[Sala de Reuniones de Los Dioses — Durante el segundo combate del Ragnarök.]

Tan profundo era el silencio, que la respiración de todos los presentes sonaba fuerte y clara como el soplido del viento en el campo. Podían oírse el latir de sus corazones como el sonido de unos tambores, lento y rítmico como la melodía más suave.

[Izanami, Diosa y Regente del Panteón Sintoista y a su lado su hija mayor, Amaterasu Diosa del Sol.]

[Huitzilopochtli, Dios de la Guerra y Regente del Panteón Azteca.]

[Shiva, Dios la destrucción y Regente del Panteón Hindú y a su lado su mejor amigo y mano derecha, Rudra Dios de las tormentas.]

[Manco Cápac, Dios del fuego y regente del panteón Inca]

[Belfegor, Rey del infierno y comandante de los demonios]

[Lono, Dios del Cielo y regente del panteón Polinesio]

[Thor, Dios del Trueno y regente del panteón nórdico]

[El Emperador de Jade, Regente del panteón Chino]

En la cabeza de la mesa, se encontraba nada más y nada menos que Apollo. Dicha reunión había tomado a todos de imprevisto, pero debido a los acontecimientos previos a la segunda ronda, Apollo decidió citarlos a todos y establecer algunas cosas.

— Reyes y gobernantes de los reinos del cielo, gracias por aceptar mi invitación.— Comenzó con palabras elegantes.— Me disculpo por haberles interrumpido el entretenido combate que estamos teniendo en este momento.

— Son simples monos de feria amantes de la violencia, nada que me interese o importe ver.— Respondió Belfegor con desdén.

— Sabías palabras para un demonio maldito.— Escupió Izanami.

— Por favor, no los he citado para esto...— Intervino Apollo intentando hacer que se mantuviera la calma.— Me complace saber que ninguno de ustedes está enojado conmigo por iniciar esta reunión.

— Tengo una pregunta, ¿Por qué hay un Dios que no está en la lista luchando en el Ragnarök? — Preguntó Lono, un Dios escuálido apenas vestido.

— Me gustaría tener una respuesta para eso, pero tal parece que Egipto decidió cambiar a su representante de último momento. Podría preguntarle a Horus pero él se encuentra muy delicado de salud en este momento, tal parece que Set lo atacó antes de salir a pelear.— Respondió y esta información creó un pequeño silencio.

Izanami fue la primera en hablar después de un breve tiempo.— ¿Con qué motivos alguien como Set querría luchar en el Ragnarök? Han pasado milenios desde su batalla por el trono de Egipto ¿Por qué pelear ahora?

— Tal vez busca recuperar el trono y llevarse la gloria y reconocimiento que alguna vez perdió, acabando con un humano y regresando como el ganador del Ragnarök.— Respondió Thor.

— Eso no tiene ningún sentido, ¿Por qué no dejó pelear a Horus? Bien pudo haber muerto o ganar con graves heridas, sería más sencillo matarlo entonces.— Devolvió Shiva acariciando su mentón.

— Los Dioses locos hacen cosas raras, eso no parece ser lo más importante ahora.— Intervino Huitzilopochtli.— ¿Que importa? Siempre y cuando nos dé la victoria.

— Eso es verdad, no nos importa realmente siempre y cuando la victoria sea nuestra. Sin embargo...hay algo más.— Musitó Apollo.— Algo está cazando a los Dioses de este coliseo.—

— ¿Que intentas decir? — Se metió Manco Cápac de golpe.

Apollo se encogió de hombros.— Tengo la sospecha de que hay un cazador de Dioses en Delos.

Lono, Manco, Shiva y Belfegor rompieron en carcajadas estridentes. Los demás guardaron silencio, pensando y digiriendo las palabras de Apollo antes de decir cualquier cosa.

Lono habló.— ¿Crees que alguien va por ahí cazando a los Dioses de los panteones? Eso es algo bastante serio y...¿Exactamente en qué te basas para decir eso? —

— Buddha fue asesinado...— Soltó sin más.

Shiva casi se cae de su silla, mientras otros simplemente guardaban silencio o mantenían una expresión de sorpresa o seriedad absoluta. Apollo puso uno de sus dedos en la mesa y de esta emergió una pantalla holográfica, dejando ver el cadáver del antiguo iluminado.
Todos hicieron visible su impresión, incluso Thor.

— Mi equipo reportó un extraño movimientos en las afueras del coliseo y al llegar dimos con su cadáver. Encontramos señales de lucha, pero tal parece que fue envenenado por algo...o alguien.— Y ante esto, los demás Dioses pararon oreja.— Por está razón los he citado, tengo la teoría de que Set pudo haber sido parte de esto como el victimario o uno de ellos.

— Él atacó a Horus y le robó el puesto, tal vez se trate de un complot para eliminar a los representantes de los Dioses, una revuelta celestial o tal vez...la humanidad tiene algo que ver.— Expresó Manco Cápac.

