Capitulo 25: Yaku Tusuy (1/3)
El ser humano es una bestia formidable, con solo unos cuantos años ya han conseguido del planeta tierra y explorar nuevas regiones de su diminuto e insignificante sistema solar.
Buscan respuestas en cielo, cuando ni han resulto las incógnitas de aquello que tienen bajo sus pies.
Una prueba de ello es el océano, el cual forma parte de más del 50% de la superficie del planeta y posee profundidades que hasta al día de hoy no han sido reveladas ni exploradas.
¿Que crees que ocurre en el agua cuando una misteriosa ola monstruo aparece? ¿Que crees que ocurre en el aire cuando una tormenta se forma de la nada y azota las ciudades y pueblos con toda la furia de la naturaleza?
¿Quién crees que es la responsable?
* * *
Últimamente las cosas habían estado agitadas en la vida de Mamacocha, cumplir su trabajo era de las cosas más sencillas en su día a día pero en ocasiones podía llegar a ser realmente molesto.
Cómo en este momento, uno de sus sirvientes había ido hasta su hogar únicamente para darle malas noticias; lo único que recibía últimamente.
- ¿Una bestia que azota los mares? - Preguntó ella, ladeando ligeramente la cabeza.
- Si, mi señora; lo hemos indentificado y se trata de una bestia Griega conocida como "Tifón" la cuál escapó hace unos cuantos años del Tártaro; se cree que ha usado las antiguas Fosas Imperiales para movilizarse por el universo y diferentes reinos incluido el humano.- Informó un pequeño Dios acuático, Mamacocha no tenía idea de quién era.
- ¿No es la criatura que perdió contra ese insignificante Griego...cuál era su nombre? - Preguntó ella nuevamente.
- Z-Zeus...-
- Zeus, pensé que había sido capaz de matarlo en aquel entonces.- Murmuró ella con aburrimiento.
- Lo que sucedió es que...bla bla bla.- Mamacocha dejó de ponerle atención apenas comenzó hablar.
Toda esta historia de un tal Adamas y un mal llamado Soberano de los Mares no eran más que palabras absurdas y estúpidas que no le importaban en lo más mínimo.
Lo mandó a callar con un movimiento de su mano, posteriormente se puso de pie y caminó por unos pequeños escalones hasta que finalmente llegó hasta el pie de su trono.
El Dios era diminuto ante ella, en todo sentido. Solamente esperó alguna palabra o una orden de su parte, pero la Diosa se mantenía en silencio absoluto, meditando y pensando adecuadamente lo que iba a hacer y decir.
- ¿Que podríamos hacer contra esta situación? - Preguntó ella, sin voltear a ver al pequeño Dios.
- Bueno, tal vez podría--- -
- ¡Hermanaaaa! - El grito agudo de Pachamama hizo que el Dios se detuviera en seco.
Por la puerta principal ingresaron las dos hermanas de Mamacocha, cada una mojada completamente y ambas con diferentes semblantes. MamaQuilla se acercó e hizo una pequeña reverencia, que no era necesaria pero desde que Mamacocha había asumido su puesto como Diosa del Agua, ella no perdía oportunidad de hacerlo.
- Buenas noches, hermana mayor.- Saludó la mujer de cabellos blancos y ojos violetas.- Asumiré que ya estás informada sobre la situación con Tifón.
- Ehh, Si, acabo de enterarme hace un par de segundos. Cómo sea, estaba explorando las opciones que tengo a la mano para solucionar esa pequeña minucia.
- Creo que lo más recomendable es sencillamente aniquilar a esa bestia de una vez y por todas.- Apuntó MamaQuilla.
- Mi señora, quería decirle que la mejor opción es devolver a Tifón al Tártaro, será encerrado y contenido nuevamente por los Dioses de su panteón.- Explicó su pequeño asistente. No había falta de razón en sus palabras.
- Me haré cargo de esto, gracias por sus consejos.- Fué todo lo que dijo ella, suspirando con algo de fastidio.
- Antes de irte, ¿Puedes secarnos? - Preguntó nuevamente MamaQuilla alzando su mano.
Mamacocha asintió y con un movimiento de su mano, extrajo el agua de la ropa de sus hermanas y los residuos de sus cuerpos y cabellos hasta dejarlas secas. La humedad la unió con su cuerpo y abandonó la habitación de su trono, posando debajo de una cascada y desapareciendo.
