Capitulo 22: Marea Salvaje.
Hermes se movió de su asiento para cederlo a su hermana mayor, Artemisa no quería aceptarlo, pero la insistencia de su hermano la hizo ceder.
Hermes, Ares y Artemisa estaban juntos en el palco real, pues se habían negado a compartir el palco privado dónde Apollo visualizaba los combates.
La Diosa tragó saliva al ver el nuevo campo de batalla, estaban parados en medio del océano y el campo estaba abierto como una media luna, con agua llenandolo, con un pequeño archipiélago en el centro, dónde ambas oponentes podrían mantenerse de pie.
Poco a poco las gradas se iban llenando, muchos Dioses estuvieron ausentes atendiendo heridas causadas por el derrumbe y la destrucción del combate anterior, además del sentimiento de vacío y silencio que había en todos.
Tras la reciente noticia de la muerte de Izanami, muchos Dioses estaban desconfiados, no sé sentían del todo seguros con un asesino rondando el coliseo.
Hermes notó esto y se acercó a Artemisa para colocar una mano en su hombro, la Diosa lo volteó a ver.
- ¿Todo está bien, hermana? Te he visto incómoda desde que te sentaste.
- No me siento muy bien estando aquí, con todo lo que está sucediendo y lo que significa este evento; nuestro padre murió hace mil años en este evento.
- Entiendo perfectamente lo que sientes, pero Apollo no guarda ningún tipo de amor o respeto a Zeus, no le interesa una minucia como esa. Lo que sí tengo entendido, es que está haciendo un arduo trabajo para solucionar el problema del asesino de Izanami, creo que dirá unas palabras en breve.
- Si tuviera que describir el sentimiento de odio de Apollo a nuestro padre...intenso y salvaje, como una tormenta.- Añadió Ares.- Pero ahora él es el nuevo rey del Olimpo, el mejor de nosotros y debemos como mínimo apoyarlo al ser familia; tampoco me agrada del todo, pero no puedo tapar el sol con un dedo, ha sido mejor rey y Dios de lo que Zeus ha sido jamás.
- Apollo busca la perfección, él mismo la representa.- Señaló Hermes.
"¿Perfección?"
Una vez el coliseo estuvo completamente lleno, Heimdall llegó al archipiélago montando una tabla de surf y domando una pequeña ola, con una voltereta cayó de pie y enterró su tabla en la arena.
Sostuvo su enorme cuerno y tomando aire, exclamó:
- ¡Bienvenidos una vez más al Ragnarök! ¡Damas y caballeros, por primera vez en la historia, tendremos un combate bastante diferente y peculiar! - Exclamó el pequeño Dios con energía.
- Es verdad, el campo de batalla es diferente...
- Está en contacto con el océano ¿De casualidad se tratará de un Dios del mar?
- Entonces por esto es que estaban haciendo cambios tan grandes, pretenden dar un combate diferente.- Señaló Shiva en su palco, junto a él estaba Rudra y su hijo Ganesha.
- Océano y archipiélago... definitivamente se trata de un Dios del Océano, lastima que no es nuestro turno aún.- Señaló Rudra.- ¿Alguna idea?
- Solamente dos, los únicos Dioses del agua de la lista; Tláloc y Mamacocha.- Respondió Shiva.- Aunque está ese guerrero chino de las aguas.
- Los chinos me ponen nervioso.- Salto Ganesha.
- ¿Huh? ¿Les tienes miedo, hijo? - Inquirió Shiva.
- ¡Y-Yo no le temo a nada! Es solo que ellos están ahí como estatuas, siendo ridículamente gigantes y brillando como si fuesen piedras...son extraños.- Respondió el pequeño elefante.
Rudra echó una ojeada al palco Chino y entrecerró sus ojos, su sobrino tenía algo de razón en sus palabras.
- En todo caso, el representante chino solamente puede manipular parcialmente las aguas; Mamacocha y Tláloc tienen el control total sobre ella.- Señaló Rudra.- Sea quién sea, estamos entrando en el terreno de los Primordiales.
En ese momento, todos se percataron de que Apollo estaba ingresando en el campo de batalla caminando sobre el agua, hasta llegar al archipiélago, vistiendo su armadura dorada de combate, su capa y portando sus armas divinas.
Se veía tan grande y majestuoso, poderoso y gallardo, dominante y severo; como si en cualquier momento haría llover la destrucción y la muerte sobre Delos.
- Es él...-
- Apollo...-
- Es tan lindo.~ -
- ¿Qué crees que dirá...?
- ¿Que hará ahora...?
- ¿Acaso va a matarnos...?
En el palco de la humanidad, Brunhilde sentía que su estómago iba a explotar al ver al rubio. Gëir tragó saliva en intentó mantener la compostura.
- ¿Estás bien, Gëir? - Preguntó Adán, el padre de la humanidad.
- ¡Claro! ¡Perfectamente! - Respondió rápidamente.
- Es que...tus piernas están temblando.
Efectivamente, las piernas de Gëir parecían gelatina.
- ¡Pero antes de dar inicio al tercer combate, unas palabras de nuestro Dios Padre Del Cosmos! - Y con esto, Heimdall dió unos pasos atrás y extendió su cuerno a su invitado especial.
