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Capítulo 5: ¡Comienza el Ragnarök!

Geir soltó el aire que tenía contenido en sus pulmones, hacía muchos años que no entrenaba de manera tan intensa. Ya habían pasado unas cuantas horas desde que se anunció el segundo Ragnarök, y ella y su hermana ya habían formado una lista de humanos para batallar contra los Dioses.

La elección llevo un tiempo, pero que estos personajes aceptaran fue el desafío más grande de todos; algunos no querían, otros se rehusaban a colaborar con otros pero al final todo pudo solucionarse de la mejor manera. Lo más apropiado fue iniciar de una vez con los planes y estrategias para los primeros tres encuentros; todo estaba fríamente calculado. Posterior a eso, los nuevos Einhenjers iniciaron una serie de entrenamientos especiales liderados por los luchadores del primer Ragnarök; sorprendentemente, nadie se opuso a ser educado por estos personajes de leyenda.

La historia de los humanos que derrotaron Dioses fué suficiente para que los nuevos elegidos accedieran a ser educados por ellos. No demoró mucho, los nuevos Einhenjers estaban siendo entrenados para la batalla.
Gëir suspiró, se sentía agotada, pero no podía darse el lujo de dormir ahora, ya que debía supervisar el avance de los elegidos .

La noche estrellada era hermosa, y parecía mentira ver tanta calma en el cielo, como si no hubiese ningún problema en ese momento, a pesar de que si lo había.
Le gustaba ir a los jardines y perderse entre las flores, rosas, cerezos y demás plantas hermosas que emanaban su perfume, llenando todo de paz y calma.
Los Einhenjers estaban cenando, así que aprovechó estos momentos de quietud para dar una vuelta, para calmar un poco su ansiedad.

Luego de la elección de los Einhenjers, Brunhilde fue sustituida por sus hermanas, quienes insistieron en que ella merecía un descanso para no estar tan perdida el día de Ragnarök, cosa que era imposible, pero aún así le exigieron que se diera un tiempo de calma y reflexión.
Hrist, Hlökk, Gondüll, y Gëir se tomaron las acciones por sus manos, y todo marchaba perfectamente bien.

— ¿Bonita noche, verdad? — La voz de Diomedes hizo saltar a Gëir quién se giró de golpe hacía él.

— ¡Diomedes, pensé que estabas comiéndo! — Exclamó, sonrojándose y sonriendo como una tonta.

El pelirrojo negó y señaló a sus espaldas.— No tenía tanta hambre como ellos, diablos...¿Quién la tendría? — Respondió y se acercó más a ella.

La pequeña Valkyria ladeó ligeramente su cabeza, digiriendo mejor las palabras del griego, ciertamente no se equivocaba; tener hambre a pocas de horas de enfrentar a tu inminente destino era algo muy extraño, y en la mente de Diomedes había el suficiente miedo y preocupación como para perder el apetito.
Ambos, el pelirrojo y la Valkyria se sentaron en unas bancas cercanas, juntos viendo al jardín.

— No pensé que pasaría esto, apenas si hemos hablado desde que llegué — Dijo él, y Gëir se sintió muy mal por esto.— Aún no hemos hablado de Hércules...— Mencionó igualmente y Gëir quiso llorar.

El hermano Hércules, Gëir jamás lo olvidaría, no podía hacerlo. Aunque ya no sienta resentimiento hacía Jack, no podía ocultar la verdad y es que Jack lo había asesinado. Si, ganó a favor de la humanidad y salvó a su hermana, pero había asesinado al Dios que siempre estuvo ahí para ella, al único Dios que Gëir admiraba y quería imitar.

Diomedes y Jack tuvieron una conversación corta, el griego no lo culpaba, y el inglés pese a que no pidió una disculpa, no negó que él también se arrepentía de haberlo he hecho.

— Hércules murió defendiendo a los Dioses y su amor por la humanidad fue lo que lo llevó a luchar hasta el final y ahora...— Gëir bajo su cabeza y apretó su puño — ¡Será su amor el que nos dé fuerzas para seguir adelante! — Gritó.

Diomedes estaba asombrado por esas palabras, pero no pudo evitar reír ligeramente.— Has cambiado mucho, Gëir. Ya no eres como antes.—

— Mañana habrán muchos cambios en los cielos, un evento inimaginable se avecina y debemos estar preparados para todo.— Respondió ella.

El pelirrojo se puso de pie y con su puño en alto exclamó.— ¡Hagámoslo, derrotemos a esos Dioses engreídos y cuando ganemos... volveremos aquí y juntos bailaremos toda la noche! — Exclamó con energía.

Gëir se sonrojó, pero con determinación asintió, cerrando así un poderoso pacto inquebrantable.

[...]

Apollo tomó asiento al borde su cama, suspirando con notorio aburrimiento ante un día burocráticamente largo y tedioso. Jamás llegó a pensar que formar un Ragnarök sería un verdadero dolor de culo legal; elegir la nueva sede del Ragnarök, elegir combatientes, probar y juzgar a los combatientes y hacer tratados con panteones a cambio de sus participantes.