El pequeño Dios sirviente tragó saliva, mientras agachaba la cabeza. Este gesto no pasó desapercibido por las Diosas hermanas quiénes se acercaron a él.
- ¿Sucede algo? Luces preocupado - Preguntó Pachamama, haciendo que el díos alzara la cabeza.
- ¡C-Claro qué estoy preocupado! ¿Ustedes no lo están? - Preguntó él, incrédulo ante la pasividad de ambas hermanas.
MamaQuilla alzó su mano para hacerlo callar y lentamente se acercó a él, el más bajo se sonrojó fuertemente cuando ella se puso a su altura, agachándose.
- Eres un buen sirviente, gracias por preocuparte por mi hermana pero ella puede encargarse de esto.- Luego se encogió de hombros.- En menos de una hora, ella estará de vuelta y todo habrá acabado.
***
En algún lugar del Océano...
Tifón emergió de las aguas y apoyó todo su peso en una montaña cercana a él, destruyendo parte de esta, y por consiguiente, causando terremotos y tsunamis únicamente por su presencia en el mundo mortal.
Respiraba con agitación, quien sabe cuánto tiempo estuvo nadando y huyendo de la presencia y ataque de todos los reinos divinos en los que estuvo, buscando huir del reino griego.
Sabía que lo matarían o lo encerrarian en el Tártaro, se negaba a caer de nuevo en esa terrible prisión.
- Ught...grrr...¡Malditos griegos, maldito Zeus! - Vociferó y su voz hacía retumbar el océano con la furia de mil tempestades.
Volcanes hicieron erupción, terremotos y olas monstruosas azotaron el planeta mientras que la bestia se retorcía de furia y enojo.
En el pasado, le pateó el trasero a Zeus pero este último siempre supo sobreponerse y llevarle la contraria, hasta finalmente vencerlo. Cuando Adamas lo buscó para iniciar una rebelión en conjunto con otros Dioses, él creyó firmemente tener una oportunidad de ganar y matar finalmente a ese anciano.
Pero todo se torció cuando Poseidon mató a su hermano y por consiguiente, Zeus destruyó al ejército revolucionaro, fué ahí cuando se vio obligado a huir.
Estaba furioso, enojado hasta la médula.
Movió uno de sus brazos e hizo pedazos la montaña, lanzó un rugido y con esto pudo destruir tres islas cercanas a él.
Intentó moverse, pero no tenía suficiente estabilidad en ese momento.
- Tifón, bestia de Grecia.- Una voz resonó en su cabeza
Miró a todos lados buscando a la dueña de esa voz, pero no podía encontrar absolutamente nada por más que buscara a su alrededor.
- ¿¡Quién eres!? ¡Aparece de una vez! - Exclamó el enorme monstruo, su rugido era tan fuerte y bestial que hizo eco en todos los alrededores.
Las aguas cambiaron de forma, una gran esfera de agua se separó del mar y esta flotó hasta posarse justo enfrente del monstruo quién no entendía que estaba sucediendo. Confundido observó la esfera, mientras su mirada iracunda se marcaba más y más.
La esfera se rompió y en el aire estaba flotando una mujer de intensos ojos azules, Mamacocha encaró finalmente al monstruo de Grecia.
- Tifón, hijo de Gea y Tártaro.- Dijo ella, dirigiendo sus ojos a los de la bestia, ambas miradas; azul y rojo se escudriñaron mutuamente.
- ¿Que quieres? ¿Quién eres? - Demandó saber la bestia, pero Mamacocha no cedió a sus demás ni respondió su pregunta.
- Lárgate de mi territorio y tendré misericordia de tí. Poco o nada me importa lo que hagas, pero no te permito invadir mis aguas.- Y ante la orden de Mamacocha, la Bestia dejó salir un poderoso bramido de furia.
- ¿¡Quién te crees que eres!? Para darme órdenes; soy Tifón, la bestia del caos y la destrucción.- Gruñó él, ganándose una mirada aburrida por parte de Mamacocha.
