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Capítulo 29: Bandera Negra (2/2)

- ¿¡Vamos, quien sigue ahora!? - Gritó una voz algo aguda, pero lo suficientemente fuerte y grave como para hacerse por en toda la cantina.

El sujeto del suelo se levantó a duras penas y se acarició la zona donde había recibido el golpe de su contrario, vaya que ese puñetazo lo hizo sacudirse y caer como ningún otro. Ese chico tenía huesos de hierro, no podía entender como un cuerpo tan delgado podía albergar tanta fuerza de agarre y golpe.
Gruñó y puso su botella de ron sobre la barra a lo cuál los demás hombres presentes respondieron con largas y sonoras risotadas, su contrario (quién le propinó el golpe) cogió la botella y la abrió de un mordisco en el corcho y luego lo escupió, dicho objeto voló a gran velocidad hasta caer perfectamente en el cesto de basura.

- ¡Demonios, Read; eres una jodida fiera! - Exclamó un hombre musculoso con largas barbas.- Si fueras pirata, apuesto que serías capaz de destruir un cañón de un puñetazo.

- ¡No seas tonto! ¡El único hombre capaz de destruir un cañón de un golpe es nada más y nada menos que--! - La voz de un anciano fué acallada por la de las demás personas.

- "¡Lu Bu Housen, el humano más fuerte de toda la historia!" -

- Demonios, viejo, haz repetido eso hasta el cansancio. Desde que esa puta china te pateó el culo no haz dejado de hablar de ella y lo magnífica que es la cultura china y patatin patatá - Se quedó otro sujeto.

- No le faltes el respeto a mi amorcito, ella me ama y volverá por mí.- Respondió el viejo.

- ¿Y crees que esa pirata china enserio vendrá por tí? A la primera que alce su bandera negra en la lejanía, caerá directo al océano como un saco de plomo -

Mientras tanto Read trago su botella de ron, obtenida limpiamente por haberle dado una paliza al sujeto de hace rato. Sus mejillas estaba levemente rojas y sus pecas oscuras resaltaban en su rostro.

- ¡Baaah! - Exclamó luego de tragar.- Tal vez no sea el hombre más poderoso pero si soy el mejor tirador de Londres.- Afirmó con soberbia.

- ¿Ah si? ¿Que te parece si hacemos una apuesta? - Salto otro sujeto.- Lanza un cuchillo hacia el blanco que esta en la pared y si lo logras, yo limpiare los baños por un mes entero.- Y ante semejante propuesta, Read sonrió y dejo su botella de lado.

El pelirrojo se encogió de hombros, tomo un afilado cuchillo de la mesa de la cantina y se preparo para el lanzamiento. Respiro profundo y con un movimiento rapido lanzo el objeto que dio perfectamente en el blanco pese a la considerable distancia.

El sujeto de la apuesta gruño con enojo, tomo dos cuchillos mas y lo golpeo contra la mesa.- ¡Aun no me rindo, dos de tres!

- Si tu insistes.- Y nuevamente tomo uno de los cuchillos y lo lanzo contra el blanco, dando justo en el centro de la diana con el otro cuchillo. Posteriormente tomo el tercer cuchillo y este lo arrojo contra la pared opuesta.

Al impactar, el cuchillo reboto contra las paredes haciendo que todos se escondieran en el suelo y bajo las mesas. Al final, el cuchillo dio de lleno en la diana de manera limpia y perfecta.

- Muchas gracias por la diversion, sera mejor que regrese a mi camita pues mañana tenemos mucho trabajo de mar. Y cuanto a ti.- Señalo al sujeto con quien hizo la apuesta.- Espero tu nombre anotado en la libreta de quehaceres por todo un mes para mañana a primera hora.

El pobre hombre suspiro derrotado y frustrado, no debió apostar contra Read, quien habia sido el mejor tirador del ejercito hasta ese momento.
Una nueva persona ingreso en la cantina, un sujeto elegante y bien vestido; tenia varias de cartas en su mano y las estaba revisando una a una.

Read solto un gruñido de enojo, sabia bien que venia un regaño mas.

- Señor "Mark Read"...- Dijo el hombre elegante.

- Si, mi capitan, volvere cuanto antes a mi habitacion y dejare todo limpio.- Hablo rapidamente el pelirrojo.

- Aparte de eso, te llego una carta de tu madre.- Prosiguió el hombre, Read se sobresalto al oir esto.

...

- Se te concederá una semana para que puedas ver a tu madre...-

Mark read llego a su antigua casa, en Londres después tantos años sin haber puesto un pie en aquel lugar.
Suspiró, la casa en la vivió de niño seguía teniendo ese sucio aspecto rojizo insípido y sin gracia, pese a eso, todo se veía bien cuidado.

- Tal vez una capa de pintura podría-- - Pero sus palabras fueron interrumpidas al momento en que un hombre vestido de negro abrió la puerta principal, este hombre miró a Read quién se sintió un poco desnudo.

- ¿Puedo ayudarle, en algo, caballero? - Preguntó, sin haber reconocido a Read y la verdad es que era algo esperable.

- Soy Mark Read, hijo de la señora de esta casa y me gustaría entrar.- Respondió Read, impaciente e incómodo.

El hombre alzó una de sus cejas y asintió, le permitió el acceso a la casa. Al momento de poner un pie dentro, el hombre de negro le impidió dar otro paso más y con soberbia y sin una pizca de vergüenza le dijo:

- Antes de ver a la señora, le tendré que pedir que se dé una ducha y cambie sus ropas; usted entenderá que ella se encuentra en un delicado estado de salud y no queremos que cualquier peste pegada a usted pueda empeorarla.- Su falso tono de respeto hizo enojar a Read, pero no estaba de humor para iniciar una discusión con él mayordomo en ese instante.

El hombre lo guío hasta la ducha del cuarto de invitados y Read sintió el olor a libros viejos y golpear su nariz apenas ingresar.

- ¡Mami! ¡Mami! ¿Que es esto? - Pregunto un pequeño Read de cuatro años de edad, abriendo un libro enfrente de su madre.

- ¿Que haces fuera de tu cuarto de estudio? No deberías salir de ahí hasta haber acabado con tu jornada.- Preguntó ella, arrancando el libro de las manos de su hijo.- Esto es solo un viejo barco pesquero, una máquina que usan los hombres para atrapar peces en el mar.

El pequeño Read estaba tan asombrado, como si fuese la primera vez que ve la luz del sol. El niño tomó nuevamente el libro y le preguntó nuevamente a su madre.

- Quiero viajar en un barco, mami, quiero viajar en un barco.- Dijo el con una sonrisa, la cuál no fué compartidos por su madre quién le miró con fastidio.

- Jamás viajaras en un barco, y mucho menos en un sucio barco pesquero, eso solo es para hombres estúpidos que no son capaces de hacer nada mejor.- Escupió ella con desdén.- Regresa a tu cuarto y encierrate, hoy no cenaras por haberte salido sin permiso e interrumpir tu estudio.