Quería dormir en pocas horas daría inicio su torneo y necesitaba toda la fuerza que tuviera.

- ¡Fue suficiente entrenamiento! - Exclamó la fuerte voz de Zeus, había detenido la sesión de entrenamientos diarios de sus hijos.

Apollo se levantó del suelo, había sido tirado por su hermana menor y esta por poco de arranca la cabeza con su espada. Aunque había sido puro entrenamiento, ambos se lo habían tomado con seriedad.

Ares estaba sobre Atenea luego de finalmente someterla en una lucha que la Diosa dominaba. Pero al final supo sobreponerse sobre ella y ganarle con una estrategia.

Hebe había perdido contra Hefesto, ya que esa batalla fue puramente fuerza contra inteligencia. Hebe no mantenía a raya sus emociones y eso la volvió errática.

Hermes y Dionisio apenas si lucharon, uno de ellos se limitó a esquivar mientras el otro daba espadazos a lo animal. Al final, el pequeño Dionisio ganó el combate.

Zeus bajó de su palco y se acercó a sus hijos en el campo de entrenamiento. Suspiró profundamente y los miro a cada uno, todos estaban puestos uno junto a otro así que no fue difícil.

- Fue una buena sesión, espero que todos hayan aprendido de sus adversarios y hayan adquirido experiencia.

- ¡Si padre! - Exclamaron al unísono.

Pero Zeus miró fijamente a su hijo con una cara muy sombría e inexplicable.

- Apollo...tu desempeño fue mediocre y estúpido. No puedo permitir que mi hijo mayor sea derrotado y mucho menos por una mujer.

- Padre yo...-

- No quiero oírte...vete de aquí de inmediato y no regreses hasta que hayas entendido que debes ser un Dios digno de representar al Olimpo y no un guerrero mediocre.

Apollo destruyó con furia la copa de vidrio que tenía en su mano mientras su mirada iracunda se perdía. Él solo traer a memoria esos momentos lo llenaba de muchísima, muchísima furia.
Pero una suaves y delicadas manos envolvieron su pecho, y una voz suave y melosa llamó a su oreja mientras él solamente podía estremecerse.
De no reconocer quién lo tocaba, habría creado una masacre en cuestión de segundos.

— Buenas noches, papi.~ — La voz de Jacinto causaba algo en él, el más puro odio y rechazo... pero también lograba ponerlo caliente en el acto.— Estuviste mucho tiempo fuera.

— Que agallas tiene un humano de hablar de mis asuntos.— Respondió Apollo sin girarse, el joven se ofendió pero no sé lo demostró.

— Corrección, ya no soy un humano...gracias a ti soy una rara especie de espíritu natural.— Apuntó él, subiéndose sobre las piernas del rubio.

Apollo abrazó las caderas de Jacinto, y unió ambos cuerpos masculinos en un abrazo muy sugerente. Hacía ya unos cuantos días que no veía a Jacinto y eso estaba empezando a pasarle factura, estaba considerablemente más agresivo con los demás y se sentía muy distraído.

— ¿Que tienes para mí? — Quiso saber estando a pocos centímetros se los labios de Jacinto, este último solamente puso los ojos en blanco al saber de lo que estaba hablando el mayor.

— ¿Ni siquiera un beso ante de follar? — Pero ante la dura mirada del rubio, él más bajo continúo.— Todo marcha según lo planeado, Cipactli ya ha devorado algunos panteones menores que se rechazaron la alianza del Olimpo; ha masacrado a incontables pueblos y Dioses, sin siquiera pensarlo dos veces.— Respondió y soltó un pequeño jadeo al sentir la mano de Apollo subir por su carnoso muslo.

Apollo estaba más que satisfecho con todo esto, tenía en su poder al esclavo más temible de todos los cielos y su plan de conquista ya iba viento en popa. Con la caída de pequeños panteones, el Olimpo se quedaría con sus tierras y los haría creer una fantasía de estar recibiendo ayuda política mientras que sus hombres comenzarían a infectar todo por dentro.
Su padre jamás pensó en tener a todos bajo a dominio y poder, se confío tanto en ser el "Dios Padre del Cosmos" y nunca usó su poder e influencias para controlar todo.

Ese anciano, todo el día en su trono comiendo uvas mientras el Olimpo y los cielos se convertían en una tierra de prostitutas, lo enfurecía.
Jacinto lo miro con sus mejillas infladas y puso ambas manos en la cara de su amado.

— ¿Otra vez están pensando en tus planes malvados? — Exigió saber aunque la respuesta era mas que obvia.—

— Me mantienen cuerdo, Jacinto, el plan de destruir todo lo que mi padre ha creado.— Respondió él, Jacinto solo suspiró aburrido y se acomodó sobre el regazo del rubio.