La Diosa solamente tuvo que suspirar y en ese momento, todo alrededor pareció cambiar de golpe. Las tormentas se detuvieron, el suelo dejó de temblar y la destrucción cesó, las aguas se habían calmado de una manera tan increíble que el propio tifón solamente podía temblar y dar dos pasos hacia atrás
Mamacocha extendió su brazo y apuntó al Dios con la palma abierta, mientras su mirada cambiaba a una más severa y ruda.
- Las aguas obedecen mis órdenes, no hay nada en este momento que escape de mi poder y control absoluto.
» Ahora que entiendes tu posición, te invito nuevamente a marcharte en paz y así podrás conservar tu vida; no me hagas repetirlo, porque no seré tan compasiva.
Pero Tifón no lo aceptó, de manera agresiva y violenta movió su brazo para atacar a la Diosa quién no se movió un centímetro. El ataque paso a través de ella, sin tocarla y sin hacerle ni un mísero rasguño o herida en su cuerpo.
La Diosa nuevamente suspiró e hizo emerger del agua una enorme serpiente líquida que viajó hacía la bestia para atravesar su pecho y destruir su torso, cortando su cuerpo a la mitad.
La tempestad reanudó y la bestia se regeneró completamente de la nada. Mamacocha suspiró con enojo y se quedó inmóvil en ese lugar, Tifón abrió su boca y una brutal llamarada emergió de ella, pero Mamacocha pudo evitar la creando una pared de agua lo suficientemente gruesa en medio de ella.
Este combate se estaba haciendo algo aburrido y un poco patético a la vista de Mamacocha quién sencillamente se limitaba a bloquear o evadir ataques, no por miedo a ser lastimada, sino porque sencillamente no le apetecía hacer más que eso.
- ¿Cómo es posible, quién demonios eres tu? - Gruñó la bestia colérica. Las tormentas y tempestades.
La bestia atacó, pero para Mamacocha esto era poco más que un absurdo y molesto juego de niños. La Diosa alzó su brazo y el agua cambió de forma, una serpiente de agua el doble de grande que la anterior se formó, superando incluso en tamaño y todo aspecto a Tifón.
[Yaku Tusuy - ñut'uy]
(Danza Del Agua - Aplastar)
Y tras estás palabras, la enorme serpiente cayó rápida y violentamente sobre el cuerpo de Tifón, con una presión suficiente para destruir una montaña entera.
El combate estaba destruyendo el mundo, pero para Mamacocha esto era completamente irrelevante y absurdo.
- ¿Ya te cansaste? Esto es una molestia.- Musitó la Diosa, viendo el cuerpo aplastado de Tifón en el agua.
Pero nuevamente la bestia no paraba, se levantó nuevamente con un intenso dolor recorriendo su cuerpo y pese a haber sanado sus heridas, se podía ver visiblemente cansado y agotado. Era como una cucaracha, se negaba a morirse de una buena vez.
- No voy a... no voy a morir, voy a destruirte.- Exclamó Tifón.
Tifón quiso atacar pero Mamacocha hizo un movimiento diferente, hizo emerger una esfera de agua que cubrió completamente la cabeza de la bestia, impidiendo el acceso de oxígeno y ahogando a la bestia quien se retorcía, sin poder salirse de la esfera por más que intentara hacerlo.
- Ya causaste suficientes problemas, duerme un rato.- Murmuro ella, apretando poco a poco su puño y aumentando la presion del agua alrededor de la cabeza de la bestia marina.
Tifon movia sus brazos, buscando atacar a la Diosa quien solamente tuvo que mover un dedo para que dos serpientes de agua saliera del oceano y atraparan los brazos de la bestia. Lentamente, Tifon fue perdiendo fuerzas, dejando de forcejear y luchar mientras poco a poco se quedaba sin oxigeno, sintiendo el panico y miedo de morir ahogado.
Muerte, estaba aterrado con la idea de morir. Queria suplicar por su vida, queria pedir misericordia ante la Diosa que cruelmente estaba acabando con su vida. Pero no pudo hacerlo.
Y fue tragado por el oceano hasta desaparecer de la vista de la Diosa, quien suspiro con molestia.
El mar estaba hecho un caos, enormes olas se movian de un lado a otro y la tormenta era tan bestial como nunca. Sabia que su pequeño juego habia causado todo este caos, sin embargo, le gustaba.
Dio una vuelta y fijo los ojos en algo, algo muy curioso, un barco pirata.
[...]