Pese a que esa noche no comió, estuvo toda la noche leyendo y estudiando sobre los barcos y navíos existentes, eso hizo que su mente olvidara completamente el hambre. Trago saliva, ahora en su adultez entendía mejor que eso había sido un castigo cruel para un niño de tan solo cuatro años.

El hombre lo sacó de su ensoñación, a lo que él simplemente volvió en sí.

- Métase en la ducha, yo esperaré aquí.- Y est hizo alarmar a Read.

- ¿E-Eh? P-Pero necesito privacidad para bañarme, no quiero que usted esté aquí...

- Le aseguro que no tengo el menor interés en usted, solamente cumplo mi trabajo.- Respondió el hombre sin inmutarse.

Read no estaba desnudo pero por instinto se cubrió con sus manos en el pecho y sus genitales para ocultarlos. Su cara estaba roja como una manzana.

- Pues como hijo de la dueña de esta casa, le ordeno que salga del baño inmediatamente.- Y ante esto, el sujeto de negro suspiró y abandonó el cuarto de baño inmediatamente.

Read se sintió muy estúpido; él era un soldado entrenado y el mejor tirador de todos, pero aún así no quería ser visto desnudo por absolutamente nadie. La sola idea lo hacía temblar como una gelatina.

Lentamente se desvistió y entró en la ducha, sin embargo no fué capaz de dejar de mirar su propio cuerpo. Sus músculos marcados y sus hombros pecosos, sus muslos gruesos y brazos tonificados, sus caderas y también sus genitales.
Un análisis que tal vez pudo durar más de la cuenta.
Al cabo de un rato, ya se encontraba lo suficientemente limpio como para poder ver a su madre.

El mayordomo lo encaminó directo hasta la habitación de la señora, tocó dos veces la puerta y le concedió el acceso.
La madre de Mark Read estaba sentada, sosteniendo un libro en sus manos y contemplando la ciudad que se cernia entre de ella a través del enorme ventanal.

Mark sintió que sus piernas temblaban, pero no dijo ni una sola palabra en ese momento. Fué su madre quién se dió la vuelta para verlo a los ojos.

- Viniste, aún después de todo.- Murmuró a lo que Read respondió con una sonrisa.

- Me dieron una semana, para venir a verte.- Respondió él, a lo que su madre asintió.

- Por supuesto que...no te quedarás aquí una semana entera.- Dijo ella, movió su mano e invitó a su hijo a acercarse más hacia ella.

Read titubeó, no estaba del todo seguro si debía o no. Lo hizo, por inercia inevitable.

- Entraste al ejército, me enteré de que eres el mejor tirador de la Armada.- Musitó ella, a lo que Mark contestó.

- También soy bueno navegando y combatiendo con los puños.- Ante esto último, su madre puso una expresión de desagrado.

- Nunca aprobé esa parte de ti. Es como si el destino te hubiese fabricado para que fueras todo lo que traté de impedir que fueras.
» Y ahora mírate, viviendo como un soldado más.

- Yo tampoco quería ser esto.- Respondió Mark sin pensarlo, ganándose la mirada enojada de su madre.- Yo tampoco quería convertirme en un soldado más, no quería ser lo qué tú alguna vez deseaste que fuera y tampoco quería ser lo opuesto.

La señora Read dejó de lado el libro que tenía en sus piernas, regresando su vista a la ciudad.

- ¿A dónde irás cuando salgas de aquí? ¿Irás a una taberna a beber hasta desmayarte? ¿Dormirás en un callejón lleno de basura y ratas hasta que los oficiales te encuentren y tengan que llevarte a rastras hasta el cuartel? - Cada palabra de la señora de Read sonaba con muchísimo resentimiento.- Desarrollaste el mismo gusto por el alcohol que tú padre.

- Era un adolescente cuando entré al ejército, comencé a beber porque en mí cumpleaños me enviaste una botella de ron que solamente decía: "Buena suerte, Mark Read".- Escupió Mark, cada vez más enojado por las palabras de su progenitora
»Nunca conocí a papá, murió antes de yo nacer y mis únicos pilares fuiste tú y la abuela que también está muerta y ella no siquiera recordaba mi nombre.

La madre de Read no respondió, simplemente mantuvo su vista a la ciudad. Una lágrima surco su mejilla.

- Fué un error haber venido, sigues siendo la misma mujer obstinada y cruel que fuiste durante toda mi infancia. Nunca fuí felíz contigo, nunca me sentí en casa en este lugar y no había noche en la que no deseara despertar y nunca más haber formado parte de esta familia.- Y dicho esto, Mark dió la vuelta y se dispuso a salir de la habitación, pero fué detenido por su madre.

La mujer comenzó a hablar, con un tono de voz sumamente lento y pausado.

- Tenía tu edad cuando sucedió, recién me acababa de casar con "Arthur Read"... quién fué mi esposo hasta el día de su fallecimiento...

...

La mujer rubia estaba agotada, había pasado gran parte de la noche dándole pecho a su pequeño hijo. Un bebé castaño de ojos grises y una piel ligeramente bronceada, la viva copia de su padre.
"Jane Read" regresó a su habitación y se acostó, siendo rodeaba por los brazos de su esposo quien le depositó varios besos en las mejillas haciéndola sonrojarse y sentirse en calor.

- Mark se durmió, finalmente.- Dijo ella, a lo que su esposo respondió con una sonrisa.

- Es un niño hiperactivo.- Murmuró él, metiendo su cara entre el cuello de Jane quién soltó un pequeño gemido.

- Parece que Mark no es el único hiperactivo aquí.- Musitó ella y nuevamente soltó un gemido al sentir como su esposo apretó uno de sus pechos.- ¡Auch! E-Eso duele, imbécil.

Arthur soltó una risa y usó la fuerza de su cuerpo para alzar a Jane y subirla sobre sus piernas para dejarla sentada a horcajadas sobre él. Ella reaccionó soltando un gemido y luego riendo al ver la energía de su marido, si seguía así, no tardaría nada en ceder ante él.

- Dentro de poco tiempo, Mark y yo iremos a visitar a mi madre; deberíamos pasar el suficiente tiempo juntos como para no extrañarnos.- Argumentó Arthur, argumento súper tonto, pero que para Jame fué suficiente como para convencerla.

- Bueno, no puedo negarme a un poco de atención.~

Esa noche sin ellos saberlo o tenerlo presente, el destino sellaría muchas cosas para ambos. La vida de Mary y Arthur era perfecta, ambos unidos por el amor y que habían concebido al hijo ideal, un varón que crecería con todo asegurado y planeado para convertirse en un excelente caballero inglés.

