Noventa y seis
HOY era un día ocupado.
Todos nosotros estábamos preparando una fiesta de cumpleaños para Bonnie.
Teníamos la esperanza de que nos veía desde algún lugar.
Cocinaba una deliciosa tarta mientras Caroline me daba ideas para la decoración de esta.
¿Soy yo o sus ojos te siguen por toda la habitación? -pregunta la rubia mientras miraba el peluche del oso-
No lo sé, pero no creo que quiera averiguarlo -niego divertida batiendo la masa mirando al oso- hace muchos años que no la veíamos
Desde que teníamos como dice -me da la razón Caroline-
Es la que Bonnie envío desde 1994 -aparece Stefan con Scott entre sus brazos. No sé quién de los dos es más adorable- supongo que perdió la original
Recuerda que me quieres -me advierte la rubia para luego volver a hablar- no la perdió. La cogí yo
¡Caroline! -me quejo sorprendida dándole un leve golpe en el hombro-
¿Recuerdas aquella riña que tuvimos Bonnie y yo cuando éramos pequeñas? -pregunta Caroline mientras Stefan nos miraba divertido- mi venganza fue secuestrar a Osa Mimosa. Como no quería que mi madre lo descubriera, la enterré. En el bosque. Dejé unos M&M para marcar el lugar donde la dejé, pero se los habrán comido
Es verdad, yo lo recuerdo, cavé el agujero -aparece por el otro lado mi prima. Está bien, ¿qué clase de locas tengo como amigas?-
Vale, sí, es hora de ir a buscarla -afirmo metiendo la tarta en la nevera y quitándome el delantal-
Espera, ¿qué? -pregunta Stefan desorientado dejando de mirar al pastor alemán para vernos-
Espero que no resucite y os quiera matar -anuncia Sabrina riendo y tomando a Scott con su brazo libre-
Está bien, nosotros iremos a por ella pero ustedes terminan con todo esto -finalizo señalando la cocina patas arriba. Algo tendrán que hacer-
UN rato más tarde, me encontraba cavando en busca de un maldito peluche.
Riley -me llama Stefan tras darle un sorbo a su bebida. Yo me giro tras apartar mi pelo y suelto un suspiro- no sé si lo sabes, pero te conozco demasiado
Lo sé -asiento con la cabeza clavando la pala en la tierra-
¿Qué estamos haciendo aquí? -pregunta él mirándome de esa forma que decía “vamos, los dos lo sabemos"-
Arreglar el único aspecto de mi vida que no significa muerte o el más allá -confieso con pena- no pensé que esto acabaría de esta forma. Kai está tocando las narices, Liz se está muriendo, Caroline sigue sintiéndose culpable a pesar de todo y Bonnie no está ¡Y tú estás ahí simplemente mirando sin ayudar!
Estás enfadada, lo entiendo. Pero tienes que dejar de retener esa furia, simplemente libéralo -me pide Stefan caminando hacia mí-
Lo dices como si fuera fácil -rio irónica cruzándome de brazos-
En este momento, no sé si quieres abrazarme o pegarme -confiesa el vampiro haciéndome reír levemente-
Puede que ambas -le doy la razón dejando mis brazos caer a cada la de mi cuerpo-
Hazlo -afirma Stefan haciendo un gesto con su mano-
No voy a pegarte, Stefan -niego con la cabeza mientras le miro incrédula-
Vamos, no me dejaré usar como un saco de boxeo muchas veces -me recuerda él estirando sus brazos. Ahí va el primer golpe y, honestamente, me sentí mucho mejor-
Está bien, vamos, sigue -insiste Stefan tras tocar su mandíbula golpeada. Está vez le di con la pala y aproveché el golpe para tirarlo al suelo. Suelto un pequeño grito cuando caigo a su lado y finalmente dejo salir una sonrisa aliviada-
Puede que me compre un saco de verdad -admito asintiendo con la cabeza. Ruedo por la tierra y me abrazo a su costado- lo siento. ¿Estás bien?
Sí, he recibido golpes peores -le resta importancia ladeando la cabeza para verme- ¿cómo te sientes?
Mejor. Gracias -susurro besando su mejilla y pegándome a su pecho-
DEBERÍAMOS de volver a casa -anuncio levantándome lentamente haciendo que él también lo hiciera-
Espera un momento -pide Stefan señalando el suelo- ¿eso no es una oreja?