— ¡Esto no tiene ningún sentido! Por un lado Buddha fue un traidor que luchó con la humanidad hace mil años además de filtrar información para ellos, pero por otro lado también fué atacado un Dios representante de Egipto en este Ragnarök y aún encima de eso es el soberano de un panteón; ¿Humanos o Dioses traidores? Estos acontecimientos no tienen no pies ni cabeza. — Expresó Izanami, irritada por todo lo sucedido. Daba a entender que le afectó la muerte de Buddha tanto como a Shiva o al Emperador de Jade.

Estos últimos se mantenían callados.

— Sea lo que sea, debemos tener mucho cuidado; puede que se trate de eventos aislados, Set mató a Horus para robarle su turno y alguien más asesinó a Buddha por cuestiones personales. Sea como sea, he decidido ponerles una nueva norma, y es que todo Dios representante y líder de panteón que lo acompañe debe quedarse en su respectiva habitación o sección.— Sentenció el DPDC.

— ¿Piensas mantenernos confinados en nuestras habitaciones? Me niego a hacerlo.— Dijo Thor por primera vez en toda la reunión.

— Sus habitaciones y secciones privadas cuentan con todas las comodidades y lujos que un Dios podría pedir; comidas, bebidas, mujeres, hombres y mucho más. No trato de tenerlos encerrados, solamente quiero asegurar la protección y la cuidar la vida de cada representante.— Señaló — No hay razones para dejar, además eso los protege de cualquier ataque.

— Sé defenderme solo.— Dijeron Thor, Huitzilopochtli, Shiva, Manco Cápac y Belfegor al mismo tiempo.

— Bueno, no suena como algo tan malo después de todo.— Murmuró Lono, viendo cómo la situación se ponía algo tensa.

Un pequeño silencio se hizo presente, hasta que finalmente, el Emperador de Jade rompió el silencio con una sencilla pregunta, la cuál no dejaba de rondar su mente.

— ¿Cómo manejaremos este asunto de Set? —

— Bueno, la verdad es que... intervención o no, Egipto envío un representante y sea cuál sea el resultado, lo aceptaremos sin más. No es alguien precisamente débil, así que no representa una preocupación para nosotros.

— Creo que nadie tiene problemas con eso, así que bueno; lo aceptaremos.— Dijo Izanami y en realidad nadie estaba en su contra.

— Enviaré un equipo especializado a patrullar el coliseo, solamente en la sección de los Dioses.

— ¿No deberíamos vigilar...TODO el coliseo? — Inquirió Manco Cápac. Apollo negó suavemente.

— No, poco o nada me importa lo que trame la humanidad. De haber un espía entre nosotros, ya lo sabría, pero yo no planeo espiar a nadie; un verdadero Dios jamás interviene en los actos de los demás.— Y aquello era una hipocresía monumtal, pero poco le importó al DPDC.

Otro corto silencio se formó, pero está vez fué Manco Cápac quién lo rompió:

— ¿Sigue en pie, el acuerdo de la tercera ronda? — Y esta pregunta iba dirigida hacía Apollo, quién asintió.

— No hay motivos para cambiarlo, después de todo, nuestros acuerdos se han cumplido; Roma, Egipto y ahora, Los Incas.

Eso dió por terminada la reunión. Mamacocha sería la tercera representante de los Dioses.

[...]

¿Cuántas veces estuvo enfrente de su tío, unas cuantas, solo una? No lo recordaba, tampoco era tan primordial.
Hermes cerró la puerta sin darle la espalda, su tío le había prohibido a toda su familia darle la espalda.

De unos cuantos pasos, se llevó la primera sorpresa, aunque su expresión seria se mantuvo, genuinamente lo tomaron desprevenido.

— ¡Quieto, invasor, traidor, apestoso y... elegante! — La voz infantil y chillona de una niña hizo presencia. Dicha niña había salido de la oscuridad y había puesto sus manos en el pecho de Hermes dándole...¿Golpes? Más bien parecían las caricias de un osito de peluche.

— "Elegante" no es un insulto.— Señaló Hermes.

— ¡Ahora sí lo es, porqué yo lo digo! — Gruñó ella furiosa, para luego sacarle el dedo del medio al más alto y al mismo tiempo sacarle la lengua.

— Menthe...¿Que hablamos de tratar así a tú primo? — La voz ronca y algo grave de una tercera persona hizo saltar de miedo a la chica más baja, quién se giró hacía el lugar donde venía la voz. Sintió miedo de haber desobedecido y encima darle la espalda a ese Dios que hablaba.

— "No debo faltarle el respeto a mis primos del Olimpo" — Recitó ella, jugando con sus dedos como niña regañada y haciéndose a un lado.— Pero esta cosa fea no merece respeto.— Se quejó luego señalando a Hermes.

— Suficiente, estás castigada por hablarle así a tu primo y darme la espalda, hoy no jugaras con la Playstation.—

— ¡P-Pero p-papi! —

— Obedece.— Y esto dió por terminada la situación.

Menthe gruñó y dió pasos fuertes hasta adentrarse en la oscuridad, mientras que Hermes solo miraba todo sin inmutarse en lo más mínimo. No pasó mucho tiempo hasta que una flama de color azúl iluminara las apagadas antorchas de la habitación y la visión fuese más clara.
Había un gran trono negro hecho de diamante negro, obsidiana y piedras oscuras y colores opacos.

