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Capitulo 24: Aquella vez...

— ¡Se está cayendo el maldito cielo! — Gritó un hombre a Babor, mientras caía al suelo y se daba un tremendo madrazo contra él.

— ¡Ahí viene otra, prepárense! — Y una ola de más de diez kilómetros de alto golpeó el barco con un poder tal, que casi lo derribó.

El barco había iniciado una travesía por aguas desconocidas, no había manera de saber a ciencia cierta de dónde demonios estaban pero lo que si era una realidad es que el Barco no soportaría mucho tiempo en esas condiciones.
Mary Read aguantó su sombrero ante el vendaval que amenazó con mandarlo a volar, el barco se sacudía tanto que era casi imposible mantenerse de pie para casi todas la tripulación.

Había estado en tormentas antes, pero nunca había vivido una tempestad cómo esta en su vida. Pero ella jamás sentiría el miedo, nunca en su vida le tendría miedo a algo tan común como el Océano en su vida de pirata, saldrían con vida de esta o el mar sería la tumba de la tripulación.
Los gritos de Bonny la hicieron ver hacía el mástil del barco, la mujer rubia miraba hacía el norte y gritaba como fuerza para hacerse oir.

— ¡No hay señales de tierra, estamos en medio de la puta nada! — Gritó mientras se sujetaba de una cuerda y descendía maravillosamente al suelo.

— ¿Dónde demonios está Patty? ¡Patty! — Gritó Mary Read mirando a todos lados.

El hombre que hace unos momentos se había golpeado contra el suelo se puso de pie, pero en ese momento, Bonny cayó encima de él y lo hizo golpear nuevamente el suelo con la cara.
Mary Read soltó un gruñido y Bonny solamente se encogió de hombros.

— ¡M-Mierda, eso duele mucho! — Gruñó Patty poniéndose de pie.

— ¡Maldita sea Patty, deberías ayudando al timonel! — Vociferó Read.

— ¡Perdimos el rumbo de la nave, el timón se ha quedado atascado y no encuentro al carpintero! — Respondió Patty, era un hombre grande y musculoso, parecía ir maquilado y travestido.

— ¡Regresa a tu posición, ahora mismo! — Y en ese momento el barco dió una brutal sacudida, Patty cayó al suelo y nuevamente se golpeó la cara.

Mary Read comenzó a caminar, bajó unas escaleras y caminó por la cubierta del barco rumbo a la cabina del carpintero la cuál estaba cerrada pero con una vela encendida en su interior.
Y mientras daba cada paso, se dejaba ver su equilibrio perfecto, no tambaleaba ni se caía, era como estar caminando sobre el suelo de concreto.

Al llegar a la cabina, notó que evidentemente estaba cerrada y que no había nadie adentro, pero el grito de una persona hizo llamó su atención pues al girar pudo ver una de las enorme olas que golpeaban el barco.
Una furiosa ola lo golpeó con tal fuerza que hizo retumbar toda la embarcación, haciendo zozobrar el barco y amenazando con voltearlo totalmente.

Mary Read se sujetó con fuerza y es escuchó el grito de un hombre que resbaló y amenazó con caerse del barco que se meneaba como si no hubiese un mañana. Se trataba de el carpintero quién inútil trató de agarrarse de algo para no caerse del barco, Mary Read soltó su agarre y se lanzó hacía él, deslizándose sobre la superficie hasta finalmente cogerle la mano.

— ¡C-Capitana! — Gritó el hombre, quién se aferraba a la mano de la pelirroja.

— ¡N-No te sueltes, ni se te ocurra! — Bramó ella, agarrándose inútilmente de un pedazo de barandal que se había roto del barco, pero que seguía firme en la cubierta.

— ¡No arriesgue su vida! ¡La tripulación la necesita! — Exclamó él.

— ¡Cállate, solamente cállate la boca! — Y el jaleo, el hombre perdió la fuerza del agarre y se soltó.

El grito desgarrador que soltó antes de precipitarse al agua hizo retumbar los oídos de Mary Read. La pelirroja se armó de valor como nunca en su vida, cogió un pedazo de cuerda que había visto no muy lejos de ella y se lanzó al mar, con la intención de atrapar al hombre en el aire.