Apollo, Dios de la belleza y la perfección divina yacía de pie sujetando el cuerno el cual acercó a su boca para hablar.
- Buenos días, damas, caballeros y humanos; muchos ya me conocen como el Dios Padre Del Cosmos, asumí el puesto cuando mi padre fue asesinado por un humano hace ya mil años atrás.
» Pero no estamos aquí para una clase de historia, sino para informar y dar a conocer algunos sucesos que tal vez muchos no sabían aún; Izanami, la Diosa Primordial y gobernante del Panteón Japonés fué brutalmente asesinada al terminar la segunda ronda del Ragnarök.
Los murmullos y ruidos en las gradas se hicieron presentes, muchos Dioses y humanos comenzaron a cuchichear entre ellos, algunos asombrados y otros compartiendo teorías de quién podría ser el responsable de algo tan atroz.
- ¿Entonces fué real? -
- ¡Imposible, Izanami dió forma al universo con sus manos! ¿Cómo podría ser asesinada tan fácilmente? -
- Un asesinato ocurrido en secreto, ¿Estamos los Dioses a salvo? -
- ¿Quién fue el culpable? -
Por otro lado, la humanidad también comenzó a murmurar y cuchichear entre ellos, pues la noticia no se había hecho tan famosa entre las filas humanas.
- ¿Alguien mató a una Diosa tan importante? ¿Cómo?
- Solamente otro Dios habría sido capaz de algo así, ningún humano podría lograr algo tan difícil.
- ¿Nos atacarán a nosotros también, los Dioses buscarán venganza? -
Apollo tomó una pausa y acto seguido reanudó su discurso.
- Hemos tomado las medidas necesarias para mantener la seguridad y la protección de nuestras instalaciones, personalmente he colocado a mi guardia privada para proteger cada esquina y vigilar de manera estricta y rigurosa tanto a los humanos como a los Dioses.
»Teneis la libertad de explorar y conocer el Coliseo así como entrar y salir de él, pero deben seguirse ciertas pautas para asegurar y no levantar sospechas. Ningún humano puede cruzar a la sección de los Dioses ni viceversa, esto con el fin de prevenir ataques o acciones indeseables.
La busqueda del culpable está en marcha y gracias a la ayuda y cooperativa de la hermosa Diosa Amaterasu; gobernante actual del panteón japonés, el culpable será ejecutado públicamente en cuanto sea encontrado.
» Y no solo eso, sino que la señorita Amaterasu y yo hemos estrechado lazos entre el Olimpo y Japon. Nos complace enormemente reestablecer una relación diplomática después de tanto tiempo separados y aislados, juntos como aliados una vez más.
»Gracias una vez más por confiar en nosotros y disfruten este tercer combate, mucha suerte para ambos bandos.
Y con esto, dió finalizado su gran y brillante discurso.
Devolvió el cuerno a Heimdall, y abandonó el campo de batalla nuevamente caminando sobre el agua.
- Ejecución pública...-
- Apollo...- Susurró Artemisa. Su preocupación aumentaba, la imagen de su hermano era inquietante.
Sabía que era algo siniestro, pero jamás imaginó que llegaría a tales niveles.
Brunhilde tragó saliva y Gëir no dejaba de temblar mientras trataba de mantener su porte serio y despreocupado. Los pocos espectadores de las gradas; Sasaki Kojiro y Adán, no dijeron una sola palabra.
Ambos estaban alerta y espectantes de cualquier cosa que pudiese suceder en el campo de batalla.
Sasaki se sentía bastante nostálgico, pues estaba a punto de ver a una Diosa del Mar luchando contra alguien que era bastante cercano a un espadachín.
Por otro lado, Adán también sentía bastante nostalgia al saber que el siguiente peleador sería alguien de un gran poder y habilidades sin igual, una Diosa con el poder suficiente para acabar con todos, al igual que Zeus hace mil años atrás.
Brunhilde simplemente apretó sus dientes, a la espera de cualquier movimiento o accion.
[...]
En el interior del Coliseo, en el salón de conferencias de la humanidad, varias personas estaban reunidas. Tomoe Gozen miraba fijamente las pantallas mientras mantenía en sus labios una paleta dulce, no paraba de comerlas desde que las descubrió en el Valhalla.
Eva, madre de la humanidad apretaba sus brazos enfrente de su voluminoso pecho, mientras su mirada de preocupación no desaparecía; nunca era agradable ver a sus hijos arriesgar su vida contra los Dioses.
- Sin información sobre el rival, Mary Read conducirá su barco pirata directo al centro del huracán.- Murmuró Ishtar, quién también apretaba sus brazos enfrente de su pequeño pecho.
- Hay que tener un poco de confianza al menos, aunque todo se vea desventajoso.- Añadió Eva, mirando de reojo a la pequeña Ishtar.
- Siempre existe la posibilidad de dar la vuelta a la situación; puedes perder un brazo o una pierna, pero mientras mantengas la consciencia, siempre puedes mover las piezas a tu favor.- Agregó Tomoe Gozen desde su posición.- ¿Dónde están Leónidas-Dono y Jack-Dono? Necesitaba conversar con ellos.- Preguntó.