El pequeño moreno besó el fornido y grueso cuello del Dios, pasando sus manos por sus músculos marcados y prominentes. Por su lado, el más alto apretó las caderas del joven para aferrarse a él y jugar con su delicada figura.
Sería una noche muy intensa.

[...]

— ¡DAMAS Y CABALLEROS, DIOSES Y HUMANOS DE TODOS LOS PANTEONES, BIENVENIDOS AL RAGNAAAAROOOOOK! — La enérgica voz de Heimdall resonó por todo el campo de batalla, el cuál estaba repleto.

Dioses y humanos se acomodaban en sus respectivas gradas, las cuales eran el doble de grandes de lo que fue el Valhalla en su momento. Cientos de miles de panteones acudieron a la invitación para este segundo torneo de aniquilación, uno que marcaría un antes y un después en la historia como el segundo Ragnarök.

Aztecas y Mayas viendo todo desde su balcón exclusivo, desbordando superioridad y locura. Siempre fueron un panteón salvaje.

Sintoistas, todos postrados ante la diosa  Izanami quien ocultaba su hermosa cara en un velo empañado de lágrimas de dolor, a su lado, la hermosa diosa Amaterasu como su mano derecha.

Nórdicos, con Thor a la cabeza del panteón, con su poderoso martillo enfrente de él, siendo secundado por su esposa y su asistente personal. Forsetti temblaba como gelatina y Lady Syf solamente miraba al campo de batalla con tranquilidad.

Hindúes, lanzando gritos de batalla y ánimo con todas sus fuerzas. Shiva estaba sentado en su nube flotante con su cabeza recostada en los muslos de su esposa Pavarti mientras las otras dos estaban recostadas en su pecho. Rudra y otros Dioses de la India se mantenían cerca de él, con los mismo animos que el resto.

Egipcios que desbordaban superioridad y poder, Horus, rey supremo de los Egipcios junto a su madre Isis, quién mantenía una figura erguida. Sin duda estaban muy creídos desde la victoria de Anubis hace mil años.

Griegos todos ubicados en la mejor parte del estadio, con Hermes y Ares sentados en el palco viendo todo desde ahí.

— Vaya, jamás me imaginé esto, otro Ragnarök mil años después del primero — Y Hermes soltó una risa ante ese comentario.

— Nadie lo vio venir, pero fue una sabía elección por parte de las Valkyrias aceptarlo, habrían sido aniquiladas de haber rechazado la oferta.— Dijo él.

— ¡Hola hola, hermanos! — Una nueva voz los hizo darse la vuelta para ver entrar a nuevo invitado.

Era un jóven bajo, de piel clara y cabellos desordenados entró al palco con una enorme botella de alcohol en la mano. Vestía únicamente con una túnica morada e iba descalzo, se notaba muy demacrado y con sueño, pero aquello solo era parte de su apariencia.
Era Dionisio, el hijo menor de Zeus y Dios de la locura y las fiestas.

— Dionisio, estás aquí.— Salto Hermes, el más bajo asintió y se sentó junto a Ares.

— No iba a perderme este encuentro, no pude ver el anterior y quiero ver este.— Respondió acostándose en el sillón y poniendo sus pies en sobre los muslos de Ares, quién gruñó.

— Quítame tus patas de encima, ¿Cómo llegaste aquí? — Espeto, tirando los pies de Dionisio y hablando con molestia. El más majo bufó y le dió un largo trago a su botella.

— Me subí al barco anoche y me quedé dormido en la bodega, luego de beber tres barriles de vino *Hip* y ashi fue como llegué.— Por su forma de hablar, estaba borracho.

— ¿No puedes dejar de beber ni siquiera por cinco minutos? — Exclamó Ares enojado con su hermano, pero este paso de él.

El pequeño llamó la atención de los presentes y con su teléfono celular le mostró a Ares y Hermes la nueva lista con los peleadores confirmados. Y Ares se enfureció al ver uno de los nombres ahí escritos.

— ¡Maldita sea, esto es increíble! — Se quejó.

— Así que esta es la nueva lista, ¿Cómo la haz conseguido tan pronto? — Quiso saber Dionisio.

— Artemisa me la pasó, se la pedí mientras venía de camino hacía aquí. Quedé sorprendido cuándo ví su nombre...— Respondió Dionisio.

— No debería sorprenderte, era obvio que Apollo querría luchar nuevamente.— Se metió Ares.— ¡Ese maldito, no puedo creer que lo eligieran a él y no a mí! — Se quejó con mucha rabia.

— No te molestes, Ares *Hip* No esh tu culpa sher un Díosh tan mediocleArrastró las palabras, entrando más en su fase de borrachera.

— ¡Suficiente, ya no vas a beber! — Gritó Ares y le arrancó la botella de licor de las manos. La cara de Dionisio se oscureció.

— Ares...dame mi botella.— Exclamó con molestia y con un tono de voz sombrío y oscuro.