Lo logró, en pleno vuelo logro atraparlo y sujetarlo con todas las fuerzas de su cuerpo, quedando ambos colgados en esa posición.
Nuevamente una ola golpeó el barco, bañando a ambos en agua salada, estaba helada pero el ardor y la adrenalina del momento le hicieron imposible concentrarse en este hecho.
Solamente pensaba en salvarlo y nada más que eso.

— ¡Agárrate fuerte! — Ordenó Read.

— ¡S-Si C-Claro! — Exclamó el hombre aterrado, Mary Read comenzó a columpiarse con fuerza para ayudarlo a salir impulsado hacía el balaustre del Babor.

El hombre también uso su cuerpo para ayudar al balanceo y poder lograr lo que su contraria buscaba.
Finalmente lo logró, el impulso lo ayudo a subir hasta el balaustre y agarrarse de ahí para subir. Una vez arriba, corrió hacía Read y la ayudó a subirse de nuevo al barco.
Ambos ahora estaban a salvo, jadeando y mojados de agua hasta los huesos.

— S-Señorita M-Mary — Jadeó el hombre, ella lo detuvo.

— El timón está atascado y Patty no puede moverlo, vé hacía allá y repara la falla mientras aún estamos con vida.— Exclamó ella, el hombre asintió y obedeció su orden de inmediato.

El vendaval era infernal, el océano los movía y azotaba como un demonio embravecido dispuesto a hacerlos ahogarse. Ella se puso de pie y pudo ver las inmensas olas que golpeaban y azotaban todo a su alrededor.

— ¿¡Crees que esto va a detenernos!? ¡Somos piratas y no tenemos miedo al agua! — Vociferó ella ante la tormenta, como si quisiera ser escuchada.

Pero en ese momento, un sonido similar a la explosión de un cañón hizo presencia y todos contuvieron el aliento por un segundo que pareció ser demasiado largo. Algo similar a una bala de cañón golpeó uno de los mástiles y cuando esté aterrizo sobre el barco, se trataba de una cabeza de piedra de tamaño colosal.
Junto con la piedra, el mástil se vino abajo creando un daño terrible en el barco.

Todos la vieron con horror, sin entender dónde venía dicha roca. La primera teoría fué que estuvieran siendo atacados, pero Bonny no logro ver nada y no había forma de que algún otro navío pudiese sobrevivir en estás condiciones tan brutales y mucho menos lanzar algo tan gigante fácilmente.
La teoría más acertada es que el océano la hubiese tirado contra ellos.

Mary Read corrió hasta el segundo mástil y se encaramó con maestría y velocidad, rápidamente Bonny llegó al lugar y la observó con detenimiento. Al llegar, Read sacó su catalejo y comenzó a buscar en el océano, cuando un brutal rayo cayó a la distancia.
La tormenta había evolucionado, ahora era una tormenta eléctrica de proporciones cataclismicas, Mary Read no podía ver absolutamente nada debido al ajetreo de las olas.

Pero a lo lejos... algo brillaba, azúl intenso como la más hermosa gema de cristal.

Y ese destello azul los estaba acechando, moviéndose entre las aguas como un animal que rondaba a su siguiente presa.
Se movía tan naturalmente y sin problemas que parecía que esa misma criatura estaba controlando la tormenta, que estaba manipulando las aguas y que estaba lista para hundirlos en cualquier segundo.

Mary Read comenzó a temblar y sus mejillas por algún razón se pusieron rojas, sus latidos se aceleraron y sintió que iba a desmayarse.
Aunque sus piernas querían ceder, se forzó a mantenerse quita y erguida en la posición en la que estaban.

— ¡Mary! ¡Mary! — Gritó Anne Bonny captando la atención de la pelirroja quién se volteó a verla.

La mujer llegó hasta ella y la tomó de los hombros, su amiga se veía realmente mal. Mary estab en un trance, pese a tener su atención puesta en Bonny.
Bonny le explicó lo que estaba sucediendo:

— Visualizamos tierra, el timón ya puede moverse así que vamos a dirigir el barco afuera de la tormenta para llegar a la isla más cercana a nosotros antes de perder otro  Mástil.— Exclamó ella, a lo que Mary Read respondió de manera afirmativa.

— ¿Dónde está la isla más cercana para desembarcar? — Preguntó.

Puerto Laozi a 85 grados al Noroeste de aquí; Si aprovechamos los vientos llegáramos en--

— ¡Cuidado! — Gritó Mary lanzándose sobre Anne para quitarla del medio en ese momento preciso.