Una madre amorosa, un padre ejemplar y una vida de ensueño. Crecería para convertirse en un honorable caballero, se casaría con una hermosa mujer y formaría una hermosa descendencia para los Read.
Nada podía ser más perfecto.

...

J

ane finalmente se volteó a ver a su hijo, quién respiraba con agitación. Mark Read estaba aturdido, sentía que el mundo le daba vueltas y que no podía respirar adecuadamente.

- Finalmente llegó el día en que tú padre partió al mar; el día más horrible de mi vida, el día en que lo perdí absoluta todo lo que alguna vez significó mi felicidad.

»Tu padre falleció en ese viaje.

Read cayó al suelo, de rodillas y sintió un nudo en la garganta. Jane limpió rápidamente una lágrima que cayó de sus mejillas, no iba a llorar enfrente de su hijo.

- La noticia me dejó destruida, como si alguien acabara con mi vida. Sin embargo, recibí una nueva noticia que cambiaría todo.

...

El yanto de un bebé hizo eco en la habitación, Jane jadeaba con dificultad y el sudor corría por su frente a mares. Sin embargo, sus reparaciones y jadeos cesaron a ver al pequeño bebé que fué acercado a ella en ese preciso instante.
Con la cara llena de pecas, cabello rojo y una piel clara como la suya; Jane vió en es bebé, la viva representación de Arthur y ella misma.

- Felicitaciones, señorita, es una hermosa y sana señorita.- Una niña, había tenido una hermosa niña.

Las horas pasaron y Jane sostenía en sus brazos a la pequeña niña que acababa de nacer. Sus ojos se llenaron de lágrimas y volvió su vista a la ventana que estaba a un lado de su cama, viendo como una tormenta hacía eco en la lejanía.
A pesar del ruido de la lluvia, la bebé dormía plácidamente en sus brazos, incluso sonreía ligeramente.

- Mark solia llorar toda la noche, cuándo él...- Lágrimas comenzaron a caer de los ojos de la mujer, gruesas lágrimas que ella no podía controlar.- S-Soy tan tonta...- Musitó ella, pero la respiración calmada y lenta de su bebé la hicieron encontrar calma en ese momento de tristeza.

Dejó ir a Mark y Arthur, nunca debió permitir ese viaje y tal vez, ellos seguirán aquí. Su hija podría conocer a su padre y tener un hermano mayor que la cuidara y la tratara como una señorita.
Pero el destino, los dioses le habían arrebatado a su hijo sin que ella pudiera hacer algo para impedirlo.

Pero ese nuevo bebé, era una segunda oportunidad. Una manera de hacer las cosas distintas y de darle un futuro mejor y más próspero.

La niña dormía plácidamente, Jane estaba tan encantada, fascinada con lo idéntica que era a ella y Arthur. Como extrañaba a Arthur.

- Te amo tanto, te amo muchísimo ... Mary Jane.- Musitó y le dió un delicado abrazo a su bebé quién se hundió en su pecho, disfrutando de la calidez de los brazos de su madre.- Yo te cuidare, no te dejaré sola y no permitiré que te suceda nada.

...

- Mary Jane Read...ese es mi nombre.- Musitó Read.

Jane asintió.- Siempre lo supiste y yo también lo supe, tu no eres un hombre. Tu nombre no es "Mark Read".

Mary Read ahora estaba enfrentado un duro golpe de realidad. Siempre lo supo, sin embargo, esto no significó que el oírlo en voz alta fuese distinto.
Entonces, Mark Read era su hermano mayor.

- Arthur murió en el mar junto con nuestro primer hijo, Mark Read, tu hermano mayor que tan solo era un bebé. Sabía que sí tú abuela, matriarca de los Read se enteraba de esta noticia no iba a dudar en matarme por haber permitido la muerte de tu hermano, el único varón de tu padre y único hijo de nuestro matrimonio.

» Deseé a los Dioses que fueses un niño, pero al verte quedé encantada de tu belleza. Aunque eras increíblemente pesada, según el doctor, tus huesos son muchos más densos que los de un humano promedio, tardaste bastante en aprender a caminar y a corta edad ya tenías músculos definidos.

» Temía tanto por tu vida si tú abuela llegaba a enterarse de la verdad, ella podría haberte desconocido y arruinar nuestras vidas. así que te tomé y te vestí como un hombre. Te cuidé y crié como si fueses un hombre para poder seguir recibiendo ayuda monetaria de tu abuela y con eso poder darte las pequeñas cosas que pude. Yo también gané dinero por mi parte y todo lo destine en tí, en cuidarte y educarte para darte un excelente futuro y una excelente vida.
Finalmente tu abuela falleció y tú heredaste la fortuna de los Read.

Mary Read estaba atónita, incrédula ante las palabras de su madre.
Todo lo vivido, todo ocurrido por ella...para ella.

Jane Read limpió sus lágrimas, y le dedicó una mirada a su hija.

- Y ahora mírate, estás viva; eres fuerte, valiente, audaz, ágil y segura de ti misma y eso me llena de alegría el corazón. No te conté esto, buscando que sientas lastima y tampoco te estoy pidiendo perdón, solamente te pido que finalmente que haz conocido la verdad de tu vida, la razón de tu existir... finalmente puedas ser libre.

Mary Read comenzó a llorar. Abrazó las piernas de su madre y ocultó su cabeza entre ellas, su madre lentamente puso una mano en la espalda de su hija y le dió suaves caricias.
Mary Jane Read...que hermoso nombre.

...

Al cabo de unas horas, Mary Read estaba en un par de la ciudad. Sostenía en sus manos una botella de ron la cuál ya iba por la mitad, sin embargo ella aún estaba lo suficientemente sobria como para seguir pensando en toda la verdad de su vida.
Con su mano apoyada en la barra y la otra sosteniendo la botella.
A su lado, un hombre rubio estaba sentado mirándole de reojo.

Cabe mencionar que Mary Read estaba usando su ropa de hombre y había vuelto a vestirse como uno. No tenía ganas de ir vestido con las ropas de su madre, menos ahora en un momento tan delicado como ese. Beber era lo único que le traía consuelo, sin embargo siempre fué poco capaz de embriagarse rápidamente, necesitaba dos botellas o más para sentir el mareo del alcohol.

- Noche agitada.- Exclamó el hombre que Mary Read tenía sentado al lado.

- No tienes idea...- Dijo ella, dándole largos tragos a su botella de licor.

- El mar está inestable, no es adecuado viajar en estas condiciones. Atrasar mi llegada es solamente un enorme problema y un enorme fallo.

¿Mar inestable, llegada, viajar...? Un pirata, o talvez un simple marinero. Read ladeó la cabeza.

- No pretendo salir hoy de la ciudad, sin embargo es una buena sugerencia.- Murmuró a lo que el hombre respondió cortando la distancia y acercándose a ella.

- Antony Burgués, un placer.- Se presentó extendiendo una mano hacía Read.