- ¡Señor Poseidon, estamos siendo atacados! Una intrusa ha entrado al casti-- - Pero la voz de Proteo se detuvo cuando su cuerpo comenzó a levitar y acto seguido fué estrellado contra una pared cercana.
La puerta fué derrumbada, arrancada de cuajo de la pared y estrellada contra el suelo de manera estruendosa, haciendo levantar el polvo que había en el suelo. Inaceptable, sin duda iba a despedir al Dios encargado de la limpieza.
La figura de una Diosa hizo presencia, tan alta como ella sola y sumamente hermosa pese a su apariencia salvaje; Poseidon la conocía perfectamente, se trataba de Mamacocha.
Ella ingresó, estaba descalza y apenas vestida con sus ropas ceremoniales y mojando el suelo con el agua que corría de su cabello hasta el suelo. Cargaba en su mano izquierda el cuerpo de Tifón, que se había encogido hasta tener el tamaño de un humano promedio.
Poseidon la miró de arriba abajo con su mirada aburrida, pero en ningún momento se detuvo a verla a los ojos. Estos brillaban como dos enormes joyas azules, tan brillantes como un bombillo.
- ¿Que quieres? - Fué lo primero que dijo el Dios, a lo que Mamacocha respondió con una simple accion; tiró el cuerpo de Tifón en el piso.
- Tus sirvientes son una molestia, exigí una audiencia fugaz con el Zeus Enalios y esto los hizo enojar.
Poseidon arrugó la nariz, haciendo resaltar unas pequeñas pecas en su cara blanca como la misma luna. Algo irónico teniendo en cuenta de que era un Dios marino, tal vez no todos los Dioses del agua son de piel bronceada.
- Nadie tiene derecho a solicitarme nada, mucho menos una mujer.- Escupió el Dios.
Muy en el fondo, Mamacocha sintió decepción. Esperaba que al menos, tuviese la suficiente madurez como para entender que el universo no gira a su alrededor.
Solamente era un engreído más, como lo fué Cronos.
- Esa no es forma de recibir a tus visitas, esperaba que Cronos al menos hubiese sido un buen padre.- Devolvió la Diosa.
- ¿Que es lo que quieres? - Repitió el rubio.
- Este saco de mierda pertenece a tu panteón.- Respondió ella, señalando al Dios inerte con su cabeza.- Estaba vagando en territorio, no me agradan los humanos pero hasta el momento, no tengo motivos para destruirlos tampoco y él ha causado enormes destrozos en mi reino.
Poseidon no miró a Tifón, tampoco a Mamacocha a quién poco o nada le importaba este hecho. Sin embargo, fueron las siguientes palabras de Poseidon lo que la hizo enojar.
- No es mi problema.- Y ante esto, el Dios le dió la espalda.- Está cosa fue liberada por el idiota que se hacía llamar mi hermano, su patético intento de rebelión lo puso en libertad. Llévatelo de aquí y arregla tu desastre al salir, no quiero volver a ver tu cara en mi castillo.
Oh...pobre camarón dormido, no tenía idea.
Y con pasos lentos y aburridos, Poseidon de limitó a abandonar la conversación que estaba teniendo con la Diosa. Hasta que su cuerpo dejó de moverse por su propia cuenta, su pie se detuvo antes de tocar el suelo.
Su propio cuerpo no estaba cumpliendo su voluntad, algo estaba realmente mal.
Mamacocha no se movió un centímetro, solamente estaba quieta viendo la espalda del Dios.
« - ¿Que demonios está sucediendo? No puedo moverme, no puedo hablar.- » Decía Poseidon en sus pensamientos.
- Liberas una bestia apocalíptica en mi territorio...- Comenzó Mamacocha, aún sin moverse.
Poseidon sintió que su sangre estaba congelándose, sintió que su corazón dejó de bombear y que su cuerpo estaba siendo aplastado por una montaña. Pero nada de eso estaba sucediendo, nada de eso estaba pasando en realidad.
Su pie finalmente tocó el suelo, pero no fué lo que el quería, pues su torso giró bruscamente para luego hacer girar el resto de su cuerpo.
- Tus sirvientes me atacan y me niegan mi derecho universal de ver tu cara...- Continúo la Diosa.
« - ¿Q-Que es esto? ¡Ya basta! ¡Obedeceme! - » Gritaba él en su cabeza.
