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Capítulo 12





Hades  se sentía en paz cada vez que estaba junto a ella, ahí abrazados en medio de la cama, ver como los cabellos rojos de su amada estaban esparcidos sobre su pecho, le daba una sensación que jamás había sentido, sentir como los brazos de Wanda rodeaban su cuerpo, en un abrazo, simplemente le encantaba.

Sobre todo besar esos labios rojos, que lo volvían loco y eran tan aditivos como una droga, ver su sonrisa cálida, ver como sus ojos verdes claros brillando con ese brillo que te causan tantas emociones y sentimientos al mismo tiempo.

Wanda Maximoff era como un enigma que el estaría dispuesto a descifrar cada día de su inmortal vida, ella era un fuego que nunca debía apagarse, una luz en su oscura vida.

Hades sabía que ellos eran diferentes, pero a la vez tan únicos, ella se caos y el oscuridad, ella es rojo y el negro.

Pero había algo que lo dejaba en la duda, la duda en contarle sobre los dos hijos que tiene en aquel casino, Nico y Bianca son sus hijos, y el los dejó en aquel lugar para protegerlos de su dramático y prostituto hermano menor, Zeus.

Hades comenzó a acariciar el cabello de su amada, mientras seguía perdido en sus pensamientos, el ahora comienza a pensar en el porque tiene la duda de contarle a Wanda sobre sus hijos, si la mujer que ama, adoptó a dos de sus nietos sobrinos (Luke y Annabeth) , y les está dando la vida que siempre merecieron.

—Veinte dolares por tus pensamientos — la voz de Wanda saco a Hades de sus pensamientos, asustandolo un poco.

—Entonces serias millonaria — dijo Hades con una sonrisa divertida.

—¿Hay algo que te preocupa? — pregunto Wanda mientras se sentaba sobre la cama y miraba a Hades con preocupación.

Hades se perdió unos momentos en los ojos verdes claros de Wanda, la luz de la luna que entraba por la ventana, bañaba la piel de Wanda, dondole una vista maravillosa.

Hades tomó una profunda respiración, sabiendo que era el momento de abrir su corazón. Acarició suavemente el rostro de Wanda, sintiendo la calidez de su piel bajo sus dedos.

—Hay algo que necesito contarte, Wanda —dijo Hades con voz suave pero firme—. Algo que he guardado en mi corazón durante mucho tiempo.

Wanda lo miró con atención, sus ojos verdes llenos de comprensión y paciencia.

—Puedes decirme lo que sea, Hades. Estoy aquí para ti.

Hades asintió, tomando fuerzas de la presencia tranquilizadora de Wanda.

—Tengo dos hijos, Nico y Bianca Di Angelo. Los dejé en un casino para protegerlos de mi hermano Zeus. No quería que sufrieran por culpa de sus intrigas y peligros.

Wanda parpadeó, sorprendida, pero no apartó la mirada de Hades. En lugar de eso, tomó su mano y la apretó con cariño.

—Hades, entiendo por qué lo hiciste. Querías protegerlos. Pero no tienes que cargar con ese peso solo. Podemos traerlos aquí, darles un hogar seguro y amoroso.

Hades sintió una oleada de alivio y gratitud. La aceptación y el amor incondicional de Wanda eran más de lo que había esperado.

—¿De verdad los aceptarías? —preguntó Hades, su voz temblando ligeramente—. ¿Como si fueran tus propios hijos?

Wanda sonrió, una sonrisa llena de ternura y determinación.

—Por supuesto. Nico y Bianca son parte de ti, y eso los hace parte de mí también. Los protegeré y los amaré como si fueran mis propios hijos.

Hades sintió que una carga enorme se levantaba de sus hombros. Se inclinó hacia adelante y besó a Wanda con gratitud y amor.

—Gracias, Wanda. No sé qué haría sin ti.

Wanda acarició su mejilla y le devolvió el beso.