- Mark Read, igualmente.- Respondió estrechando su mano, tenía un buen agarre.

Antony guardó silencio, bebiendo de su vaso con ron mientras Read solamente miraba el contenido de su botella.
Conforme fue avanzando la noche y las botellas de ron fueron sumando más y más, ambos hombres comenzaron a llevarse demasiado bien.
Antony era divertido y carismático, cosa que a Read le llamó muchísimo la atención apenas intercambio un par de palabras.

Contaba buenas historias, divertidas y llenas de emoción. Read apenas conocía su propio país, su trabajo como soldado la llevó a diferentes sitios, sin embargo Antony había visitado muchos lugares asombrosos.

- ¡Seajajaja! - Soltó Antony a lo que Read no pudo evitar responder riéndose también.

- ¡Shiojojojo! - Y ante su propia risa, se tapó la boca sintiendo algo de vergüenza.

Antony le sonrió y se acercó más a ella para quitarle la mano de la boca, esta acción hizo que Read se pusiera increíblemente roja. Su corazón latió con rapidez.

- Lo siento, no debí reír de esa forma.-

- No, no, al contrario; tienes una hermosa risa.- A lo que Read respondió poniéndose aún más roja.

En ese momento, Antony se puso sobre sus pies.- Fué una noche agradable, pero ya tengo que irme, debo volver al barco antes del amanecer o me meteré en problemas con mi capitán.

Read le agarró de la manga, tratando de detenerlo.- ¿De verdad? Pero aún hay tiempo, podemos seguir bebiendo un poco.-

Antony soltó una risa mientras se zafaba del agarre de Read de manera suave y delicada.- Me encantaría pero enserio tengo que irme, además tú también deberías ir a casa.

Read bajó la cabeza, su hogar...
Ella no tenía un hogar al cuál volver, y menos ahora con la revelación de su vida. No es que odiase a su madre, pero no tenía intenciones de quedarse más tiempo con ella aunque no sintiese nada bueno ni nada malo.
Tampoco quería volver al ejército, su mente estaba difusa y pérdida.

- Yo...no tengo un hogar.-

- ¿Eh? ¿Eres un vagabundo? Pensé que me habías dicho que eras un soldado, deberías volver al cuartel.

- Lo soy, o bueno... era.

- ¿Acaso eres un desertor? -

- N-No...-

- Entonces eres un vagabundo.-

- No, no es eso. Es solo que... no hay un lugar a dónde yo pueda ir o donde pertenezca.- Musitó ella.

Antony le miró y le dedicó una sonrisa. Se acercó a ella y con pocas palabras le transmitió su pensamiento.- No importa a dónde vayas, lo qué importa es que puedas llegar.

- ¿E-Eh? - Read estaba confundida.

- Tu casa, la tiendita o el bar; no importa a dónde vayas o quieras ir, solamente importa que tengas la libertad de llegar hasta donde te lo propongas, hasta el fin del mundo de ser necesario, no tienes que irte a un solo lugar; puedes ir a donde quieras y aún así, pertenecer ahí.

Y ante estás palabras, Antony caminó lentamente hacía la puerta del bar no sin antes darle un último mensaje a Read.- Si necesitas llegar a algún lugar, vé al puerto y búscame, con gusto puedo darte un aventón hasta donde quieras ir.

Y con eso Antony se fué.

La libertad, libertad.

¿Era acaso eso una señal? ¿Era acaso el momento de buscar y alcanzar su tan ansiada libertad?

Esa incertidumbre, esa ansiedad era intoxicante.

Read corrió a su antigua casa y empacó todo lo necesario en un saco; Ropas y utensilios que le servirían en su viaje, guardó unas armas Trabuco que usaba en el ejército y tomó algo de dinero que pertenecía a la herencia de los Read.
En medio de ese trajín, su madre se había puesto de pie y se había traslado hacia donde Mary se encontraba guardando todo.

Cuando Jane la vió, supo inmediatamente lo que estaba sucediendo. Mary se iría para nunca más volver.
Madre e hija compartieron una mirada que dejaba implícitas las intenciones de cada una.

Mary Read creció bajo una identidad y una apariencia que no era la suya, ocultó su cuerpo y su sexo para encajar como un hombre más en una sociedad que no iba de acuerdo con su forma de vivir y su forma de pensar. Read anhelaba la aventura, la emoción y la libertad de ir a donde quisiera, crear su propio camino y aceptar las consecuencias de sus actos y decisiones, sin arrepentirse nunca de ellas ya sean buenas o malas.
Mary Read no pertenecía a ese mundo, ella quería ir y buscar su propio camino. Ella eligió soñar.

Jane Read sabía que no iba a detenerla ni hacer cambiar de opinión a su hija así que simplemente decidió dejarla ser libre. Se acercó a ella y con una caricia en su mejilla, le dió sus mejores deseos y le extendió sus bendiciones.

- Haz crecido para convertirte en todo aquello de lo que juré protegerte, sin embargo no podría estar más orgullosa de tí.-

- Mamá...-

- Vete, encuentra la libertad y nunca permitas que nadie te diga como debes vivir tú vida.-

Mary Read asintió y me dió un beso en la mejilla a su madre seguido de un fuerte abrazo amoroso que pondría fin a esa etapa de su vida.
Con sus cosas en un saco, Read partió al puerto de Londres donde un enorme barco estaba apostillado y en el puerto, pudo ver a Anthony dando indicaciones y órdenes a los hombres que trabajaban.

- ¡Antony! ¡Esperen! - Gritó ella con una mano alzada.

Sin embargo, el trabajo había sido terminado y el barco se puso en movimiento fuera del puerto. Mary Read miró con terror y pánico como el barco se alejaba, pero no iba a rendirse tan fácilmente. Un pedazo de cuerda estaba suelta en la parte posterior del bote, era una idea muy estúpida.

Mary Read calculó el salto y con toda la fuerza de su cuerpo fué capaz de llegar y sujetarse a ella. Se aferró con todas sus fuerzas a la cuerda, mientras que el barco la hacía moverse de un lado a otro. Sujetó su saco con su boca usó ambas manos para escalar.

- ¿Eh? ¡Tenemos un intruso! - Gritó uno de los hombres.

Mary Read sujetaba fuertemente su mano a la cuerda y sostenía su saco con la boca, siendo capaz de cargar con él todo el peso. Estaba muy cerca de la cima, pero sus piernas resbalaron y casi cae al océano. Sus manos sangraban por la fuerza ejercida sobre la cuerda que fué capaz de hacerle daño pero ella no iba a rendirse por absolutamente nada del mundo.

Antony se asomó y la vió colgando. Sin embargo, él hombre rubio estaba realmente escandalizado por esto. Pudo reconocer que se trataba del sujeto que había conocido en el bar, Mary Read aún parecía un hombre y estaba vestido como uno.