Un enorme pedazo de un mástil fué lanzado contra el barco y la punta atravesó la cubierta y dejó un enorme y horrible agujero en ella.
No se trataba del mástil de Read, se trataba antiguos restos o escombros de alguna otra embarcación.

El barco ahora estaba en serios problemas, debían irse o se irían directo al fondo del océanos en pocos segundos.
Anne Bonny escapó de vuelta a la cabina de viaje, pero Mary Read no la siguió.

Dirigió sus ojos a la tormenta y ahí los vió nuevamente, esas dos gemas azules brillantes viendola fijamente como una bestia. Mary Read se sonrojó y nuevamente comenzó a temblar, su mente daba vueltas y su cuerpo cedía ante el impulso de acercarse a la cubierta.

Una voz la llamada, como un dulce canto o una petición pacífica. Estaba bajo un efecto hipnótico, uno con el que le era muy difícil combatir.
Quería acercarse a la tormenta, quería entrar al agua y formar parte de ella.

— El agua...— Pero en ese momento, un intenso dolor de cabeza la golpeó de subito y la hizo detenerse.— ¡AGGHH! ¡N-NO! ¡BASTA! —

“Entra al agua, mi pequeña...
¿No tienes calor? ¿No quieres refrescarte?”

Mary Read cayó al suelo y rápidamente se incorporó, con su cabeza doliendo a millón y su naríz sangrando a mares.
Corrió, corrió hacía el segundo mástil y nuevamente se encaramó buscando a esas gemas azules brillantes, buscándolas con desesperación.

Al llegar, podía ver todo claramente, la tormenta desbocada y también encontró ambas gemas brillantes.
Por alguna razón sintió emoción, sintió algo indescriptible.

Pero ahora las cosas eran diferente, no eran gemas, eran dos ojos brillantes que la estaban mirando fijamente.
Una figura alta estaba parada en medio de la tormenta, un mujer estaba de pie en medio del cielo como si fuese un ángel.
Mary Read estaba atónita viéndola.

El agua parecía no tocarla, parecía que simplemente pasaba a través de su cuerpo como si fuese aire o algo parecido. No estaba haciendo nada, solamente estaba parada mirando fijamente a Read como un ser superior.
En un momento, el agua parecía doblarse y dividirse para no tocarla, y a medida que pasaba el tiempo, la tormenta se volvía cada vez mas salvaje y violenta.

— ¿¡Quién demonios eres!? — Gritó Mary Read y automáticamente el barco se sacudió con violencia y más olas comenzaron a golpearlo.

Incluso un rayo cayó el cielo y reventó contra el océano, haciendo estremecer las aguas. Rayos, lluvia y olas inmensas todas al mismo tiempo contra el océano y contra Read y compañía.
La peliroja estaba incredula de aquello que estaba presenciando, esa mujer seguramente tenía el poder de destruir el planeta entero.

— ¡No vas a hundirme! ¿¡Me escuchas!? — Gritó nuevamente Mary Read.

En ese momento, una nueva ola golpeó el barco y seguido de ello, el mayor comenzó a embravecer más.
Mary Read se sujetó al mástil, buscando no perder de vista a la mujer flotante quién aún seguía ahí.

— ¡No existe marinero tenga miedo al mar! ¡Vamos hija de puta! ¡Sopla más fuerte! —

En ese momento, lo que vió fue sencillamente cataclismico. Una ola inmensa se cernía contra el barco y con la fuerza de un meteoro, lo aplastó.

El barco quedó completamente hundido en el Océano y antes de que Read pudiese cerrar los ojos, vió a la figura desvanecerse como polvo en el desierto.

[...]

— ¡Vamos a pelear! — Gruñó la humana.

Mamacocha se lanzó al ataque y movió su brazo con la velocidad de un látigo, movimiento que Read apenas pudo evadir y gemir de la sorpresa cuando vio que este látigo abrió el suelo en dos pedazos.
La humana se movió y abrió fuego contra la Diosa quién recibió de lleno los disparos que no atravesaron su cuerpo intangible.

Mary Read dejó de atacar por unos segundos y tomó distancia, hasta que finalmente abrió fuego nuevamente con un nuevo estilo de munición; balas incendiaria, que apenas hicieron contacto con el aire, se encendieron en fuego.
La llamarada fué tal, que envolvió parte del cuerpo de la Diosa y una nube de vapor se creó en el ambiente.