Poseidon giró sobre sus pasos y de manera torpe y forzada comenzó a caminar de nuevo hacía Mamacocha, como si fuese un bebé que apenas estaba aprendiendo a caminar o como si fuese un gigante hecho de arena débil que se rompía con cada paso.
Su nariz comenzó a sangrar, sus ojos también y su boca, sentía sus músculos desgarrarse y sus huesos tronar.
El rubio mantenía la mirada en el suelo, de negaba a ver a la Diosa a los ojos.
- Me insultas como mujer e intentas humillarme con tus palabras machistas y vulgares...-
Finalmente, el rubio estaba enfrente de ella, a escasos metros con su mirada clavada en el suelo. Apretaba sus dientes con toda la fuerza de su mandíbula, sangrando por las encías igualmente.
« - ¡Maldita, voy a destriparte y destruir tu cuerpo como la inmunda mujer que eres! ¡Te violaré hasta la muerte!- » Gritaba y gritaba en su mente.
- Y encima, tienes el descaro de decirme que esa cosa que proviene de tú panteón no es tu responsabilidad. Cuándo tú destruiste el movimiento de tu hermano y fuiste tú quien permitió que huyera hacía mis dominios.
» Y ahora mírate, eres tan insignificante y patético que no eres capaz de mirarme siquiera a los ojos. Jamás fuiste un Soberano de los Mares, el título te quedó muy grande.
Y acto seguido, Poseidon cayó al suelo arrodillado y lanzando un bestial alarido de dolor. La Diosa sonrió levemente.
- Me gustas más así, arrodillado ante mí; ahora mírame a los ojos.- Pidió ella, pero el Dios se negó a obedecer a lo que la Diosa rugió.- ¡Mírame a los ojos ahora mismo! -
Y ante la enorme presión que sintió Poseidon en su cuerpo, obedeció, escupiendo un poco de sangre y mirando por primera en su vida, los ojos azules y brillantes de Mamacocha.
La Diosa ahora sonreía abiertamente.
- Mucho mejor; hazte responsable de esa cosa, no quiero verla ni a ninguno de ustedes de nuevo en mis tierras o de lo contrario volveré y les haré conocer lo que un verdadero Dios de los mares... Considera que estoy siendo piadosa.-
Y acto seguido, Poseidon cayó al suelo como si estuviera siendo aplastado por una enorme piedra. Mamacocha simplemente se retiró de la habitación, y nunca más volvió a ver la cara de ese Dios.
"Soberano de los Mares"... que buen chiste.
[...]
Mary Read apretó la mandíbula, sosteniendo su espada en alto mientras evadía como podía las acometidas de Mamacocha quién no dejaba tiempo ni chance para respirar.
La Diosa creo una enorme lanza de agua y arremetió contra Mary Read, quién dió un salto hacia atrás y de esta manera pudo evadir el ataque.
[Yaku Tusuy - Lluqlla]
(Danza Del Agua - Inundación)
Pero en ese momento, una lluvia de cuchilas de agua volaron hacia ella a toda velocidad, viéndose obligada a levantar su espada y comenzar a bloquear y destruir las cuchillas. Gruñó ante el cansancio de su cuerpo, pero no podía detenerse y mucho menos en un momento como este.
Movía la hoja con toda la velocidad de cuerpo, ya que el sinfín de cuchillas de agua iban directo a matar.
- ¡La diosa de las aguas utiliza una lluvia de cuchillas para atacar a la humana quién usa su espada para defenderse de estas! ¿Acaso podrá la lluvia eterna abrumar a la representante de la humanidad? - Exclamó Heimdall.
Mamacocha movilizó su cuerpo hacía Mary Read y finalmente arremetió contra ella, moviendo su brazo a una velocidad tal que por poco y rebana la cabeza de la humana solamente de un tajo.
Pero Mary Read pudo moverse y evitar este ataque para luego atacar, pero su ataque nunca llegó pues una serpiente de agua sujetó su pierna y la hizo caer al suelo de rodillas ante la Diosa.
- Inútil.-
Brunhilde golpeó el balcón y Gëir se echó las manos a la cabeza con desesperación, Sasaki se notaba claramente nervioso y Adán no cambiaba su semblante de sorpresa.
Mary Read estaba apresada, con una pierna atrapada y con la Diosa lista para decapitarla en ese momento.