- ¿Y quién es ese tipo? ¿Acaso está loco? - Se preguntó uno de ellos marineros.

- Caerá al mar y morirá ahogado.- Señaló otro de los hombres.

- Rápido, déjenlo subir ahora mismo.- Ordenó Antony.

- ¿Que? Pero señor Antony no deberíamos dejar que un desconocido se suba así como así, podría ser un espía.- Protestaron.

- Déjenlo subir, en este instante.- Ordenó por segunda vez a lo que los hombres accedieron y corrieron a ayudar a Read.

Mary Read pudo subirse en el barco gracias a la ayuda de los demás y cuando finalmente estuvo en él, abrió sus ojos y vió a su alrededor. Estaba rodeada por algunos hombres con apariencias extrañas pero todos se veían realmente sorprendidos y desconfiados de la presencia de Read.

Antony se acercó y le extendió una mano para ayudarla a ponerse de pie. Read aceptó y miró fijamente al hombre rubio por un par de segundos.

- Se que te dije que podíamos llevarte, pero a la próxima trata de llegar más temprano.- Bromeó Antony.

El sol estaba saliendo y Read sintió sus energías renovarse completamente a lo que respondió con una inmensa sonrisa.

- ¡Lo logré, soy libre finalmente! ¡Soy libre! ¡Soy libre! - Y daba saltos y gritaba con euforia.

Todos estaban extrañados por su actitud, a excepción de Antony quién estaba divertido con esa actitud tan enérgica y despreocupada.
Pero en eso, Mary Read dejó de saltar y cayó de rodillas al suelo, aún riéndose y balbuceando "Soy libre".
Cayó inconsciente en el barco, con una inmensa sonrisa y una expresión de felicidad.

Antony se acercó y sonrió al verla.- Parece que se desmayó.

- Deberíamos llevarlo a la enfermería, ahí podrá descansar mejor.- Exclamó uno de los marineros.

- Tienes razón, llevenlo a la enfermería.

...

Al cabo de unas cuantas horas, Mary Read abrió los ojos y encontró acostada con su frente vendada. No reconoció la habitación pero parecía ser una sala de enfermería, ya que vió algunas hojas y botellas con diferentes líquidos en ellas.
Suspiró y sintió un aire frio en su espalda, fué ahí cuando se percató que estaba del cuello hacía abajo, sin embargo aún contaba con sus pantalones y con unas vendas alrededor de su pecho que eran las que escondían sus pechos.

Buscó rápidamente su abrigo y lo alcanzó, tapándose y suspirando con alivio. Debido a que sus vendas estaban firmes y fuertes, supo que no la habían registrado, aún podía decir alguna mentira para abalar el que su lecho esté vendado.
Su cabello rojo estaba desordenado y en general se sentía como la hubiesen revisado completamente.

Se levantó y comenzó a revisar todo el lugar, leyendo y revisando artefactos extraños de enfermería. Es como si estuviese urgando en cosas de valo, tomó una pequeña canica metálica que guardó.

- Antony, seguramente él me trajo aquí, pero...- No dijo nada más, la puerta de la enfermería se abrió.

Antony y otro sujeto entraron y lo pillaron de pie y revisando. El hombre desenfundó un arma de fuego pero antes de que algo pudiera pasar, Read usó la canica y con la fuerza de sus dedos la disparó hacía la mano del sujeto quién soltó el arma por instinto.
Antony intentó cogerla pero Read dió una patada a la mano de Antony y el arma voló por aires, fácilmente la atrapó y la apuntó hacia el hombre y hacía Antony.

- No se muevan, no quiero hacerles daño.-

- Maldición, casi me dejas sin mano.- Se quejó el hombre.

- Lo siento, no quería hacerlo pero no me dejaste más opción que defenderme de esa forma. Ibas a dispararme.- Se defendió ella.

- ¡Solo era una advertencia animal! ¡Ay joder mi mano! -

- Bueno bueno, vamos todos a calmarnos en este momento; Read baja el arma y nosotros pondremos nuestros culos en las sillas en este momento.- Dijo Antony.

Read asintió y bajó el arma, los dos hombres se sentaron en unas sillas cercanas y un silencio se formó en la habitación. El hombre junto a Antony decidió hablar y preguntar a Read.

- ¿Quien mierda eres y que haces en mi embarcación? -

- Me llamo...Mark Read y-- -

- Ya este pendejo de Antony me dijo tu nombre, lo que quiero saber es que demonios haces aquí en mi barco sin que yo te haya dado la autorización de subirte.-. Gruñó.

- Bueno, Antony dijo que podía venir con ustedes y-- -

El hombre furioso golpeó a Antony en el brazo.- ¡Eres un estúpido, cabeza de alcornoque! ¿¡Cómo se te ocurre invitar a alguien desconocido a nuestro barco!?

Antony solamente soltó una risa.- ¡Seajaja!

Read alzó sus manos y las sacudió de un lado a otro.- No soy una amenaza para ustedes, no busco hacerles daño ni exponerlos al ejército; soy un soldado que desertó y ahora solamente estoy buscando la libertad. Antony me ofreció darme un aventón pero yo quiero unirme a su tripulación pirata.-

El hombre gruñó como un perro rabioso pero rápidamente se llevó las manos a la barba y las acarició. No tenía una barba muy tupida, pero si tenía el suficiente vello como para poder hacerlo.
Llevó sus ojos a Antony y después a Mary Read, había algo que no le gustaba.

- ¿Acaso estás enamorado de Antony? ¿Eres homosexual? - Interrogó él, a lo que Read respondió sonrojándose.

- Yo... n-no soy...bueno.- Murmuró ella bajando la cabeza, tratando de ocultar su cara de vergüenza.

El sujeto nuevamente exclamó.- Escúchame bien, no permitiré ese tipo de relaciones en mi nave y mucho menos si involucran a Antony, tal vez no te haz dado cuenta pero apenas lo conoces y él es una persona muy influyente en esta embarcación. Tenerlo distraído con esas cosas solamente afectaría de mala manera a nuestra embarcación.

- Lo entiendo... No, no siento nada por Antony.- Respondió, ignorando sus verdaderas emociones y sentimientos.

- Oye, Rackham, no seas tan agresivo con él. No es su culpa sentir cosas hacia mí, soy irresistible.- Bromeó él, haciendo que el capitán Rackham sintiera más enojo.

Mary Read no sabía si debía revelar su identidad o seguir fingiendo ser un hombre para poder quedarse. Tenía la idea de que si lo descubrían, lo iban a expulsar.

- Somos dos hombres, además. Es imposible para nosotros estar juntos aunque exista algo, no podemos unirnos bajo ningún termino.- Añadió Antony.

- Te equivocas...- Musitó Read ganándose una mirada de intriga de ambos hombres. La peliroja se quitó el abrigo y mostró las vendas de su pecho.