¡Sí! -celebro corriendo para tomar el peluche. Pobrecita...-
¿Seguro que podemos arreglarla y dejarla como nueva? -pregunta él confuso viendo al oso-
Lo dudo -rompo a reír al ver su cabeza separarse del cuerpo. Apoyo mi frente sobre su hombro y rompo a llorar. Vaya con las emociones vampíricas...-
Tranquila, todo irá bien -susurra levantándome del suelo para acomodarnos en un abrazo-
Solo quiero pasar todo esto ya -pido en voz baja sin poder soltarlo-
Lo sé, y llegaremos, estaremos bien -afirma Stefan asintiendo con la cabeza. Besa mi mejilla y ambos nos quedamos allí apoyándonos mutuamente-
STEFAN y yo estábamos preparando la cabaña en el bosque con varias cosas que le gustaban a Liz y Caroline.
Las dos merecían olvidarse del resto y pasar unos días juntas madre e hija.
Habíamos dejado todas las cajas dentro listas para comenzar a sacar las cosas de dentro.
Me llevó un par de horas colocarlo perfectamente ordenado.
Stefan, mira que he encontrado -rio sacando una bicicleta rosa y morada mientras Scott ladraba y brincaba a mi lado-
¿Estás bien? -se burla él sabiendo lo mucho que me gustaba verle en camisa de tirantes y mucho más arreglando cosas-
Te odio -advierto sacándole la lengua- esta bici era de Caroline. Un vez quise probar montarme en ella y mi raspé la rodilla. Mi tía me tuvo que curar. Recuerdo que Caroline estaba celosa de mi venda de Barbie
Eres una buena amiga -afirma Stefan bajando lentamente de las escaleras- a pesar de todos los problemas, la has puesto como tu prioridad
Cuando mi madre murió, no tenía mucha conciencia como para recordarla pero ella sí. Merece hacer todo lo que quiera con la suya -admito con una media sonrisa caminando hacia él- gracias por ayudarme, Stef
No me des las gracias, tú siempre has estado para ayudarme, esto no es nada -niega el vampiro. Coloco mis manos en su cuello y beso lentamente sus labios-
Te quiero -murmuro apoyando mi frente contra la de él. Rio al escuchar un ladrido por lo que me agacho rápidamente para tomar a Scott- a ti también, celoso
Pero yo llegué primero -le advierte Stefan haciéndome reír-
SALGO al porche viendo a Stefan sentando en el suelo con la botella abierta de bourbon y Scott dejándose acariciar por sus manos.
Le saco rápidamente una foto y me siento a su lado.
Pronto llegarán -anuncio ahora robando la atención del cachorro-
¿Te imaginas a nosotros viviendo en lugar parecido a este? -me pregunta él tomando una de mis manos-
No estaría mal -asiento con la cabeza sonriendo- Scott tendría espacio para correr por el bosque y... Nuestros hijos también. No necesito que tengan nuestra sangre, Stef. Me he dado cuenta de que la familia no se trata de eso. Simplemente del amor, lealtad, respeto y de pasar los malos momentos a su lado. Que pasen años y sepas que puedes contar con ellos
Se supone que hoy íbamos a hacer un buen acto al hacer esto, no hacerme llorar -me pide Stefan al mismo tiempo que apartaba una lágrima de su mejilla- gracias por darme con esa taquilla
Gracias por venir a mi casa a disculparte por irte -añado besando cortamente sus labios-
Te quiero, te quiero, te quiero... -susurra entre besos recostándome sobre su pecho mientras Scott movía la cola con felicidad y se apoyaba en su pierna. Pequeños momentos de felicidad que apartan todo lo malo-
EN mitad de la noche, fuimos lo más rápido que pudimos al hospital ya que Liz estaba muy mal.
Y por mal me refiero a un coma.
Entro a la habitación donde se encuentran las dos rubias y me siento junto a Caroline en el borde la camilla.
Tomo su mano y la aprieto con fuerza.
“Estoy aquí” es todo lo que quería decirle.
Tendría que haber estado con ella -se lamenta mi amiga sin apartar la mirada de su madre- no he podido despedirme de ella, Riley
Tal vez si puedas -replico llamando su atención- hay una forma de hacerlo, aunque bastante diferente a lo normal
¿De qué hablas? -pregunta la rubia confusa-
Despeja tu mente y piensa en tu recuerdo favorito con ella -le pido con una media sonrisa soltando lentamente su mano-
Hay demasiados -susurra Caroline reteniendo un sollozo-
Lo sé, simplemente piensa en el primero que te venga a la mente. Confía en mí -añado para luego tomar su mano y colocarla encima de la de su madre- entrarás a sus recuerdos. Le vas a demostrar que no está sola. Te sigue teniendo
Y tú tampoco lo estás, Caro. Estamos aquí contigo -aparece Sabrina. Se abraza a su novio buscando algo de consuelo-
Estamos aquí -repite Elena colocándose a su lado en el suelo. Stefan apoya su mano en mi hombro por lo que yo coloco mi mejilla sobre esta. Nos apoyamos silenciosamente. Con estar juntos tenemos más que suficiente-
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