« - ¡N-No puedo...! ¡Este no es el final, no puedo morir ahora! - » Exclamó ella en sus pensamientos.
- ¡Capitana!
- ¡Mary Read! - Gritó Anne Bonny desde su asiento.
- ¡Zorra estúpida, van a degollarla como a un cerdo! - Gritó Teach, a lo que Israel Hands le sujetó la cabeza y lo obligó a mirar hacía el barco que estaba detrás de ellas.
El mástil del barco se desprendió y cayó hacia el suelo, justamente hacia donde estaban la humana y la Diosa. Esta última desapareció y gracias a eso, Mary Read pudo liberarse de su agarre y huir a tiempo para no ser aplastada por el mástil.
El temblor hizo sacudir el campo y una montaña de neblina cubrió levemente la visión de los espectadores.
- Que suerte tiene esa humana...- Murmuró suavemente Hermes desde el panteón Griego.
- Por un poco, menuda suertuda.- Susurró Dionisio, destapando su tercer botella de vino.
- No puedo creer que esto haya sucedido.- Gruñó Teach.
- A veces, no es nuestro momento.- Dijo Israel tranquilamente mientras su capitán le miraba con enojo.
- No sabria decir si esa humana es una suertuda o si por el contrario, la muerte la persigue a todos lado.- Musito Jacinto, sentado aun encima de Apollo.
- Su habilidad de tiro, es sorprendente.- Respondió el rubio, acariciando la cicatriz de su mejilla con un dedo.- Casi tanto como él, ese sujeto que me dejó esta cicatriz.
La nube de polvo se disipó, se podía apreciar mejor el daño al barco y al archipiélago donde estaban enfrentándose. El sonido de las olas y la marea rompiendo contra el Coliseo eran muy distractoras.
Mary Read tomo una bocanada de aire y sujeto con fuerza su espada, alerta y preparada para combatir.
Una columna de agua la atacó por delante, pero ella pudo arremeter con su espada para bloquear y destruir, acto seguido colocó la empuñadura de la espada en su boca y desenfundó sus trabucos para abrir fuego contra dos columnas que se acercaban a la izquierda y a la derecha por igual.
Las balas rompieron los ataques, y en ese momento una tercera columna ataco desde atras pero la humana dió un gran salto hacia atras, una voltereta perfecta que la mantuvo a salvo del ataque.
- Su entrenamiento, realmente rindió frutos.- Murmuro Rackham posando sus manos en su barbilla.- Siempre fué ágil y flexible, pero ahora ha evolucionado.
- Por supuesto que si, era obvio que daria buenos resultados. Mary Read es como una mariposa, tarde o temprano romperá el capullo y podrá liberar todo su potencial en el combate, sin importar lo peligrosa y mortal que sea su oponente.
Acto seguido guardó sus armas y sostuvo nuevamente su espada mientras su rival tomaba forma enfrente de ella.
- ¿Porque aun no te mueres? - Gruño la Diosa.
- No esta en mis planes, guapa.- Respondió y esta vez fue ella quien ataco.
- Esto es increible, la mas pura esencia de Poseidon y Sasaki Kojiro invade nuestro campo de batalla; la infame pirata se niega a morir y la hermosa diosa del agua se rehúsa a perdonar la vida de su rival; ¡QUIERO OIR SUS GRITOS! ¿¡QUIEN DEBE GANAR ESTE COMBATE!? - Heimdall estaba muy emocionado.
- ¡Maldita zorra pirata, ni se te ocurra perder! -
- ¡Oye saco de mierda, mas te vale partirle su madre a esa perra de agua! -
- ¿Una loba de mar? ¡menudo chiste! -
El lenguaje de los piratas era tan vulgar y soez, que incomodaba a humanos y dioses por igual. Ni siquiera Mamacocha podia entenderlos del todo, no parecían halagos o gritos de victoria.
- Los humanos que defiendes te insultan, pero no pareces inmutarte en lo mas minimo.- Señalo ella, a lo que Mary respondió con una sonora carcajada.
- ¡Shiojojojo! - Tan fuerte y contagiosa, que Anne Bonny no puedo evitar reírse tambien junto a ella.
- ... "¿Shiojo?" - Pregunto Mamacocha el doble de confundida.