- Leónidas se llevó a ese chico, Diomedes a continuar con su entrenamiento y Jack... desapareció junto con la enana gritona.- Respondió Buddha, quién hasta ahora se había mantenido en silencio.
- Hao...- Musitó Tomoe, volviendo nuevamente su cabeza hacía la pantalla.
La tercera ronda, comienza en 2 minutos.
[...]
- Algo me huele extraño con la muerte de Izanami...- Exclamó Khepris en su habitación, mientras apoyaba sus dos manos sobre una mesa, para posteriormente lanzar un gruñido.
- ¿Dudas de que se trate de un humano? Todas las pruebas apuntan a armas humanos y daños causados por humanos.- Respondió Bastet.
- ¿Y no te parece imposible que un ser humano haya podido realizar semejante trabajo? Literalmente asesinó a un Dios Primordial como si nada.- Refutó Khepris.
Bastet tomo asiento enfrente de su amigo y ladeó su cabeza con una expresión de fastidio y molestia en su cara gatuna, odiaba cuando Khepris no dejaba de crear y crear teorías.
Aunque no se equivocaba como tal en este pensamiento.
- Iré con el cadáver y le haré unas pruebas, revelaré la causa de su muerte con una autopsia.- Sentenció, y ante semejante locura, Bastet se opuso.
- ¿Acaso estás loco? ¿Que te propones? -
- Tendremos todos los detalles extraídos directamente de su cuerpo muerto. Ya sea un arma o uso de veneno, lo sabremos con una autopsia.-
- ¿Por qué meter nuestras narices en esto? Apollo y Amaterasu ya han hecho un convenio, no nos incumbe.-
- No confío en Apollo, es todo.- Espetó Khepris.- ¿Crees poder burlar la seguridad de Apollo?
- Tal vez pueda, no estoy muy segura.- Respondió ella, un poco confundida.- ¿Por qué? -
- Porque buscaremos respuestas en caso de confirmar que Izanami fue efectivamente asesinada por un humano, no vamos a quedarnos de brazos cruzados esperando a que todo se resuelva a nuestras espaldas.- Respondió el díos.
Y ambos, Dios y asistente se pusieron en marcha.
La tercera ronda, comienza en 1 minuto.
[...]
Dionisio se masejeo la cabeza antes de ingresar en su palco, un gran trago de alcohol le vendría genial. Destapó su jarra de vino y dió grandes tragos gasta terminarla, con eso sería suficiente por un rato.
Ya que había vuelto al palco, quería limitarse a quedarse ahí y ver la tercera ronda en paz. No le pagán lo suficiente como para molestarse en estar avisando a los participantes cuáles eran o no sus turnos.
Pero también tenía una preocupación en su mente, un molesto sentimiento que no se iba por más tragos que le diera a su botella.
Bueno, decidió ignorarlo. Todo marcha según lo planeado así que no era necesario darse mala vida.
Aunque sus viajes y caminatas le sirvieron para ver cómo se estaba moviendo el Coliseo en secreto, había guardia en cada esquina tal como lo mencionó a Apollo y algunos Dioses participantes están encerrados en sus habitaciones privadas o en sus palcos en el Coliseo, todos cuidandose la espalda y manejando todo con sumo cuidado.
Suficiente por hoy, quería reunirse con sus hermanos.
- ¡Hey, chiclosos! Cuánto tiempo sin vernos.- Entró haciendo un escándalo.
- Otra vez tú, ¿Donde demonios estabas? - Exclamó Ares cogiendo a Dionisio por el cuello de su bata.
- Oye oye cálmate, estaba haciéndole un favor a Apollo, me pidió que fuese a llamar a nuestra representante para este combate.- Explicó y eso era verdad, a medias.
- ¿De verdad, a tí? - Inquirió Hermes algo dudoso.
- Que seamos tan opuestos no significa que no pueda pedirme favores, él sabe que lo quiero mucho.- Se defendió el Dios, rápidamente fué liberado y reanudó su marcha.
Apenas vió a Artemisa, se lanzó sobre ella para abrazarla. Su cabeza se hundió entre sus tetas y sus brazos le agarraron fuertemente las caderas en un abrazo, Dionisio se sentía en el cielo con esas dos almohadas abrazando su carita.
- ¡Que alegría tenerte aquí hermanita! ¡Hace mucho que no nos veíamos! - Chilló él, ganándose una mirada avergonzada de su hermana mayor.
- N-Nos vimos hace tres años, en el Olimpo.- Respondió ella, aceptando su abrazo.
Ares estaba indignado, Artemisa era una Diosa casta y pura que no debería ser tratada así, intento quitar a Dionisio de encima de ella, pero la misma Artemisa lo detuvo.
Dionisio era el más pequeño de los hijos principales de Zeus, siempre fue mimado y tratado como un bebé por sus tres hermanas mayores, así que no le incomodaba tanto que él fuese tan afectuoso con ella...aunque no le iba a permitir sobrepasarse.
- Creía que tú y Apollo tuvieron una pelea antes de venir al Coliseo, tampoco me esperaba que vinieras.- Señaló Dionisio.
- ¿Huh?...- Los recuerdos vinieron a su mente.