Unos pequeños escalones daban hacía el trono, escalones los cuales Hermes subió lentamente hasta llegar al frente del trono dónde él estaba sentado. Alto, elegante, gallardo y llamativo, así era el hermano mayor del Olimpo.

||HADES||
GRIEGO||LUCHADOR REPRESENTANTE DE LOS DIOSES.

Hades esbozó una sonrisa mientras movía su mano, pidiendo amablemente a su sobrino que tomase asiento en una pequeña silla junto al trono del rey. En esa mesita, habían unas tazas de té, un tablero de ajedrez y un pequeño reproductor de música que sonaba suavemente con una melodía relajante y profunda.
Sonaban cuerdas, un órgano y unas suaves trompetas, en toda la habitación.

Hades se levantó, parecía un gigante debido a su estatura. Estaba por encima de los dos metros veinte centímetros, sin embargo, su cuerpo delgado no le daba mucho grosor.
Se sentó enfrente de su sobrino y llenó de té la taza más grande que tenía la mesa.

— ¿En qué puedo ayudarte, sobrino? — Preguntó con su voz amable y gruesa, como un padre amoroso a su hijo.

Menthe se subió de un salto al trono de Hades, y comenzó a jugar con su teléfono celular. No tendría Playstation pero tenía aún su teléfono.
Hermes ignoró eso y respondió:

— Tío...Apollo luchará en el Ragnarök.—

— Lo sé, pude observar la lista de nuevos participantes, no hay mucho que ver en ella más que señalar la participación del Rey Leónidas. Tal parece que las Valkyrias lo eligieron a él en lugar de Adán, curioso diría yo.— Y sonaba tan calmado, que era imposible no sentirse relajado junto a él.

Hermes trago saliva. Sin duda la elección de Leónidas como un representante fue algo raro para muchos Dioses, no tenía sentido. Dejaron por fuera al humano más capaz de darles una victoria, puede que incluso la victoria decisiva para darle la oportunidad a un humano corriente; bueno, él era el asesino de Odin, no tenía absolutamente nada de corriente.

— Tío...— Murmuró.

— Pero he tenido en cuenta quién podría ser mi oponente, Alejandro Magno salió al combate contra Set así que él queda descartado. Mi segunda opción es esa mujer emperatriz de los Incas, pero tampoco me llamo tanto la atención, más allá de su título se reina... seguramente investigue un poco más de ella y tal vez ella sea mi oponente.

— Tío Hades...—

— ¿Que ocurre, sobrino? —

— Por favor... no salgas a pelear.— Y esas palabras hicieron detener a su mayor, quién dejó su taza a un lado y guardó silencio por un momento, sopesando esas palabras.

» — La muerte de Zeus desestabilizó los cielos, pues era inadmisible que un humano, el humano original pudiese acabar con su vida y quedarse totalmente impune por eso. Luego vino el fallecimiento de Poseidón el cuál dejó libre el título de Dios de los mares y eso trajo consigo un sin fin de guerras y conflictos entre los Dioses hambrientos del poder del Dios de dioses.

» — Salir al Ragnarök es una posibilidad de victoria y gloria, pero también es una posibilidad de muerte y absoluta humillación. Y sin duda alguna, la muerte del hermano mayor de la Trinidad Griega sería no solo devastadora para el panteón, sino también para el resto de reinos y panteones; ¿Y sí los Dioses de la muerte se arman en una revuelta por el poder del Inframundo, y si los Dioses prisioneros en los calabozos de los anillos se liberan, y si los demonios del Mictlán consiguen el poder de invadir el mundo celestial?

— En caso de morir, Menthe tomará mi trono como soberana del inframundo.— Respondió él con tal naturalidad que ni siquiera él mismo pudo contener un risa.

— Tío Hades...—

— Hermes...¿Acaso estás insinuando que soy débil y voy a perder? — Preguntó Hades con una mirada tan oscura y terrorífica que la piel del mensajero se erizo.
Incluso Menthe saltó del trono al sentir como el aire de la habitación se ponía tan frío que congelaba el suelo y las paredes, la mesa e incluso las tazas de té.

Pero pese al miedo, Hermes se mantuvo inmutable, con una completa calma tan sorprendente que no parecía real. Hades ladeó la cabeza esperando una respuesta, respuesta que tardó en llegar.

— No hay manera de que Hades sea débil.—

— ¿Cuál es tu miedo entonces?

— No quiero perder a más familiares.— Respondió sin pensarlo dos veces.— Demeter, mi padre, Poseidón... tantas perdidas trágicas que no quiero repetir.

— Hermes...— Y Hades sufría exactamente el mismo dolor.

— Te lo suplico, tío...no salgas a pelear...

SNVLOR
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No me funeis... perdón por la demora y por el capítulo tan corto.
No he tenido una temporada buena, así que no me he sentido muy inspirado para escribir.
En el siguiente capítulo seguiremos con la pelea, no me gustaría dejar tanto tiempo sin enfocar el combate importante.

Gracias a todos por su paciencia, sin ustedes está historia no sería lo que es.
Los quiero mucho, bye.~