Su cuerpo hecho de agua tenía zonas donde el agua había desaparecido, se había evaporado. Esto le dió más tiempo a Read quién buscó la mejor distancia y nuevamente abrió fuego, tres balas incendiarias que cubrieron por completo el cuerpo de la diosa

¡Black Flag — Hellfire!*
(Bandera Negra — Fuego de Infierno)

El vapor creo una densa nube que rápidamente desapareció, La diosa había desaparecido del campo de batalla pero por alguna razón, la sensación de peligro no disminuía. Mary Read podía sentirlo, la estaba rondando y acechando, no se había ido y mucho menos estaban muerta.
Miró a todos lados buscándola, hasta que finalmente la Diosa se materializó enfrente de ella.

Su cuerpo se regeneró del agua, nuevamente estaba intacta. No podía esperar menos a decir verdad, no era posible que algo como eso fuese el final de Mamacocha.

— Eso dolió...— Exclamó la Diosa, moviendo sus brazos y haciendo alzar una larga serpiente de agua.— ¡Eso dolió mucho! — Gritó y la serpiente golpeó con todas sus fuerzas el cuerpo de Read.

Acto seguido, una segunda corriente golpeó el otro costado de la humana y una tercera impactó de lleno en su cabeza para seguido rematar con una flecha de agua que voló contra Read y le atravesó el hombro derecho, haciendo saltar la sangre y gruñir de dolor a la humana.

— ¡Mary Read! — Gritó Brunhilde.

— ¡No! — Chilló Gëir.

Sasaki apretó los dientes y Adán sencillamente estaba observando todo desde su posición, parece que algo estaba pasando en el campo de batalla que estaba favoreciendo a la Diosa y perjudicando a la humana.
Lo supo de inmediato, el tiempo de acción y reacción de ambas estaba bastante alejado el uno del otro.

— ¿Puedes verlo verdad, Sasaki? — Preguntó el Padre de la humanidad.

— ¿Eh...? ¿A qué te refieres, padre? —

— Mary Read comenzó el combate superando a Mamacocha en acción y reacción y por eso pudo sobrevivir hasta este momento

»Sin embargo, ella dejó de usar tu técnica de escáner y comenzó a pelear siguiendo su sentido de peligro, bajó la guardia y esto permitió a Mamacocha adelantarse y superarla en su velocidad de acción y reacción. Cada segundo que pasa, le pierde el ritmo y el combate se torna más difícil para ella.

Sasaki volvió su vista y los análisis y explicaciones de Adán tenía toda la razón, Mary Read no estaba buscando anteponerse a su rival sinó que simplemente estaba esperando el momento indicado para atacar sin buscarlo o crear el momento ideal.
Ella dejó de analizarla y por eso Mamacocha pudo adelantarse a ella.

En el interior del coliseo, Tomoe suspiró con fastidio ante el combate que estaba presenciando. Pero a la vez se estaba dando cuenta de pequeños detalles importantes, como el uso de las balas especiales y el hecho de que hasta ahora, el traje de Read haya sido dañado después de tantos ataques consecutivos.

— Si no deja de jugar, morirá en los siguientes tres ataques.— Murmuró.

En al campo, Mamacocha estaba lista para atacar y finalizar el combate, pero Read atacó primero con una de sus balas incendiarias justo en la cara de la Diosa. Quién retrocedió por unos segundos y Read usó eso para liberarse.
La herida dolía, pero aún tenía un poco del efecto anti dolor de la pastilla que había consumidor hace poco.

“No ganaré de esta manera...a este ritmo, me va a matar antes de poder hacer algo” — Pensó, mientras se preparaba para atacar a la Diosa.

La Diosa nuevamente se regeneró y reanudó su acometida contra Read quién solamente pudo moverse para evitar los ataques que venían sobre ella.
Cerró sus ojos y respiró profundamente, podía oír claramente el océano y el viento soplando además de las palabras de los Dioses y los gritos de los presentes en el campo de batalla.

Relajó sus músculos, sus sentidos, sus pensamientos, entró en una relajación casi imposible. Tantos años en el mar dieron sus frutos.

Cuando Mamacocha se lanzó contra ella, Mary Read no abrió sus ojos y dejó a su cuerpo reaccionar libremente. Disparó y ambas balas incendiarias dieron en el blanco, pero la Diosa no detuvo su ataque pese al dolor que sintió, ella movió su cuerpo hacia Read con la intensión de cortarla por la mitad.