Hace un par horas, en el salón del trono del Olimpo, Apollo y Artemisa estaban teniendo una acalorada discusión.
El Dios rubio estaba sentado en su trono mientras su hermana le hablaba, a vísperas del Ragnarök, ella decidió encararlo.
- No puedo creer que enserio lo hicieras, eres increíble.- Gruñó ella llevándose dos dedos a su tabique buscando mantener la cordura.
- Te dije que esto no era un juego, es una realidad y está por comenzar.
- ¿Y quién te da el derecho? ¿Quién te nombró amo y señor del universo? -
- ¿Desde cuándo eres tan cobarde? Eres una Diosa Guerrera y cazadora, deberías actuar como tal.-
- ¿Al menos te estás escuchando? ¿Conquistar panteones, iniciar genocidios, convocar un segundo Ragnarök? Es una locura, se que soy una Diosa Guerrera pero no soy una genocida loca adicta a la destrucción; hay un código de honor entre nosotros.- Devolvió ella, histérica.
- Hermanita, yo tampoco quería tener que recurrir a esto; pero es lo que tengo que hacer por nuestro reino, por nuestro hogar y en memoria de nuestra madre.
»¿Acaso quieres seguir viviendo en un panteón tan vergonzoso y humillante como este? ¡Fuimos la burla de los cielos por años y gracias a mi estamos recuperando nuestra gloria de antaño! - Golpeó el posa manos del trono con fuerza.
- ¿Y que tiene que ver eso con nuestra madre? Ella estaría horrorizada de tus acciones y tampoco apoyaría toda esta charada.- Gruñó ella, pero luego respiró profundo y recuperó la compostura.- Escucha, entiendo lo que tratas de hacer pero está no es la mejor manera, no puedes ir por ahí sometiendo reinos y asesinando a cualquiera que se niegue; no estás inspirando respeto, estás incitando al miedo y el pánico.
- Es un precio muy pequeño a pagar por la perfección, mi amada hermana nuestro universo se ha sumido en el caos y la anarquía y solamente yo tengo el poder de devolver el orden; pero hay errores y fallos que deben corregirse y no dudaré en hacerlo.- Y mientras iba hablando, se levantó de su trono y camino hacia Artemisa, hasta estar a dos pasos de distancia el uno del otro.
Toda el aura de Apollo era radicalmente diferente a lo que llegó a ser en un pasado. Es como si fuese realmente otra persona totalmente diferente, en todo sentido y aspectos posible.
- Suenas igual que Poseidon...-
- Es diferente, Poseidon era un idiota que justificaba su arrogancia e incompetencia con una perfección de cristal; y míralo como acabó.-
- Y tú también acabarás así, así que te lo suplico, da un paso atrás.- Refutó ella.
Y mirándola fijamente, Apollo dió un paso al frente. Quedando ambos a un paso de distancia el uno del otro, sin llegar a unirse completamente.
Artemisa se dió la vuelta y abandonó la habitación del trono, dejando solo al rubio quién suspiró con fuerza y regresó a su trono para nuevamente sentarse en él.
- No fue nada, fué solo una tontería del momento.- Dijo ella, no quería tocar la conservación.
Hermes soltó una ligera risa y Ares apretó los dientes, Dionisio se dió la vuelta aún sentado sobre Artemisa con sus pechos reposando sobre su cabeza para poder ver el combate.
La tercera ronda comenzaría en 10 segundos.
[...]
Heimdall apareció montando dos delfines sujetados con unas cuerdas hasta llegar al archipiélago, dónde dió un salto y aterrizó perfectamente de pie.
Vestía con ropas coloridas y una enorme corona dorada, sujetando su cuerpo firmemente.
- ¡Muy bien, ahora daremos comienzo finalmente a esta tercera ronda del Ragnarök! ¡Para este combate tendremos un campo de batalla con una abertura, todo a petición de nuestra luchadora divina!
- ¿Eso quiere decir que...? -
- ¿Un Dios de los mares, otra vez?
- Después del mil años, el tercer combate se lo llevará un Dios del océano.
Ante las palabras y los cuchicheos de los humanos y Dioses, Heimdall sonrió abiertamente. Tomó algo de aire para poder gritar a los cuatro vientos de quién se trataba.
- ¡Efectivamente, el tercer combate es para un Dios del Océano nuevamente! ¡Hace mil años, Sasaki Kojiro y Poseidon se batieron a duelo en el cuál pudimos observar la segunda victoria de la humanidad ante los Dioses!
» ¡Y ahora, una Diosa del mar aparecer desde las profundidades para desatar todo el poder del agua contra la humanidad.
- ¿Diosa? ¿Una mujer? -
- ¿Vamos a pelear contra una Diosa? ¡Imposible!
- ...¿Será linda? -
- ¡Por primera vez en el Ragnarök, una mujer representará a los cielos! ¡Aquí está ella! - Y señaló hacía el lado de los Dioses.
El enorme portón de los Dioses se abrió emitiendo un fuerte chirrido, el agua comenzó a temblar al igual que el archipiélago. La figura de una mujer extremadamente alta se dejó ver, vistiendo una enorme corona dorada hecha de joyas y conchas marinas.