Y ambos hermanos comenzaron a pelear como tontos mientras que Hermes solamente veía al cuadrilátero, dónde Heimdall comenzaba a pararse con su cuerno en mano.

“No estábamos hablando de Apollo, hermano...hablamos de él.” — Dijo Hermes en su mente, muy incómodo y ansioso.

Heimdall se preparó para presentar al primer peleador, esta batalla estaba por comenzar.

[...]

— A pesar de todo, es un coliseo bonito.— Dijo Hrist, entrando al palco privado de las Valkyrias en el lado de la humanidad.

Tenía varios tronos y un enorme tablero dónde las Valkyrias podían encender una pantalla y ver de cerca las batallas, en caso de no poder ver bien o no querer perderse ningún detalle. Lógicamente está pantalla estaba apagada pues todos podían ver perfectamente.

La habitación era espaciosa y el balcón estaba cubierto de un enorme cristal transparente que las protegía de cualquier ataque que pudiera llegar a ellas. Al final era una habitación lujosa y sumamente bonita.

Brunhilde se sentó en el trono principal, dónde tenía una vista espectacular del campo, a su derecha iba Gëir quién portaba las vestimentas de una Valkyria guerrera; un vestido similar al de Brunhilde en honor a su título.
A su izquierda, Hrist también tenía su propio trono y junto a ella estaba Sasaki Kojiro, mirando fijamente al estadio.

Al lado de Gëir, estaba Leónidas, el campeón de la humanidad. Y uno de los luchadores del lado de la humanidad en este torneo.

— Debo irme, necesito entrenar también.— Dijo él, pero Gëir le tomó la mano y lo detuvo.

— No, Leónidas...— Dijo ella, tomando su mano.— Por favor quédate conmigo, te necesito.—

— Gëir...— Suspiró Leónidas, pero ante la mirada de la mas baja, el espartano asintió accedió a quedarse.

Brunhilde tecleó unas cosas en su celular y luego lo dejó de lado, ya todo había sido preparado para el primer combate de este torneo.

— Ya es hora...— Murmuró Brunhilde y en ese momento, todo el campo de batalla se oscureció, dejando ver a Heimdall parado en medio del campo de batalla.

[...]

Ishtar se miró, sonrojada y algo apenada por la ropa que estaba vistiendo, no se sentía muy cómoda con ella. Estaba muy acostumbrada a los micro bikinis que usaba en Mesopotamia y este cambio de vestimenta no era como cómodo para ella.

— Este vestido es un poco, infantil.— Dijo ella, Hlökk chilló ofendida.

— ¿¡Ehhh!? ¡Es el vestido de una señorita elegante, muy diferente a tus ropas exhibicionistas! — Saltó.

Ishtar inflo sus mejillas con enojo, pero no dijo nada al respecto, después de todo no era tan feo. Era un vestido corto muy similar al de Brunhilde, pero con unos detalles anaranjados, usaba una corona con forma de sol y un velo transparente naranja que tapaba la mitad de su cara.

Ilustración hecha por: Dnielmon

La habían convencido de ocultar su cara y alas para que no fuese reconocida a simple vista y con un poco de maquillaje de Hlökk fue suficiente para camuflarla como una Valkyria.

Al principio no estaba muy segura de esto, colaborar con ellas era lo mismo a traicionar a los Dioses, pero viendo que el Olimpo había intentado matarla y que las Valkyrias la recibieron sin problemas, el sentimiento había disminuido. Después de convivir con ellas y los Einhenjers, sentía que no todo estaba perdido y que sí podía ayudar en algo para vengar a su hermana, lo haría.

— ¿Que hacemos aquí, exactamente? — Preguntó Ishtar.

— Brunhilde nos envió a buscarlo, al primer peleador de este torneo.— Respondió.

Luego de una corta caminata en silencio, llegaron hasta una habitación. La puerta era roja y enorme, poderosa y robusta como si fuese la habitación de un gigante en lugar de un humano y en el centro, se podía apreciar una enorme y perfecta escritura en chino: 岳飛”.

Hlökk sonrió y se acercó a la puerta para poder tocarla y avisarle que sería su turno. él sería el primero, un poderoso hombre y un digno combatiente para el Ragnarök.

[...]

Una Diosa de cabellos oscuros y piel gris tocó la puerta enorme puerta de metal que estaba justo enfrente ella, haciendo un sonido muy fuerte que fácilmente pudo haber sido oído por alguna otra persona en el coliseo.
Dicha mujer se arrodilló ante la puerta luego de tocarla y sin mirar hacía arriba, habló:

— Los Dioses lo han elegido, señor.— Y ante esas palabras, otra persona había salido de la habitación.

El Dios que representaría a las deidades, el más poderoso entre los Dioses de la guerra.
El orgullo de Roma.

[...]