- P-perdon, e-esa es mi risa...¡Shiojojo! ustedes los dioses son tan divertidos - Explico ella para seguir riendo.
Mamacocha gruñó con furia y con manos hizo volar una esfera de agua directa a la cara de Mary Read la cuál dió de lleno, dándole a Mamacocha el tiempo suficiente para nuevamente atacar; esta vez creó una serpiente de agua para golpear el estómago de la humana y una más para golpear su cabeza contra el suelo.
Mary Read se levantó a duras penas, pudiendo incorporarse en poco tiempo pero los golpes habían sido muy fuertes. Su labio inferior y su nariz estaban morados y sangrando, sin mencionar sus propias heridas físicas.
Ella atacó con su espada pero la Diosa arremetió con un golpe a su pecho con una nueva serpiente de agua.
[Yaku Tusuy - Siwi]
(Danza del agua - Anillo)
Rápidamente, Mamacocha rodeó a ambas con un anillo de agua a gran velocidad y con movimientos suaves y similares a un baile, hizo que dos serpientes golpearan los hombros y la cabeza de Mary Read para acto seguido conectar uno a la cabeza.
No habían puntos ciegos para Mamacocha, literalmente estaban rodeadas de su elemento.
Unas estacas de hielo volaron de frente hacía Read quién pudo evadir pero no pudo evadir la estaca que apuñaló la parte trasera de una de sus piernas y tampoco pudo prevenir la nueva serpiente de agua que golpeó de lleno su estómago.
Un remolino de agua rodeó el cuerpo de Mary Read, atrapandola y cuando se pensó que iba a ahogarla, el mismo remolino la azotó violentamente contra el suelo como una especie de suplex.
- ¡Esto es una carnicería! ¡Mamacocha está destruyendo a Mary Read sin piedad alguna! ¡La humana caerá ante la inmensidad de los océanos! - Vociferó Heimdall.
Brunhilde estaba histérica, Gëir muerta de pánico y todos los demás humanos estaban realmente asustados e impactados por lo que estaban viendo. Tomoe Gozen apretaba tanto los puño, que sus nudillos se pusieron blancos.
- ¡Así se hace! ¡Tu puedes hacerlo Mamacocha! -
- ¡Eres increíble! -
- ¡Diosa Lunar de las Aguas! -
- ¡D-L-A! ¡D-L-A! - Comenzaron a gritar y a vocear los Dioses llenos de euforia y emoción.
Pachamama estaba feliz, MamaQuilla sorprendida. Pero la única que tenía sentimientos adversos era la misma Mamacocha.
La Diosa del mar giró su vista y sus ojos azules y sombríos se posaron en las gradas de los Dioses, tal vista tan aterradora y fría los hizo detenerse en seco.
Ell no quería sus gritos, no quería sus halagos o celebraciones. No lo necesitaba, solamente quería matar de una vez por todas a su oponente.
- Que miedo...-
- Es como Poseidon...
Mary Read aún seguía viva. Sintió mucha indignación por los actos de la Diosa de las aguas.
- E-Ellos...Ellos t-te están a-apoyando y tú los desprecias...- Murmuró con muchísimo dolor, la humana estaba luchando por mantenerse de pie.
- ¿Hm? Sigues con vida...-
- ¡Esto es impresionante, la humana ha logrado ponerse sobre sus pies y resistir el brutal ataque del anillo de Mamacocha! ¡¿Es cierto que la hierba mala nunca muere?! - Exclamó Heimdall.
Gëir se derritió en su asiento y se desmayó, Sasaki Suspiró y Adán sonrió ligeramente. Brunhilde ya casi no tenía uñas en los dedos.
Anne Bonny tragó saliva, al igual que Rackham quien no sabía exactamente que pensar o decir en ese momento.
Teach gruñó y miró fijamente a la humana, había algo raro con ella.
- ¡No pienso morir aquí! - Exclamó ella, lanzándose nuevamente al ataque con su espada.
La espada de movió con fuerza hacia adelante, cortando de arriba hacia abajo de manera directa y certera. Fué tan claro y obvio que todos lo notaron en el momento.