- ¡Hace millones de años las aguas estaban revueltas, creando una enorme concentración líquida que abarcaba todo el universo!
» ¡Y de las aguas emergió está mujer, Diosa entre Dioses del agua, Soberana de ríos, lagunas, mares, océanos y pare de contar!
¡Ex-Esposa de Viracocha! ¡Miembro de la Santa Trinidad Lunar del Imperio Inca y la Diosa más importante del Imperio más grande de América!
- ¡Se trata de ella, la Diosa Inca de las aguas! -
- ¡Imposible, estamos ante la presencia de una Diosa Primordial como Izanami y también es una guerrera del Ragnarök! -
En las gradas de la humanidad, una amplia sección de los humanos rápidamente se pusieron de rodillas y empezaron a hablar en un idioma difícil de entender para la gran mayoría, todos ellos hablando al mismo tiempo mientras tenían su cabeza pegada al suelo.
- ¡Bendita sea! ¡Bendita sea Mamacocha!
Mamacocha comenzó a caminar sobre el agua, paciente y calmada, tranquila y serena daba cada paso que hacía resonar el agua como un tacón en madera. Las aguas temblaban a sus pies, el agua subía por su cuerpo y se fusionaba con su cabello y sus extremidades.
Majestuosa y arrogante, seria y elegante caminó hasta detenerse en seco y mover uno de sus dedos.
Varios pilares se agua salieron disparados hacía el cielo formando serpientes largas de agua que golpeaban el aire como a un látigo, acto seguido el agua cambió de forma y paso de líquido a sólido; serpientes de hielo que se movían a la voluntad de Mamacocha.
- ¡El agua obedece sus órdenes, las olas se deshacen y las tormentas se calman ante su presencia! ¡Las más grande, la más importante, la única...! -
Mamacocha era increíblemente alta, vestía con sus ropas elegantes, además de unos enormes aretes, sus tatuajes relucian y el agua se había fusionado con algunas partes de su cuerpo como el cabello.
En su pecho, tenía un colgante con la forma de un sol y sus ojos de color azúl brillaban de manera hermosa.
Con otro movimiento de su mano, una pequeña concentración de agua pasó de líquida a gaseosa, y una neblina envolvió su cuerpo ocultandola completamente.
Al cabo de unos segundos, la neblina se disipó, dejando ver a la Diosa finalmente preparada para el combate.
- ¡MAMACOCHAAAAAAAAAAAAAAA! -
(MAMACOCHA||INCA)
{TERCER REPRESENTANTE DE LOS DIOSES}
La Diosa comenzó a crear escalones con vários bloques de agua, caminando hacia el cielo y desde la altura, Mamacocha se quedó de pie sobre el agua, usándola como un suelo para mantenerse de pie.
Su mirada indiferente escudriñó a todos los espectadores, no entendía porque había tanta gente ahí reunida, era muy incómodo a decir verdad.
En la grada de los dioses, dos diosas comenzaron a hacer ruidos y a celebrar la entrada de Mamacocha, bueno...una de ellas más bien.
- ¡Siii, patea el trasero de esos humano! ¡Tu puedes! - Gritó una mujer igual de alta de Mamacocha, su cabello era verde y estaba lleno de hojas y flores que se fusionaban con él. Igualmente vestía con una corona y con unas pocas telas que apenas si tapaban su grande voluminoso y voluptuoso cuerpo.
Pachamama, Diosa Inca de la Tierra y la fertilidad con todo lo que ello corresponde. Responsable de los terremotos y las montañas.
Fué de las primeras Diosas Incas en existir junto a Mamacocha y una de sus mejores amigas además de ser parte de la Trinidad Lunar.
- No deberías...ser tan escandalosa, por favor ponte algo de ropa.- Dijo otra Diosa, igual de alta pero con una constitución diferente.
Tenía exactamente la misma altura que las dos, pero su cuerpo era menos exhuberante. Lo que más destacaba de ella, eran sus ojos de color morado, y su largo cabello blanco que hacía contraste con su piel morena, vestía un hermoso vestido blanco con cientos de detalles y joyas de plata con forma de luna por todo su cuerpo además de su corona de oro.
Su nombre era MamaQuilla y era la diosa de la luna y el matrimonio.
Desde su palco privado, Manco Capac había observado la entrada de Mamacocha, sintiendo el fuerte nudo en el estómago que siempre se formaba al estar ante su presencia. Para ser una Diosa benéfica y sumamente importante e importante, era muy aterradora.
En el palco Griego, los Dioses tuvieron diferentes sentimientos al verla entrar al campo de batalla. Ares fue el primero en hablar:
- E-Es bastante linda, aunque...- Tartamudeo el Dios de la guerra.- Me da un poco de miedo.
- Nah, no es mi tipo de mujer, es demasiado alta.- Salto Dionisio.
- Tú mides menos de 1.60, todo el mundo es gigante junto a tí.- Devolvió Hermes.
Artemisa no dijo absolutamente nada, solamente se limitó a observar el campo de batalla.
En el palco de la humanidad, Gëir, Brunhilde, Sasaki y Adán ladearon la cabeza hacía la derecha al mismo tiempo en ese momento. Todos tenían una imagen muy diferente a la que estaban viendo de Mamacocha.
