Cincuenta y tres
ELENA había averiguado que Esther había unido a sus hijos por un hechizo y que los quería matar a todos.
Recuérdenme nunca regalarle una taza de “Eres la mejor madre"
Por ese mismo motivo, Sabrina y yo teníamos una conversación seria por primera vez en toda nuestra vida.
Sabrina, entiendo que Klaus tenga que morir pero no todos los demás -le explico abrazando un cojín- o al menos no Elijah. Nos ha ayudado varias veces y no merece morir
¿Seguro que no tiene nada que ver con que quiera abalanzarse a por ti y no soltarte en los siguientes mil años de su vida? -me pregunta ella con diversión. Le miro mal pero mi prima solo levanta las manos inocente-
No vais a hacer nada para estropear el plan -aparece Damon tirándose sobre nosotras aplastándonos en el proceso-
Klaus tiene que morir -añade Stefan entregándome una taza de café. Sonrío agradecida y le doy un sorbo a la bebida. Raro pero lo acepto-
SIN ningún motivo aparente, Elijah y yo habíamos salido a dar un paseo.
En mitad del bosque.
Quitando lo tétrico que sonaba, me estaba contando un poco del pasado de Mystic Falls.
Echaba de menos esta tierra -anuncia él tras bajar del coche-
En realidad es algo sorprendente que pudieras ver esto hace mil años y como ha cambiado en el presente -admito abrochando los botones de mi abrigo-
Tu instituto se construyó sobre un poblado indio -explica el vampiro- allí vi mi primer hombre lobo. La plaza del pueblo era el punto donde se reunían para la oración. Y muy cerca había un campo donde se pastaban los caballos salvajes
¿Y esto que es? -le pregunto tras dar un par de pasos-
Aquí solía jugar cuando era niño, hay una cueva debajo -señala Elijah con nostalgia- conecta con un sistema de túneles que recorre toda la zona. Puede que la naturaleza nos protegiera así de la ferocidad de la luna llena. Mi madre decía que debía haber un equilibrio
Elijah, ¿podemos hablar? -le pregunto a lo que este me mira confuso- vale, sí, se que ya estamos hablando, pero me refiero de una cosa...bastante importante
Claro, ¿qué te preocupa? -responde él. Suspiro y camino hacia él-
No quiero que me mates y me dejes tirada en este bosque, pero tu madre se ha vuelto loca -confieso levantando la cabeza para verle la cara- sabíamos que ella nos ayudaría a matar a Klaus, pero resulta que...
Quiere matarnos a todos, ¿verdad? -finaliza Elijah. Yo asiento con la cabeza sin separarme de él- quiere enmendar el mal que creó
Lo siento muchísimo. Ojalá pudiera ayudarte de alguna forma -añado apoyando una mano en su brazo como apoyo-
Yo también lo siento -contesta el vampiro. Rompe el suelo de piedra con una patada y de un momento a otro me quedo sola en la cueva. Vaya hijo de...-
REBEKAH se había pasado horas vigilándome cuando pareció aburrirse y finalmente dejarme ir.
LLego a casa por la noche, Sabrina me pone un poco al día de todo lo ocurrido: Esther muerta, sus hijos vivos, Abby en mitad de la transición, y finalmente se duerme en mi cama usándome como almohada.
No es hasta que voy a apagar la lámpara cuando veo una carta.
Suspiro al reconocer la letra pero igualmente la abro encontrándome esto:
“Riley, hoy he hecho cosas que detesto para proteger lo que más valoro: mi familia, pero sé que lo comprendes. En mis largos años de vida no he conocido a una persona que pueda empatizar tanto con los demás como tú. Conserva esa parte de ti, al igual que yo conservaré mi pesar. Por y para siempre. Elijah”
Él aparenta que no te quiere como algo más que una aliada, pero es mentira -me dice Sabrina. Está dormida para lo que el interesa- no te lo dice porque es muy noble y sabe que no estarás pensando completamente en él.
Me siento mal por Elijah, pero me sentiría peor al estar pensando en Stefan en vez de él. No lo veo justo -finalizo apagando la luz y abrazándonos para dormir-
A pesar de ser de una forma cruel, Damon había salvado mi vida quitando la de Abby temporalmente, por eso mismo me he pasado cinco minutos abrazándole.
Princesa pucheritos, ¿me puedes soltar ya? Tenemos un misterio que resolver -me pide Damon. Sabrina asiente con la cabeza, me hace cosquillas y de manera rápida me separo de él riendo.
Fuimos al Grill para tomar algo mientras buscábamos información.