- ¡Eso es...! -
- ¡Imposible! -
- ¡Es mi técnica! -
[Sword - Rotating Swallow Cut]
(Espada - Corte de la Golondrina Giratoria)
El movimiento en descenso fue tan veloz que tomó a Mamacocha desprevenida pero pudo evadirlo a tiempo. Sin embargo, el siguiente movimiento si que logró darle de lleno, el movimiento ascendente fue tan inesperado y veloz que algo sorprendente sucedió en ese momento exacto.
La cabeza de Mamacocha fué cortada de cuajo.
El cuerpo se deshizo en agua repentinamente y la marea se detuvo, el silencio fue tan profundo que nadie se atrevía a romperlo ni detenerlo. Mary Read tenía una extraña sensación de peligro y ansiedad, como si aún estuviese la Diosa rondando a la humana.
- ¿Q-Que...? ¿Q-Que aca-acaba de pasar? - Tartamudeaban los Dioses.
- Mamacocha...¿Perdió? -
- ¡No, no es posible que haya muerto! ¡Su cuerpo no se deshizo como los demás, ella sigue con vida! - Gritó Pachamama rápidamente.- ¡Hermanaaaa!
El suelo comenzó a temblar súbitamente, el agua se levantó y unos muros de líquido cubrió enteramente a la humana, había sido encerrada por un domo, imposibilitando ver hacía afuera.
Sin embargo, podía verse claramente lo que estaba sucediendo adentro del domo, Mamacocha apareció de entre las aguas con su cuerpo completamente intacto, sus ropas habían cambiado.
Su cadera estaba cubierta por una larga falda hecha de tela ajustada a sus piernas y trasero, su torso cubierto por un diminuto sostén a modo de top de tela negra con detalles dorados.
Usaba dos brazaletes dorados y muchos collares de oro, además de una enorme corona dorada con la forma de un sol, muy diferente a su tocado anterior, hecho de conchas y piedras marinas.
Su nuevo tocado se veía algo viejo, con algo de polvo.
Además de eso, llevaba un collar enorme con la forma igualmente de un sol hecho de oro.
Lo más sorprendente era el artefacto que poseía en sus manos, esto hizo enmudecer a todos los presentes en el campo de batalla.
- ¡Imposible! ¡No puede ser cierto! - Gritó Ares brincando de su asiento.
- Jojo~ mira que interesante.- Murmuró Dionisio.
- ¿Ese es...? - Musitó Hermes.
- Mierda...- Jacinto encima de Apollo sintió que el cuerpo del Dios comenzó a quemar.- ¡Auch, Apollo! ¡Eso duele! -
- ¿Enserio es...? -
- No puede ser.-
Gëir quería desmayarse y Brunhilde estaba a nada de morderse la mano, Sasaki retrocedió asustado y aterrado. Esos ojos, ese artefacto, no podía ser real.
Mamacocha estaba sosteniendo esa arma ancestral, tenía en su posición una de las armas mas peligrosas y devastadoras del cielo.
El tridente de Poseidon.
Mamacocha sonrió de manera seductora y burlona, fijando sus ojos juguetones y saltarines en los de su oponente quién en ese momento también estaba atónita por lo que estaba observando.
Coqueta y atrevida, Mamacocha le lanzó un beso a la humana y movió el tridente hacía adelante, apuntando con el filo hacía Mary Read.
- ¡Anfitrite! - Y la punta del Tridente viajó a toda velocidad.
La punta del Tridente estuvo a nada de atravesar la cabeza de Mary Read, pero la humana pudo moverse a tiempo para evitar el ataque directo.
Sostuvo su espada con fuerza cuando la hoja del Tridente golpeó la de su espada, haciendo que ambos metales liberaran chispas.
Mary Read desvío el ataque y Mamacocha volvió a su posición de ataque inicial, preparando su siguiente movimiento.
- Oye oye, no vayas a morirte ahora, espere por años probar este nuevo cachivache.- Canturreó ella, vacilando a su rival.
Este cambio de actitud tan repentina llamó la atención de Mary Read, pero al mismo tiempo la hizo sentirse...tonta, estaba toda sonrojada.
La Diosa se preparó y Mary Read también.
- Prepárate, aún no conoces mis profundidades.-
[...]
- ¿Chaos...?
- ¿Hmm?
- Ya es el momento.
SNVLOR
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Gracias nuevamente por leer, nos vemos en el siguiente capítulo. Los quiero mucho ❤️
Publicado el 04/05/2024
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