- Yo... pensé que sería más bajita y con aletas.- Dijo Gëir.
- Yo pensé que sería idéntica a ese niño rubio de Poseidon, pero como mujer y con aletas.- Dijo Sasaki.
- Yo creía que sería un pescado con piernas humanas con aletas.- Dijo Adán.
- ¡Silencio, son un tontos! - Chilló Brunhilde, no quería decir la forma en la que se imaginó a Mamacocha.
En ese momento, las luces de apagaron y una de ellas iluminó a Heimdall quien estaba parado en medio del archipiélago a pocos metros de distancia de Mamacocha, sostenía su cuerno y estaba vestido con un gorro y un parche.
- ¡La Soberana de los Mares ha hecho presencia y ahora vamos a presentar al humano que será su rival en esta epica batalla! - Y con su mano señaló hacía el portón de la humanidad.
Nuevamente el coliseo tembló ligeramente y todos contuvieron el aliento cuando vieron salir un enorme barco pirata del interior del coliseo.
Todo se inclinaron hacía adelante para poder ver mejor de quién o qué se trataba.
- ¡Ay el oro, la fama, el poder! ¡Todo lo tuvo la mujer que en su día se autoproclamó la mujer más libre de la historia! ¡Siento tan solo una adolescente abordó su primer barco pirata y se embarcó junto con su capitán y tripulación para conquistar los Siete Mares!
» ¡Junto a su fiel y más cercana amiga, ambas hicieron historia y se ganaron a pulso su reputación de las mujeres más importantes en la Edad de Oro de la piratería.
- ¡Muy bien señores, hagamos que la entrada de nuestra capitana sea la más grande de todas! - Gritó un hombre gordo desde las gradas.
Un grupo de humanos equipados con instrumentos como guitarras y bajos asintieron, además de tambores y otros.
Rápidamente, un fuerte ruido inundó el coliseo, llamando la atención de Heimdall.
- ¿Que es eso? - Preguntó Ares tratando de ver claramente.
- Oh~ ¡Que interesante! - Susurró Dionisio moviéndose al ritmo de la música.
- Peculiar, no oía un acompañamiento musical desde la batalla de Shiva hace mil años.- Susurró Hermes.
En el palco de la India, Shiva y Ganesha movían sus cuerpo al son de la canción que estaba sonando en las gradas de la humanidad en ese momento.
- ¡Que buen ritmo, bastante adecuado! -
- ¿Esta es una canción pirata? Me encanta como suena -
Rudra tuvo un momento de Deja Vu, recordaba haber oído algunos ritmos y sonidos similares en algún sitio.
Lo cierto es que era una tonada bastante pegadiza y atrapante, también tenía pequeñas ganas de danzar.
En la humanidad, un hombre alto cruzó sus brazos mientras gruñía como un animal rabioso, colocó un cigarro entre sus dientes mientras buscaba en su abrigo una cerilla para encenderlo rápidamente.
Vestía con ropas viejas y sucias de pirata, un sombrero y en su cinturón tenía tres armas de fuego y una espada.
Su rasgo más característico era su larga barba de color negro y sus cabellos enmarañados de color negro también.
Edward Teach o mejor conocido como Barbanegra era uno de los piratas más buscados y temidos durante la edad dorada de la piratería y uno de los más grandes enemigos de Mary Read.
A su lado, un hombre un poco menos alto y viejo estaba sentado sosteniendo un rifle con ambas manos, se trataba de su confiable segundo al mando.
- ¿Hay algo que lo aqueja, capitán?
- Era zorra de Mary Read fué elegida, ¡No pudieron elegir peor candidata para pelear por la humanidad! - Exclamó Teach, ardiendo de furia.
Israel Hands, su segundo al mando cogió una cerilla y la encendió con su uña y la acercó al cigarro de Teach para prenderlo.- Tal vez simplemente deberíamos apostar todo en ella, los piratas no somos un juego
- Bah...es una zorra y tú eres un perro de agua - Gruñó él, expulsando de su boca una nube gruesa y espesa de humo.
Heimdall oyó el estruendo musical y quedó perplejo, no esperaba una entrada personalizada en este combate.
"Cuando despiertes un día sientas que no puedes más; que en el nombre del de arriba tu vida van a manejar
Si sientes que el miedo se pega a tu piel por ser comunero y justicia querer; si te rindes hermano por tí nunca pensarás."
Mary Read alzó sus brazos al cielo y las luces apuntaron a su rostro, tenía en la cara una Barbanegra falsa, un parche y una pata de palo además de un garfio y un loro en su hombro.
Soltó una estridente carcajada la cuál fué seguida por su tripulación.
- Pero que cosa más ordinaria...
- Y esa canción, que asqueroso...- Comenzaron a exclamar varios Dioses.
Teach apretó sus puños y mordió el cigarro con toda su fuerza, tuvo que sacarlo de su boca para escupir el pedazo mordido volver su mirada iracunda hacía la humana.
Israel sonrió, entendía perfectamente que Mary Read estaba burlándose de Teach y de la imagen que la humanidad construyó sobre los piratas.