—Siempre estaremos juntos, Hades. En las buenas y en las malas. Ahora, vas a  traer a Nico y Bianca a casa — demandó Wanda con una pequeña sonrisa.

Hades asintió, sintiendo una nueva esperanza y determinación. Con Wanda a su lado, sabía que podían enfrentar cualquier desafío. Juntos, formarían una familia fuerte y unida, capaz de superar cualquier obstáculo.

Wanda ahora se encontraba en la cocina preparando el desayuno para Luke y Annabeth, pasó dos días desde que hablo con Hades sobre traer a Nico y Bianca, aquí donde ella les recibiría como si fueran sus hijos propios.

Tomo los platos con panqueques y los llevo en la mesa, mientras pensaba que tenía que buscar seriamente una nueva casa, si el departamento no era tan grande, solo tenía tres habitaciones, un baño, la sala y la cocina donde también es un comedor.

Aunque mientras tanto podía improvisar, Nico y Luke podrían compartir habitación, lo mismo que Annabeth y Bianca, eso hasta encontrar una casa.

—¡Luke, Annabeth, a desayunar! — llamó la pelirroja mientras ahora colocaba jugó de naranja en la mesa, al igual que la leche.

Annabeth y Luke bajaron rápidamente las escaleras, atraídos por el delicioso aroma de los panqueques. Annabeth, con una sonrisa tímida, se sentó en la mesa, observando con asombro cómo Wanda colocaba los platos frente a ellos. Luke, más acostumbrado a la calidez de Wanda, le dio un abrazo rápido antes de sentarse.

—¡Gracias, mamá! —exclamó Luke, ya sirviéndose un poco de jugo de naranja.

Annabeth, por su parte, miraba la escena con una mezcla de felicidad y sorpresa. Nunca había experimentado un desayuno familiar así, y la sensación de pertenencia la llenaba de una calidez desconocida.

—Esto se ve increíble, mamá Wanda —dijo Annabeth, con una sonrisa sincera.

Wanda le devolvió la sonrisa mientras se sentaba con ellos.

—Me alegra que te guste, Annabeth. Quiero que te sientas cómoda aquí en casa —Wanda le dio una sonrisa.

Después de unos momentos de conversación ligera y risas, Wanda decidió que era el momento adecuado para compartir las noticias importantes.

—Hay algo que necesito contarles —dijo Wanda, su tono se volvió un poco más serio pero aún cálido—. He estado hablando con Hades, y hemos decidido que Nico y Bianca vendrán a vivir con nosotros.

Annabeth y Luke se miraron sorprendidos.

—¿Tienes una relación amorosa con Hades? — preguntó Luke sorprendido mirando a su madre la cual asintió levemente.

Wanda quería rier al ver aun las miradas sorprendidas de sus hijos,después Annabeth llamo su atención.

—¿De verdad? —preguntó Annabeth, con los ojos muy abiertos.

Wanda asintió.

—Sí, han pasado demasiado tiempo en el casino Loto. Es hora de que sean libres y tengan una familia. Aquí, con nosotros. Nico y Luke compartirán habitación, y tú y Bianca podrán compartir la tuya, al menos hasta que encontremos una casa más grande.

Annabeth sintió una oleada de emoción y gratitud. La idea de tener una familia, de verdad, era algo que nunca había imaginado posible.

—Gracias, mamá Wanda —dijo Annabeth, con lágrimas de felicidad en los ojos—. Esto significa mucho para mí.

Wanda se levantó y rodeó la mesa para abrazar a Annabeth.

—Siempre serás bienvenida aquí, Annabeth. Todos ustedes son mi familia ahora.

El desayuno continuó con un aire de esperanza y alegría, mientras los tres comenzaban a planear su nueva vida juntos, esperando con ansias la llegada de Nico y Bianca.

1173 palabras.

Ya volví.

Espero y les guste.

200 votos y 20 comentarios (sus teorías para el siguiente capítulo)

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