándose-
Estaremos bien -susurra mi prima. Si ella lo dice, me lo creería. Todo lo que ella diga lo aceptaría sin pensarlo dos veces-