Su barco no se detuvo, algo de pirotecnia, fuegos artificiales y luces falsas hicieron presencia para hacer más teatral su entrada.
"Cuando vayan a pedirte los diezmos a fin de mes y la santa inquisición te invite a confesar."
- ¡Por eso amigo tú alza la voz! -Gritaron todos los piratas en las gradas.
- ¡Di que nunca pediste opinión! - Gritaron los humanos y piratas hacía los Dioses y hacía otros humanos.
- Y si es verdad que existe un Dios;
¡Que trabaje de sol a sol! - Gritó la propia Mary Read y justo la final de la oración, alzó su dedo y señaló hacía Apollo quién estaba en su palco viendo todo el show de entrada y bienvenida de Mary Read.
Las miradas del Dios y la humana se encontraron en lo que claramente era un desafío por parte de ella, una provocación descarada.
"¡Ponte en el pie, alza el puño y ven; a la Fiesta Pagana que en la
hoguera hay de beber!
De la misma condición, no es el pueblo ni un señor; ellos tienen el clero y nosotros nuestro sudor."
Mary Read se arrebato la barba falsa ademas de todas las otras cosas de utilería que tenía encima. Finalmente su verdadera apariencia estaba al descubierto; su cabello pelirrojo caía como una cascada sobre sus hombros, brillante e intenso como el fuego.
Vestía una chaqueta pirata de colores cafés y beige además de tener alrededor de su cuello una bufanda de color blanco que sería exactamente la misma que su mejor suele utilizar.
Llevaba un par de botas de cuero marrones que llegaban hasta sus rodillas, además de un cinturón alrededor de su prominente cadera dónde colgaba dos pistolas Trabuco y una pequeñas cápsulas dónde guardaban cosas.
Alrededor de su torso tenía dos enormes cinturones llenos de munición y balas para armas de fuego de alto calibre y en su espalda también tenía un arma.
En su cintura tenía un largo sable pirata y algunos cuchillos pequeños.
Sobre su cabeza tenía un sombrero y su hermoso rostro lleno de pecas estaba hermosamente maquillado de manera natural. Debajo de la chaqueta estaba vestida con un traje de un material similar al latex de color rojo y ajustado a su cuerpo, cerrado completamente desde los pies hasta el cuello.
No había nada de piel descubierta, pero aún podía verse su cuerpo formado y definido. Pese a ser bastante delgada, sus músculos se veían firmes y fuertes, tanto en sus brazos como su torso, piernas y demás.
No sería un portento físico, pero algo de fuerza y poder tenía, además de ser físicamente atractiva y llamativa.
¡Si no hay pan para los tuyos y ves muy gordo al abad
Si su virgen viste de oro; desnúdala
¿Cómo van a silenciar al jilguero o al canario? Si no hay cárcel ni tumba para el canto libertario!
Y mediante iban cantando iban mofandose se los Dioses más gordos, de los humanos religiosos e hipócritas que luchaban y engordaban a costillas de los demás y escudándose en la religión.
Además de eso, cogieron una figura de una virgen vestida con oro y le prendieron fuego en medio de las gradas, mientras se reían y soltaban carcajadas estridentes.
No sentían ningún miedo y respeto por ningún Dios.
- ¡Ponte en el pie, alza el puño y ven; a la Fiesta Pagana que en la hoguera hay de beber! ¡De la misma condición no es un pueblo ni un señor, ellos tienen el clero nosotros nuestro sudor! - Cantó Mary Read a todo pulmón, desenfundando su sable y señalando directamente a Mamacocha quién aún no había cambiado su semblante indiferente.
- Esto es...- Murmuró Hermes.
- Un caos...- Susurró Ares espantado e indignado por lo que estaba viendo.
- ¡Yo quiero beber, déjenme ir! - Exclamó Dionisio mientras era detenido por Artemisa.
Heimdall no podía quedarse atrás, debía seguir con su presentación a como diera lugar. Después de todos, los Dioses ya estaban ansiosos porque la presentación de Mary Read acabara y diese inicio el combate, así que tenía que apurarse.
- ¡Una mujer que no respeta la autoridad divina! ¡La mujer más libre del mundo!
»¡La única y la más peligrosa, denle la bienvenida a la pirata más grande todos los tiempos!
"¡Ponte en el pie, alza el puño y ven; a la Fiesta Pagana que en la
hoguera hay de beber!
De la misma condición, no es el pueblo ni un señor; ellos tienen el clero y nosotros nuestro sudor."
- ¡MAAAARYYYY REEEEAAAAAAAAD! -
(MARY READ||INGLESA)
{TERCER REPRESENTANTE DE LA HUMANIDAD}
El enorme barco pirata finalmente golpeó el archipiélago y Mary Read mantuvo su vista clavada y fijada en Mamacocha quién nunca despegó sus ojos de ella.
Los seres humanos jamás representaron una amenaza para ella, pero Mary Read había logrado captar su atención gracias a sus presentación ruidosa.
No tendría misericordia con ella, de ningún tipo.
Mary Read estaba temblando de la emoción, sosteniendo su sable pirata y sonriendo abiertamente mientras la miraba a los ojos. Como si fuese la primera vez o la última que cruzarían sus miradas.