— Han pasado mil años desde aquella sádica competencia y nuevamente, los humanos y los Dioses han sido traídos a este campo de batalla.  Una nueva lucha por la supervivencia nos ha traído a este lugar, la isla de Delos, la cuna de Lord Apollo y la sede de este nuevo torneo.

» — ¿La humanidad podrá ganar en esta nueva competición o serán devorados por el poder de los Dioses? Hace mil años demostraron ser capaces de combatir de igual a igual con los Dioses, pero muchas cosas han cambiado y ahora este desafío será mucho más difícil.

Y ante la ovación de Dioses y humanos, Heimdall se llenó de emoción y continúo con su presentación. Apuntó con su mano a la puerta de la izquierda, hacía el enorme portón de metal y piedra que dibujaba el símbolo de los dioses.

— ¡Ahora, denle a bienvenida a este Dios! — Exclamó mientras el portón se abrió y de él salía un poderoso rugido animal, el rugido de dos tigres feroces y rabiosos.— ¿Que puedo decir sobre este Dios? ¡Es una bestia sanguinaria! —

Un carro de metal jalado por dos enormes y musculosos tigres emergió y sobre él, venía el Dios. Alto y sumamente musculoso, usando un casco de batalla y una armadura de combate. Con una mano sujetaba dos grandes cadenas las cuales los tigres jalaban.

— ¡Nació por la guerra, creció por la guerra y todo lo que ha conocido y amado siempre ha sido la guerra! ¡Aplastó a sus enemigos y se coronó como el Dios supremo de su reino, con su poderosa lanza, no tiene rival ni comparación! —

Y cuándo el Dios llegó al centro, en medio de los gritos de apoyo de sus semejantes, se bajó del carro y sujetó fuertemente sus armas; una enorme lanza de batalla y un escudo de acero que fácilmente lo cubriría de cualquier ataque.

— ¡Él es...! —

— N-No es posible...—

Los humanos se encontraba aterrados al verlo y reconocerlo a simple vista. Pues la mirada afilada del Dios era capaz de atravesar el alma de cualquier humano y hacerlo caer en el más profundo miedo, y haciendo crecer en ellos un sentimiento de sumisión sin igual.

— ¡Representando a Roma, trayendo orgullo a su panteón y al nombre de su difunto padre, él ha venido a lucha!  Él Dios de la guerra más poderoso, El señor la destrucción, El Tigre de Roma; ¡MAAAARRRRRRTEEEEEEEE! —

(Marte||Romano)
{Primer representante de los Dioses}

— ¡Si, Marte ha venido a destruirlos humanos! —

— ¡Roma ganará esta batalla en nombre de Júpiter! —

— ¡Marte, Marte, Marte! — Gritaban todos los Dioses.

Pero lo más interesante fue como Marte no respondía a las palabras de su pueblo, su mente estaba en el campo de batalla, esperando a su oponente. Por un segundo, la mirada de Marte se clavó en la de Thor con una expresión de completa seriedad y totalmente inmutable, por su lado el berserker hizo lo mismo.

Ambos se preguntaban, que tan poderoso sería el otro. Una vez, Marte derrotó a Tyr el Dios de la guerra Nórdico, pero esa batalla fue completamente aburrida y agridulce; Thor era su verdadero objetivo.
El pelirrojo solamente continúo mirando, Syf fue la primera en hablar.

— ¿Estás bien, cariño? — Dijo ella, viendo fijamente a Thor.

El pelirrojo se tomó unos segundos en contestar.— Perfectamente, solamente he tenido un momento de pensamiento.

— ¿Te gustaría saber que tan fuerte es, verdad? — Pregunto ella a lo que Thor sonrió y asintió.

Ares rabió en su puesto, enojado y furioso ante la noticia de que Marte sería el primer representante de los Dioses. Encima le enfadaba el que fuese nombrado como el Dios de la guerra más poderoso.
Hermes notó la molestia en su hermano y soltó una ligera risa burlona.

— ¿Que sucede, Ares? — Inquirió, con un tono burlesco.— ¿Celoso? —

— ¡Ese maldito, no puedo creer que fuera un elegido! — Gruñó.

— Parece que el cabeza de piedra tiene celos de Marte; no eres ni la mitad de poderoso de lo que es ese Romano, Ares.— Se metió Dionisio.

Hermes llevó sus manos a su mentón con pose de pensador, analizando la situación de una manera más profunda y seria.— Aunque siendo claros, es un poco interesante que Marte fuese el primero en salir a pelear, hace mil años el Dios nórdico más fuerte fue el primero y hoy tenemos al Romano más poderoso; tal parece que se han confiado de esta estrategia para ganar siempre en el primer asalto.

— Eso no es completamente verdad, Hermes; Marte es un Dios versátil, su estilo de combate es superior a todo lo que hemos visto, en estos años. La gran mayoría de los combates son de cuerpo a cuerpo o con armas, y Marte domina ambos; si su oponente fue un mago o algo por el estilo, sería diferente el resultado pero lo veo poco probable.— Analizó Dionisio.