La humana se movió hacia atrás y evitó el ataque, seguido de eso, se movió en diferentes direcciones para seguir esquivando y evitando.

“Relaja tus músculos, observa a tu oponente, anticipa cualquier ataque” — Las palabras de su maestro, Sasaki Kojiro penetraron sus oídos y sus memorias.

El universo se movía en una dirección y ella estaba un paso adelante. Mamacocha nuevamente atacó y Read se movió hacia adelante, acortando la distancia entre ambas y nuevamente disparó. El calor de la bala también logro alcanzarla, pero eso no le importo en lo más mínimo.
El vapor se hizo presente y nublo ligeramente a ambas rivales.

— Se dió cuenta de su error, logró recuperarse.— Señaló Adán, sintiéndose aliviado.

— ¡Si, mi Defensa de las Mil Imagenes no tiene rival en los cielos! — Exclamó Sasaki Kojiro felíz y satisfecho.

Gëir tomó el brazo de Brunhilde y esta la miró rápidamente, a lo que la pequeña Valkyria formuló una pregunta.— Hermana, no he dejado de ver ese traje rojo que Read lleva puesto desde que entró...¿Ese traje es una obra de Hefesto? —

A lo que Brunhilde simplemente asintió.— Si, lo es; según Hefesto, es un traje especial que permite absorber y minimizar el daño recibido, funcionando como un especie de armadura que protege al portador.

— Sin embargo... Mamacocha logró atravesarlo.— Señaló ella.

— Si, lo hizo.—

Ambas rivales, Diosa y Humana se dejaron ver y la humana mostraba señales de algunas quemaduras por el fuego intenso que había recibido mientras que Mamacocha simplemente se alejó de la humana mientras gruñía levemente por el dolor que estaba sintiendo.
Su cuerpo híbrido de agua se deshizo y volvió a ser un cuerpo similar al de un humano, mostrando la atroz y terrible quemadura que tenía en el centro de pecho y abdomen.

— Maldita humana...— Susurró mientras el agua cerraba la herida y la dejaba nuevamente intacta.— ¿Como es que no fuiste dañada? —

— Jejeje...creo que es gracias a este traje.

— ¿Traje? — Mamacocha estaba confundida.

Mary Read guardó sus pistolas y tomó entre sus dedos una parte del traje en la zona de su pecho y lo estiró un poco.— Yo tampoco entiendo mucho pero es como una segunda capa de piel protectora, es como estar desnuda pero con una buena armadura— Y luego lo soltó, sus pechos medianamente grandes se volvieron a marcar en el traje ajustado al igual que sus pezones.

— ¿D-Desnuda...? —

— Aunque es incómodo, se mete mucho en zonas donde no debería meterse, pero al menos es más cómodo para mis pezones que esos incómodos sujetadores que se usan actualmente.— Añadió con incomodidad. Volvió a agarrar un pedazo del traje en la zona de su prominente cadera, un poco del traje se había metido entre sus nalgas.

— ¡Basta, eres muy vulgar! —

— ¿Ehh? Al menos estoy vestida, tu pareces que no usas ropa interior debajo de esas telas y trajes.— Se defendió la humana.

Mamacocha nuevamente atacó de golpe, pero Read respondió de una manera diferente, desenfundó su espada de su cinto y detuvo el avance de Mamacocha, creando una pequeña lucha de fuerzas entre las dos.

— Eso no va a funcionar — La voz de Mamacocha era cada vez más profunda.

— Lo sé, pero siempre he sido muy terca.— Respondió la humana.

Brunhilde golpeó el concreto del balcón, Gëir se llevó las manos a la cabeza y los otros dos solamente suspiraron con derrota.
Mary Read había entrado como luchadora a distancia pero ahora estaba luchando a corta distancia con espada.

— ¡Maldita, maldita sea! — Gruñó Brunhilde.

Anne Bonny parecía extrañamente tranquila, Rackham trataba de mantener la calma como Bonny.
Israel Hands sonrió a lo que Teach lo miró por encima del hombro.

— Está loca...— Murmuró Barbanegra.— Ella no podra ganarle a machete.

— Lo sabe, y aun así...—

— Va a intentarlo.— Gruñó Teach.— Esa es la esencia del humano; nosotros creamos nuestro camino y tomamos nuestras decisiones. Esa es una mujer sin miedos.