Antony estaba asombrado mientras que Rackham no sabía que decir exactamente.

- ¿Que clase de heridas son esas? ¿Acaso te lastimaste el pecho en el ejército? - Preguntó Rackham.

Read abrió y cerró su boca varias veces, al parecer esto no era suficiente para mostrar su verdad. Tal parece que ellos no entendían el gesto de Read.
Suspiró, derrotada. Roja de la vergüenza y el miedo, se quitó las vendas finalmente.

Sus dos pechos pecosos y oscuros fueron liberados, cayendo enfrente de ellos como dos globos de agua hinchados.

Antony abrió la boca con sorpresa y Rackham se cayó de la silla. Mary Read se mantuvo así unos segundos y luego se cubrió con su abrigo.

- Soy una mujer, mi nombre es Mary Read.- Confesó.

Durante los siguientes horas, Mary Read les contó su historia y su vida entera. Desde su infancia, su adolescencia y su estadía en el ejército, su visita a casa de su madre y la revelación de su verdadera identidad.
Rackham y Antony oyeron todo muy atentamente sin decir ni una sola palabra.

Cuando finalmente terminó, Read suspiró de alivio al sentirse libre de esa historia pasada que le estaba atormentando.

Antony soltó un suspiro derrotado y luego sonrió.- Demonios, me habría gustado que enserio fueses un hombre.

- ¿Eh? -

Antony se abrió el traje y para la sorpresa de Mary Read, dos grandes tetas blancas con pezones y aureolas oscuras cayeron enfrente de ella. Antony también era una mujer.

Mary Read estaba impresionada, no tenía palabras en su boca y no sabía cómo reaccionar ante dicho acontecimiento. Rackham se sonrojó fuertemente al ver la desnudes del pecho de Antony pero parecía no inmutarse.

- ¿Pueden por favor dejar de estar mostrandose las tetas? - Masculló, a lo que el rubio respondió con una fuerte risa.

- Yo también soy una mujer: Anne Bonny, ese es mi nombre.- Exclamó y nuevamente se cubrió el pecho.

Mary Read estaba roja como un tomate sintió tristeza al dejar de ver los pechos de Anne.- Tengo un par de sentimientos encontrados ahora mismo.

- ¡Hey, no digas esas cosas justo ahora! - Regañó Rackham.

- ¿Acaso te gustaron mis pechos?~ A mi también me encantaron los tuyos, podría jugar con ellos toda la noche.- Y esto hizo sonrojar mucho más a Read.
Anne no era tan elegante como lo era Antony...bueno, realmente Antony no existía; solamente fue un personaje inventado.

Mary Read soltó una pequeña risa, se sentía muy feliz con esa situación. Rackham suspiró y Anne le siguió la risa a Read.

- ¡Quiero ser parte de la Tripulación! ¡Déjenme quedarme con ustedes y unirme a ustedes! - Pidió ella.

Rackham estaba sorprendido al igual que Anne quienes se vieron mutuamente. Se armó un momento de silencio, y acto seguido, Rackham respondió.

- Escucha, Mary Read... No somos una Tripulación cualquiera y no somos un grupo de inexpertos en su labor. Tenerte con nosotros podría ser riesgoso porque fuiste parte del ejército, en el caso de que ellos quieran investigar tu deserción, podrían rastrearte a nosotros y no nos conviene tenerlos detrás de nosotros oliendonos el culo para atraparnos y meternos en una cárcel o peor...ejecutarnos.

» Apreciamos mucho tu deseo de unirte a nosotros, sin embargo no podemos correr el riesgo de aceptarte así como así únicamente porque--

Mary Read sacó una bolsa de monedas de oro y las colocó encima de la mesa que había entre ellos. Una cantidad pequeña pero muy sustanciosa para una sola persona, lo suficiente como para que Mary pudiese vivir un par de meses.
Rackham abrió sus ojos con incredulidad y nuevamente volvió su vista a la pelirroja quién comenzó a hablar.

- Soy hija de la familia Read, una de las familias muy rica y poderosa del país. Mi padre y mi hermano mayor murieron en el mar antes de yo haber nacido y mi madre me vistió como un hombre para poder seguir recibiendo la ayuda monetaria de mi abuela, la matriarca de la familia.

» Me uní al ejército desde muy joven y serví como la mejor tiradora de todas, soy capaz de darle a una mosca a muchos metros de distancia sin errar una bala. El tiempo en el ejército me salvó de la vida en la casa burgués en la que nací y crecí, odié a mi madre por muchos años pero cuando finalmente entendí sus motivos y razones, supe que debía salir al mundo y conocer la libertad que nunca pude distrar cuándo era solamente una pequeña niña.
Mi identidad, mis gustos, mis pensamientos, mis sentimientos, mi sexualidad...todo fue arrancado de mí mucho antes de yo siquiera poder hablar.

» De niña conocí a un marinero que me enseñó que no podía perder mi libertad ni entregársela a nadie, que yo debía ser libre y capaz de vivir mi vida a mi manera y haciendo las cosas que me hagan ser feliz. Quiero conocer la libertad y sé que puedo hacerlo con ustedes.

» Por favor, quiero unirme.- Y finalizó poniéndose de rodillas enfrente de Rackham y Anne Bonny.

La mujer rubia soltó la mayor risa de su vida.- ¡Seajajajajaja! ¡Seeeeaaajajajajajjaj!

- ¿¡A-Anne!? - Pregunto Rackham escandalizado.

Anne paró de reir y tomó a Mary Read de los hombros y la puso de pie.- ¡Bienvenida a la Tripulación, Mary Read! -

- ¡H-Hey... espera! -

- Y primera y única regla... nunca jamás te arrodilles enfrente de nadie.-

Mary Read sonrió abiertamente y sus mejillas se tiñeron de rojo. Rackham carraspeó y se ganó la mirada de ambas mujeres que sonreían.

- Ustedes no...esto es...¡Esto es un motín! - Balbuceó él.

- Rackham, ya oíste su historia, ella no quiere volver a esa vida; déjala unirse, sé que puede ser una buena adición a la Tripulación.

Rackham gruñó, miró fijamente a Read por unos segundos y luego metió la bolsita de monedas en su bolsillo.

- Entonces... eres una buena tiradora.-

- Si, soy la mejor.- Respondió ella.

- Muy bien, puedes unirte. Sin embargo hay unas cuantas tareas que debes realizar y también debes enfrentarte a la Bandera Negra.

Anne no estaba contenta con esto último, y Mary Read estaba levemente confundida.

- ¿Que es la Bandera Negra? - Preguntó, a lo que Rackham le contestó.

- Bandera Negra es una ceremonia donde dos personas luchan a muerte por ganarse un puesto en alguna tripulación pirata. Yo he participado en nueve ceremonias y Anne ya participó en cuatro antes de unirse a la Tripulación.