— ¿Dices que las Valkyrias no enviarían a magos o hechiceros a luchar en la primera ronda? — Ares veía fijamente a Dionisio.

— ¡Exactamente! Hacerlo dejaría en evidencia el tipo de arsenal que tienen. Pueden usar todo eso más adelante en el torneo, pero no la primera ronda.— Respondió el Dios del licor.

Brunhilde apretó su puño y miró a sus hermanas, viendo que Gëir se encontraba levemente nerviosa aunque trataba de mantener la calma ante ello y Hrist de por sí se mostraba un poco tímida y algo temerosa. Una reacción esperable de sus hermanas, pero ella no podía darse ese lujo.

— El único panteón que supera a la India en cuanto a arrogancia y superioridad siempre ha sido Roma. Por muchos años se han creído la cima del universo y al finalmente tener buenas relaciones diplomáticas con el Olimpo, era obvio que se lanzarían a presumir su enorme poder.— Dijo Brunhilde.

— Hemos hecho bien en elegir al primer candidato, un guerrero de igual a igual con el que Marte pueda luchar.— Se metió Gëir.— El fuego debe combatirse con fuego y eso haremos en esta ocasión, eligiendo un luchador mucho más cuidadoso de lo que fue Lu Bu Housen.—

Las tres Valkyrias vieron nuevamente al campo, Heimdall se estaba preparando para presentar al humano.


— ¡Ahora démosle la bienvenida al tonto humano que saldrá a luchar contra el poderoso Marte! — Y señaló al portón de la humanidad, del cuál provino un poderoso ruido.

En las gradas, unos humanos hicieron sonar un poderoso gong que retumbó en los oídos de los Dioses y humanos, seguido de él sonar de los tambores que y pisadas coordinadas de un gran número de humanos vestidos con armaduras de la antigua China.

— ¡Un ave surcó los cielos cuando nació, destinado a la grandeza, una mortal inundación trato de matarlo; pero él sobrevivió! ¡Por segunda vez en la primera ronda, tenemos un luchador Chino! —

— ¿¡Quee!? — Gritó Ares.

— ¿¡Ehh!? — Exclamó Thor poniéndose de pie y creando rayos que revolotearon a su alrededor.

— ¡Formulé estás preguntas hace mil años, pero lo haré por segunda vez! ¿¡Acaso hay un humano más poderoso que él en los cielos o la tierra!? — Gritó.

— ¡No! — Respondió el ejército.

¿¡Acaso hay alguna duda de que es el soldado más poderoso de toda China!? —

¡NO! —

— ¿¡ACASO HAY ALGUIEN APARTE DE ÉL, CAPAZ DE MATAR A UN DÍOS!?

— ¡NOO! —

El relincho de un caballo resonó y el portón de la humanidad se abrió con fuerza. Todos vieron asombrados hacía ese lugar.

— ¿¡Lu Bu, lo trajeron de nuevo!? —

— ¡No, no se trata de Lu Bu, es imposible! —

— ¿Entonces... quién? —

— ¡Dejó su pueblo para convertirse en un soldado del imperio derrotó a más de 100 alumnos aspirantes e incluso le dió muerte al hijo del emperador! ¡Fue nombrado general de la "Dinastía Song" y comandó al ejercito en contra de la "Dinastía Jin"! —

Un caballo entró corriendo rápidamente y sobre él venía un enorme sujeto, con su cabello desordenado y desastroso  y con una tupida barba que estaba amarrada en tres coletas con tres picos afilados.
Llevaba sus brazos cruzados y sus ojos estaban fuertemente cerrados, como si estuviese en un avanzado estado de meditación.

— ¡Derrotó a cada enemigo "Jurchen del Norte" y conquistó en honor a la dinastía "Song del Sur", jamás retrocedió ante ningún enemigo y no retrocedera ante un Dios! —

El caballo se detuvo en el centro y el jinete dió un poderoso salto, subiendo muchos metros al cielo y cayendo al suelo de pie con una postura perfecta mientras en su mano derecha sostenía una abalarda y en su mano izquierda sostenía un hacha, en su cinto llevaba una espada y en su espalda colgaba un carcaj con aproximadamente 20 flechas. Era intimidante y con un físico sin igual, con una enorme cicatriz en su pecho

¡El único, el poderoso...YUUUUUUUUEEEEEEE FEEEEEIIIIIIIIIIIII!

(Yue Fei||Chino)
{Primer representante de la humanidad}

Yue Fei era muy diferente a Marte, su piel era más oscura y su cabello era completamente negro, al igual que sus ojos que eran tan negros como su cabello. El Romano era más alto, pero el Chino tenía una musculatura más fornida y el rostro de Yue era más severo, mientras que el de Marte era mucho más suave.

Ambos oponentes se vieron fijamente, analizando a detalle cada uno de sus movimientos y artilugios. Marte iba con lanza y escudo, Yue iba con una abalarda y un hacha, además de un arco y una espada en su cinto; pero no llevaba una armadura.