En la seción de los Incas, Pachamama y MamaQuilla miraban al campo de batall, la más alta estaba confundida; ¿Por qué Mamacocha no ponía fin a todo esto de una buena vez por todas? ¿Por qué molestarse en pelear con Mary Read?

— Es impresionante, jamás pensé ver a Mamacocha peleando desde su guerra hace millones de años.— Apuntó MamaQuilla, como si leyese los pensamientos de Mamacocha.

— He oído que ha tenido peleas de manera oculta, pero dicen que estás no duran más de diez segundos. Como si ella no quisiera perder su tiempo en nimiedades, pero esto es diferente; ella está realmente luchando y teniendo problemas con la humana.

» Parece que no quiere o no puede usar todo su poder desactivo y caótico para acabar con esto lo más rápido posible.

En eso, MamaQuilla le dió un puntapié en la  tibia a Pachamama y seguido de eso la golpeó con los dedos en la nariz. Adolorida y enojada, la Diosa de la tierra vió a su hermana a quién le gritó con enojo.

— Óyeme que te pasa, ¿Acaso estás loca? — Le espetó.

— Te dí dos golpes, ¿Que vas hacer ahora? ¿Vas a destruir el coliseo, sacarás lava de la tierra, usarás todo tu poder sobre las plantas y la tierra para matarme? — Preguntó ella mirándola con indiferencia.

— ¡N-No haré eso! ¡No es necesario! — Respondió ella chillando.

— Exactamente; Mamacocha no la revienta con todo su poder porque esa humana no merece ser atacada con todo el poder de nuestra hermana, es solamente un tentempié ante sus ojos y no importa cuántos trucos y artimañas use, no podra ganar.— Respondió la Diosa, haciendo ver y entender todo a Pachamama.

En el palco de Apollo, el rubio sintió unas manos recorriendo su pecho y no le tomo mucho tiempo descubrir de quien se trataba, Jacinto hizo un movimiento y quedó sentado justo encima de los hombros del rubio.

— ¡Tanto sin verte, mi amor! — Soltó él, abrazando las mejillas y el cuello de Apollo con sus muslos regordetes.

— Jacinto, este no es el lugar para esas cosas.— Advirtió el rubio, haciendo que el pequeño Dios se desinflara como un globo y se bajara de sus hombros.

— No vengo a eso, vengo a verte y a pasar el rato contigo.— Expresó, ahora sentado encima de Apollo a horcajadas.

El rubio le miró fijamente, no detectaba mentiras en la palabra del más bajo así que simplemente suspiró con pesadez. Lo dejó quedarse, a duras penas y con algo de fastidio, pero el contrario se emociono y abrazó a Apollo con mucho afecto.

— Siempre eres muy cálido, tenía frío y tú cuerpo es como un malvavisco cálido.— Jugueteo, a lo Apollo chasqueo su lengua.— ¿Lograste convencer a Amaterasu? ¿Te acostaste con ella? —

— Si, logré convencerla y no me acosté con ella, es tan tonta que cayó en mis palabras como mosca a la miel; convoqué a las Plagas para una importante reunión que tendremos en un rato, cuando lleguemos a Asgard.— Informó el Dios.

— ¿Hacía allá nos dirigimos? Ay dioses, no me traje ningún tipo de abrigo ni chaqueta para el frío.— Se quejo el más bajo.

— En esta época del año no hace frío en la capital, pero yo si debo dirigirme a un lugar diferente.— Y ahora, Jacinto sintió verdadera curiosidad. Lo miró fijamente a los ojos, esos hermosos ojos de Dios que tanto amaba. Pero también había un destello de miedo en la mirada curiosa del humano.

— ¿"Lugar diferente"? Eso suena sospechoso...

— Estaré bien, te lo prometo.— Era todo lo que tenía por decirle. Jacinto no le creyó de buenas a primeras.

— ¿Me das un beso? Nunca lo haces, ni siquiera cuando estamos folla-- — Y Apollo lo cortó con un profundo beso.

El cuerpo del rubio se había tensado, varias venas se marcaron y su respiración se volvió más pesada. La oleada de placer y lujuria que sintió no tuvo parangón, pero tuvo que mantenerse sereno para no perder la compostura.
Le gustaba mucho besar a Jacinto.

El más bajito sonrió con satisfacción y se dejó caer en el pecho del rubio como un gatito feliz, incluso ronroneaba. Era Apollo  quién luchaba por mantenerse cuerdo. Vaya que necesitaba un descanso, justo como lo dijo Afrodita.