» Lucharás a muerte contra tres de mis mejores hombres y si los matas a todos, se te concederá el privilegio de unirte a la Tripulación.

Anne iba a protestar, pero Mary Read golpeó la mesa de madera, haciéndole una leve grieta.- Acepto.

Rackham sonrió, se puso de pie y abandonó la habitación mientras jugaba con la bolsita de dinero que tenía entre sus dedos. Anne suspiró y luego volvió su vista a Read.

- ¿Estás segura de esto? - A lo que Read respondió.

- Completamente, no hay nada más importante para mí que mi libertad.-

- ¿Y estás dispuesta a matar o morir por esa libertad? - Y ante esta pregunta, Mary Read volvió a responder con un asentimiento.- Ese pendejo se llevó tú dinero, no debiste dárselo.

- No te preocupes, esa es solo una ínfima parte de mi herencia. Tengo mucho más guardado.

- ¡Seajajaja!

- ¡Shiojojojo!

Rieron ambas en ese momento.

Libertad... Que emocionante sensación.

[...]

Mary Read sintió su cuerpo pesado, aunque aún no podía sentir nada de dolor. De su boca emanaba una enorme cantidad de humo y vapor, cosa que sorprendía a todos los humanos que estaban espectando el combate.
Sin embargo, los piratas no dejaban de gritar en apoyo a la pelirroja, tocar música y alabar a la peladora.

El cuerpo de Mary Read estaba increíblemente delgado. Cómo si la piel se estuviese pegando de sus huesos, sus labios y naríz sangraban de manera abundante.

- ¡Mamacocha cae al suelo! ¡Un ataque brutal y salvaje de Mary Read la ha dejado tendida sin tiempo a levantarse! - Anunció Heimdall, cosa que hizo enfurecer a los Dioses.

Apollo gruñó con enojo. Incrédulo de aquello que estaba observando.
En el palco Griego, todos estaban igual de sorprendidos e intrigados por eso que estaban visualizando.

- ¿Como es posible...? - Musitó Ares sin entender.

- Parece que la humana tuvo un aumento en sus capacidades, como si hubiese sido potenciada.- Señaló Hermes.- Su cuerpo ha sufrido alteraciones, está delgada como un palillo y no ha dejado de emanar vapor como si fuese una chimenea.

- Su piel se estar tornando negra.- Señaló Artemisa, cosa que sorprendió a todos pues ninguno se había percatado de eso.- No cabe dudas, ingirió una poderosa droga que ha servido para aumentar sus capacidades físicas al máximo.- Sentenció ella.

- ¿¡Que clase de sustancia podrían tener los humanos que sirva para poder darle esas capacidades!? - Exclamó Ares.

- Tengo una teoría, podría tratarse de alguna droga creada a base del poder de un Dios.- Intervino Dionisio.- Viendo el contexto del combate y que hasta donde hemos podido ver, ninguno de los humanos anteriores presentó algo como eso, podemos argumentar que es un potenciador creado a partir de la energía de un Dios.

» Mary Read por si sola no había podido ser una amenaza para Mamacocha, quién ha dominado el encuentro desde que entró pero ahora que ha usado ese rifle y ha consumido esa droga, me lleva a pensar de que se trataban de armas en experimentación. Una apuesta arriesgada, pero no creo que los humanos sean tan tontos como para lanzar a su gallo a pelear sin estar lista o lo suficientemente informada y preparada.

- ¿Eso podría significar...?

- O los humanos son muy arriesgados y suertudos, o hay alguien con un conocimiento superior que trabaja con ellos.- Respondió Artemisa.

MamaQuilla y Pachamama estaban realmente aterradas al ver caer a su hermana al suelo, pero una tercera presencia las hizo girarse para ver al díos qué venia llegando.

- ¡Oigan chicas, que gusto verlas! - Exclamó, se veía que era muchísimo más joven que ellas dos. Inti, hijo de Mamacocha y Viracocha.

Inti era mucho más bajo que Pachamama y solo un par de centímetros más alto que MamaQuilla (quién era la más baja de las tres hermana) y el tono de su piel era igual de oscuro que el de Mamacocha.
Sus cabellos amarillos llegaban hasta su mentón y estos estaban recogidos con broches de oro y piedras preciosas.

Físicamente era bien definido, no tan musculoso como fué su padre en el pasado pero tampoco tan delgado. Su rostro joven era marcado, tenía la forma de un óvalo y su quijada pronunciada le daban un aire masculino y juvenil. Sus ojos brillantes le daban una presencia salvaje y rebelde, como la de cualquier adolescente.
Vestía con una toga que dejaba ver parte de su pecho pero que también cubría casi todo lo necesario.

- Señor, que placer recibirlo.- Saludo rápidamente MamaQuilla, haciendo sonreír al Dios.

- Vaya... tanta gente reunida, mamá si que tiene un gran publico.- Inti era idéntico a Viracocha.- ¿Y como va el combate? - Preguntó con curiosidad.

MamaQuilla y Pachamama se vieron fijamente por unos segundos.

- Ehmm...b-bueno...- Tartamudeo Pachamama.- Mamacocha vá perdiendo, la han derribado hace unos segundos.

-¿¡QUE!? ¿Acaso?... ¿Hablas enserio? - Cuestionó Inti pasando de la sorpresa a la seriedad.

- Si, es enserio, señor Inti.- Contestó MamaQuilla.

El Dios suspiró, soltó una pequeña y se dejó caer en uno de los asientos de piedra que estaban cercanos a él. Funcionaría como una especie de trono especial en el cuál podría dedicarse a ver la pelea en tranquilidad.
El Dios miró al campo de batalla donde su madre estaba tirada aún en el suelo. De un fuerte apretón enormes grietas se abrieron en lugar donde se apoyan los brazos.

- Tal parece que la anciana está siendo derrotada, eso es algo terriblemente malo.- Exclamó él, con un tono medianamente calmado.

- Señor Inti, aún hay oportunidades de ganar este combate.- Saltó Pachamama, Maquillaje prefirió guardar silencio al no tener nada más de valor que agregar o decir en ese momento preciso.
Inti tampoco pronunció ninguna palabra adicional.

Mamacocha se incorporo, poniéndose de pie con facilidad y recuperando la compostura. Sintió la sangre correr por sus labios y su nariz, era evidente la fractura en su cráneo y en los huesos en la zona de clavícula y pecho.
Le dolía, por primera vez en muchísimo tiempo había sido dañada por una energía que ella supo detectar.

El poder de aquel Dios Primordial que podía herir a los Dioses de su tipo. Pero... No había una explicación para eso, era imposible que una humana que ni siquiera vivió en aquellas épocas del universo tuviese acceso a eso. Al poder o la habilidad de aquel Dios.

De alguna forma, Mary Read tenía en su mano la llave para hacerle daño.
Usó sus poderes para curar una parte de las heridas recibidas.