— ¡Dios contra hombre, el Señor de la Guerra contra El Guerrero Perfecto! —

Yue Fei sostuvo con fuerza su abalarda y se podía notar las venas marcadas en sus manos debido a la presión del agarre. Ambos oponentes estaban parados unos cuantos metros lejos del otro, escudriñando al otro como si fuesen una máquina.

— ¡Marte se ve intimidante! — Dijo un Dios a su amigo que estaba a su lado.

— ¡Parece un depredador! — Contestó.

— ¡Vamos, hermanito!~ — Gritó una mujer en las gradas, alta y de cabellos oscuros, de piel blanca y un aspecto de guerrera. Su físico estaba desarrollado, incluso superando a muchos hombres; Minerva, hermana mayor de Marte y Diosa de la sabiduría y la estrategia.

— ¿¡Hermanito!? — Atónitos de ver qué semejantes bombones eran hermanas de Marte.

— ¡Panecillo, enséñale quién manda!~ — Gritó otra Diosa, un poco mas baja que Minerva. Su piel era oscura como la canela, en su espalda cargaba un arco y flechas, era rubia y tenía un porte atlético y guerrero; Diana, segunda hermana mayor de Marte y Diosa de la caza.

— ¿¡“PANECILLO"!? —

Marte se puso rojo, pero se mantuvo estoico.

— ¡Hermano, derrota a ese Dios engreído! — Gritó un hombre desde las gradas. Era un sujeto bajito de poco cabello pero de prominente musculatura, vestía su armadura de batalla, se trataba de Wang Gui, hermano jurado de .— ¡Mi hermano Yue Fei peleará contra los Dioses, su silueta desprende una luz sin igual...¡Es tan hermoso! — Comenzó a llorar de felicidad.

— ¡KAJAJAJAJ! ¡Ese maldito de Yue Fei, salir pelear sin armadura, es un idiota!~ — Salto otro hombre chico barrigón pero muy alto y con mucho pelo en la cara y brazos. Tang Huai, el segundo hermano jurado de Yue Fei.

— Está más loco que una cabra.— Dijo otro sujeto, vestido con ropas elegantes y muy bien conservado. Zhang Xian, tercer y último hermano jurado de Yue Fei.

En las gradas de la India, Shiva bostezó.— Buaaahhh~ esta batalla será aburrida.— Y sus esposas lo vieron fijamente.

— ¿Cómo lo sabe, señor Shiva? — Dijo Kali acariciando su cabello.

El Dios de la destrucción se hundió en los pechos de su esposa y respondió.— Solamente míralos, son la viva imagen de Thor y Lu Bu; esta batalla será corta y aburrida.

— Subestimar a las personas no es algo que deberías hacer, Shiva.— Dijo Rudra llegando al palco de los Hindúes.

Desde el primer Ragnarök, Rudra había vuelto al Svarga y ahora estaba la mayor parte de su tiempo junto a Shiva. Aunque a veces solía irse por su cuenta a entrenar y mejorar sus habilidades de batalla.
Luego de derrotar a 1.115 Dioses, decidió que la bestias y demonios serían su nuevo entretenimiento.

— No lo subestimo. Solo estoy siendo realista.— Se defendió él, sin sacar su cara de esa dos enormes almohadones.— Todos conocemos las habilidades de Marte, es el Dios de la guerra más fuerte de todos, y aunque sé de lo que son capaces los humanos, la situación está muy complicada.—

Brunhilde rabió, furiosa de ver qué Yue había salido al campo de batalla sin vestir su armadura, únicamente las dos muñequera de oro y metal. Gëir notó esto y no pudo evitar enojarse también, pues esto era un acto realmente suicida.

— ¿¡Por qué salió así!? ¿¡Acaso quiere que lo maten!? — Exclamó Hrist, la que ruge.

— El combate sin armadura no es de por sí algo malo, sin embargo...estamos hablando de un guerrero Romano.— Dijo Leónidas.— No he luchado con ninguno en mi vida pero he oído leyendas sobre ellos, y si los soldados luchan al igual que Marte... entonces está ronda no va a ser una pelea de almohadas.—

Sasaki cerró sus ojos, en su mente, ya había muerto 10 veces contra Marte, sin dudas era un oponente que él no podría vencer fácilmente en una contienda limpia.

¡Que la primera batalla del segundo Ragnarök, comience! — Gritó.

Acto seguido hizo sonar su poderoso cuerno, un sonido que hizo retumbar los suelos del coliseo y que dió inicio oficialmente al Ragnarök. Dioses y humanos, todos mirando fijamente hacía el campo de batalla.

Brunhilde se mantuvo estoica, los Griegos y demás panteones se mantuvieron en silencio, y las profundidades del coliseo, la misma Diosa de piel gris y cabellos oscuros estaba sentada encima de un gran cojín viendo fijamente a la pantalla que tenía enfrente, apretando sus manos una contra la otra.