[...]

Dentro del coliseo, en una de las apartadas y escondidas habitaciones, un hombre enorme estaba sentado en el suelo con sus piernas cruzadas en la típica posición de meditación zazen* con sus ojos suavemente cerrados y sus manos puestas cada una en su respectiva rodilla.
La habitación apenas estaba iluminada con unas cuantas velas y algunas varillas de incienso, enfrente de él había una enorme estatua de oro, un estatua del poderoso y respetado Siddhartha Gautama; o Buddha.

Ohm...— La voz del Dios sonaba tan gruesa y fuerte como el ronquido de un enorme dragón.

Cubierto con una túnica de Jade que ocultaba su desnude, estaba sumergido totalmente en su meditación.
En ese momento, una segunda presencia apareció en la habitación y una lengua húmeda y babosa le golpeó la mejilla y una cola frenética y energica le golpeaba el costado.

El estaba dispuesto a ignorar esto, los grandes maestros y Dioses budistas pudieron meditar por millones de años pese a las distracciones y el entorno. Pero esto se hizo imposible cuando los ladridos y chillidos se hacían cada vez mas y más altos.

— ¿Que, que sucede? — Preguntó el díos abriendo sus ojos y rompiendo su ardua meditación.— Estoy ocupado, sabes que la meditación es importante.—

Se trataba del perro mascota del Dios, quién había entrado a la habitación con un importante mensaje para su amo. El haberlo interrumpido en plena meditación fue un acontecimiento imprevisto.

Los ladridos eran fuertes, y el Dios entendía perfectamente cada uno de ellos.

— ¿Izanami ha muerto? ¿Estás seguro de esto...?

¡Woof woof!

— No, no te estoy llamando mentiroso. Es solamente que...está noticia es sorprende.

Recordaba perfectamente a Izanami, ella fué de suma importancia para el universo en su momento, no podía dar crédito a lo que estaba oyendo de su amada mascota.
Pero tampoco insinuó que fuese una mentira, y en caso de serlo, estaría muy enojado con él.

No podía dejar de creerle, su perro jamás le había dicho ninguna mentira en su vida.

— ¿El viejo está viendo la pelea? — Le preguntó a lo que el perro respondió con un chillido y girando levemente su cabeza hacía un lado — Será mejor que vaya a ver como está.—

Y se puso se pie, era impresionantemente alto; rebasaba los tres metros de altura, eso sin contar que no estaba usando sus zapatos de batalla.
Su piel tenía una tonalidad muy particular, era una combinación entre dorado y amarillo oscuro que emitía cierto brillo, pero su cabello y el resto de su pelo corporal era de un profundo color negro.

Su larga melena llegaba hasta más abajo de sus hombros y su barba bien cortada y perfilada iba a juego con su rostro fornido y estoico, con unas facciones marcadas y rudas que le daban un aspecto fuerte y masculino.
Su cuerpo perfecto estaba al desnudo, debía darse una ducha, no podía aparecer ante su emperador con la cara llena de baba y viéndose como un monje sucio.

Lo más asombroso eran sus poderosos musculos de oro sólido, sobre todo en su torso, aunque todo su cuerpo era una armazón de músculos. Grueso y fornido, Erlang no tenía nada que envidiar a nadie pues sus músculos eran sencillamente magníficos.

Pese a las incontables batallas que había tenido en su vida, no tenía ninguna cicatriz ni herida.

||ERLANG SHEN||
CHINO||LUCHADOR REPRESENTANTE DE LOS DIOSES||
FUNDADOR Y LIDER DEL CSC-1

SNVLOR

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Hola a todos, muchísimas gracias por leer nuevamente este maravilloso capítulo.
Siempre es un placer tenerlos aquí leyendo y siguiendo de cerca esta bonita historia.

He tenido una muy mala racha últimamente, la verdad es que he estado muy desconectado y ausente con ustedes debido a un sinfín de problemas personales.

La verdad es que mis ánimos y energías están completamente caídas, pero prometo no descuidarlos más y un caballero siempre cumple su promesa.

Gracias nuevamente por leer, nos vemos en el siguiente capítulo. Los quiero mucho ❤️
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*Zazen: literalmente, meditación sentado.
*CSC-1: Cuerpo de Seguridad China.

Publicado el 15/04/2024

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