La peliroja soltó el aire contenido, la emoción y la energía del momento la estaban aplastando.
- ¿Tienes alguna predicción, Kojiro? - Preguntó Brunhilde al espadachín quien soltó una risa.
- Esa mujer, Mamacocha es aterradora; ya he muerto 22 veces contra ella
- ¿Y Mary Read? - Preguntó Gëir.
- 13 veces - Respondió rápidamente.
- Ella es otra cosa, nada nunca antes visto.- Añadió Adán en ese momento.
Gëir tragó saliva, dudando de sus decisiones y preguntandose si habían hecho lo correcto al enviarla.
Pero ya estaban aquí, no podían rendirse ni mucho menos desestimar el arduo trabajo de Hefesto.
- Ella ganará, la Simo Häyhä del Océano ganará sin lugar a dudas.- Exclamó Brunhilde cruzando sus brazos.
-
¿Están preparadas? ¿¡EN SUS MARCAS!? .... ¡A PELEAR! -
Y en ese momento el tercer combate dió comienzo, con ambos oponentes viéndose fijamente y esperando el ataque del otro por unos cuantos segundos.
Esto fué realmente extraño, nadie esperaba que ambas fuesen a quedarse completamente quietas en sus sitios. Parecían estar emocionadas por saltar al combate, incluso Heimdall quien estaba apartado podía ver que todos esperaban un encuentro más explosivo.
- "¡Es tan emocionante, justo como la recuerdo!" - Exclamó Mary Read en sus pensamientos, sonriendo y sosteniendo su sable con fuerza.- "No puedo creerlo, todo su ser desborda grandeza y poder" -
- No quiero dañarte, por favor rindete.- Fueron las palabras de Mamacocha.
Un enorme bloque cayó sobre el estómago de Mary Read quién abrió su boca con incredulidad. Junto a ella, varios Dioses y humanos hicieron lo mismo, estaban sorprendidos de ver a Mamacocha evitando el combate.
- ¿Le dijo que se rindiera? -
- ¿Acaso oímos bien? ¿No van a pelear?
- ¡Que se rinda, jamás podremos ganarle a Mamacocha! -
- Oh no, mala elección de palabras.- Exclamó Anne Bonny desde las gradas, sosteniendo el hombro de Rackham.
- Le sugirió rendirse, Mary Read no se lo tomará muy bien.- Musitó él.
Teach volvió a escupir el humo de su cigarro mientras cerraba los ojos y negaba.- Dios bendito, esa diosa si que le ha tocado la tecla a Mary.
- Parece que esto se pondrá muy bueno.- Exclamó Israel.
- ¿Rendirme? - Musitó la pirata apartando ahora con más fuerza su sable hasta que sus manos se pusieron blancas completamente.
Mamacocha la estaba mirando desde arriba, literalmente en ese momento; la miraba de abajo, miraba de abajo a Mary Read.
Mamacocha descendió lentamente y se acercó solo unos cuantos centímetros, estaban aún bastante alejadas una de la otra.
- Es inútil para tí ganarme, solo arriesgarias tu vida en un acto inútil de lucha contra una existencia superior a tí en todo aspecto.
» ¡Rindete y postrate ante mí, solo así te permitiré marcharte con vi--!
Fué interrumpida en seco, todos los Dioses se quedaron perplejos ante lo que acabaron de presenciar.
Anne Bonny soltó una risa y dios algunos saltitos de emoción al verlo, y Rackham solamente podía apreciar con incredulidad.
- ¡Impresionante, Mary Read ha atacado a Mamacocha y la Diosa ha detenido el ataque de la humana sin inmutarse! -
En un despliegue de una velocidad increíble, Mary Read había sacado uno de sus trabucos y disparó a Mamacocha justo en la cabeza, pero la Diosa atrapó la bala en pleno vuelo como si fuese una bolita.
- ¡Hermana! ¡Eso pudo matarla! - Chilló Pachamama, a lo que MamaQuilla la detuvo.
- No, eso no habría sido suficiente para matar a Mamacocha; pero al parecer Mamacocha ha ofendido a la humana.
Mary Read guardo automáticamente su trabuco y se acomodó el sombrero ante la diosa.- Lamento traerte malas noticias, pero no pienso rendirme ni arrodillarme ante nadie y mucho menos un Dios; saldré de aquí muerta o con tu cadáver sobre mi hombro, sin puntos medios.
Mary Read descendió del barco y se paró sobre el archipiélago, sosteniendo su sable mientras esperaba a Mamacocha quién a los pocos segundos también descendió. La diferencia de altura era abismal, Mary Read parecía un enano ante Mamacocha.
Ambas mujeres se vieron fijamente, rojo y azul se encontraron en el campo de batalla.
- Muy bien, veamos si puedes resistir todo mi poder.-
SNVLOR.
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Finalmente ha iniciado la tercera ronda, que maravilloso haber llegar con usted hasta aquí.
Ahora díganme a quien apoyan, ¿a la Diosa de los mares y el Agua o a la Pirata más temida y poderosa de los Siete Mares?
Estaré encantado de leerlos UwU
Los quiero mucho, cuidense
Publicado el 4/03/2024
*Recordatorio: la publicación de capitulos es cada 25 días.
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