- Tienes bastante fuerza, no esperé algo como eso.- Murmuró Mamacocha escupiendo sangre.

- Je... gracias, significa mucho viniendo de tí. Caerte bien es lo mínimo que podía hacer, después de haber deseado luchar contra tí.- Respondió la humana con las mejillas rojas.

- ¿Caerme bien? Bueno...tal parece que lo haz logrado.- Respondió la Diosa.- Nunca te he odiado, eres mi adversaria, no mi enemiga.

Mary Read quedó con la vista en blanco, la mirada perdida y con su corazón latiendo con muchísima fuerza. Sus mejillas se tiñeron de rojo y sintió algo de vergüenza, se le armó un nudo en la garganta y sonrió levemente.

- G-Gracias, tu también me caes muy bien.- Añadió, Mamacocha también se sonrojó.

- No creas te perdonaré la vida solamente por decirme algo como eso.- Espetó, a lo que Read respondió con su risa característica.

- Shiojojo, y aún no te he dicho lo linda, sexy y atractiva que eres.~

- ¡Ya cállate, humana vulgar y fastidiosa! -

La Diosa sacudió su cabeza y desechó esos pensamientos intrusivos que invadieron su mente. Alzo sus brazos y los cruzo por debajo de su cuerpo, formando alrededor de ambas peleadoras un domo de agua que las encerró a ambas completamente.
Tal como hace un momento.
El suelo comenzó a temblar, haciendo desgarrar los muros y pilares del coliseo el cuál estaba muy dañado.

Mamacocha extendió sus manos hacía la humana y Mary Read sintió como la sangre de su cuerpo estaba siendo controlada nuevamente, haciéndola moverse en contra de su voluntad.

Su huesos comenzaron a tronar, pese a la dureza y la resistencia de estos, estos tronaban al igual que la carne.

- ¡AHHHHHHH! ¡AARGH! - Gritó la humana, sintiendo sus músculos desgarrarse, sus huesos tronar y sus órganos ser aplastados.

La droga contra el dolor no la iba a salvar de esto, dolía como el mismísimo infierno. Sin embargo, no podía morir, no podía dejarse caer.

La humana comenzo a gruñir de dolor, mientras trataba de resistirse al control sanguineo que estaban ejerciendo sobre ella.
Movió sus manos hasta una de sus armas e intento disparar pero su muñeca se fracturo debido al control que la diosa estaba ejerciendo. El siguiente objetivo fue el cuello.

- Esto se terminó, descansa en paz, Mary Read.- Murmuró la Diosa, lista para romperle el cuello.

El cuello de Mary Read fué presionado, la humana sintió un acceso de dolor subir a su cerebro.
Brunhilde apretó sus dientes, Gëir se cubrió los ojos con horror mientras que Sasaki y Adán estaban realmente aterrados.

Anne Bonny gritaba hasta desgarrarse la garganta, Rackham estaba sin palabras y los piratas de Mary Read no dejaban de gritar y tocar música.

Pero Mary Read logró agarrar su mano y apuntó con su otra mano y logro abrir fuego contra la diosa.

El control sanguineo se rompió y la humana quedo libre mientras Mamacocha se distrajo por el disparo. Mary Read recuperó el aliento y pese a que su cuerpo estaba sumido en un dolor intenso y agonizante, siguió moviéndose.
Logró escapar del rango de ataque, lo cuál le permitió preparar su siguiente ataque.

Al regresar la vista, ya habia sido demasiado tarde para ella.
Mary read disparo con su rifle especial.

- Black Flag: Hellfire Eagle -

La bala viajó a su máxima velocidad. Listo y dispuesta para impactar de lleno contra la Diosa quién creó un grueso muro de hielo para protegerse del ataque. Un enorme águila de Fuego se materializó en el aire, haciendo un ruido ensordecedor y emanando un calor infr la.
La cúpula se llenó de calor, el bloque de hielo que protegía a Mamacocha se derritió, explotó en el acto debido al ataque de fuego que lo dañó y antes de que la Diosa pudiese reaccionar, el ataque dió de lleno.

Toda el área derecha del cuerpo se la Diosa fué destruido y carbonizado. Su brazo, costillas y zonas del vientre, la mitad de su cara e incluso su cráneo sufrieron un daño atroz.
Mamacocha estaba paralizado, atónita al ver el daño que recibió.

- ¡La mitad del cuerpo de la Diosa de los mares fué destruido! ¡Un ave salida del mismísimo infierno destruyó la mitad del cuerpo de la Diosa! ¡Mary Read toma una brutal delantera contra su rival! -

- ¡SIIIIII! ¡MALDITA ZORRA DE AGUA, ERES INCREÍBLE! - Gritó Teach, escupiendo su cigarrillo al suelo y lanzando golpes al cielo.

- ¡Bandera Negra! ¡Nuestra capitana ha destruido a la Diosa de las aguas! - Gritaron los piratas.

- ¡MARY READ! ¡MARY READ! - Gritó la humanidad unida en un coro.

Brunhilde suspiró y Gëir casi cae desmayada al suelo.
MamaQuilla y Pachamama quedaron en silencio, impresionadas por aquello que acaban de presenciar. Su hermana había sido dañada como ningún otro oponente la había dañado antes.

Inti gruñó, tragó saliva y permaneció quieto en su trono. No era el final, él lo sabía...

Pero... ¿Por qué Mamacocha no regeneró sus heridas?

SNVLOR.

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Uff finalmente hemos puesto fin a este largo capítulo. Mas de siete mil palabras y pude haber agregado más, pero no podía meter todo en un solo capitulo, habría sido muy denso de leer para ustedes.
No hay que apresurarse o llenarse demasiado de información, siempre hay que hacer las cosas pausadamente y en calma UwU

Muchas gracias por haber leído hasta aquí, muchas gracias a aquellos que votan y comentan sus partes favoritas, crean teorías y comparten sus pensamientos y puntos de vista.

Desde finales del pasado de Mamacocha, tomé la elección de crear un pasado que no fuese necesariamente trágico como a lo que hemos estado acostumbrados con el Shuumatsu no Valkyrie original.
Y buscando crear una historia alejada de las tragedias y el drama, creé las historia de Mary Read la cuál me ha fascinado crear y redactar. Es sin duda mi pasado favorito junto con el de Yue Fei (Mi amado Barbapincho necesita más protagonismo UwUn't)

En fin, espero haya sido de su agrado y lo hayan disfrutado tanto como yo. Estaremos de nuevo en 25 días con el siguiente capítulo y posible final de este combate.

Déjenme saber si quieren ver más pelea entre Mamacocha y Mary Read o si por el contrario, ya están hasta la madre de este fanfic y quieren que Wattpad lo cancele y me borre la cuenta.

Los quiero muchísimo, cuídense mucho y pórtense bien. Chau.~

Publicado el 15/09/2024.


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