¿Qué tienen en común Bill Forbes, Alaric Saltzman y el forense? -pregunta Damon sin recibir más respuesta que su hermano repiqueteando su anillo contra la mesa repetidas veces- ¿quieres estarte quieto? Oye, dejar la sangre de golpe después de una etapa de destripador no es lo mejor. Cuando juegas al todo o nada, acabas dejando un rastro de cadáveres. Y me parece que este sería un buen momento para que te moderaras
Los tres eran miembros del consejo -le ignora Stefan- eso tienen en común
¿Y por qué ellos? -pregunta Sabrina sentada junto a su novio y a mi lado- hasta donde yo sé, ni Brian ni Alaric son de las familias fundadoras
No es tan difícil si quieres matar a los fundadores, hazte una lista -se burla el ojiazul llenando los vasos de chupito- en 1912, mataron a un Salvatore
¿Qué Salvatore sería? -aparece Rebekah-
¿ZACHARIAH Salvatore era vuestro sobrino? -pregunta la rubia confusa-
Nuestro padre dejó embarazada a una sirvienta en la guerra y tuvo un hijo -explica Damon- pero todo el mundo nos daba por muertos. Nuestro apellido no podía morir
¿Y vuestra familia poseía aserraderos? -continua ella interesada. Los cuatro le miramos desconfiada- solo investigo la historia del pueblo. Aquí es donde me crié
No pongas excusas si necesitas amigos, Rebekah -se burla Sabrina dándole un sorbo a su bebida- aunque dudo que alguno de nosotros quiera serlo
¿Estás bien? -le pregunto a Stefan cuando se cambió de sitio a mi lado quedando el último de la fila-
Perdónalo, tiene mono de cero positivo -se excusa Damon sirviéndole más a su novia-
No tengo mono -replica su hermano-
¿Llegaron a culpar al asesino o no? -pregunto yo ahora sintiéndome interesada en la historia-
No. Se culpó de todo a los vampiros -responde Damon-
A lo mejor fue un vampiro -sugiere la pelirroja pegándose a su novio y simulando que tenía una lupa- ¿has sido tú?
No -responde Damon empujándola levemente poniendo un dedo en su frente- en ese entonces no había vampiros aquí, no hemos sido nosotros
Bueno, en realidad sí que había otro -contesta Stefan recibiendo toda la atención- ¿Recuerdas a Sage?
No, pero tiene nombre de que estaba en una secta -confieso haciendo reír a mi prima-
TOMA la carta, puedo escuchar tu estómago rugir desde aquí -me pide Damon lanzándome el pequeño cuadernillo para luego seguir con el juego de dardos-
Yo también quiero -pide Sabrina con un puchero. Acto seguido, una camarera le trae un plato de comida- ¿en qué fecha te viene bien nuestra boda?
Come y calla -ríe el ojiazul dejando un beso en su cabeza y volviendo al juego- supongamos que Sage mató a todos en 1912. ¿Quién lo está haciendo ahora? No es la psicópata de la doctora Fell. Es una mujer. No ha podido apuñalar a tres hombres
Eres un machista -aparece de nuevo la rubia- cualquier mujer puede matar a un hombre. Todo es cuestión de motivación
Me encantaría no darle la razón, peor la tiene -confiesa Sabrina masticando. Le lanzo una servilleta con una mueca de asco y esta solo me enseña la boca llena de comida para molestarme-
¿Estás bien? -repito mirando al otro vampira sujetando su frente con los ojos cerrados- ¿necesitas algo?
Es lo que pasa tras comenzar la dieta de sangre otra vez -murmura él todavía concentrado en su propio mundo. Decido no agobiarlo más y trato de meterme de nuevo en la conversación-
¿Cómo conociste tú a Sage? -le pregunta Damon a la rubia-
Se obsesionó con mi hermano Finn hace más de 900 años -explica Rebekah sentándose en la silla libre-
¿El tío que más mal rollo da de toda tu familia? -pregunta mi prima incrédula-
Perdonad. Necesito salir de aquí -se excusa Stefan colocándose la chaqueta-
Claro, pero admite que tienes el mono -le pide su hermano. Antes de que el otro pudiera quejarse, ya le estaba sujetando- admítelo
Bueno, vale, no puedo más. Me comería a todos los camareros -confiesa Stefan en voz baja- ¿por qué me haces decirlo?
Damon, déjale salir -le pido separándolos viéndole marcharse. Los dos vampiros le siguen por lo que nosotras hacemos lo mismo-
¿Por qué no quiere beber sangre humana? -pregunta Rebekah-
Su sentimiento de culpa es eterno -responde Damon-
Qué raro. Cuando le conocí en los años 20, no lo tenía -replica la rubia-
La gente cambia, él al menos lo intenta -trato de defenderlo vagamente. De un momento a otro, Damon le está clavando los colmillos a una chica inocente mientras Rebekah nos sujeta para que no podamos impedirlo-
Sírvete, Stefan. Si lo dejas de golpe, no aguantarás -le pide su hermano- quítate el mono que llevas encima
No -niega él. Me separo de la rubia de un golpe y voy hacia él a pesar de saber en el estado delicado en el que se encontraba-
Adiós, Rebekah -afirma Damon haciendo que esta se vaya a regañadientes- vosotras dos, sé que esto parece una locura, pero le va a ayudar. ¿Confiáis en mi?
Sí/No -contestamos Sabrina y yo al unísono. Damon me da una falsa sonrisa mientras guía a su hermano a beber. Finalmente se separa y Damon la cura-
Como lo empeores, te mato -le advierto al pelinegro mientras consigo sacar un pañuelo de mi bolso y acercarme a Stefan. Limpio con mucho cuidado los restos de sangre de su boca mientras Sabrina ayuda a Damon a dejar a la chica en el suelo- Stefan, tranquilo, ella estará bien y tú te encontrás mejor. Lo superarás, ¿vale?
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