— Tu puedes, Marte.— Susurró.

— Yue, tu puedes.— Dijo una mujer en las gradas de la humanidad, físicamente idéntica a Yue, se trataba de su madre, Yao Shi.

Al cabo de unos segundos, el cuerno se detuvo.

El aire en los pulmones de Heimdall se terminó, y rápidamente corrió fuera del campo de batalla hasta estar finalmente a salvó.— ¡Pueden comenzar! — Exclamó él anunciante.

Pero la acción de Yue fue algo imprevista, tomó su abalarda y la enterró en el suelo, tomó su arco y flechas y monto una de ellas. Al tensar la cuerda, sus músculos se marcaron más y la prominencia de sus venas se hizo muchísimo más notoria.
Marte no se movió ni un solo centímetro, ni siquiera alzó su guardia para protegerse.

La flecha de Yue voló a toda velocidad contra Marte quién la desvío en pleno vuelo usando solamente un dedo, dejando a todos sorprendidos e impactados. Yue había tensado bastante esa cuerda y la distancia entre ambos era muy corta, la velocidad inicial era la de una bala e incluso esa velocidad se queda muy corta.
Muchos ni siquiera la vieron, pero Marte sí.

La segunda flecha voló hacía el Romano quién la esquivó simplemente doblando su cuerpo a la izquierda, la tercera la evitó moviendo el cuello y la cuarta la atrapó con su mano para romperla. Hasta que la quinta llegó y si bien pudo esquivarla, está rasguñó la cara de Marte y le hizo un significativo corte del cuál brotó un hilo de sangre.

— ¡Le ha dado! ¡La primera gota de sangre es de un Dios! — Gritó Tang Huai.

— ¿Cómo es que puede tener esos reflejos? En ningún momento pude ver esas flechas.— Exclamó Wang Gui.

— ¿De que te sorprendes? Estamos hablando de Dioses, es normal que estén por encima de nosotros.— Apunto Zhang Xiang.

— ¡Una ráfaga de flechas vuelan hacía Marte, una tras otra hacen que el Dios levanté su guardía! — Exclamó Heimdall y tenía razón.

Yue Fei acribilló con nueve flechas más, todas en seguidilla una tras otra a velocidades impresionantes. Marte las esquivaba pero en un punto de vio obligado a levantar su escudo para bloquearlas y dos de ellas se enterraron en él. Yue detuvo su acometida y observó como Marte usada su lanza para destruir las flechas que se habían clavado en su escudo.
Ahora ambos rivales se miraban fijamente de nuevo.

— “Las esquivaste, eso es genial” — Pensó Yue mientras colgaba su arco a su espalda y empuñaba su hacha de batalla.

— “Tu velocidad es increíble, humano” — Pensó Marte con una sonrisa.

Ambos oponentes caminaron lentamente hacía el otro, con sus miradas fijas. Marte daba pisadas suaves y llenas de soltura, mientras que Yue hacía estremecer el suelo con sus pasos de bestia salvaje.
Ambos oponentes siguieron hasta estar a un palmo uno del otro.

Marte atacó, movió su lanza en una embestida que Yue apenas si pudo esquivar; su estómago fue desgarrado ligeramente por el filo del arma pero no lo había penetrado. Por su lado, Yue movió su lanza al cuello de Marte y este usó su antebrazo para bloquear el avance del arma, pero está fue capaz de cortar su muñequera y hacerle una herida superficial la cuál comenzó a sangrar ligeramente.

Yue conectó un rodillazo en el estómago de Marte y este dió un cabezazo directo a su oponente. El impacto de ambos oponentes hizo levantar tierra, e incluso el suelo tembló ligeramente.

— ¡Después de una serie de acometidas con sus armas, los oponentes se atacan con sus cuerpos de machos alfa! ¡Damas y caballeros, que despliegue tan sorprendente de poder! —

Ambos oponentes se separaron, Yue con una herida en la cabeza y Marte igualmente. Estando ahora uno a unos metros de distancia del otro, nuevamente se dedicaron a observarse.

Las Valkyrias y los Dioses lo sabían, esto era solo el comienzo.

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¡Lo prometido es deuda y aquí lo tienen, el inicio del Ragnarök! Decidí publicarlo más prontito, para ustedes mis queridos.

Doble publicación, yeyyy

Ya me estaba tardando la verdad, pero no sé enojen, aquí tenemos el inicio de la primera ronda. Lu Bu y Thor están muy orgullosos de sus representantes jajaja.

Me hubiese gustado traerles una ilustración de la apariencia de ambos personajes, pero lastimosamente el dibujo no es mi talento, así que F.
Espero le este gustando el ritmo que llevamos actualmente, no olviden dar su estrellita y compartir la historia con sus amistades.

Sin más dilación, nos vemos dentro de 21 días, o 25...ya veremos.

chau.♡

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